domingo, 25 de octubre de 2015

capitulo 8





Su boca se queda quieta y él levanta la cabeza para encontrar la mía.

 —Eso es sucio, Ángel.

 Me encojo de hombros. 

—No perdería el tiempo hablando si fuera tú. —Peter inmediatamente envolvió su brazo alrededor de mis piernas y me tira por encima de su hombro como un maldito hombre de las cavernas. 

Me lleva a su habitación y me arroja en la cama de unos dos metros de largo. 

—Te quiero desnuda para el momento que vuelva. —Se da la vuelta y se dirige hacia la puerta.

 —¿A dónde vas? 

—¡No preguntes, Ángel! ¡Desnúdate! —Grita mientras camina por la puerta. 

Me siento torpe, pero empiezo a desnudarme de todos modos. Peter regresa unos minutos después y se apoya en la puerta. Estoy sentada en medio de la cama y la mirada que me está dando me tiene inmediatamente lista para él. Está sosteniendo algo detrás de su espalda. Antes de que pueda ver lo que es, él apaga las luces. 

—Quiero jugar un pequeño juego, Ángel.

 El ritmo de mi corazón se acelera. Puedo oír que viene más cerca, y con cada paso, más piel de gallina cubre mi cuerpo. La cama se sumerge y lo alcanzo para agarrarlo. Él todavía está completamente vestido eso es una decepción para mí.

 —Desnúdame.

  Con manos temblorosas, agarro el borde de su camiseta y la levanto lentamente sobre su cabeza. Poco a poco corro mis uñas sobre su pecho, saboreando cada musculo definido. Cuando llego a sus pantalones, los desabrocho y bajo la cremallera. Estoy sorprendida por cuan duro ya está. Da un paso fuera de la cama para quitarse los pantalones y luego regresa a mi lado. 

Antes de saber qué está pasando, un paño cubre mis ojos. No. Esto me lleva de nuevo a esa noche. El Auto. Yo arrancándolo. Mi respiración es tan pesada que mi pecho palpita. Peter agarra mi cara. 

—Oye, ¿Qué está mal? 

—Sin vendas de ojos.

 —Está bien —Puedo decir que quiere preguntar más, pero por suerte decide no hacerlo. —Acuéstate, mantén los ojos cerrados. —Hago lo que dice,  con aprensión, sin embargo, porque no tengo ni idea de lo que vendrá después—. Ahora, abrirás la boca y yo voy a hacerte degustar algo. Si aciertas, serás recompensada. 

Desliza lo que se siente como un dedo en mi boca. Hay algo frio y ventilado en él. Mientras lo lamo, inmediatamente lo reconozco.

 —Crema batida. 

—Mmmm, buena chica —Sus manos acarician mis pechos antes de sentir algo frio y húmedo esparciendo sobre ellos. ¿Está poniéndola en mí? La boca de Peter cubre uno de mis pezones y un fuerte gemido se me escapa. Él está lamiendo y chupando la dulzura azucarada de encima y poniendo todo mi cuerpo en llamas.

 Mientras él me besa un pezón, se encuentra rodando la punta del otro entre su dedo índice y pulgar. Peter repite luego ese proceso en mi otro seno, y para el final, me estoy retorciendo de deseo bajo él. Él se sienta de nuevo. 

—Abre. 

Hago lo que dice y él inserta un dedo en mi boca. Esta vez tiene una cálida, textura pegajosa.

 —Jarabe de chocolate. 

—Eres buena en este juego, Ángel. —Siento que algo gotea entre mis pechos, por mi estómago, y luego en una línea a través de mi cintura. Su boca desciende sobre mí, lamiendo y chupando su camino por el sendero de chocolate que hizo. 

 Lo necesito tanto justo ahora que es casi doloroso. Cuando lamió todo el chocolate, Peter corre un dedo entre mis pliegues—. Estás empapada, nena. ¿Me necesitas aquí? 

Asiento antes de darme cuenta que tengo que hablar. 

—Sí, por favor.

 Oigo rasgar un plástico ¿se está poniendo un condón? Cuando siento su lengua recorriendo mi longitud, me quejo. Se siente diferente, sin embargo. Su lengua deja una sensación fresca a su paso. Cuando se detiene en mi clítoris, presiona lo que se encuentra en su boca con él. Crea una sensación de calor y frio a la vez, por lo que me retuerzo contra él. Puedo sentir la sonrisa de Peter, y, al mismo tiempo él inserta dos dedos en mí. 

