sábado, 10 de octubre de 2015

capitulo 11





Emborracharse con cerveza no era de sus mejores ideas, más cuando el nivel de alcohol de la bebida nunca le había afectado mucho.

Peter miró el reloj del móvil vagamente, se recostó de nuevo en su cama, eran pasadas las cuatro de la tarde, de un domingo que se había ido a la mierda.

Que tuviera el teléfono cerca, "por si sonaba", lo hacía sentirse estúpido y rabioso. 

Había hecho la única cosa que odiaba más que nada. 

Fue prejuicioso, se había comportado como un patán, ahora con el alcohol amansando un poco su sangre se daba cuenta que la escena era más reveladora de lo que él había creído en un primer momento, sí, ella estaba muy cerca de otro hombre , demasiado cerca , pero no parecía presa de la pasión, ella se notaba distante. 
Muchas personas le habían juzgado solo con un simple vistazo, lo mismo que había hecho con Candyfloss. 

Se rascó la barba desesperado. 

La realidad era que jamás había sentido celos hasta esa mañana, con Mery nunca se había tratado de un sentimiento de posesividad, Peter había marcado una raya, ella era la novia de su hermano, aun a pesar que ella lo quisiera como su jodido objeto sexual, ni siquiera cuando la creía tan buena como la leche su sangre había hervido al verla con Simón, era más un sentimiento de tristeza pasiva. 

  
Lo que había sentido al ver a Lali con su ex lo había llevado casi a la locura, quería tomar al hombre y golpearlo, quería tomarla a ella y llevarla de nuevo hasta la cama en la que habían estado minutos antes y recordarle quién la hacía sentir y gritar, con quién había pasado las últimas horas amándose mutuamente.

Amor 

Los celos y el miedo, le habían impedido decir algo cuando ella le confesó sus sentimientos, estaba preso en sus fantasmas, no ser lo suficiente para alguien, que lo traicionaran de nuevo. 

La había juzgado, la había herido y ahora no se soportaba. 
Dos cervezas después y un poco más mareado de lo que alguna vez se había sentido, tomó su patineta y salió del departamento, se montó en el jeep y sacudió la cabeza tratando de despejarse un poco mientras se dirigía hacia la única pista para skate de la ciudad.  
El sol le provocaba dolor de cabeza, estaba sudando como un animal peludo y el mareo se había intensificado, aun así seguía haciendo vueltas y brincos con la patineta, buscando algo que no podía encontrar. 

Un castigo. 

Tomó impulso y trató de sujetar la tabla en un giro imposible, cayó sobre su brazo, el material liso de la rampa talló su piel haciendo sangrar su codo. 
  
Dolor, aquello alejó la bruma mental y se estremeció, había sido un idiota con Candyfloss, lo cierto era que todo se resumía a una simple cuestión, no quería perderla, por otro hombre o por sus propias idioteces y estaba muerto de miedo por ello.  

El Padre Johan lo miró cuando entró a su oficina, Peter sabía que lo encontraría ahí a pesar de ser fin de semana, solo daba una misa para los niños por la mañana, después hacia alguna actividad con ellos en el día y regresaba a esa habitación, el refugio de su viejo amigo. 

-Te ves fatal. 

Peter no dijo nada, se sentó en uno de los sofás frente al escritorio. 

-Eso debe doler-, afirmó el viejo señalando su raspón. 

Tampoco respondió. 

-Estamos molestos, ¿Qué pasó? 

Aquellos ojos nobles parecían saber que él podía fallar pero no lo juzgaban, simplemente esperaban que se desahogara y lo hizo.  

Cuando Peter vomitó sus tripas sentimentales se sintió mejor pero vacío, la necesitaba, mucho. 
  
