lunes, 22 de febrero de 2016

capitulo 14

Yo te enseñaré  






Peter

Oh, mierda. 

Acababa de decirle a Lali que estaba enamorado de ella. 
Bueno, no con exactamente con esas palabras, pero se le acercaban lo suficiente para que pudiera sobreentenderlo.  

Sostenía su cara entre mis manos mientras esperaba ansioso a que me dijera como se sentía. La miré a los ojos, pero ella no dijo ni una sola palabra. Fue entonces cuando me di cuenta de la verdad. No decía nada porque no sentía lo mismo y yo había metido la pata a lo grande.  

¿En qué estaba pensando? Mantenía la esperanza de algo que estaba claro que nunca iba a pasar. Una chica como Lali nunca saldría con un tipo como yo. Nico me había advertido que entre ella y yo jamás sucedería nada y debería haberle escuchado, pero yo no consideré esa posibilidad porque estaba demasiado ocupado siendo un idiota estirado que creía imposible que alguna chica le pudiera dar largas.  

Esperé unos dolorosos segundos más pero Lali seguía sin decir nada, así que me resigné ante la verdad.  

Ella no sentía lo mismo por mí y de repente me sentí como un estúpido, porque había ido en contra de mis propias reglas, me había abierto, y tan sólo para salir herido.  

Me tragué el dolor de su rechazo y solté su rostro mientras me alejaba. Estaba desesperado por salir de allí, lejos de ella, pero rápidamente alargó su brazo alrededor de mis hombros y me detuve.  

—Quiero ser la única en la que piensas. —Ella presionó suavemente sus labios contra los míos—. Pero seré clara en una cosa. No voy a ser simplemente otra más.  

Tiré de ella más cerca y presioné mi frente con la suya mientras hacía una promesa.  

—Nunca, Cara de Muñeca. Lo juro. 

Sentía como si sólo hubieran trascurridos unos pocos minutos desde que habíamos entrado en la piscina, pero ya era casi medianoche cuando Lali miró la hora.  

—Oh, mierda. Ya es medianoche y le dije a la tía Gime que me quedaría en su casa esta noche. Tengo que mirar el teléfono, apuesto a que me ha llamado una y mil veces. Vuelvo enseguida.  

Me dio un beso rápido antes de salir de la piscina y no pude evitar mirarla mientras subía las escaleras y tomaba una toalla. Dios, lo que daría por ser esa toalla en este momento.  

Sabía que nuestra noche en la piscina había terminado, por lo tarde que ya era y porque tenía un lugar en el que quedarse. Salí y me sequé mientras ella hablaba por teléfono, estaba acabando cuando ella salió de la casa.  

—Le he dicho a la tía Gime que estaría allí en un rato y le ha parecido bien.  

—¿No se meterá en problemas con tus padres?  

—Nah. Ella es todo lo contrario. Me ha ayudado a salir del paso con ellos en más de una ocasión. Desearía que mi madre se pareciera más a ella. —Echó la cabeza hacia delante y se sacudió el pelo antes de recogerlo con la toalla— ¿Me acompañas mientras preparo una mochila?  

—Por supuesto. —Haría cualquier cosa si eso significaba pasar más tiempo con Lali.  

La seguí por las escaleras hasta su dormitorio y vi al oso que le compré en la feria, sentado en medio de una lujosa cama llena de almohadas. 

Oso con suerte.  

—Tu oso perece estar un poco fuera de lugar sobre esa cama de lujo.  

—Mi cama no es de lujo. Puedes sentarte en ella mientras guardo las cosas.  

Miré el elegante edredón e imaginé la marca que dejaría mi húmedo traje de baño sobre él.  

—Lali, tu cama es de lujo y mi bañador está mojado, así que no voy a sentarme en ella.  

Dejó caer la mochila al suelo, se acercó a mí y me empujó hacia atrás hasta que caí justo en el centro de la cama.  

—Dime que no piensas sentarte y te aseguro que haré que te acuestes en ella.  

Dios, esta chica era imposible.  

Me senté en el borde de la cama mientras observaba como terminaba de hacer la mochila.  

—¿Cuándo regresan tus padres?  

—Pasado mañana.  

—Podrías quedar mañana conmigo si aún no están aquí.  

Ella sonrió mientras me miraba. 

—Quizás.  

—En ese caso necesitarás llevarte algo casual, como una camiseta, pantalones vaqueros y zapatillas de deporte. 

Aquello picó su curiosidad.  

—¿Y por qué tendría que ir casual?  

—Porque para lo que tengo planeado, esos tacones altos y faldas cortas que tanto te gusta usar no serían demasiado adecuados.  

—Ooh… cuanto misterio. —Abrió el armario y sacó una camisa junto con un par de pantalones que se llevó al brazo. 

Dobló la camisa y la guardó en la mochila, que estaba seguro de que costaba mucho más que todo mi guardarropa junto—. Me muero por saberlo. ¿Podrías darme una pequeña pista?  

Iba a ser fuerte y no había ninguna posibilidad de que le diera ni el más mínimo detalle. 

—Pues no.  

Ella colocó su mochila sobre el tocador y se acercó hasta detenerse en medio de mis rodillas. Hizo pucheros con el labio inferior y estaba seguro de que esta era la primera vez que utilizaba su cara bonita para conseguir lo que quería.  

—¿Ni siquiera una pequeñita? 

Se sentó en mi regazo, rodeando con su brazo mis hombros y mordisqueándome el lóbulo de la oreja. Aunque me diera cuenta de que tan sólo era un movimiento táctico, ella era irresistible, así que no puede evitar replantearme ceder un poco.  

—Está bien. Una pista y eso es todo lo que vas a conseguir. Te voy a enseñar una de las cosas que más me gusta hacer para divertirme.  
Ella se deslizó hacia más abajo, hasta llegar a mi cuello.  

—Así que voy a echarle un vistazo a la vida de Peter Lanzani. Cuéntame más.  

—No, tendrás que esperar y verlo mañana.  

Me empujó contra la cama otra vez y gateó sobre mí. Levanté la cabeza para darle un beso pero se retiró fuera de mi alcance, burlándose de mí.  

—No quiero tener que esperar hasta mañana para saberlo.  

Intenté besarla de nuevo y volvió a alejarse de mí, así que agarré la parte posterior de su cuello y tiré de ella hacia abajo hasta que quedamos cara a cara.  

—Te dije que te lo contaría mañana. Ahora, déjate de bromas y bésame. 

—Te besaré cuando me digas lo que quiero saber.  

Esa pequeña zorra. Claro que me iba a provocar y utilizar sus besos rehenes a cambio de información. Bueno, tenía noticias para ella; a este juego podían jugar dos.  

Me senté y la agarré por la cintura haciéndola rodar rápidamente sobre su espalda antes de que ella chillara: —¡Peter!  

Me coloqué encima de ella, aún con su bikini puesto mientras mi cuerpo arropaba el suyo.  

—Es demasiado tarde para pedir misericordia ahora.  

Su voz se estremeció.  

—¿Qué vas a hacer conmigo?  

—Terminar lo que empezaste.  

—Por cómo suena la última palabra, espero que no te estés refiriendo a que tengamos relaciones sexuales, porque no las vamos a tener.  

—Oh, por supuesto, Cara de Muñeca. Esta noche no habrá sexo. — Dejé caer mi boca sobre su oído y le susurré—. Ni si quiera cuando me ruegues que esté dentro de ti.  

Escuché su inhalación brusca y sonreí. Había logrado escandalizarla, pero aquello no duró mucho ya que sólo unos segundos más tarde su mano trataba de llegar a mí de nuevo.  

—No creo que vaya a… 

—Shh. No digas nada. —No le di la oportunidad de acabar su frase porque coloqué uno de mis dedos sobre sus labios.  

Abrió la boca y cogió aliento para decir algo más, pero tapé su boca con la mía antes de que las palabras pudieran escapar. Poco a poco fui hipnotizando su boca con besos y entonces aproveché cuando la abrió lo suficiente para permitirle acceso a mi lengua.  

Su corazón descansaba contra mi pecho y mis labios presionaron su cuello cuando comencé mi viaje hacia abajo. Escuché como su respiración se volvía cada vez más pesada y su pecho empezó a subir y bajar con celeridad cuando mi boca se detuvo un poco más arriba de la parte superior de su bikini. Me detuve, dándole el tiempo suficiente para decirme que no quería ir más lejos, pero ella no lo hizo, así que seguí mi camino en la exploración de su hermoso cuerpo.  

De repente recordé que Lali era diferente a las chicas fáciles a las que estaba acostumbrado, así que procedí con más cautela porque no quería asustarla. Extendí mis dedos y coloqué las manos alrededor de su caja torácica a medida que iba bajando por su cuerpo. Dejé que mis dedos acariciaran ligeramente el borde inferior de sus pechos mientras mi lengua saboreaba el espacio entre ellos. Sentí como su corazón latía contra mi boca un millón de veces por minuto mientras ella doblaba las rodillas hacia arriba y mi cuerpo caía en medio de ellas.  

Cuando terminé de darles a sus pechos la atención que merecían, me deslicé más abajo hasta llegar a su estómago e introduje la lengua en su ombligo de forma que pude verla retorcerse. No me defraudó.  

—Oh. Oh. Ooh. —Ese era el sonido de la tranquilidad, lo que significaba que estaba haciendo algo muy bien.  

Ella se movió debajo de mí y arqueó la espalda cuando mi boca se desplazó hacia sus caderas, justo por encima de la cintura. Intenté detenerme en mi camino hacia abajo, pero quería seguirlo cuando la besé en la ingle a través de la húmeda tela blanca.  

—¿Debería parar? —susurré mientras mi boca se deslizaba por la parte superior de su hueso pélvico.  

Me las arreglé para escuchar el sonido de un «no» entre sus pesados jadeos, así que no me detuve. Introduje mis manos a cada lado de la parte inferior del su traje de baño y las deslicé por sus caderas hasta que tomé su trasero desnudo entre ellas.  

—¿Y aquí? ¿Quieres que pare?  

Ella se retorció debajo de mí y su voz se quedó sin aliento cuando me rogó que no parara, pero yo tenía una promesa que cumplir. 

Esta sería una noche sin sexo, sin embargo planeaba darle justo lo que necesitaba al mismo tiempo que seguía siendo fiel a mi palabra.  

Oí como un gemido se le escapó de los labios mientras se tapaba los ojos con la mano y golpeaba el colchón con la otra, entonces supe que le daría una experiencia que no olvidaría nunca. 

PD: LAS QUIERO Y COMENTEN 

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