sábado, 24 de octubre de 2015

capitulo 4





¡No puedo creer que él sólo me hiciera esto! 

¡Es el adulto más increíblemente inmaduro que he conocido en mi vida! 

Sé que tengo que salir allí y enfrentarlo, pero tengo miedo. Él despierta emociones y reacciones en mí que odio, y me hace hacer cosas que nunca consideraría de otra manera. Juro que voy a matarlo cuando salga. Puedes si lo deseas. No es demasiado grande. En realidad, pienso que él podría ser el anticristo. 

Salgo del baño y empiezo a recoger mis cosas que están esparcidas por todo el cuarto. Ni siquiera puedo ver al guapo idiota que está mirándome. Lo oigo reír y mis manos se aprietan en puños. La única cosa que me mantiene tranquila es imaginar puñetazos en su engreído rostro. Una vez que dejo todo en mi bolso, me dirijo a la puerta. Estoy sólo a un pie de distancia de ella cuando el Sr.Maravilloso se queda frente a mí bloqueando mi camino.  

Levanto mi rostro para mirarlo a los ojos, tratando de trasmitirle mi odio y molestia. Sólo dura un minuto, sin embargo, porque cada vez que me encuentro con su mirada es como si estuviera bajo un hechizo. Él me pone en una niebla interminable donde todo lo que quiero es ser suya. Maldito. Aparto la mirada, tratando de romper el hechizo y moverme para ir a su alrededor. Él da un paso delante de mí una vez más y dejo escapar un suspiro exasperado.

 —¿Qué? —Trato de sonar fuerte y dominante, pero siento que sueno como un niño teniendo una rabieta. Ríe de nuevo y no puedo controlarme; empujo su pecho con ambas manos—. ¡Uf! —Por supuesto, siendo la fortaleza de acero que es, apenas lo muevo. 

Cuando se trata de Peter Lanzani, tengo la sensación de que voy a tener que acostumbrarme a perder. Es tan dominante en todo lo que hace que sé que será a su manera o a ninguna. La pregunta es, ¿estoy dispuesta a cederle el control total? 


Mientras estoy distraída contemplando nuestro destino, él se mueve rápidamente y captura mis manos, manteniéndolas en mi espalda con una de las suyas. Tira de mí, así que ahora estoy empujada contra él.

 —Me gusta cuando luchas, Ángel.—Se inclina para besarme y yo lucho de la única forma que puedo. Lo muerdo. Él inhala rápidamente, sin preparación por mi ataque, pero luego me sonríe—. No tienes idea de cuánta mierda como esta me enciende.

 Antes de saber qué está pasando, él me gira así que mi trasero está ahora apretado contra él y puedo sentir su erección presionando contra mí. 

—Sabes, por lo general me canso de una chica luego de tener sexo un par de veces, pero tú me mantienes en suspenso. Me gusta eso. —Baja la cabeza y muerde mi cuello. Grito de dolor, pero también me derrito de placer al mismo tiempo—. Ah y muerdo atrás. —Me libera y al instante me falta la sensación de ser presionada contra él—.Vamos. 

Toma mi mano y empieza a conducirme fuera de la habitación. Antes de entrar en el pasillo, toma la bolsa de mi mano y la arroja a la habitación y luego cierra la puerta. 

—¿Qué demonios? 

—Huyes de mi demasiado. Ahora al menos sé que tienes que volver. 

Voy a pegarle de nuevo y él coge mi mano.

 —Recuerda lo que te dije, Ángel, me gusta que luches. —Golpea mi trasero y me lleva al final del pasillo. En este punto, todo lo que puedo hacer es sacudir mi cabeza. El hombre es una fuerza a tener en cuenta. 

Entramos en el ascensor, y cuando las puertas se cierran, me mira. Puedo decir que está pensado en cómo había conseguido lo mejor de mí en la ducha más temprano. Le doy el mejor aspecto sucio que puedo manejar, pero lo único que él hace es reír. Cuando las puertas del ascensor se deslizan abiertas, destellos de luz me ciegan. 

—Mierda. —Puedo oír gente gritando y Peter agarra mi mano. Tira de mí, moviéndose tan rápido que me alegro de estar pegada a él.