—¡Oh Dios¡ —Lanzo mi cabeza hacia atrás y me arqueo hacia él, pidiendo más. 

—¿Te gusta esto? —Asiento

— Déjame oírte decirlo. 

—Sí, se siente tan bien. —Sus dedos aumentan la velocidad y él continúa lamiendo y chupándome hasta que estoy a punto de gritar por la sensación abrumadora.

 Creo que debe ser una menta de algún tipo en su boca. La sensación de hormigueo está haciendo mi zona ya sensible súper cargada. Una vez más, presiona la menta contra mi clítoris mientras la pastorea con sus dientes y me deshago.

 —Un último degusto. Abre. —Apenas tengo energía para abrir la boca, pero lo hago. Es algo circular, y cuando le doy un mordisco, la dulzura explota en mi boca.

  —Una cereza.

 —Estoy tan jodidamente feliz de que estés en lo cierto.

 Peter levanta mis piernas en alto, metiendo una almohada debajo de mi trasero. ¿Qué demonios? Estoy a punto de preguntarle qué está haciendo cuando empuja profundamente en mí. Dios mío. Jadeo por la sensación.

 —Cuando estás levantada así, soy capaz de entrar más profundo en ti. Te sientes tan bien que quiero malditamente arrástrame dentro de ti y no salir si pudiera.

 Eso fue dulce en cuanto hablar de sexo va. Antes de que pueda responder, Peter sale casi todo el camino antes de golpear de nuevo en mí. Repite esto muchas veces, pero cambia al modo rápido y duro reentrando en mí. Esta vez, sale todo el camino fuera de mí, dejándome desesperada por más de él.

 —Date la vuelta —Me acuesto sobre mi vientre mientras la mano de Peter se mueve alrededor de mis caderas. Me tira hacia arriba, así que me levanto en manos y rodillas. —No —Él empuja mi espalda hacia la cama—. La cabeza hacia abajo. El culo arriba. 

Su mano se envuelve alrededor de mi cabello y empieza a conducirse dentro y fuera de mí. Su mano libre se mantiene en mi cadera para mantenerme firme. Exploto a su alrededor, mi cuerpo se convulsiona por la fuerza de mi orgasmo. Si él no me estuviera manteniendo firme podría caer en la cama como el montón de gelatina que  soy ahora. 

 Peter se impulsa en mí un par de veces más antes de gemir lo que suena como mi nombre mezclado con numerosas malas palabras. Colapsamos en la cama juntos. 

—Eso fue digno de tu juego de las veinte preguntas.  

                                                  ***

Despierto para ver el sol brillando a través de las enormes ventanas en la habitación de Peter. Cuando miro alrededor de mí, no lo veo en ningún lugar. Oigo muchas voces abajo, sin embargo. Es un sábado por la mañana, ¿Qué demonios hacen tantas personas aquí? Me levanto con toda la intención de vestirme, pero me doy cuenta que mi ropa nunca llegó arriba.

 Caminando hacia la cómoda de Peter, tomo un par de pantalones y una camiseta con el nombre de su banda en él. Mientras bajaba las escaleras, vi a gente yendo y viniendo por la casa. Me sentía tan fuera de lugar, confundida, y perdida. Si lo voy a hacer en el mundo de Peter Lanzani, definitivamente voy a necesitar algo de café primero. 

Las personas que me pasan casi no notan que estoy allí, un chico incluso me pisa. Café, solo enfócate en el café y todo se pondrá mejor después de eso. Estoy sorprendida de ver a Peter en la cocina llenando una taza con la ambrosia que había estado buscando.

 — ¿Quieres?

 La mirada en sus ojos me dice que no se refiere solo al café, pero ahora eso no pasará. Me siento en uno de los taburetes junto al mesón.

 ―Si, por favor. Azúcar y leche si tienes. —Pone la taza en frente mío antes de sentarse junto a mí—. Entonces, ¿tú casa siempre se halla así de ocupada? 

Ríe.

 —Mierda no. Mi publicista los envió a todos porque está enloqueciendo por esa cosa a la que vamos a ir mañana. No me molesté en ir el año pasado y todos se enojaron. Ahora estoy yendo y todos siguen locos.

 —Nunca me dijiste adonde es que vamos a ir —Estoy esperando de que sea un lugar calmado y casual.

