sábado, 10 de octubre de 2015

capitulo 1







Peter escuchó el murmullo de voces detrás de él, las personas siempre reaccionaban igual, todos eran jueces y verdugos, se imaginó con diversión lo que harían si él dejara de ver los paquetes de carne de los refrigeradores y se girara hacia ellas. 

¡Boo!

¿Qué pensaban? ¿Qué les iba a robar sus carritos de compra?, nueva noticia, estaban en un supermercado, aún no habían pagado nada, técnicamente eso no era robar. 

Peter sonrió chasqueando la lengua ante su nueva idea. 

No lo malinterpreten, él comúnmente estaba en paz con todo, Zen y toda esa mierda, pero odiaba a los prejuiciosos.

-Deberían de ser más cuidadosos con cierta clase de personas-, escuchó sisear a una de las señoras, bien, bien , hora de la diversión. 

Se giró dejando dos paquetes de pechugas de pollo y miró su carrito, como si analizara lo que hasta ahora había depositado dentro, después las enfocó, ellas se petrificaron, ambas era mujeres alrededor de los cincuenta, él dio un paso y ellas tomaron aliento. 

Debería haber pensado que alguna de ellas podría tener una falla cardiaca y sufrir un infarto, las miró comprobando, no, estaban relativamente bien. 
  
Peter sonrió mientras avanzaba hasta estar al lado del carrito de señora número uno, había leche de soya, pan integral, envases de yogurt, ella no sabía nada de la buena comida. 

Él avanzó mirando hacia el otro carrito, señora número dos era  un poco más rápida, trato de mover el carrito y él lo sujetó con una mano, ella se quedó pasmada mirando los nudillos tatuados, Peter casi se arrepintió de llevar sudadera, si ellas hubieran visto sus brazos esto sería mucho más divertido. 

-Chocolate-, exclamó  triunfal tomando el frasco de nutella. 

-No...No... Eso... 

Señora número dos parecía a punto de estallar de indignación pero al parecer no podía encontrar las palabras, él miró de nuevo el 
nutella y después a ambas. 

-Voy a tomar esto. 

Ellas abrieron más los ojos. 

-¿No les molesta verdad?-, preguntó inclinando la cabeza hacia un lado. 

Señora número uno negó con la cabeza rápidamente, señora número dos abrió la boca. 

Peter se inclinó hacia ella. 

Ella comenzó a temblar. 

Él se rió haciendo que ella tomara aliento dramáticamente. Dejó el nutella de nuevo en el carrito y dio media vuelta alzando su mano. 
  
-Buenos días señoras-, murmuró tomando su carrito y avanzando hacia el pasillo de las pastas. 

No había nada como un poco de diversión matutina, sonrió cuando tomó el nutella del estante, se le había vuelto antojo. 

Caminó hacia las cajas para pagar su compra, al pasar por el área de atención al cliente miró a señora número uno y señora número dos hablar airadamente con una empleada. 

Peter bufó, llegó a una caja rápida y pronto estuvo fuera, caminando con dos bolsas de artículos en cada mano. Llegó hasta su jeep negro plateado todo terreno de segunda mano, el cristal le mostró la imagen que había causado tanta tensión en las señoras. 
El cabello había sido recientemente teñido a un tono oscuro, le gustaba el cambio, había querido combinar con su auto.

Era corto casi a ras en los lados y un tanto más largo al frente. 
Se había estado dejando la barba desde hace una semana, su color castaño contrastaba con su cabello teñido, tenía una perforación de la ceja derecha para completar el cuadro, eso estaba ahora a simple vista, su sudadera, la que hubiera deseado haber dejado en casa, escondía sus brazos y la longitud de sus tatuajes que abarcaban toda su piel, desde los hombros hasta las muñecas. 

Un jodido loco, le había dicho su padre una vez. 

Un loco condenadamente atractivo, había contestado Peter. 
  
Quince minutos después estaba estacionando el jeep en su lugar habitual a un costado de la calle donde vivía. Sacó las bolsas y caminó silbando hasta su hogar , dulce hogar. 

En la contestadora parpadeaba el aviso de un nuevo mensaje, Peter sabía exactamente qué era lo que iba a escuchar, dio al botón de play y comenzó a sacar su compra. 

-Peter, te lo estoy pidiendo como un maldito favor personal, ven a la cena, a Dallas le gustaría conocerte, está encantado con tu trabajo.

-Dallas solo quiere estar seguro que no diré a nadie que yo hago que sus canciones dejen de ser una porquería-, exclamó él mientras el mensaje continuaba. 

-Eres el mejor mezclador que tenemos, los clientes te piden, pero si quieres subir necesitas socializar-, añadió Doc con voz afilada, Peter chasqueó la lengua, el mensaje terminó y él sacó de celular y marcó al jefe.

-¿Vendrás?-, preguntó Doc a modo de saludo, el tipo casi le caía mal a Peter, quizás al principio cuando había establecido el estudio de grabación, Doc amara la música, ahora solo amaba los billetes. 

-Nop, que te quede algo claro jefe, no me interesa subir, sabes que soy bueno y seguirás mandándome trabajo así que no veo la razón de discutir de nuevo, buen día. 

Cuando terminó de arreglar la cocina, salió hasta el banco de su piso, era su lugar favorito, el espacio le daba suficiente para colocar una pequeña mesa y una silla de mimbre sumamente cómoda, había descartado la sudadera y se sentaba a trabajar con los audífonos y la portátil (con todos los programas adecuados), tenía una nueva mezcla en su cabeza y quería darle vida.

Se estaba acomodando para un buen rato de trabajo cuando su vecina del complejo de a lado salió a regar la gran cantidad de plantas en su propio balcón, sobra decir que no saludó, ella casi gruñó al verlo.

-Estoy harta de vivir aquí-, se quejó ella mientras regaba, Peter tenía los audífonos puestos pero no estaba escuchando nada, algo que ella ignoraba. 

Él le sonrió y sacó de sus vaqueros la cajetilla de cigarros y encendió el del día, sí , odiaba el vicio pero aun no podía dejarlo, uno era su límite.

La vecina se estremeció. 

-Estoy harta de vivir al lado del loco. 

Él soltó el humo del cigarro haciendo círculos. 

Se quitó los audífonos y la miró. 

-¿Decía algo? 

-No-, contestó ella cortante. 

-Oh, disculpe creí escuchar que me llamaba loco, debe ser mi amigo Henry sabe, él habla muchas veces aquí-, Peter se tocó la sien y ella entró a su casa hecha una furia. 

Se rió sin poder evitarlo. Ok, hora de trabajar. 
   
Cuando se dio cuenta la hora de la comida había pasado, había atardecido de pronto, su estómago gruñía pero la mezcla estaba casi lista, le parecía que valía la pena tener hambre, se levantó, estirándose y caminó dentro hacia la cocina para preparar algo. El timbre sonó haciéndole fruncir el ceño, no le gustaban las visitas y no esperaba a nadie. 

Abrió la puerta y debió de parecer feroz por que la señora Belmonte se estremeció.

¿Que podría significar que su casera le tuviera miedo? 

Hmmm 

-Buenas tardes joven-, saludó  ella forzando una sonrisa. 
Sinceramente le caía bien, a pesar de que ella también lo creía un delincuente que de buenas  a primeras haría de su piso un lugar de perdición, a pesar de ello, era una buena persona nunca le había hecho una mala cara o una grosería con alevosía. 

Sabía que era viuda y que el cobro de la renta  de los dos departamentos de su bloque era su sustento. 

-¿Cómo le va señora Belmonte?, pase, por favor. 
  
La señora que rozaba los sesenta negó y un tenue rubor tiñó sus mejillas, vaya, al parecer no era solo miedo por lo que ella le evitaba, eso era divertido y le sumó puntos a su casera. 

Él se cruzó de brazos en el marco de la puerta esperando. 

-Solo venía a decirle que ya se ocupó el departamento de abajo, mañana comenzaran con la mudanza. 

Peter se alegraba por la señora, sabía que necesitaba el dinero. 

-¿Quiere que cante la bienvenida?-, medio bromeó, medio lo dijo en serio, ella casi lo regañó con la mirada, aquello le recordó a su abuela, por parte materna, la única de su familia que él aun llevaba en su corazón, quizás debería hacer planes para ir a visitar su tumba en Jujuy, Argentina, él sabía que nadie más la visitaba, no su madre, demasiado preocupada por su próxima lipoescultura. 

-Es una muchacha soltera, creo que los dueños de los bloques vecinos terminaran por odiarme-, dijo ella aunque sonrió como si eso le divirtiera. 

-No me diga que ella es una ex convicta-, le dijo él y la señora Belmonte le regaló una sonrisa completa en esta ocasión, Peter se sintió secretamente muy bien, era un estúpido blandengue. 

-Solo venía a avisarle, ahora me voy-, dijo ella y se fue sin más ceremonias.  

Peter tomó una ducha después de su comida-cena, fue a su habitación con un delicioso mate en las manos, era su cuarto favorito de todo el piso, estaba decorado completamente en blanco y negro, Yin-Yang, ¿Quién diablos decía que él no era profundo?, encendió el televisor y dejó el canal de películas mientras terminaba su bebida favorita, maldijo al darse cuenta que estaba nostálgico. 

Terminó de beber, fue a la cocina, lavó los utensilios y regresó a la habitación, apagó el televisor antes de meterse a la cama, suspiró al sentir el material de las sabanas contra su cuerpo desnudo. 

Decadente.  

Regresaba de su carrea matutina cuando vio al camión de mudanzas estacionarse frente a su bloque, no pudo ver a las personas que iban en el vehículo así que subió las escaleras hasta su piso y se quitó la sudadera mojada en sudor mientras salía al balcón. 

El que debía ser el chofer del camión descargaba junto a otro empleado un sofá lila, un jodido sofá lila . 

Peter recargó sus antebrazos en el barandal y se enfocó en la escena, una chica que parecía no mayor a los veintitrés estaba amenazando a los hombres con no pagarles si dejaban caer el mueble.

Los hombres le dijeron que sí quería podía bajarlo ella. 

Ella les recordó que aun podía llamar y decir que el servicio había sido malo, según entendía su compañía tomaba en cuenta las quejas para el pago, ¿quién lo diría?, los hombres contestaron un dócil, 

"No hay problema, señorita" 
  
Peter estaba divertido y también intrigado. 

Es que no había comentado el detalle principal, la pequeña sargento era todo un espectáculo, con el cabello teñido en al menos tres tonos diferentes, platino, rosa y puntas lilas. 

Él alcanzaba a notar varios pendientes en su oreja izquierda y una perforación en su ceja derecha. 

-Hola, hola Candyfloss-, murmuró Peter con una sonrisa en los labios, mirando a su nueva vecina.   

el primer cap!! , ven que le dijo candyfloss , bueno lo que quiere decir es algodon de azucar 

si me convencen subiré el cap 2 

Pd: Las quiero y comenten 

3 comentarios:

  1. ayy me encantó!! subí mássss, besos

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  2. Dale Anais subii mass porfiiss somos las mejores lectoras jajajjaja dijiste que habia que convencerte no? y ademas esta buenisima no seas mala :(

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