 No tengo dudas de que definitivamente estaría perdida en este mar de locura, si no fuera por eso. Salimos por las puertas del hotel y entramos en el SUV que estábamos anoche. 

—¡Púdrete! —Golpea la puerta y la parte posterior del asiento varias veces. Yo me deslizo un poco más lejos de él, intentando alejarme. Saca su celular y en pocos minutos está gritándole a alguien en la otra línea—. ¡¿Elijo quedarme en tu puto hotel y tengo que tratar con esta mierda?!...Es mejor que te encargues de eso, y que Dios te ayude si sucede de nuevo, ¡malditamente compro el edificio y quemo a todos en él! —Lanza el teléfono junto a mí.

 El coche se detiene fuera de un edificio llamado La Taberna. Luce como un restaurante que nunca sería capaz de pagar. El conductor abre la puerta y estoy reacia a salir del auto. ¿Podría haber fotógrafos esperando aquí, también? 

—¿Vas a salir del auto o vamos a sentarnos aquí todo el día? 

Mira hacia atrás con una mueca en mi cara, y luego salgo del auto y me dirijo directamente al restaurante. Pido a la anfitriona una mesa para dos y ella me informa que no tienen ninguna mesa disponible. Camino hacia la puerta justo cuando Peter está entrando. 

—No hay ninguna reserva hecha, vamos a tener que ir a otro lugar. 

Él ríe.

 —Eres graciosa. —Lo veo caminar hasta el puesto de la anfitriona y su rostro se transforma a uno de asombro. ¿En serio? ella agarra los menús y Peter se vuelve hacia mí—. ¿Vienes? 

Asiento y sé que hay signo de obvia vergüenza en mi rostro. Debe ser bueno tener personas que te dan lo que quieras por la caída de una moneda de  diez centavos, entonces me doy cuenta de que también soy una de esas personas. Sigo detrás de él y cuando entramos en el comedor. Estoy sorprendida con la forma elegante en que está. El exterior del edificio y la entrada no le hacen justicia a este lugar. Miro hacia abajo a mis jeans de cintura baja rasgados y mi top de corte bajo. Me siento como una puta y todo el mundo me mira como si fuera una, también. Lo juro, los hombres son tan condenadamente despistados. ¿No podía haberme dado alguna advertencia? Alguien aclara su garganta y veo a Peter y la anfitriona de pie alrededor de cinco mesas más allá, esperándome. Genial, ahora me veo como una idiota, también. Mis mejillas se calientan mientras cierro la distancia entre nosotros y me siento en la mesa. Peter se sienta frente a mí y la camarera permanece un poco demasiado a su lado “mostrándole el menú”. Yo lo miro desde el otro lado de la mesa y él me mira con total diversión.

 —¿Qué? 

—¿No podías por lo menos advertirme de a dónde íbamos? ¡Me veo como una completa idiota! —digo, la última parte un poco demasiado alto y puedo decir que él está irritado. 

—Tienes que bajar la voz. No necesito a todo el maldito restaurante sabiendo mis negocios. —Toma un trago lento de su agua, e incluso con tanto enojo hacia él como estoy justo ahora, no puedo dejar de mirar su boca. Pasa su lengua a lo largo de su labio inferior, recogiendo los restos de agua que quedan de él.

  Toma cada pedacito de fuerza de voluntad que tengo el no gemir. Nunca en mi vida conocí a nadie que me haga sentir de la forma en que Peter Lanzani lo hace. Sonríe y puedo decir que sabe que me está afectando. Me aclaro la garganta, tratando de asegurarme que mi voz no salga como un susurro entrecortado de seducción.

 —Sólo estoy diciendo que podrías haberme dicho que no me vista como una prostituta cuando íbamos a estar en un lugar agradable. —Espera, ¿acabo de llamarme a mí misma prostituta? Fantástico, Lali. 

Él rio. 

—¿Exactamente cuándo te habría dicho a dónde íbamos? ¿Cuándo estabas en medio de una rabieta, tratando de huir de mí, o cuando intentabas abusar de mí? —él puso su mano en el pecho, donde le pegué, fingiendo que lo herí—. De cualquier manera, realmente no me importa una mierda lo que la gente piensa.