 —Los Grammy’s. 

Escupo mi café sobre él. Su camiseta blanca ahora está cubierta con manchas cafés pero me importa una mierda ahora. 

—Lo siento, ¿qué? 

—¿Qué está mal? —dijo tratando de secarse con toallas de papel.  ¿Qué está mal? ¿Es él tan imbécil? 

—¡Son los Grammy’s! ¡Nunca dijiste eso! Asumí que era una fiesta o algo así —solo se encoje de hombros. Juro por Dios que los hombres son la especie más idiota, insensible, y mencioné idiota en el maldito planeta tierra. 

—Como sea, la única razón por la que incluso estoy yendo es porque los medios lanzaron un escándalo cuando me escapé el año pasado. 

¿Escaparse de los Grammy’s? ¿Quién mierda hace eso? Ni siquiera puedo responder a la idiotez de la que está hablando ahora. Me deja muda por un par de minutos, luego se para, me besa la frente como un niño confundido, y se aleja.

 —Peter, espera, no creo que pueda ir. Esto es grande. No sé si estoy lista.

 Camina hacia mí y pone sus manos en mis caderas. Levanto la mirada, de alguna manera, mirando a sus ojos casi calma mis emociones fuera de control.

 —Estarás bien. Eres malditamente hermosa, Ángel. Te pueden poner en una bolsa de basura y aun así lucirías bien. —Besa mis labios y suspira—. Confía en mí, aunque, vas a estar en algo mucho más caro que una bolsa de basura. 

Peter sale de la cocina y me afirmo en el mesón junto a mí así puedo calmarme. Una mujer que parece tener un par de años más viene hacia mí. 

—Hola, soy Felicia. ¿Lista para tu consulta de belleza? 

¿Qué?

 —Lo siento, ¿mi qué? 

—Tú consulta de belleza. Necesitamos planear tu look para mañana. 

Jesús. Paso mis manos por mi rostro y maldigo a Peter.

 —Vamos a hacer esta mierda.—Bastante clase, Lali. Sus ojos se abren con mis palabras pero me sigue mientras salgo de la cocina.

 Paso las siguientes DOS HORAS hablando acerca de diferentes estilos de cabellos que podrían hacer mi cara lucir gorda o con una forma rara, colores de sombras que harán parecer a mis ojos saltones, y colores de labiales que podrían hacer que mis labios parezcan de pescado. Mi cabeza está a punto de explotar por todo esto y todo lo que quiero hacer es correr a los cerros. 

—Hola, ¿está ella casi lista aquí? —Levanto la mirada para encontrarme con un hombre parado en frente mío.

 Felicia le informa que está lista conmigo hasta mañana. Gracias a Dios. Miro a este nuevo chico y pienso en qué tipo de tortura tiene guardada para mí—. Soy Lance. Vamos, dulzura, busquemos un vestido para ti —me giña un ojo. Lo sigo a lo que parece que solía ser una oficina. 

Hay muebles por todos lados llenos con vestidos que probablemente cuesten más de lo que cuesta la casa de mi padre.

 —Bien, vamos a probar este primero. —Sostiene un vestido rojo hacia mí. Lo tomo y espero para que se vaya, pero solo se gira y continúa mirando las otras opciones. 

 —¿No te vas a ir mientras me lo pongo? 

Ríe.

 —Cariño, si crees que es necesario, pero  al menos que tengas un paquete, no estoy interesado en ver que hay abajo de tus ropas.

 Mi boca se abre mientras se gira de vuelta a los muebles. Mi único pensamiento mientras comienzo a cambiarme es que necesito escapar y nunca volver. Finalmente me meto en el vestido para descubrir que yo, de acuerdo a Lance, luzco como una prostituta de cinco dólares. El azul me hace lucir como un pájaro. El amarillo me hace lucir como un charco de pipí. El plateado me hace lucir como una bola de disco. Y no quiero repetir lo que dijo del marrón. Lance se gira dudosamente y me encojo para escuchar las palabras que saldrán de su boca. 

—Ahora luces bien para los Grammy’s, nena.

 Sonrío y giro para mirarme en el espejo de cuerpo completo que puso junto a la puerta. Tengo puesto un vestido negro que brilla de la cabeza a los pies. El escote del vestido pasa cinco centímetros bajo mis pechos, y cae hasta el piso con una pequeña cola detrás de mí. La única cosa que me asusta es que mis pechos pueden salirse. 

—¿Qué pasa si tengo problemas con la parte de arriba? 

Lance viene detrás de mí sonriendo. 

—Cariño, para eso dios inventó la cinta adhesiva doble cara —Antes de que sepa lo que está pasando, sus manos se encuentran bajo mi vestido ajustando mis pechos, y me arrugo con el contacto. Estoy agradecida de que no está mirando al espejo y viendo mi cara de sufrimiento por su contacto La puerta se abre de repente y veo a Peter entrando mirando su teléfono.

 —Hola ¿Cuánto… —Su oración se corta cuando ve las manos de Lance bajo mi vestido—. ¿Qué mierda? —Peter se acerca agresivamente así que me pongo en su camino, esperando calmarlo. 

—Peter, para —Pongo mis manos en su pecho, no es como si tuviese la mitad de la fuerza que tiene él para pararlo. 

—Sal de mi camino. Nadie te toca.

 —Espera, alto, guapo y sensual —Lance dice mientras levanta sus manos—. No necesitas preocuparte acerca de mí con tu señorita. Ahora, si tú estuvieras aquí, mi profesionalismo estaría definitivamente comprometido.

 Peter parece confundido luego todo tiene sentido. —Danos un minuto. 
  
Lance asiente, pero cuando se acerca a la puerta se gira para mirarnos.

 —Si alguna vez necesitas ayuda para elegir vestuario, llámame. Me especializo en trajes de baño. —Le guiña un ojo a Peter antes de cerrar la puerta y yo río. 

Peter pone sus manos alrededor de mi cintura y su boca en mi cuello.

 —Te dije que ibas a lucir espectacular, ¿no? —Me relajo contra su cuerpo. Mi lugar seguro—. Saldremos esta noche, debes encontrarte lista en media hora. 

Sale de la habitación. Me sorprende como me calma tan rápido, cuan atada a él estoy. Lance vuelve a entrar a la habitación y me sonríe. 

—He sido autorizado a entrar, pero no puedo tocarte o mirarte —Reímos y me ayuda a salir del vestido.

 Termino con mis ropas de vuelta en mi cuerpo. 

—Muchísimas gracias por tu ayuda, Lance. ¿Te veré mañana? 

Me sonríe.

 —Sí. Déjame felicitarte, chica. He trabajado con ese pedazo de hombre y nunca pensé que lo iba a ver como está.  

Arrugo mis cejas.

 —¿A qué te refieres? 

—Enamorado, nunca pensé que lo vería, chica, buen trabajo. — Sale de la habitación antes de que pueda responder. 

Camino a la habitación con aturdimiento. Cuando me siento en la cama, todo lo que puedo hacer es pensar en lo que dijo Lance. ¿Enamorado? Peter no puede estar enamorado de mí. Incluso me dijo que no quería compromisos. Es muy pronto para estar enamorado incluso cuando él no quería. ¿No lo es? La puerta se abre y Peter entra. Mi corazón se acelera y recibo el mismo sentimiento de paz que viene cada vez que está cerca de mí. ¿Lo amo? ¿Está Lance viendo algo que yo no? 

—Tienes que vestirte o llegaremos tarde, Ángel.

 Asiento. Camina hacia mí hasta que se encuentra parado en frente mío, mirando a mis ojos.

 —¿Estás bien? —Asiento nuevamente, tratando de procesar todos los pensamientos dando vueltas en mi cabeza—. ¿Perdiste tu voz? 

Rio. 

—No, lo siento. Solo estoy un poco cansada. 

Sus manos me acercan a su cuerpo.

 —Bueno, yo diría que lo siento; sin embargo, planeo asegurarme que estés muy cansada mañana en la mañana. Ahora vístete. —Me pega en el trasero y sale por la puerta. 

Miro en mi maleta y elijo un traje. Una vez que estoy vestida, me miro en el espejo y me golpea. 

Amo a Peter Lanzani. 

Estoy jodida. 



1-Si los juegos de hoy son así , yo quiero jugar , no puedo creer lo bueno que es con la comida , jodidamente dulce y caliente
2-Cuando pienso que este chico no puede mejorar el sexo viene y llega esto
3- Ella esta jodida , pero quien no lo estaría después de todo lo que el da , aun que sea un idiota , por que vamos quien se pierde los grammy's

PD:LAS QUIERO Y COMENTEN 

3 comentarios: