sábado, 24 de octubre de 2015

capitulo 6





Estoy en el maletero de nuevo y es tan difícil respirar. Estoy aturdida y mareada, además el auto sigue golpeándose y me duele la cabeza. 

Puedo sentir como el auto se detiene y mi corazón se acelera. Cuando el maletero se abre, él me sonríe, y siento como si estuviera a punto de vomitar. Él me toma en sus brazos como si llevara a un bebe, y cuando miro alrededor todo lo que veo son árboles. 

Benja se acerca a una cabaña que parece estar cayéndose a pedazos y entra. Huele horrible aquí y es asqueroso. Todo lo que puedo pensar para mis adentros es que es aquí donde voy a morir. Camina conmigo en otra habitación con una cama. Comienzo a sacudir mi cabeza y a golpear mi cuerpo alrededor. Por favor no dejes que me haga esto. Me tira a la cama y se cierne sobre mí.

 ―Es la maldita hora. 

Él llega a mis pantalones y yo grito, pero con la cinta sobre mi boca nadie puede oírme. Me levanto y siento que alguien me presiona, al principio, pienso que es otro sueño.

Cuando abro mis ojos y veo la ventana de mi habitación abierta. Entro en pánico. Oh por Dios, esta vez es real. Grito, con la esperanza de llamar la atención de alguien y con el temor de que pueda estar aquí, conmigo. 

―Oye ―Una mano sujeta mi hombro, giro sobre mi espalda. Cuando veo la cara sobre mí es un alivio.

 ―¡Peter! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Y por qué diablos no usas la puerta? 

Mi puerta se abre de golpe, y la luz iluminando, y ambos Nico y Vico están de pie allí. Supongo que ya estaban allí. Vico parece letal mientras mira fijamente a Peter.

 ―¿Qué carajo haces aquí? 

Nico me mira.

 ―Lali, ¿Qué pasó? ¿Estás bien? 
  
Cabeceo, pero se da cuenta de que no terminaré.

 ―Yo... estoy bien. Lo siento chicos.

 Se miran el uno al otro con incredulidad y entran más en la habitación. Peter se para y ahora él y Vico están cara a cara. Ambos son de seis pies de alto y musculosos al máximo. Si terminan peleando, no creo que incluso Nico pueda separarlos, y él no es definitivamente el más escuálido. 

―Te hice una maldita pregunta ¿Qué estás haciendo aquí? 

Peter ríe. Es un maldito instigador.

 ―Debería preguntarte por qué sientes que tienes derecho de entrar en la habitación de mi chica. —¿Su chica? ¿Desde cuándo? Se lo he dicho un montón de veces.

 ―Lo siento, imbécil. ¿Estás hablando de la chica que abandonaste y dejaste a todos los demás recogiendo las pedazos?

 Gracias por hacerme parecer una patética perdedora. Me levanto y yo misma me meto entre medio de ellos, que no es tarea fácil. Especialmente porque significaba estar cerca de Vico  y tocarlo. 

―¿Podemos parar, por favor? Lo siento chicos, solo me asusté. ¿De acuerdo? Pero estoy bien. 

Vico me mira.

 ―Lali, necesitas moverte antes de que termines dañada. —Ambos pechos se mueven tan rápido que estoy saltando ligeramente entre ellos. 

―No le digas a ella que hacer —Miro a Peter. Mmm, eso es la olla llamando a la maldita tetera negra. Él serpentea su brazo alrededor de mi cintura y rápidamente me mueve detrás de él.

 ―Quita tus manos de ella y vete de esta maldita casa. No eres bienvenido aquí y si tengo que patearte a la mierda, lo haré. —Vico fue arrestado por peleas clandestinas hace meses y no dudo de que no cumplirá esa amenaza. 

―Me importa un bledo lo que tú quieras. Ella no me ha pedido que me valla y eso es todo lo que importa. 

―¡Oh mi Dios! ―Todas nuestras cabezas giran para ver a Euge en la puerta con Cande detrás de ella―. ¿Estás aquí? ¡Gracias a Dios! Ahora ella puede volver a la tierra de los vivos. 

Bueno, cualquier oportunidad que tenía de jugar bien está definitivamente fuera de la ventana. Cande entra más en la habitación y se queda al lado de Vico.

 ―Vamos. Volvamos a la cama. 

Él la mira y su rostro se ablanda. ―Ve nena, estaré allí una vez que lo saquemos de aquí. 

―No, vas a dejarlos solos y que ellos resuelvan sus cosas. 

Lo veo luchando con la decisión de volver abajo. Al final, le dispara una mirada a Peter antes de tomar la mano de Cande y salir de la habitación. Euge y Nico todavía siguen mirándonos.

 ―Nos iremos de aquí también. ―Nico toma la mano de Euge y la tira para que salga de la habitación. 

Todo el tiempo, aunque, está todavía mirando a Peter. Apaga la luz y cierra la puerta cuando salen y Peter gira su cara hacia a mí.

 ―Necesitas una puerta, con una maldita traba. ―Él pasa una de sus manos a través de mi cabello y toma la parte superior de mi cuello. 

Cuando el me besa, mi cuerpo entero cobra vida. Por mucho que lo odie, lo extrañaba. Peter va hacia atrás hasta que la parte superior de mis piernas golpean la cama y lentamente bajamos. Envuelvo mis puños en su camisa, casi como si me diera miedo soltarlo y no verlo nunca más. Peter comienza a pasar su mano por debajo de mi camisa pero lo detengo. Él para de besarme y mira mis ojos, en silencio preguntándome que es lo que está mal. ¿Cómo decirlo?

 ―Mmm, ¿puedo hacerte unas preguntas? ―No puedo leer la expresión en su rostro. Se mueve a un lado, descansando su cabeza sobre su codo. Aquí no pasa nada―. ¿Por qué viniste aquí esta noche? Quiero decir, no he oído de ti en casi toda la semana y entonces tú solo apareces y ¿te colas en la ventana de mi habitación? 

―¿Importa por qué regresé? Estoy aquí.

 Mi boca cae abierta.

 ―Sí, importa. No soy un juguete con el que solo juegas cuando te aburres.

 ―No sé qué quieres de mí, Ángel. No quieres un novio, pero tampoco quieres sexo casual. Puedo ver en tus ojos que amas cuando te digo qué hacer, pero al mismo tiempo te molesta. Me dejaste en el concierto y luego me encuentro con que has estado molesta toda la semana. He sido muy claro contigo; la única cosa que quiero, es a ti. Dime lo que quieres. Ese es el problema aquí.

 ―No sé lo que quiero.

 ―Bueno, entonces ¿Qué carajo debo suponer? 

Tiene razón. No puedo culparlo por la confusión entre nosotros. Sé lo que Peter quiere de mí, pero no creo que pueda ser capaz de dárselo.

 ―No debes, supongo. ―Me siento y paso mi mano por mi cabello―. No sé qué decirte Peter. Me siento jodida ahora. Honestamente, es probablemente más de lo que quiero enfrentar.

 ―Déjame decidir lo que quiero tratar. —Su boca se estrella con la mía, obligándome a echarme atrás en la cama. Esto no es lento, como antes, es frenético y lleno de necesidad. 

Peter agarra mi camisa, la rasga en dos. Muy pronto voy a tener que andar desnuda porque ya no me queda ropa. Agarro la parte inferior de su camisa, levantándola sobre nuestras cabezas mientras su boca desciende sobre mí. Cada vez que sus dientes me rozan se me pone la piel de gallina por todas partes. Poco a poco hace su camino hasta llegar a la parte superior de mi pantalón. Sorprendentemente, los baja y permanece intacto. Es entonces cuando se sienta a horcajadas y me presiona con los pantalones todavía en sus manos.

 —He estado jodidamente soñando con hacerte esto.

 —¿Haciendo qué? 

Me besa, y antes de que yo sepa lo que está pasando, une mis manos sobre mi cabeza con mis pantalones. No, yo no quiero esto. Tengo que decirle. Todo lo que puedo pensar es en esa noche, sin embargo. El dolor de las extremidades entumecidas, las marcas de la cuerda durante las semanas posteriores. Siento que no puedo respirar y empiezo a sentir pánico.

 —¡Déjame ir! ¡Quítalo!

  La cara de Peter se aparta de la lujuria a la preocupación y a la confusión. Él libera rápidamente mis manos y yo me alejo de él. Ahora estoy sentada con mis rodillas levantadas cerca de mi pecho y mi cabeza enterrada entre ellos. Él pone su mano en mi espalda y yo salto. 

—¿Qué está pasando? Necesitas hablar conmigo.

 Niego con la cabeza. Sus brazos se envuelven alrededor de mí lentamente, aliviándome hacia abajo para que esté acostada de lado. Se levanta y le oigo desabrochar el cinturón y el barullo de la ropa. Peter yace detrás de mí, tirando de mí cerca de él. Mi corazón todavía está corriendo, pero está empezando a calmarse. Me duermo con él frotando mi piel suavemente y diciéndome que no me preocupara porque estoy segura. Tal vez todavía hay esperanza para Peter Lanzani. 

Cuando me despierto por la mañana, me toma un minuto para entender mi entorno. Peter todavía está tumbado detrás de mí con su brazo alrededor de mi pecho y sus piernas arrojadas sobre las mías. La comprensión de que he tenido una noche completa de sueño sin pesadilla me golpea. Esta es la primera vez en toda la semana que he sido capaz de tener un sueño tranquilo. Miro hacia el brazo que me rodea. ¿Es porque él estaba aquí? Te juro que siento que el universo está llevando a cabo un gran letrero de neón parpadeante diciéndome que le dé una oportunidad.

 Me acuesto aquí disfrutando de la sensación de su piel contra la mía, el contacto humano que he anhelado desde que me fui. Me vuelvo hacia él y sólo lo miro, él parece estar tan pacífico que es, como lejos, el hombre más hermoso que he visto en mi vida. Sus ojos se abren y me entra el pánico por un minuto. No estoy muy segura de por qué; tal vez es porque esta es la primera vez que me he despertado en la cama con un hombre. No tengo idea de cómo actuar. Su mano se mueve a mi mejilla y presiona su boca contra la mía. Sonrío contra sus labios, sintiéndome feliz por primera vez desde que lo dejé. Él es el único que puede hacerme sentir esto ahora mismo. Él es mi salvación; sin embargo, al mismo tiempo, todavía hay una parte de mí que está asustada de que pudiera ser mi perdición.

 Oigo un timbre del teléfono; que debe ser suyo porque no es mi tono de timbre. Gime cuando él se sienta y se inclina sobre el lado de la cama, agarrando su teléfono de sus vaqueros desechados.

 —¿Hola? ... No estoy en Los Angeles... Tenía algo que necesitaba cuidar de... Vuelvo cuando esté de regreso. —Él cuelga.   —Voy a preguntarte algo, Ángel, pero antes de hacerlo, necesito que me prometas que vas a decir que sí.

 —¿Qué? Así no funciona esto.

  Se encoge de hombros.

 —Valió la pena intentarlo. Tengo que volver a Los Ángeles y tienes que venir conmigo.

 —¿Qué? No, Peter, ya pasé por esto.  

Espero su respuesta, pero nunca llega. En cambio, se inclina hacia abajo, captura mi boca con la suya ya que estoy todavía desnuda a excepción de mi ropa interior, él no tiene mucho trabajo por hacer. Se sitúa a sí mismo por encima de mí y mueve la boca, capturando rápidamente uno de mis pechos. Su otra mano está trabajando como experto, burlando a mi otro pezón. Los diferentes movimientos y fuerza se sienten increíbles. Él comienza a besarme y termina conmigo, bajando por mi cuerpo hasta llegar a la pieza muy fina de encaje que aún queda en mí. Su dedo me empuja a través del material frágil en cuestión de segundos. Peter dirige su dedo hacia arriba y hacia abajo lentamente antes de insertarlo en mí. Arqueo mi espalda, empujándome a mí misma, para que él esté más profundo dentro de mí. Retira sus dedos, extendiendo mis jugos por todo mi cuerpo mientras continúa acariciándome. Cuando Peter deja de moverse, miro hacia él con una pregunta en los ojos.

 —Di que vendrás conmigo. 

¿En serio? Niego con la cabeza y no puedo ver la emoción en sus ojos. Peter baja la cabeza y chupa mi clítoris con su boca tan inesperadamente que clamo. Esta vez, en lugar de un dedo, metió dos dentro de mí. Estoy tan cerca ahora que todo mi cuerpo se está preparando para esto. Fue entonces cuando Peter se detuvo de nuevo. Miro hacia él en señal de frustración. 

—Dime que sí.

 —No, ya te dije. 

Sus dedos pellizcan mi clítoris.

 —Lo vez, estás diciendo que no, pero tu cuerpo está gritando que sí. Me quieres. Tú me quieres. Dime. Si. 

No puedo aceptar lo que está haciéndome, constantemente aumentando sólo para traerme de vuelta otra vez. No estoy segura de cuánto tiempo mi cuerpo pueda aguantar esto.

 —Mírate. Mira cuánto me necesitas. Ponte en primer lugar y a la mierda los demás. Dime. Si.

 —¡Sí! —Antes incluso que pueda calibrar su reacción, su boca y dedos descienden sobre mí. Él está tan frenético y áspero que exploto casi de inmediato, gritando su nombre. Miro a Peter y él está sonriendo.


 — Voy a reservar billetes de avión, tú necesitas empacar. 

¿Qué diablos es lo que acabo de hacer? Me acuesto ahí, dejando que la decisión precipitada se disipe. Le dije que iba a salir con él. ¿Qué diablos estoy haciendo? Ya todo el mundo piensa que estoy loca por irme tan rápido con él, ¿qué van a decir ahora? Es entonces cuando me di cuenta de que no debía preocuparme. 

Peter, no importa lo que digan los demás, es bueno para mí. Él me trae la paz que ha sido inexistente durante meses. Lo miro en su teléfono y sonríe; mira hacia atrás y me atrapa mirándolo. 

—A menos que estés pensando en no traer nada de ropa en absoluto, lo que me parece bien, es necesario comenzar a empacar. Nuestro vuelo sale a la una. 

El reloj en mi pared dice diez y media. Es entonces cuando me entra el pánico. Corro a mi armario, saco una bolsa de viaje, y empiezo a rellenar por completo cualquier cosa que pueda conseguir. 
  
—Todavía tengo la otra bolsa, también. —Arqueo mi ceja, confundida, hasta que recuerdo que confiscó mi bolsa para asegurarse de que no huyera. Bueno, eso no funcionó de la manera que él pensaba que sería. Agarro pantalones y una camiseta y de cabeza a mi baño para cambiarme. —Espera.

 Me doy la vuelta para enfrentarme a él cuando él está caminando hacia mí. Aprieta la boca a la mía, capturándome con la guardia baja. Cuando él se retira, él camina de regreso a mi cama, se sienta, y continúa jugando un poco en su teléfono. Salgo del baño para escuchar a Peter en el teléfono.

 —Mamá, voy a estar en casa esta noche... lo siento, me olvidé que ustedes venían hoy y algo ocurrió... lo sé... Te quiero. 

 Escuchándolo hablar por teléfono con su madre, diciéndole te amo y no con su arrogante tono me hizo reír. Se dio la vuelta para mirarme.

 —¿Te estás riendo de mí? 

Asentí y lanzó dardos con sus ojos hacia mi dirección. Fui salvada por el toque de mi puerta y la pregunta de Euge.

 —¿Está todo el mundo vestido allí? 

Le grite de regreso.

 —¡Sí! ¡Pasa!
 Camino sonriendo.

 —Oye, solamente quería verlos chicos —cortó la frase cuando vio las maletas en mi cama—. ¿Van alguna parte? 

—Yo, mm… me voy a los Ángeles con Peter por un poco de tiempo. 

La boca de Euge se abrió. 

—¿Te vas a dónde? 

Peter se dio la vuelta hacía mí. 

—¿Un poco de tiempo? 

¡Ugh! ¡Uno a la vez!

 —Sí, Euge. Necesito alejarme un poco. Quiero ir y esperaba que me ayudarás a esquivar a los chicos hasta que este fuera de su alcance y solo escucharlos gritarme por teléfono —sé que es una jugada infantil, pero no estoy de humor para una confrontación.

 Y no es solo eso, pero si Peter está alrededor temo que se vuelva algo físico. Puedo decirles que ella no está contenta con esto, pero Euge es una de las personas que siempre me apoya. 

—Está bien, pero es mejor que salgas pronto. Vico y Nico todavía están dormidos, pero estoy bastante segura que Gas estará aquí pronto. 

Genial. Esa es la última cosa que necesito.

 —Voy a llevar tus cosas al coche —Peter toma mi bolso y murmura un agradecimiento a Euge en su salida. 

Una vez que se fue, Euge puso las manos en sus caderas y me dio la mirada. —¿Qué está pasando? ¿Los Ángeles? 

—Escucha, tú últimamente has dicho que no he sido yo misma. Peter está ayudándome a volver allí. Él es como mi propia versión de terapia.

 —Lo entiendo, nena, lo hago. Solo tienes que estar segura que haces esto por ti.

 —Lo hago —quiero abrazarla tanto y siento las primeras lágrimas en mis ojos sabiendo que no puedo.

 —Además, no me importaría un poco de su terapia, si sabes lo que quiero decir —nos echamos a reír y casi fue como siempre fue entre nosotras. 

Cuando escuchamos llegar un coche fuera de la casa, nos miramos la una a la otra, sabiendo que probablemente es Gas. Pensé que Peter me está esperando en el coche, lo cual es definitivamente bueno. La puerta principal se abrió y se cerró y oí a Gas tirar las llaves supongo que en la mesa. Euge se inclinó para susurrarme algo en el oído. 

—Nico y Vico no tienen sus coches aquí. Voy a agarrar el de Gas para que no pueda seguirlos. 

Me siento como una ridícula adolescente escondiéndose después del toque de queda, pero no estoy de humor para el drama en este momento. Esperemos no llegar allí. Bajamos las escaleras para encontrar a Gas en el sofá.

 —Oye, te ves mucho mejor hoy, Lali.

 No hay manera de que le diga que es a causa de Peter.

 —Gracias, te veré más tarde. 

Gas se levantó del sofá. 

—¿A dónde vas? 

—A ninguna parte importante. 

Puedo decir que Gas no me cree.

 —Espera un segundo —se acerca a la ventana—. ¿Es su coche el que está afuera? ¿Por qué vuelves con él después de todo lo que te hizo pasar? 

Estoy a punto de darle una respuesta cuando Peter abre la puerta y me recuerda que nuestro vuelo está a punto de irse y necesitamos llegar al aeropuerto. La cara de Gas se enrojeció.

 —¿El vuelo? ¡A dónde vas! 

Me acerco a la puerta donde Peter está. 

—Ve al coche. Estaré allí en un minuto. 

—Quiero quedarme y estar aquí para ti —mira en dirección de Gas.

 —Peter, es mi hermano, no va hacerme daño y tú solo pondrás la situación peor. 

Puedo ver la lucha interna en sus ojos; que por lo general no se retracta de lo que quiere. 

—Cinco minutos, sino regreso.

 Asiento y él se marcha al coche. Cuando me doy la vuelta, Gas está de pie con los brazos cruzados. 

—¿A dónde vas? ¿Y por qué él está aquí? ¿No recuerdas como has estado los estos dos últimos días? ¿Por qué te pones en la misma situación de nuevo? 

—Gas, sé que no lo entiendes y te amo por protegerme. Sin embargo tengo que vivir mi propia vida. Por mucho que quieras no puedes salvarme de todo, tengo que hacer mis propios errores y aprender de ellos —ahí trate de manejar esto como un adulto y ser madura en toda esta situación, esperando ser correspondida. 

—En realidad ya has hecho este error y lo estás haciendo dos veces. Así que no, no puedo dejarlo pasar —nop, no funciono. Miró a Euge y ella me da un pulgar arriba. 

Gas se gira hacia Euge en frustración y parece estar suplicándole que me haga entrar en razón. Tomo la oportunidad para correr. Tan infantil como lo es, también es bastante gracioso, al mismo tiempo. Corro al coche de Peter y salto en el asiento trasero gritando.

 —: Vamos, vamos, vamos —como si acabará de robar un banco. Cuando miro hacia atrás, veo a Gas corriendo fuera de la casa gritando algo que no puedo escuchar

. Cuando miro a Peter, él se está riendo.

 —Sabes que luces como una loca justo ahora, ¿verdad?

 Me rio.

 —Sí, pero él no escucha a la razón. 
Mi teléfono emite un sonido, es un texto de Eugenia.

 Euge: Corrí a mi habitación tan pronto como te fuiste. Esperemos que no se dé cuenta que ayudé. Diviértete chica.   

Me relajo contra el asiento, todavía en estado de shock que esto es lo que he decidido hacer. 

—Entonces, no me has contestado cuando te pregunte porque regresaste.

 —¿Por qué es tan importante para ti? —levanté mis cejas hacia él, haciéndole saber que no voy a dar marcha atrás. Él se queja de frustración—. Uno, ese evento es mañana por la noche y si te acuerdas, me dieron un pase para ti —dejo de hablar. —¿Y dos? Gime de nuevo. —Bien, malditamente te extrañaba. ¿Feliz? 
  
Sonrió con tanta fuerza que duele. Él me extrañaba. Quiero saltar y hacer el baile de Snoopy1 estoy tan feliz. 

—Sí. Tú sabes, esto no tiene que ser una lucha para hablar contigo. 

Me sonríe y después se mueve de manera de que está encima de mí. 

—Mmmm, tal vez me gusta mantenerte alerta, Ángel 

—Eso es un eufemismo. 

—Está bien —jadeo. Apenas puedo pensar cuando está tan cerca y mucho menos hablar—. Sólo quiero saber más acerca de ti. Voy a cruzar todo el país contigo y apenas te conozco. Puedo ver los engranes girando. 

—Te diré que haremos. Es un vuelo de seis horas, pregúntame lo que quieras entonces. 

¿Qué? No hay manera de que él acepte eso.

 —¿Cuál es el truco? 

Sonrió. Lo sabía. 

—Cuando lleguemos a mi casa, puedo hacer lo que yo quiera contigo durante seis horas —aspiro bruscamente. Estoy haciendo un trato con el diablo, pero parece la mejor oferta que me han ofrecido. Vacilante susurro—: Esta bien.

 Peter me mira con confusión.

 —¿Qué? 

¿Cómo puedo decirle esto? No quiero decírselo, pero si intenta algo como lo que intentó anoche, voy a enloquecer. No puedo explicar mi temor sin explicar el motivo. Bueno, yo puedo, pero no sé si me deje. 

— Tengo miedo de que me presiones demasiado lejos.

 Su rostro muestra un choque.

 —Vamos a poner una palabra para que pare, una palabra de seguridad. ¿De acuerdo? 

Asiento a medida que paramos en el aeropuerto. Peter parece tan despreocupado y feliz que no puedo evitar sonreír. El serio control parece haber tomado un alto y ser remplazado con algo divertido. Incluso bromea con el trabajador del aeropuerto mientras paso por la máquina de rayos x que no es mejor que “mirando la mercancía”. El trabajador no lo considera tan divertido como nosotros. 

Cuando llegamos a la puerta,  ya se han empezado a subir y Peter toma mi mano mientras nos encontramos al final de la fila. Miro nuestros dedos entrelazadas y quiero pellizcarme para asegurarme que esta es mi vida. Me sorprende que me sienta tan conectada a él cuando apenas nos conocemos. El trato que me propuso en el coche me viene a la cabeza y sonrió.  



Empezó maratón , ya saben las reglas un comentario y subo 

pd:las quiero y comenten

2 comentarios:


  1. Wuuuuauuu me quede un poco atrasada pero me puse al dia con la nove esta buenisima anais te felicito...subi mas !!

    ResponderEliminar
  2. Perra del sexo, suubee el 2do capítulo yaa

    ResponderEliminar