-Nadie es perfecto hijo, tu equivocación fue pensar que sí, ¿Ella se equivocó al dejar que su ex pareja tomara tantas libertades?, ¿Quién es el indicado para decidirlo?, ella te dio sus razones, no te mintió o se excusó, ¿Tú fallaste?, creo que la reacción que tuviste fue normal, eres humano y la amas-, la seguridad del padre ante sus sentimientos hizo reír a Peter.

El viejo se levantó sin decir más y salió de la oficina, él cerró los ojos y recordó que ya lo sabía, ya había aceptado que la amaba, pero había huido a la primera oportunidad. 

-Soy un cobarde. 

-Valiente no es aquel que no tiene miedo, si no él que a pesar del miedo busca su felicidad-, dijo el Padre Johan dejando en el escritorio lo necesario para que Peter pudiera curarse la herida. 

-Buenas noches-, se despidió el viejo. 

-Gracias-, murmuró Peter.

Tomó la botella de antiséptico en sus manos y se sobresaltó cuando escuchó la voz del hombre justo fuera del pasillo. 

-Me gustaría conocerla pronto. 

Peter sonrió, Candyfloss conociendo a la única persona que le importaba, si lograba hacer que todo estuviera bien entre ellos, su relación iba volverse seria.  
  
Cuando regresó a su departamento ya había oscurecido, sus pies luchaban por ir hacia ella pero estaba sucio, el brazo le dolía y... 
¡Qué diablos !, no iba a seguir huyendo. 

A pesar de su resolución no tocó la puerta, se sentó con la espalda recargada contra la fría superficie fuera del piso de Candyfloss y sacó su móvil, tenía un mensaje de voz en espera, cuando escuchó la voz de Lali decir su nombre en ese tono tan bajo, tan inseguro, su corazón se sintió pesado, respiró hondo, llamándose idiota y marcó. 

Ella no contestó hasta el cuarto tono. 

-¿Estabas dormida?-, preguntó él y escuchó su respiración. 

-¡Peter!... yo... sí, me quede dormida hace poco. 

-¿Día malo?-, preguntó, ella no contestó. 

Se pasó una mano por el cabello. 

¿Qué jodida pregunta era esa ? 

-Fui un imbécil Candyfloss. 

-Lo siento Peter, sé que debió de verse mal, sé que no debí... Perdóname. 

-No tengo nada que perdonarte, no hiciste nada que haya que perdonar. 

El silencio al otro lado de la línea lo hizo sentir nervioso. 

-Estaba celoso. 
  
Él escuchó su risa ahogada y sonrió, solo Candyfloss podría reír ante eso. 

-Creí que estabas decepcionado de mí, no celoso. 

-Eres tonta. 

Ella volvió a reír. 

-Fucking te extraña. 

-¿Solo la bola de pelos?-, preguntó Peter burlón. 

-Yo te extraño pero no de la misma forma, estoy contigo, una parte de mí ya está adherida a ti irrevocablemente. 

-Abre la puerta-, ordenó Peter presó de una emoción que no iba a describir era demasiado maravillosa para las palabras, ella lo hizo y en un instante ambos estaba sentados en la entrada de su piso, besándose y sonriendo con ojos algo llorosos.

-Ya había dicho Te quiero-, murmuró Peter con la frente pegada a la de ella, sus labios acariciándose. 

-Lo sé-, respondió Lali con seguridad, algo que le hizo fruncir el ceño.  

-Lo dijiste cuando creíste que me había quedado dormida-, explicó. 

-Muy lista Candyfloss, muy lista. 

Ella lo besó de nuevo acariciando con sus dedos los brazos tatuados, algo que siempre hacia, él se quejó cuando ella recorrió el raspón. 

-¿Qué pasó? 
  
-Larga historia-, respondió él y Lali sonrió.

-Tenemos todo el tiempo del mundo. 

Peter se levantó y entró al departamento cuidando de no pisar a un Fucking hiperactivo a sus pies.

Ella tenía razón, estaba dispuesto a pasar junto a ella todo el tiempo que pudiera. 

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