 No puedo decir que lo diga enserio. Peter hace lo que quiera y no le importa lo que cualquiera tenga que decir. Recuerdo la manera en la que se cuidó del fotógrafo anoche y la llamada justo después.  La mesera vino a tomar nuestra orden y yo ni siquiera había mirado el menú. Peter está mirándome y no puedo ni formar un pensamiento coherente.

 —Ambos comeremos langosta medio cocida, no hay prisa. — él no miró en su dirección mientras hablaba, pero agarró el menú de mis manos y se lo dio. Ella se quedó por un minuto, insegura de qué hacer, hasta que notó que fue despedida y caminó con el rabo entre las piernas. No puedo creer que ordenó por mí. Él no preguntó primero. Con cada minuto que paso con él, yo sé que me estoy metiendo en más problemas. 

—¿Qué carajos fue eso? Puedo ordenar yo sola, sabes. ¿Qué si soy vegetariana? ¿O alérgica a los mariscos? 

Levantó una ceja —¿Lo eres? 

—No

 —Bueno, entonces deja de ser difícil, Ángel

. No sé cómo responderle. Su asertividad me excita, pero al mismo tiempo molesta a mi feminista interior. Retuerzo mis manos en mi regazo, sintiéndome incomoda con todo. 

—Oye. 

Miré hacia arriba.

 —Si estás tan incómoda pagaré a todas y cada una de estas personas para que salgan, entonces no importara como estás vestida. 
  
¿Enserio? ¿Quién en todo el mundo podría incluso ofrecer eso? Peter, él lo haría. No respondo y el desliza su silla hacia atrás y comienza a ponerse de pie. 

—¡No! Está bien, solo siéntate.

 Él me sonríe. 

—Confía en mí cuando digo que no te vez como una puta. Si quieres ver como se ve una puta, ven al backstage de alguno de mis conciertos.

 Bueno, eso me hace sentir jodidamente genial. ¿Qué diablos hacemos nosotros dos juntos? Estoy rota, y él está… bueno, él es un idiota. ¿Es una locura que quiera que me diga exactamente lo que somos? Es tan confuso. Me pidió que fuera su novia, pero luego me dijo después que él no quería una. Dijo que quiere que yo sea suya, pero ¿qué implica eso? Estoy a punto de preguntarle cuando suena su teléfono. 

—¿Sí? —¿Es así como él contesta el teléfono? Que imbécil—. No quiero ir a esa mierda… No me importa cuánto me paguen… ¿Dónde en el maldito contrato dice eso?... Joder, como sea entonces. Necesito dos entradas… No, Jules, me consigues dos entradas o no voy a ninguna mierda… Lali Esposito. —¿Yo? ¿Por qué acaba de decir mi nombre?—. No es asunto tuyo. —Él cuelga el teléfono y lo pone de nuevo en el bolsillo. 

—¿Qué fue todo eso? 

—Vendrás a algún estúpido evento de mierda conmigo la próxima semana.

 Oh, ¿lo haré? ¿Cómo demonios se le puede ocurrir? La mesera se acerca a nosotros antes de que pueda responder y coloca los platos en frente de nosotros. A pesar de que le protesté  por ordenar en mi lugar, debo decir que se ve delicioso. La mesera se detiene junto a la mesa, creo que para que él la note, pero no lo hace.

 Cuando se aleja no puedo evitar sonreír. Tomo un bocado de la comida y ahogo el gemido que sale de mi boca. Cuando Peter mira hacia arriba, el calor de su mirada me hace apretar mis piernas juntas en busca de alivio. Él puede excitarme con sólo mirarme. Entonces, me acuerdo por lo que estaba enojada antes de que ella viniera con la comida. 

—¿Qué somos exactamente? 

Sus ojos crecieron. 

—¿Qué quieres decir? Pensé que ya habíamos acordado eso. 

—No, como todo lo demás contigo, fue demasiado vago.

 —Te quiero, Ángel. No puedo explicar por qué, pero lo hago. Y en caso de que no lo hayas notado, consigo lo que quiero.

 Esperé por algo más pero él volvió a comer su comida. ¿Eso era todo? ¡Qué demonios! Ese tipo de respuestas me dan ganas de darle una bofetada en la cara y decirle que no está consiguiendo lo que quiere en esta ocasión.

 Siento una mano correr por mi pierna, y cuando miro, Peter está en la silla junto a la mía. Su mano se desplaza hacia arriba y sus dedos se deslizan bajo uno de los rotos de mis vaqueros. Peter hace pequeños círculos con su pulgar y todo mi cuerpo está en llamas. No es el tipo de fuego que me hace hacer una mueca de dolor, pero sí el tipo que me dan ganas de encontrar una parte aislada de este restaurante y volarle la cabeza.  Retrae sus dedos pero continúa su viaje por mi pierna hasta que su mano me atrapa. Baja la cabeza para susurrar en mi oído

 —Puedo ver la disputa en tus ojos, pero solo recuerda lo que puedo hacer por ti. Sólo yo, Ángel.

 Él se movió sin problemas de vuelta al asiento frente a mí. ¿Cómo puede parecer tan tranquilo cuando cada parte de mi cuerpo está gritando? Miro a mí alrededor para ver si alguien se dio cuenta de nuestro intercambio y parece que nadie lo hizo.

 —Puedes mirar alrededor todo lo que quieras. No me importa quién esté mirando. —Volvió a comer su comida mientras yo trato de parecer lo menos afectada posible. Sé por la mirada en su cara que estoy haciéndolo terriblemente mal. 

Trato de terminar mi comida sin que parezca como si estuviera a punto de hacer combustión de la frustración sexual, pero apenas lo logro. Peter ni siquiera le pide a la mesera la cuenta; él solo saca una cantidad obscena de dinero, la pone en la mesa, y se levanta. No hay manera de que nuestra comida cueste tanto. Él comienza a alejarse, pero se vuelve hacia mí y me mira como si me preguntara qué estoy esperando. No puedo dejar de sacudir la cabeza. Sinceramente, no entiendo a la gente como él que solo tiran dinero por ahí. Lo sigo, pero a diferencia de cuando llegamos, hay fotógrafos que rodean la entrada del restaurante. Peter saca su teléfono. 

—Sí, los veo. Nos vemos por la salida trasera del edificio. —Toma mi mano y caminamos de regreso a la barra—. Necesito usar su salida trasera del edificio. 

—Lo siento, señor Lanzani, pero no puedo dejar… 

—Sí, usted puede. —Él saco otro billete de su cartera, creo que es de cien y lo tiró sobre la barra frente a ella. Ella parecía asombrada y en un minuto se dejó presionar.

 —Sígame. —ella evita el contacto visual con él y me simpatizo con ella. Sus ojos pueden derretirte y hacer que quieras encogerte en un rincón al mismo tiempo. 

Caminamos de regreso a través del comedor, a la cocina, y paramos en una puerta de acero. La anfitriona no dijo nada; ella solo lo miró como si esperara que él le mostrara algo de gratitud. Piense de nuevo, señora, Peter Lanzani no diría gracias ni a usted si le lanzara agua encima mientras esta en llamas. Él abre la puerta, y justo como esperaba, se va sin siquiera mirar a la chica quien bajó notablemente su camisa mientras nos llevaba a la parte trasera.

 Subimos al auto y evadimos por suerte a los fotógrafos que estaban esperando cerca de la entrada. Es realmente irritante como todo el mundo se inclina ante él. Quiero decir, sí, él es sexy y cuando está en el escenario no puedes quitarle los ojos de encima. Él te atrae con esa energía y te hace querer hacer realidad todos sus deseos. Su toque es suficiente para… Ugh, no puedo ni odiarlo mentalmente. Nos dirigimos a las calles de la ciudad y me di cuenta de que no tenía idea de a dónde íbamos. No es como si alguna vez tuviera idea de qué estaba pasando o que esperar en el corto tiempo que llevo de conocerlo.

 —¿A dónde vamos? 

Él me mira como si estuviera contemplando contestarme. Mejor que me dé una maldita respuesta. Trato de luchar contra él y de levantarme por mí misma, pero cada vez me siento como si terminara pareciendo una niña.

 —Tengo mi segundo show esta noche antes de dejar la ciudad; vamos al lugar.

 —Nunca dije que iría al show contigo.

 Él rio y era el tipo de risa en la que sé que va a decir algo que me hará querer golpearlo en la cara.

 —Nunca te pregunté si querías hacerlo.

 Síp. Definitivamente quiero golpearlo en la cara. Antes de que pueda responder, él se mueve de tal manera que está casi a horcajadas sobre mí. La silla trasera es gigante así que no es como si hiciera falta espacio.

 —No creo que entiendas como funciona esto realmente, Ángel. —Obviamente no—. No respondo a nadie y no le pregunto a nadie por permiso. Hago lo que quiero cuando quiero y si quiero algo lo tomo. No actúes como si eso no pusiera en llamas a este dulce y pequeño cuerpo tuyo, tampoco. Apuesto que si deslizara mi mano debajo de tus jeans estarías empapada ahora mismo. Te dije que no quiero una novia y lo dije enserio. También te dije que no había terminado contigo y lo dije realmente enserio. 

¿Cómo demonios respondes a algo como eso?

 —Veo las ruedas girando en tu cabeza. Quieres gritarme, quieres llamarme idiota, e irte corriendo sin nunca mirar atrás. Aun así, no lo harás, ¿sabes por qué? 

—¿Por qué? —Eso salió más como un gemido. 

—Porque me deseas tanto como yo jodidamente te deseo. Somos increíbles juntos y aunque no quieras admitirlo, no vas a encontrar eso en ninguna otra parte. —Su mano me atrapó y todo mi cuerpo se arqueó hacia él mientras empuja el dedo contra mi clítoris a través de mis jeans. Lo mueve en pequeños círculos—. Piensa en esto cada vez que el pensamiento de salir corriendo pase por tu cabeza. Piensa en lo que te hago y todas las cosas que no he hecho aún. —Él arrastra sus dientes por el lóbulo de mi oreja, y antes de que pueda reaccionar, se mueve de nuevo a la silla en la que estuvo sentado antes.

 ¿Es posible para una mujer obtener las pelotas azules? Porque juro por Dios que es lo que tengo.

 —Oh y usualmente no me gusta dejar una marca, pero se ve jodidamente sexy en ti. —Me guiñó el ojo. ¿Una marca? Qué en el infierno esta… no. Saqué mi celular y active la cámara delantera. Mi boca se abrió instantáneamente. ¡Un jodido chupón? ¡Qué demonios! ¿Estamos en una endemoniada escuela? Esto es sólo genial; no me pregunto por qué la gente ha estado mirándome todo el día.

 —Cómo te atre… 

—Sí, sí, lo sé. Como me atrevo… blah, blah, blah. Llegamos. —Peter agarra la sudadera que parece estar siempre en su carro y la tira por debajo de mi cabeza. La puerta se abre y hay cámaras tomando fotos a nuestro alrededor. Me saca del auto y a través de la multitud. Contengo mi respiración todo el tiempo, asustada de mirar hacia arriba. Caminamos a través de un pasillo y entramos a una de las habitaciones. Es una habitación muy agradable, pero nada cercano a lo agradable que era su habitación del hotel. Veo un conjunto de sofás de cuero, me siento en uno y me saco la sudadera de encima. Mientras lo hago, siento una bocanada de su perfume y sólo quiero sentarme aquí y olerlo. Luego recuerdo el signo de hormonas adolescentes en mi cuello y le tiro la sudadera.

 —¿Por qué demonios me hiciste esto? 

—Porque estas tan determinada a probar que eres tu propia persona.  

—¿Y qué? —No sé qué diablos está mal con eso. La mayoría de hombres como mujeres que son independientes no requieren de ellos para hacer todo.

 —Tú no eres tu propia persona, tú eres mía. —Caminó hacia mí tan rápido y golpeó su boca contra la mía.

 Quiero luchar contra él y decirle que está equivocado acerca de mí, pero no creo que lo esté. La mayoría de las personas pensaría que un chico como Peter me asustaría después de lo que he pasado, pero no lo hace. Él me da la habilidad de no pensar. Puedo simplemente relajarme y no tener que preocuparme de cómo cada decisión que estoy tomando pueda guiarme por el camino equivocado. No solo eso, me hace sentir como una chica normal nuevamente en vez de la asustada y patética criatura en la que me convertí. Por otro lado, quería que él entendiera que lo último que necesito en mi vida es a otro imbécil sobreprotector. Sus manos se movieron rudamente por mi cuerpo y sé sin ninguna duda que no hay manera de que quiera que pare. Hay una manera, sin embargo, con la que puedo tomar de nuevo un poco de control. Lo quito de encima de mí, sin sorprenderme por la sorpresa en su cara. Antes de que él pueda protestar, me levanto y enredo mis dedos en su cabello, tirando un poco para poder ver su reacción. Él gime y sonrío con satisfacción. Mientras mantengo mi agarre en su cabello, nos doy vuelta y le obligo a quedarse abajo en el sofá mientras simultáneamente me reduzco a mí misma sobre él. 

 —Qué estás… 

—Uh, uh, uh. Mi turno.

 Ahogo sus próximas palabras con mi beso y en menos de un minuto sus manos están apretadas a mí alrededor. Se mueven por mi espalda hacia abajo hasta llegar a mi trasero y clava sus dedos en él. Lo puedo sentir debajo de mí y me muevo contra él, forzando un gemido para ambos. Me arrodillo en el sofá y bajo mi cremallera mientras él mira mis manos con atención. Engancho mis dos dedos en la cintura de mis vaqueros y los bajo lentamente, muy lento. Sus ojos me están mostrando el efecto que estoy buscando. Peter parece torturado, apasionado, y cabreado, todo al mismo tiempo. Me pongo de pie, tomándome mi tiempo con mis jeans. 


Cruzando lentamente los brazos sobre mi torso, agarré el dobladillo de mi camisa y la levante por encima de mi cabeza. Peter llega hasta mí para tocarme pero me alejo de su alcance y sacudo mi cabeza. Él empuña sus manos a los lados, cediendo ante mí a regañadientes. Por ahora. Me hundo hasta el suelo delante de él y corro mis manos por sus piernas. Rozo mis dedos sobre él y él inhala fuertemente. Miro hacia Peter por debajo de mis pestañas.

 —Quiero tocarte, pero quiero que me toques primero. Quiero sentir tus manos dentro de mí y deshacerme sobre ti. 

Sus ojos se encienden y envuelve una mano alrededor de mi cuello, tirando de mí hacia él. Nuestras bocas se unen y sus dedos se sumergen inmediatamente debajo de mis pantalones cortos de encaje. Él gime. 

— Siempre estás tan mojada para mí. Joder, tu no entiendes cuan caliente es eso. 

Él empuja dentro de mí y arqueo la espalda de placer.  Estoy de rodillas sobre él y me tiemblan las piernas por la intensidad de la situación. Después de que hoy me ha traído dos veces hasta el borde, sin ningún tipo de alivio, ya casi estoy llegando. Él mueve su boca de la mía y besa una lenta línea por mi mandíbula y cuello. Me tiro hacia atrás y lo miro. 

—Sin marcas.

 Se ríe, pero no me responde. Continúa besándome, trazando el escote creado por mi sostén. Sus dedos comienzan a moverme más rápido y puedo sentir a todo mi cuerpo apretándose.

 —Ahora, lo quiero ahora.

 Me vengo gritando su nombre. Puedo oír que se deshace de su cremallera y se levanta un poco del sofá. Antes de que pueda abrir mis ojos, me aprieta duro encima de él. La instantánea sensación de plenitud y mi carne hipersensible casi provoca que me venga de nuevo. Pongo mis manos sobre sus hombros y toma la iniciativa para tratar de mantener una pequeña cantidad de control que he tenido. Me deslizo en él y luego me dejo estrellar, cada vez que me deslizaba hacia arriba bajaba con más fuerza. 

—Joder, sí. Ahora monta mi polla y hazme venir, bebé. Muéstrame lo que puedes hacer —lo dice como un desafío. Desafío aceptado. 

