sábado, 20 de febrero de 2016

capitulo 8

Vamos al llamarlo un No-No  






Peter

No tenía ni idea de a dónde iba a llevar a Lali Esposito cuando le pedí que se fuera de la fiesta de Gas conmigo, por lo que era digno de confianza decir que nunca imaginé que acabaríamos en la feria de Collinsville. 

Mejor aún, nunca imaginé lo mucho que nos divertiríamos subiendo a los juegos infantiles y comiendo algodón de azúcar rosa. Compartimos asiento con un par de mocosos en el Remolino y veían a Lali como si estuviera loca cuando chillaba histéricamente mientras girábamos en círculos a medida que nos inclinábamos de un lado y otro.

 Cuando el juego terminó, ella no hizo un movimiento para levantarse de su asiento y me miró con una seria expresión que no me gustó. 

—¿Qué está mal? 

Ya venía. La parte que había temido, la parte en la que me decía que había cometido un error al irse conmigo y debía llevarla de regreso a la casa de Gas. Esperé las palabras, pero no vinieron. En su lugar, cerró sus ojos con fuerza y comenzó a abanicarse la cara con su mano. 

—Probablemente no debería hacerlo de nuevo pronto. Me siento como si pudiera vomitar y sería una vergüenza hacerte pasar por eso dos noches seguidas. 

Estaba tan aliviado de que no me estuviera diciendo que la llevara de regreso a lo de Gas que no me importaba si vomitaba sobre mí de nuevo. 

Agarré su mano y le ayudé a estabilizarse mientras se levantaba.

 —¿Estás bien? 

—Sí, estoy bien, pero probablemente no debería haberme subido a eso. Ya me mareé, así que cualquier cosa yendo en círculos se inclinará a no estar de acuerdo conmigo. Apenas puedo hacerlo alrededor de una rampa circular en la carretera.  

Tomé su mano y le ayudé a bajar los escalones del juego. 

—Está bien, no más Remolino para ti. ¿Qué tal si vamos a algunos juegos de azar? Podría ganar por ti un enorme oso de peluche como recuerdo de tu primera feria. 

—Nunca antes he estado en una feria e incluso yo sé que esos juegos están trucados. Apuesto a que no ganas nada. 


Era un reto.

 —¿No has aprendido la lección conmigo todavía? No apuestes en contra de mí, Cara de Muñeca. ¿Qué tipo de premio es el que quieres? 

Miró a su alrededor y luego señaló hacia un enorme oso de peluche anotando en una canasta de baloncesto. 

—Quiero ese grande oso de peluche llamativo. 

Perfecto. El baloncesto era mi juego preferido. 

—¿Qué te parece que si gano ese oso de peluche, me das un beso? — Ella sonrió y lo tomé como un acuerdo porque es lo que yo quería—. ¿Eso es un sí? 

—Vamos a llamarlo un… no-no.  

Con mucho gusto tomaría un no-no, si me conseguía un beso de ella. 

El hombre detrás del mostrador se dio cuenta de nuestra muestra de cierto interés en su puesto y se puso a gritar en nuestra dirección. 

—Tres anotaciones hace ganar a la damita el premio de su elección. 

Saqué mi billetera del bolsillo trasero y tomé algunas de mis ganancias de la carrera. 

—¿Cuánto? 

Lo observé checar a Lali de arriba a abajo.  

—Cinco dólares por cinco intentos. Tres anotaciones les hacen ganar el premio de su elección. 

Golpeé ruidosamente un billete de cinco dólares sobre el mostrador para alejar su atención del escote de Lali y lentamente le quitó sus ojos de encima para mirarme. 

—Mucha suerte, señor. 

—Sí, claro. 
  
Lanzó una pelota de baloncesto en mi dirección y la reboté un par de veces antes de confiadamente lanzar mi primer tiro y fallar. El hombre detrás del puesto se echó a reír.

 —Va a tener que hacerlo mejor que eso si quiere impresionar a la damita. 

No dije nada mientras tomaba la pelota de sus sucias manos por segunda vez para lanzar mi siguiente tiro y luego perderlo de nuevo. Sí, estaba definitivamente trucado. Había jugado baloncesto durante seis años y podría haber hecho este tiro con los ojos cerrados. 

—Oww… otra vez fracasó. Ahora tiene que hacer bien cada tiro restante para ganarle a esta pequeña belleza un premio. —Se inclinó sobre el mostrador para mirar las piernas de Lali y yo quería golpear su cara y sacar volando los tres últimos dientes que le quedaban en la cabeza—. ¿Qué cree, hermosa? ¿Puede hacerlo?

 Ella me miró y sonrió.  

—He aprendido a no subestimarlo cuando hay algo que desea. 

Tomé otra pelota del depravado y miré la canasta estrechamente para juzgar mi siguiente lanzamiento. 

Escuché a Lali preguntar: —Señor, ¿muchas personas anotan exitosamente tres canastas? 

Y aproveché la oportunidad cuando ella le distrajo. Un fuerte pitido señaló que mi pelota entró en la canasta. 

—Esa es una. —Giré en su dirección por otra pelota. 

Me entrecerró los ojos y lanzó una pelota en mi dirección. Estudié la canasta otra vez y escuché a Lali decir: —Hace tanto calor aquí esta noche. —Y sabía que estaba haciendo algo para distraerlo de nuevo. 

Realmente no quería saber qué, así que lo ignoré y lancé mi siguiente tiro. Un pitido señalo mi segunda canasta y él sacudió su cabeza alrededor para mirar la canasta. Sostuve mis manos en alto para pedir mi siguiente pelota y de nuevo innecesariamente aventó una en mi dirección. Él no caería por otra de las distracciones de Lali, a menos que ella se quitara su top. 

—Última oportunidad. Mejor hacerlo bien si quiere ganar el peluche para la damita. 

Era un hecho que él iba a hacer algo para mover la canasta. La única pregunta era, ¿sería hacia la izquierda o a la derecha? Había un 50/50 de posibilidad de que supusiera la dirección correcta, así que me fui con la izquierda. 

¡BEEP! 
  
Fue un golpe de suerte y yo lo sabía, pero no se trataba de hacer bien el tiro. Se trataba de ver a Lali caminar con uno de esos grandes, feos osos e incluso mejor era el beso que ella me había prometido. Una especie de promesa, mi no-no beso. 

Ella chilló de emoción y echó sus brazos alrededor de mi cuello, así que aproveche la oportunidad de levantarla y girarla alrededor como si hubiéramos ganado la Lotería de Tennessee. Sabía que parecíamos ridículos para aquellos alrededor de nosotros, pero no me importaba porque era una buena excusa de poner mis brazos alrededor de ella. 

La bajé y miré directo a sus ojos. Allí no era donde quería que nuestro primer beso sucediera pero lo iba tomar si me lo ofrecía. 

—Tengo jugadores detrás de ustedes, así que escojan su premio y sigan adelante —gritó el depravado. 

Gran trabajo arruinando este beso para mí, amigo. Luché por no mostrar mi irritación.  

—Muéstrale el que quieres, Cara de Muñeca. 

—Ese —dijo mientras señalaba hacia el oso más grande que colgaba en la pared. 

Sus ojos se iluminaron con ese feo oso de peluche y sabía que le estaba dando algo que ella nunca olvidaría. No el oso, sino el recuerdo. 

—Gracias, Peter —dijo mientras se inclinaba y me besaba en la mejilla. 

Maldita sea, fue una decepción total. Un beso fraternal en la mejilla no era el tipo de beso que tenía en mente, pero le sonreí porque no quería que viera que me esperaba mucho más. 

—Me alegro de poder ser el que te de tu primer Oso de Feria. 

—Oso de Feria. —Se rió—. Me gusta. Creo que debería ser su nombre. 

Estaba empezando a hacerse tarde y supuse que estarían cerrando todas las cosas pronto.  

—Parece que te sientes mejor. ¿Quieres probar subir a la Rueda de la Fortuna antes de irnos? 

—Sí, me siento mucho mejor, así que definitivamente quiero hacer eso antes de que nos vayamos. 

La fila era corta porque se estaba haciendo tarde, así que rápidamente nos metimos en un vagón que nos subiría hasta tener una vista total de la feria de Collinsville. 

Nos levantamos más alto en el cielo cada vez que un vagón era cargado con pasajeros y vi la emoción crecer en el rostro de Lali a medida que nos acercábamos a la cima. Se retorció en el carruaje y miró a su alrededor en todas direcciones.  

—Sé que estamos sólo en una pequeña rueda de la fortuna, pero se siente como si estuviéramos en la cima del mundo. —Se echó a reír mientras se giraba hacia mí—. Crees que estoy haciendo el ridículo, ¿verdad?

 —No, no creo que lo estés en absoluto. Creo que eres fascinante. 

Lamí mis labios mientras contemplaba el resplandeciente brillo en sus labios y me imaginé lo suave y resbaladiza que su boca sería en contra mía. Nunca antes había querido inclinarme por un beso tanto en toda mi vida. 

Estar en esta rueda de la fortuna en la cima del mundo con ella no podría ser más perfecto, pero no podía hacerlo; estaba muy asustado. 

Yo, Peter Lanzani, el sexperto y audaz temerario, estaba asustado.

 Era demasiado marica para besar esta hermosa chica porque ella era maravillosa, perfecta y diferente. Ella era especial y no quería arruinarlo al presionar mucho demasiado rápido. La rueda se detuvo de nuevo para cargar otra pareja. 

—Siento no haber dicho esto ya, pero gracias por cuidar de mi culo borracho anoche. No pensé que estaría tan perdida después de tan sólo dos bebidas. Supongo que simplemente las bebí demasiado rápido. 

Sin pensarlo, tomé su mano y le di un apretón.  

—Oye, no te preocupes. Ha sido un placer, vomito y todo. 

Ella negó con la cabeza mientras miraba hacia abajo. 

—Mentiroso. —Se rió—. Todo el asunto con Pablo parece tan estúpido ahora. Traté de hacer que él fuera mi Nico. Es raro, lo sé. Como que metí la pata en eso. —Me miró—. Lo siento. No sé por qué te lo dije. 

Euge tenía razón. Ella estaba empezando a ver que nunca amó Pablo. Todos los vagones estaban cargados y empezamos a subir y bajar mientras la rueda daba la vuelta. Una ráfaga de viento nos golpeó cuando subíamos a la cima y un mechón de cabello salvaje sopló en su rostro y quedó atrapado en su brillo de labios. No pude resistir la excusa para tocar una parte de ella, así que me incliné hacia delante para liberarlo. Todo lo que podía probar y respirar era este momento con ella. Nuestro tiempo juntos acabaría pronto y no quería ir a casa sin decirle que tenía que verla de nuevo. Giré el mechón salvaje entre mis dedos y luego lo acomodé detrás de su oreja.  

—Ayer por la noche me dijiste que no saldrías conmigo porque estabas buscando algo diferente, sin embargo estás aquí conmigo ahora.

 Una expresión de pesar atravesó su rostro.  
  
—Peter, has sido muy dulce conmigo y he pasado un tiempo maravilloso contigo esta noche, como un amigo. Nunca podremos ser más que eso. Has pasado por demasiadas chicas. 

—Siempre he usado protección. Cada vez sin falta. Te juro que no me he contagiado de algo, si eso es lo que te preocupa. 

—Estoy contenta de saber que por lo menos tuviste el buen sentido de mantenerte a salvo, pero eso no es lo que quiero decir. Estoy buscando algo duradero y tú estás buscando tu próximo rollo de una noche. 

—No lo estoy. 

—Lo estás y si eres realmente honesto contigo mismo, tienes que admitir que te interesaste en mí porque soy un reto para ti. No perdí la cabeza por ti y te está volviendo loco. Te prometo que no pasará mucho tiempo hasta que veas que tengo razón. Te olvidarás de todo sobre mí cuando tu próxima conquista aparezca y los dos saldremos ilesos. Incluso podríamos ser amigos cuando esto termine. 

No podía estar más equivocada. Esto me estaba haciendo ser honesto conmigo mismo sobre lo que quería por primera vez en un tiempo realmente largo. 

Sincera, loca y profundamente quería a Lali Esposito.  

—Estás equivocada sobre mí, pero puedo ver que puede tomar un tiempo para que te des cuenta de eso. Mientras tanto, si amistad es todo lo que puedes dar entonces la tomaré por nada en absoluto. 


PD; LAS QUIERO Y COMENTEN

5 comentarios: