sábado, 10 de octubre de 2015

capitulo 10





-Emparedados, aire fresco... 

-Suena bien-, murmuró Lali mirando hacia el hombre acostado a su lado, Peter le sonrió y besó su nariz, aunque ambos acababan de aceptar que un picnic sonaba como una idea estupenda para el domingo ningún hizo ademán de moverse para salir de la cama.  

Al fin, Lali podía decir que ya había pasado por su primer fin semana de sexo maratónico, Pitt era irresistible, delicioso, divertido, tierno, cariñoso, ella lo amaba, se volvía "rosa" a su lado. 

Se habían levantado de la cama el sábado solo para dos asuntos importantes, la ducha y Fucking. 

Peter había hecho un viaje relámpago a su departamento y trajo a su compañero para que pudiera corretear por el piso del mientras ellos se volvían  enredar, ahora en el sofá.

-El picnic-, decía Peter mientras besa su cuello, ella asintió.

-Siempre podríamos comer emparedados aquí-, propuso Lali mientras él la besaba de nuevo. 

-Una 
  
Beso 

-Mujer 

Beso 

-Inteligente 

Beso  

Como si entendiera la conversación, Fucking comenzó a jalar uno de los extremos la colcha 

-Él no está de acuerdo, Candyfloss-, aseguró Peter haciéndola reír, de mala gana empujó un poco sus hombros y él se separó, ambos se miraron, un intercambio sin palabras. 

Lali sentía un ligero estremecimiento, se imaginaba diciendo las palabras, Te quiero. Por un lado, eran solo una frase, era más maravilloso sentirlas, expresarlas con cada gesto, caricia, mirada, acción y por otro, estaba un poco temerosa, no las había dicho nunca a alguien que no fuera su hermana o su mamá cuando era una niña. 

-Ducha, luego directo al parque-, ordenó Peter y ella se levantó, vistiéndose rápidamente. Tomó a Fucking y se dirigió hacia la puerta del departamento. 

-¿A dónde crees que vas Candyfloss? 

Un poco de diversión se asomaba en la voz de él. 
  
-Si nos duchamos juntos jamás llegaremos a la parte del parque, toca en veinte minutos-, gritó ella y salió.  

Solo un par de minutos antes había entrado a su abandonado piso y dejado a su compañero en el suelo cuando tocaron a su puerta, Lali sonrió, bien, al parecer se ducharían juntos, no iba a poner mayor resistencia. 

-Eres... 

La frase se quedó inconclusa, al otro lado de la puerta no encontró a brazos deliciosos, Pablo la miró y sonrió un poco como si estuviera inseguro, pero eso era imposible, su ex nunca aparentaría eso, tenía ese aire ejecutivo, del tipo de los magnates millonarios de las historias románticas. 

Era muy atractivo, pero también un idiota. 

El buscón dio un paso como si fuera entrar, Lali entrecerró la puerta. 

-¿Qué haces aquí? 

-¿Podemos hablar? 

Ella se rió. 

-Claro, cuando traigas a tu esposa contigo. 

-Me estoy divorciando. 
  
Aquello la detuvo a punto de cerrar la puerta, un fallo pues él se aprovechó y entró cerrando la puerta tras de él, Fucking notó al visitante y le gruñó un poco antes de desaparecer hacia su habitación. 

Pablo vestía elegantemente casual, pantalones caqui y polo azul marino, Lali solo imaginaba como se miraría éter con aquella ropa, sonrió sin poder evitarlo, Panlo debió sacar sus propias conclusiones de aquel gesto. 

-Te quiero en mi vida, tarde mucho en darme cuenta, lo siento.  

Lali respiró hondo, por alguna razón él lucia diferente, casi sincero, la cuestión no era esa, a pesar de lo que Pablo dijera, ahora ella había encontrado a alguien que la complementaba, que la aceptaba tal cual era, desde la primera vez. Pablo jamás le diría algodón de azúcar. 

Sabía que, morbosamente, a su ex le gustaban los varios tonos en su cabello pero no se sentía cómodo llevándola en esas pintas a sus cenas importantes. 

-Tienes razón, tardaste mucho en darte cuenta, yo... también lo siento, sentía cariño por ti, no voy a negarlo, me dolió pero si no fuera por eso yo no estaría enamorada ahora de un hombre maravilloso. 

Pablo se le quedo mirando, parpadeando varias veces, sus ojos pasaron de suaves a fríos lentamente, tensó la mandíbula y cerró los puños. 

-Tienes que irte, espero que tu divorcio sea para bien-, le despidió en voz baja. 
  
Por un momento Lali se imaginó que él tendría un arrebato de rabia, pero finalmente la furia pasó y dejó un cuerpo derrotado, Pablo se pasó una mano por su cabello y se acercó sin que ella pudiera advertir el movimiento, sus manos estaban frías contra su rostro, no la lastimaba pero ella trató de zafarse, él presionó un poco.

-Tenía miedo, mucho miedo, de ti, de lo que sentía, de lo que los demás pensaran, eres maravillosa y no tenía el suficiente valor para reclamarte como mía. 

Lali pensó que esas palabras eran bellas, hace poco más de un mes hubieran significado algo completamente diferente, ahora solo le hacían pensar en que la vida es muy corta como para tener miedo, pensó en su temor en decirle a Peter que le quería, que tonta, todos deberían aprovechar cada momento, disfrutar, dar, jugar, hacer locuras, amar.  

Estaba tan profundamente centrada en sus pensamientos, en el hecho de que la próxima vez que viera a Pitt no haría nada más que decirle y demostrarle cuanto le quería que notó que Pablo la besaba hasta que sintió su lengua danzando contra sus labios, Lali tenía sus manos atrapadas contra su torso mientras la del seguía sujetando su rostro, casi con suavidad, solo lo suficientemente firme para que ella no se pudiera soltar, empujó sus manos, alejándolo un poco. 

-Tienes que irte Pablo-, él apoyo la frente contra la suya.

-¿Qué voy a ser sin ti?-, preguntó pero parecía que no necesitaba respuesta, volvió a besarla, ya sin el ímpetu anterior, un beso de despedida, un roce de labios que no le hizo sentir nada pero que de algún modo dio cierre final a lo que había sentido por él. 

A su dolor y a su cariño. 

-Creo que aún no pasaban los veinte minutos. 

Lali sintió que toda su sangre bajaba hasta las puntas de los pies, la voz de Peter retumbaba en sus oídos.

Se separó por completo de Pablo, su ex miró al recién llegado con ojos fríos y un intento de sonrisa en su boca. 

-Parece justo-, le dijo a ella y para su mortificación tocó su mejilla. 

Lali movió su rostro. 

-Adiós Mari.

No le dijo nada a Peter, simplemente salió del departamento, haciendo que pareciera que los últimos minutos solo habían sido producto de la imaginación de Lali, pero no lo eran, la ligera tensión en el cuerpo de Peter, la que luchaba por no demostrar le decían que todo era de verdad.

Fucking ladraba  a los pies de su vecino, él lo alzó en sus brazos y se recargó en el marco de la puerta. 

-¿A todas las mujeres les gustan los trajes? 

El comentario le hizo tragar saliva, había tanto rencor en sus palabras que era como si la hubiera relegando al montón de chicas frívolas. Lo más irónico era que a pesar de que Pablo no había llevado traje ambos sabían a qué se refería él. 

  
-Ya veo que no estas listas para el picnic Candy... como sea, para la próxima solo avísame que tienes otra cita, he tenido una o dos relaciones abiertas, así que... 

 Lali se había acercado y le puso una mano en los labios silenciándolo, era eso o darle una bofetada, jamás lastimaría a Peter, aunque, después de todo ya lo había hecho, ¿no?, lo quisiera o no.

-Él era... 

-No me interesa, cariño. 

Lali odió que la llamara así. 

-Era mi novio y se casó con otra, con una chica perfecta, después me dijo que podíamos seguir como si eso no afectara nada, al parecer la perfección lo hace infeliz, hace unas semanas quizás hubiera sido diferente. Pablo se fue de aquí sabiendo que yo amaba a alguien más, ahora tú lo sabes. Te quiero.

Lali parpadeó sin querer que las lágrimas que inundaban sus ojos se derramaran  pero alguna se escapó sin más. 

Peter tenía los labios firmemente cerrados, sus ojos parecían mostrar una lucha interna que ella apenas y llegaba a comprender, Fucking se empezó a mover inquieto en sus brazos y él lo bajó al suelo.

Ella aguardó pero al final se dio cuenta que en ese momento él no diría nada y aquello dolió mucha más que si le hubiera reclamado algo. 

-¿Te parece que dejemos el picnic para otro día cariño? 

Ella sintió su sangre arder. 
  
-No me llames así. 

Peter asintió como si también odiara el sobrenombre y se fue.  

Lali jamás se había sentido tan sola como unas horas más tarde, recostada en su cama con Fucking dormido cerca de ella, se daba cuenta que no tenía a nadie a quien contarle, nadie que maldijera con ella a Pablo o le asegurara que Peter se daría cuenta que se había equivocado, alguien que la regañara por ser tan dócil ante un beso de otro hombre que no era el que amaba, alguien que simplemente estuviera ahí. 

Obviamente tenía a Miranda, pero la picara era solo una adolecente, se suponía que ella era la que debía dar consejos y no al revés. 

Sintió un profundo nudo en la garganta al saber que en otra historia tal vez tendría a una madre cariñosa que le diría que pronto se arreglaría. 

Se limpió las lágrimas con la manga de la sudadera que se había puesto después de su ducha rápida y sonrió cuando Fucking se acurró en su regazo. 

-Él es un imbécil-, le dijo a su compañero y el perrito lamió los dedos. 

-Yo también-, parecía que su compañero estaba de acuerdo. 

-No lo llamaremos-, prometió aunque un miedo comenzaba a hacerla temblar. 

¿Y si lo había perdido? 

Sabía cuánto aterraba amar. 
  
¿Y si Peter no estaba dispuesto a que juntos vencieran sus miedos? 
Fucking hizo un sonido bajo, un quejido corto que le hizo llorar de nuevo. 

-También lo extraño-, aseguró y miró el teléfono que había tenido en su mano por muchos minutos. 

Respiró hondo y marcó, escuchó el sonido característico que indicaba que el teléfono sonaba al otro lado de la línea, contó las repeticiones... cuatro, cinco, seis, el buzón entró y ella cerró los ojos. 

Peter, Peter 

Quiso decir algo más pero simplemente colgó. 

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