Me muevo frenéticamente arriba y abajo, de un lado al otro, descanso mis brazos sobre sus rodillas arqueando mi espalda mientras le monto. En éste ángulo la sensación es mucho más intensa y se siente como si él estuviera en lo más profundo de mí. Sus manos agarran mis caderas y me levantan de arriba abajo encima de él mientras me conduce. Se siente increíble y me vengo una vez más. Mi cuerpo se siente como gelatina, pero él implacablemente todavía me está follando. Siento como todo su cuerpo se tensa debajo de mí antes de que gima y siento como su cálida liberación me llena. Me dejo caer contra su pecho, con la sensación de que nunca podría recuperar energía para moverme de nuevo. Es entonces cuando Peter actúa como él mismo y lo arruina. Me levanta de encima, me deposita en el sofá, y se pone de pie.

 —Lo hiciste bien. —Golpea mi culo mientras camina hacia lo que sólo puedo asumir es el baño. 

¡Ugh! Trate de hacerme valer y tomar el control por primera vez y me siento como si nunca lo tuve en absoluto. Agarro mi ropa del piso y me la pongo. ¿Soy una idiota por soportar su mierda? Nunca habría tomado esto de ninguna otra persona. Así que, ¿Por qué es aceptable cuando él lo hace?  Porque  te puede tocar. Porque te hace sentir viva de nuevo. Porque eres una idiota y te preocupas por él. Sé que todo eso es cierto y realmente me asusta. Gracias a Dios su banda está haciendo una gira por cincuenta estados porque necesito un poco de espacio para averiguar qué demonios quiero. Regresa del baño y me sonríe.

 —Me puedo acostumbrar a eso, Ángel, aunque vamos a tener que empezar a cerrar las puertas del vestidor. 

¿Acostumbrarse a eso? ¿No se iba esta noche de la ciudad? Debe de haber visto mi expresión confusa.

 —Lo que quiero decir es que siempre estoy tenso después de mis shows, tenerte aquí y haciendo esa mierda es increíble.

 —Pensé que te ibas esta noche de la ciudad.

 —Lo hago. —Se acerca al estante de ropa en la esquina, desprende su camisa a cambio de una negra ajustada. Se da la vuelta y parece desconcertado por mi confusión. —Tú vienes conmigo. 

¡¿Qué?!

 —No, no lo estoy. ¡Ni siquiera me has pedido que venga! ¡Apenas sé algo de ti! 

—Recuerdas la conversación cuando te dije que quería ser capaz de tenerte cada vez que quisiera. —Caminó más cerca de mí—. Bueno, me refería a eso. También hablaba enserio cuando te dije que no había terminado contigo. Quiero que vengas conmigo; eres mía y no voy a dejarte ir.

 —¡No voy a ir contigo en la gira! 

Su rostro se oscurece.

 —¡¿Por qué demonios no?! 

—¡Por las razones que te acabo de decir! Apenas nos conocemos el uno al otro, pero ¡ya hemos tenido numerosas peleas! Y constantemente estas mandándome y ¡esperas que siga tus órdenes! 

—¿Entonces qué mierda? —Puedo ver las venas de su cuello abultándose. Esta realmente enojado, ¿pero realmente piensa que solo voy a irme con él? Me pone tan furiosa que piense que voy a dejar todo e irme con él. Si quiere actuar como un idiota todo el tiempo, yo también puedo.

 — ¿Sabes cuál es la primera razón por la que no iré contigo? —Camino lentamente y seductoramente hacia él. Puedo decir que está confundido y encendido al mismo tiempo. Cuando llego a él, tengo mi nariz hasta su cuello, inhalo su aroma y lo estoy volviendo loco al mismo tiempo. 

—¿Por qué? —Incluso sus malditas preguntas suenan como órdenes. Paso mis dedos por su pecho, dándole un beso en sus labios, y después me tiro una pulgada hacia atrás.

 —Porque eres un imbécil. 

Su boca se abre y tomo la oportunidad para salir de la habitación. Probablemente soy la única chica en el mundo que huye de Peter Lanzani


1 okey en cuanto lo ultimo probablemente si es la única 
2 como puede ser que ese hombre te de el mejor sexo del mundo y después sea un total imbécil
3 Peter me esta volviendo loca y a ustedes??

Pd1: en la noche otro cap Y MAÑANA MARATÓN

Pd2: LAS QUIERO Y COMENTEN 

2 comentarios: