lunes, 29 de febrero de 2016

capitulo 17


Una parte de Peter





Lali

Entramos por la puerta principal en lugar de usar el garaje. Peter tenía sus brazos alrededor de mí, así que usó su pie para cerrarla. Deslizó sus brazos alrededor de mi cintura y me apretó en un abrazo de oso mientras levantaba mis pies del suelo. 

Cuando terminó, me bajó y recorrió con la mirada la casa. 

—¿Estás segura de que tus padres no están aquí? 

—Sí. 

—Bien. —Tomó mi cara con las dos manos y me miró como si estuviera buscando algo que pudiera haber posiblemente cambiado desde esta tarde—. Pensé que iba a morir antes de que te trajera aquí para que pudiéramos estar solos. 

Mis labios estaban secos porque mi brillo de labios había desaparecido, así que ligeramente pasé mi lengua por ellos para que estuvieran listos para recibir su beso. Lentamente, frotó su pulgar por la humedad y la extendió por toda mi boca. 

—Me encantan estos labios. 

Su burla me estaba matando. 

—Date prisa y bésame porque creo que voy a gritar si no lo haces. 

Me empujó suavemente hacia la puerta detrás de mí. 

—Tal vez grites si lo hago. 

Las pocas horas desde que me colocó en el capo de su auto se sentían tan lejos, así que tiré del borde de su camisa y lo atraje hacia mí. Mi boca se estrelló contra la suya y nuestro beso no fue suave ni dulce. 

Mi boca estaba demandando porque él era como una droga en mis venas y necesitaba más y más de él. Con mi espalda todavía apretada contra la parte interior de la puerta principal, levanté mis brazos alrededor de su cuello y salté para envolver mis piernas alrededor de su cintura. 

Claramente lo sorprendí, pero tomó mis piernas y me abrazó con firmeza mientras empujaba mi espalda contra el interior de la puerta principal. Retrocedió y me besó mientras me llevaba hacia la sala de estar. Caímos en el sofá con él encima de mí y yo instintivamente coloqué mis piernas alrededor de él, mientras que el peso de su cuerpo me presionaba en el sofá. 

Me encantaba tenerlo encima de mí y entre mis piernas, pero estaba apretando a ciegas botones que no sabía cómo controlar. Estaba empujando los límites exteriores de su control y no tenía derecho a hacerlo si no estaba planeando cerrar el trato. 

Él estaba besando mi cuello mientras presionaba su ingle contra la mía y estaba empezando a tener algunas de esas maravillosas sensaciones de hormigueo que sentí la noche anterior. Tenía esta inclinación instintiva de que sólo un poco más lo haría sentir aún mejor. No quería decirle que se detuviera, pero tenía que hacerlo. 

Mi voz era mucho más débil de lo que quise que fuera. —¿Peter?

Él nunca apartó sus labios de mi cuello. 

—¿Uh huh? 

No quería decir las palabras, pero tenía que hacerlo antes de que me perdiera por completo y le dejara hacer lo que quisiera conmigo. 

—Mírame. 

Dejó de besarme y levantó la cabeza para mirar mi rostro. Temía decir las palabras que él nunca había escuchado antes. Odiaba ser la primera en decirle «no». 

—Nunca he estado con nadie y no estoy lista. Lo siento. 

Él sonrió con esa sonrisa torcida que tanto amaba, pero no era lo que yo quería ver después de decirle que no estaba lista para tener relaciones sexuales con él. 

¿Qué encontró tan divertido? ¿Fue mi falta de experiencia o estaba satisfecho de sí mismo al predecir que yo diría que parara? Ninguna de las opciones me hizo feliz. Traté de deslizarme de debajo de él, pero era demasiado pesado y me detuvo. 

—Te estás riendo de mí. 

Empujó sus brazos debajo de mí y bajó la cabeza hasta mi hombro para darme un gran apretón, muy parecido al que me dio en la puerta principal. 

—Mmm. Me encanta que no estés lista y tenga que esperar, pero me gusta sobre todo que ningún hombre haya estado nunca dentro de ti. Me da algo especial que esperar. 

Él no se estaba riendo de mi falta de experiencia sexual. Mi estado virginal y el deseo de seguir así un poco más en realidad lo hacían feliz. ¿Quién sabía que detener a un hombre y decirle que tendría que esperar podía hacerle tan feliz? Chupó mi labio inferior e hizo un ruido seco cuando lo soltó. 

—Esta es la primera vez para mí. Nunca he tenido que comprar la vaca antes. 

No necesitaba que me recordaran que él siempre conseguía la leche gratis. 

—De acuerdo, tienes mucha suerte de que sé lo que quieres decir con eso. 

Se sentó, tirando de mí con él y me dio un beso ligero como una pluma contra mi boca. Sus labios estaban aún contra los míos cuando susurró: —La anticipación de tenerte debajo de mí y estar dentro de ti es mucho mejor que cualquier cosa segura que haya tenido en el pasado. 

Sólo oírle decir cosas como esas me encendían y me hacían pensar en lo que sería estar con él. De repente, todo lo que podía sentir era mi corazón latiendo con fuerza en mis oídos y mis dedos cosquilleando. 

Me dio un rápido beso y se apartó demasiado pronto. 

—Necesito que me ayudes a resolver esto. Nunca he tenido una novia, así que, ¿qué hace una pareja en una noche de viernes? 

Novia.

Creo que me acababa de llamar su novia. 
Quizá. Dios, amé el sonido de la palabra que salió de su boca y me hizo querer besarlo mucho, pero tenía que saber a ciencia cierta lo que era para él. 

—Dijiste que nunca habías tenido una novia antes. ¿Te referías a, en general, o te referías...? 

—Me refería a que eres mi primera novia. ¿Es eso lo que quieres? 

—Eso es exactamente lo que quiero. Sólo tenía que tener claro que no había ningún malentendido. Y en cuanto a lo que debemos hacer... podemos hacer lo que queramos. ¿Tal vez incluso más de lo que estábamos haciendo? 

Miró mis piernas y sacudió la cabeza. 

—No si deseas mantener esos jeans. 

Decía las cosas más calientes y tenía el poder para encenderme en un segundo plano. ¿Cómo en el mundo iba siempre a impedir desnudarme con él? 

—La mayoría de las citas son algo así como cena y una película. Tal vez bolos o un concierto. Algo por el estilo, pero todo lo que quiero hacer esta noche es estar aquí hablando y disfrutando de este tiempo a solas. 

—No hay discusión aquí. —Se acostó en el sofá de costado y tiró de mí delante de él en posición de cucharita—. ¿Dónde están tus padres? 

—Mi papá tenía una conferencia de trabajo en Las Vegas y mi mamá se fue con él. 

—¿Qué tipo de trabajo hace tu papá? 

Mis padres no eran realmente lo que tenía en mente cuando dije que quería hablar. 

—Corredor de bolsa. Inversiones. Ese tipo de cosas. 

Hizo un gesto a mi casa con la mano. 

—Mucho dinero que hace esta clase de cosas. 

¿Y tu mamá es abogada? Mi madre era más una prima donna en una falda de tenis que una exitosa abogada. Convertirse en abogada nunca fue acerca de la ley en el caso de mi mamá. Se trataba de utilizar su carrera para ponerla en contacto con gente muy rica para que pudiera encontrar un muy rico marido. 

—Solía serlo, pero no ha practicado desde antes que yo naciera.

 Encontró algo que dije divertido. 

—Se te olvidó mencionar esa parte cuando me amenazaste con tu mamá después de que estrellaras tu auto contra el mío. 

Me había olvidado de eso. 

—Para tu información, no estrellé mi auto contra el tuyo. Lo rocé con suavidad y fue todo culpa tuya. 

Eso le divirtió. 

—¿Cómo fue mi culpa cuando todo lo que estaba haciendo era estar sentado en un semáforo en rojo? 

Entrelacé mis dedos en su mano que estaba colocada encima de mi cintura. 

—Nico estaba advirtiéndonos a mí y a Euge acerca de ti y tus maneras de conquistador. Las llamó Trucos Sexuales Jedi y yo estaba tan fuera de mí que mi pie resbaló del freno y pisé el acelerador. 

—Ah, es por eso que me llamaste Jedi la noche que nos conocimos. —Él me atrajo hacia sí para darme un abrazo y besó la parte superior de mi cabeza—. Me alegro de que me rozaras con suavidad. Voy a tener que agradecer a Nico más tarde por apresurarte contra mí, de lo contrario no te hubiera conocido y eso hubiera sido una tragedia. 

Levanté la vista por encima de mi hombro y lo miré. 

—Sí, eso sin duda habría sido una tragedia. 

Me besó en la sien. 

—No vas a presentarme a tus padres o decirles acerca de mí, ¿verdad? 

Me di la vuelta, así no tenía que mirarlo. 

—No te estás perdiendo nada al no conocerlos. 

—Está bien. Lo entiendo. —Escuché el dolor en su voz. 

Creía que mis razones para no presentarles a mis padres eran porque pensaba que él no era lo suficientemente bueno, pero no era así, en absoluto. Él era demasiado bueno para ellos. Mis padres iban a verlo de esa manera, pero por lo menos le debía una respuesta honesta sobre ello. 

Acaricié su mano. 

—Peter, mis padres tienen expectativas de con quién debería salir y un chico Collinsville que quiere ser un agente de policía no está remotamente cerca de cumplir con su aprobación. 

—Así que soy lo bastante bueno para arriesgar mi vida todos los días en el trabajo para que puedan ser protegidos, ¿pero no soy lo suficientemente bueno para salir con su hija? 

Sí, él totalmente lo entendió. 

—Son tontos y es mejor si no los conoces. Pero oye, cuentas con mi aprobación y soy la única que cuenta. Además, vas a lucir tan guapo en el uniforme de policía. 

—¿Incluso cuando corte todo esto? 

¿Cortar qué? Me di la vuelta para mirarlo cuando me di cuenta de lo que quería decir. Mi corazón tartamudeó porque me encantaba su cabello desordenado. Era una de las cosas que lo hacían tan sexy. 

—De ninguna manera. Tienes un gran cabello. No voy a dejar que te lo cortes. 

Estiró su mano y me dio un apretón. 

—Los agentes de policía no andan por ahí con el pelo de esta manera. 

Él estaba tan equivocado. 

—Los atractivos lo hacen. 

—Umm, eso sería del tipo que se les paga para usar un uniforme falso y pelar en despedidas de soltera. 

¡Basta! Eso me tenía pensando en cosas que no debería. 

—No tenemos que hablar de policías quitándose la ropa así que dime algo más seguro. ¿Qué hay de tu madre? ¿Nunca la has mencionado? 

Silencio. 

Al principio, creí que no me iba a contestar y estaba a punto de decirle que no tenía que hablar de ella si no quería. Luego de un momento, algo casi tangible apretó mi corazón cuando empezó a hablar de su madre. 

—Nos dejó cuando tenía seis años. 

—¿Alguna vez la viste? 

Lentamente negó con la cabeza. 

—Nop. No desde el día en que nos abandonó. No tengo ni idea de dónde está. Estoy bastante seguro de que mi padre lo sabe, pero no nos dice nada. 

—¿Sabes por qué se fue? 

Pasé la mano arriba y abajo de su brazo mientras me contaba lo poco que recordaba. 

—Sospecho que había otro hombre, pero no lo sé a ciencia cierta. Le pregunté a mi padre acerca de ello varios años atrás y no me dijo nada. Lo dejé pasar, pero tengo un vago recuerdo de estar en su armario y encontrar un archivo de ella. Debí haber sido muy joven cuando lo encontré porque no recuerdo mucho de lo que decía, pero sé que se había vuelto a casar y tuvo más hijos. 

—¿Así que tienes hermanos o hermanas que nunca has visto? 

—Quizás. No lo sé. Cuando se fue, estaba tan herido y enojado que le dije a la gente que murió. Sólo tenía seis años y supongo que pensé que dolería menos pensar que ella estaba muerta antes que en ella no amándome lo suficiente para quedarse. —Llevó mi mano a la boca y la besó—. Tú eres la única persona a la que he contado todo esto. 

Sostuve su mano mientras me contaba lo que se sentía crecer pensando que nadie te podría amar si tu propia madre no lo hizo. Quería retroceder en el tiempo y decirle lo equivocado que estaba por pensar así, pero lo mejor que podía ofrecer era escuchar. Podría haber estado con muchas chicas, pero él acababa de darme algo que nunca había dado a una de ellas... una parte de sí mismo. 

La madre de Peter era la razón detrás del tatuaje sobre su corazón y la razón por la que trató sin éxito de encontrar consuelo en cualquier chica dispuesta. Sus opciones egoístas casi lo habían arruinado. Casi. Me encontré odiando a una mujer que jamás llegaría a conocer y me pregunté si sería capaz de arreglar las grietas que dejó en su corazón. 

PD;las quiero y comenten 

domingo, 28 de febrero de 2016

capitulo 16

Glocks y Hope






Peter

Aparqué por la cabaña y apagué el motor. Lali miró al viejo edificio de estilo rústico y luego a mí. 

—¿Qué es este lugar? 

—Es nuestra cabaña de caza. 

Algo de eso la divertía. 

—Está bien, ¿qué es exactamente lo que piensas que vamos a estar cazando? 

—No vamos a cazar nada. —Llegué debajo de mi asiento y deslicé mi Glock fuera. La saqué de la caja y la levanté para que la viera—. Estamos practicando objetivo.  

—¡Estás loco! ¿Sabías eso? —Negó con la cabeza—. Nope, no estoy disparando a nada. Las armas me dan miedo. Nunca he tocado una. 

—Te va a encantar. Lo prometo. Cuando te preparas y le das al blanco, se obtiene una oleada de adrenalina que ni siquiera sé cómo describir. 

—Creo que prefiero una emoción Peter inducida como anoche en lugar de una inducida por un arma. 

Me gustaba el sonido de eso. 

—De acuerdo, acepta disparar conmigo y tal vez conseguirás ambos tipos de emociones. 

—No voy a tener ni idea de qué hacer. 

—Lo sé. —Me incliné y la besé en la frente—. Te voy a mostrar lo que debes hacer. 

Caminamos detrás de la cabaña donde papá y yo habíamos construido un conjunto de vigas de varios niveles para albergar nuestros objetivos y coloqué una línea de botellas de cerveza en cada estante. 

—Mírame primero para que puedas tener una idea de lo que debes hacer. 

Tomé mi puesto. 

—Tus pies deben estar a la altura de tus hombros así y cuádrate con tus caderas. La mayor parte de tu peso debe estar en la punta de tus pies. 

—Ahora entiendo por qué me dijiste sobre usar zapatillas en lugar de tacones altos. 

—Bebé, te amo con esos tacones altos, pero no van a servir aquí en el quinto infierno con un arma.  

—No lo sabes. Tal vez soy un Ángel de Charlie natural. 

—Estoy seguro de que eres un ángel, pero ya veremos sobre la parte natural. —Sostuve la Glock lejos de Lali y coloqué mis manos alrededor de la empuñadura—. Tu mano izquierda debe estar posicionada en la pistola con sus dos pulgares casi tocándose así. Coloca el pulgar izquierdo hacia adelante por lo que este justo en frente de ti, y ambos deben estar apuntando hacia el blanco. Piensa en tu mano izquierda como el volante para exprimir un poco más duro con él. Mantén los brazos rectos, pero no los bloquees por completo, y apunta a tu objetivo. 

Estiré mis brazos hacia la primera botella y luego derribé a los ocho de ellos de uno en uno. 

—¿Crees que puedes hacer eso, Ángel? 

—Creo que más bien veo como lo haces. —Esbozó una enorme sonrisa—. Maldita sea, Peter, eso fue tan caliente. No creo que lo captara todo. ¿Quieres repetirlo para mí? ¿Así puedo ver tu técnica? 

—Una vez más y luego vas a dar un intento. 

Tenía nueve balas en la recamara, así que se alinee nueve botellas más, porque esa es la confianza que tenía en mi precisión. 

¡Bam! 

Golpee las nueve perfectamente. Dejé caer el cargador y comencé a cargarlo. 

—No te pongas nerviosa. Lo peor que puedes hacer es fallar. — Coloqué la recámara de nuevo en cuando terminé de cargarlo y se lo tendí a Lali. 

Ella lo miró, pero no hizo un movimiento para tomarlo. 

—Estoy nerviosa. 

—No lo estés. Ven aquí y te ayudaré. —Desde detrás, envolví mis brazos alrededor de ella antes de tomar sus manos y ponerlas en la empuñadura de mi Glock—. Pulgares aquí y aquí. Aprieta más con esta mano, porque la vas a usar para apuntar. Mantén los brazos rectos. —Me di cuenta de que sus pies estaban uno al lado del otro sin ningún tipo de distancia entre ellos, así que me incliné alrededor y puse mi boca contra su oído. —Extiende tus piernas. 

Ella se rió mientras movía su pie separado. 

—Eres tan malo. 

—Sólo estoy tratando de ser un buen instructor —dije con inocencia. 

—Sí, estoy segura de que has tenido suficiente práctica para ser un instructor experto. 

Bueno. La línea se hizo borrosa en alguna parte a lo largo del camino y no estaba seguro de si estábamos hablando de tiro al blanco o sexo. 

—¿Qué puedo decir? Soy bueno en lo que hago. 

—Hasta ahora, has sido bastante bueno en todo lo que has hecho. 

Hmm. 
Me gustó escuchar su alabanza. 

—Los nuevos tiradores tienden a querer apuntar abajo y a la izquierda, por lo que levántala un poco y llévala un poco a la derecha. Apunta a la primera botella en la parte superior izquierda. ¿Lista? 

—Chico, lo estoy siempre. 

La ayudé a colocarse en el lugar correcto. 

—Bien. Tira del gatillo. Ella vaciló y pude sentir su temblor. 

—¿Tienes miedo? 

—Diablos, sí, tengo miedo. 

 —No lo estés. Estoy contigo hasta el final. Déjame contar y tú puedes apretar el gatillo en tres. ¿Bien? 

Respiró profundamente y luego exhaló lentamente. 

—Está bien, estoy lista. Puedo hacer esto. 

—Aquí va. Uno... Dos... Tres. —A las tres apretó el gatillo y derribó la parte de arriba del primer cuello de botella. Cuando se dio cuenta de que había acertado, dejó escapar un grito fuerte, pero no movió ni un músculo. 

—¡Woo! Eso fue impresionante y estabas en lo correcto. Que aceleración. 

—¿Así que te gustó? 

—Sí. Quiero hacerlo de nuevo. 

Esta chica estaba llena de sorpresas. ¿Podría ser más perfecta para mí? 

—¿Quieres hacerlo por ti misma esta vez? 

—Sí, creo que sí. 

Aparte mis brazos. 

—Acuérdate de tu postura y dónde ejercer la presión. Levántala y llévala hacia la derecha sólo un poco. ¿Quieres que cuente otra vez? 

—Sí. Creo que eso ayudó. 

—Bueno. Uno... Dos... Tres. —Apretó el gatillo y falló. 

—Hmm, fallé. 

—Está bien. Inténtalo de nuevo. —Llegué a sus brazos y se los hice subir—. Levántalos sólo un poco más alto esta vez y respira. No contengas la respiración. 

—¿Lista? 

—Sí. 

—Uno... Dos... Tres. —Falló de nuevo. Y luego otra vez. Pude ver que estaba frustrada. 

—¡Ugh! Esto no es fácil. Necesito que me ayudes. 

Puse mis brazos alrededor de ella una vez más para apuntar a su objetivo. 

—No me hice bueno en esto en un día. He estado haciéndolo desde que tenía once años. Relájate. Estás rígida como una tabla. 

Dejó que sus hombros se destensaran y aparté el cabello de su cuello para que colgara sobre su hombro izquierdo. Me incliné hacia ella y puse mi boca contra su oído derecho. 

—Respira. Afloja los hombros y aprieta los brazos. Uno... Dos... Tres. 

Juntos disparamos a los ocho objetivos y luego una docena adicional y sin una sola bala perdida. Dejé caer el cargador para comprobar y luego lo deslicé de nuevo cuando vi que estaba vacío. 

—Creo que hacemos un gran equipo. 

—Podría estar de acuerdo con eso, pero creo que el profesor era mejor que la estudiante. 

Puse la pistola vacía en su estuche y empezamos a caminar hacia mi auto.

—Disparar objetivos pequeños requiere de mucha práctica. 

—Bueno, ver lo bueno que eres en el tiro hace que me preocupe un poco menos sobre si te vas a convertir en un oficial de policía. 

—¿Eso te preocupa? 

—Sí, así es. 

Guau. Nunca había sentido como alguien se había preocupado por mí, excepto Rochy y Hope. Puse el estuche del arma en el suelo y di la vuelta a la visera mi gorra  hacia atrás antes de poner mis manos en la cintura de Lali para tirar de ella más cerca. 

—No te puedes ni imaginar lo rápido que me estoy enamorando de ti. 

—Apuesto a que tengo una idea bastante buena. —Puso sus brazos alrededor de mis hombros y la levanté para sentarla en el capo de mi auto. 

Se echó hacia atrás, llevándome con ella mientras caía entre sus rodillas dobladas. Envolvió sus piernas alrededor de mi cintura y apreté mi cuerpo en el de ella mientras mi boca se movía sobre su cuello. 

—¿Cómo has conseguido ponerme bajo tu hechizo, Lali Esposito?

 Agarró mi gorra de béisbol por la visera en parte posterior de mi cabeza y la tiró en el parabrisas de mi auto. Entrelazó los dedos por mi cabello, agarrando dos puñados y tiró de ellos con fuerza, obligándome a mirarla.  

—Volvamos a mi casa. 

—Bien. 

Volvamos a mi casa. ¿Era eso una excusa para que enfrié mis motores o una invitación para algo muy diferente? No tenía ni idea viniendo de Lali porque no era como las chicas a las que estaba acostumbrado, pero ciertamente parecía dispuesta a llegar a lo físico y en el viaje a casa no me hacía pensar lo contrario.  

Alcanzó mi mano mientras me alejaba de la cabaña y no la soltó mientras conducía hacia mi casa para recoger su auto. La sostuvo con firmeza y lentamente acarició mi brazo desde mi mano hasta mi bíceps y la espalda todo el camino a casa. En el momento en que llegamos a mi casa, el toque de Lali me tenía tan dolorido y duro que pensé que se me podría levantar en cualquier momento. 

Fue entonces que llegamos a mi casa y vi el auto de Hope aparcado en la calle. 

No. Hoy no. 
No en este momento. 
No cuando Lali me acababa de pedir que fuera a su casa mientras sus padres aún no estaban. Hombre, nada podría matar a una erección más rápido que tu abuela. 

Incliné la cabeza y la puse en el volante. 

—¿Qué pasa? 

—Mi abuela está aquí. 

No me soltó la mano. 

—Entonces tienes que ir a verla y podemos reunirnos otra vez. 

No había manera de que dejara que se fuera.  

—Ven conmigo a conocerla. 

—¿En serio? ¿Crees que soy digna de tu abuela?  

¿Estaba bromeando? Estaba mucho más allá de ser digna para la abuela.  

—Por supuesto. Hope te amará.  

—Hope. Eso es un nombre bonito para una abuela.  

—Es la abreviatura de Esperanza.  

—Sí. Voy a entrar y conocer a tu Hope si estás seguro de que no estaré molestando.  

No pude evitar la gran sonrisa que se extendió por mi cara mientras me inclinaba y le daba un beso.  

—Estoy seguro. 

Caminamos a través de la puerta principal y encontramos a Hope y Rochy en la cocina. Se me había olvidado. Hoy era su día para dar clases de cocina a Rochy.  

Solté la mano de Lali y me acerqué a besar a mi abuela.  

—Hope, tengo que presentarte a alguien. Esta es Lali Esposito. 

Mi abuela miró a Lali y luego de nuevo a mí y sonrió. Traer una chica a casa, obviamente, la había tomado por sorpresa.  

—Estoy tan feliz de conocerte, Lali. 

 Hope no daba apretones de manos. Ella era de abrazos y tomó Lali por sorpresa cuando puso el saco de harina abajo para venir y abrazarla.  

—¿Eres tú la chica que va a domar a mi Juan? 

—Me temo que el jurado aún está deliberando sobre si es domable o no. 

Sabía que mi Hope estaba enamorada de Lali cuando se echó a reír.  
 —Oh, ella es descarada, Juan. —Envolvió su brazo alrededor de Lali y la atrajo hacia sí mientras susurraba algo al oído que  no quería que yo escuchara.  

Sea lo que fuera hizo a Lali muy feliz como lo demostró su sonrisa.

 —Lo prometo. Definitivamente voy a hacer eso.  

—Ahora, señorita Lali. ¿Cocinas? 

—No, señora. Nunca nadie me ha mostrado cómo.  

Hope se dirigió al armario y sacó uno de delantales adicionales de Rochy.  

—Aquí, ponte esto. Estoy enseñando a Rochy cómo hacer el pollo frito, puré de patatas, judías verdes y galletas con salsa.  

—No, Hope. No podemos quedarnos. —Miré a Lali y sonreí—. Tenemos un lugar donde estar.  

Lali deslizó el delantal sobre su cabeza y se lo ató alrededor de su cintura mientras me sonreía. 

—Creo que podemos quedarnos un poco de tiempo. 

Concedí y fui a la sala de estar para ver la televisión mientras Hope se salía con la suya con Lali y Rochy. A menudo oí susurros, seguidos de una oleada de risas y estaba seguro de que se reían de mí sobre algún tipo de tonterías. Lo extraño de todo fue que me sorprendí sonriendo cuando lo hicieron, porque me gustaba. Me gustó tener a Lali en mi casa con mi hermana y mi abuela, y me gustó la forma en que estaban juntas en la cocina unidas por el pollo frito.  

Una hora más tarde, Lali salió de la cocina y se sentó a mi lado en el sofá. 

—No estás enojado porque quisiera quedarme, ¿verdad?  

—Por supuesto que no. 

—¿Te importa si nos quedamos a comer? 

—No creo que tengamos elección. Hope no te va a dejar de hacer todo ese trabajo y luego irte sin comer.  

Se inclinó y puso su cabeza en mi hombro.  

—Gracias. Me he divertido mucho y Hope me enseñó mucho. De hecho, hice galletas caseras. No puedo creerlo. Si son terribles, no me lo digas. Sería romper mi corazón.  

—Cara de Muñeca, te prometo que nunca voy a hacer nada para romper tu corazón. 

—¿Lo dices en serio? 

Le besé la parte superior de la cabeza.  

—Cada palabra. —Y lo decía en serio. Preferiría morir antes que hacer cualquier cosa para romper el corazón de esta hermosa chica.  
—Hope dijo que estaríamos comiendo sin tu papá porque  no estaría en casa por el trabajo hasta más tarde esta noche.  

—Sí, su turno no termina hasta las siete y por lo general no llega a casa hasta casi las ocho. 

—Bueno. Le guardaremos un plato. —Se levantó del sofá y tiró de mí para convencerme de levantarme—. ¡Ven aquí y prueba mi comida! 

Probablemente comí demasiado rápido. Primero... porque era tan bueno y segundo... porque estaba dispuesto a conseguir un poco de tiempo a solas con Lali antes de volver a su casa. Mentalmente grité cuando se ofreció a ayudar a limpiar después de la cena, así que quedé allí y ayudé a acelerar el proceso.  

Rochy tomó nota de mí porque nunca antes me había visto ayudar.   
—Nunca ayudas a limpiar después de una comida. ¿Tratando de hacer una buena impresión con Lali?  

—Sí, eso es todo —mentí porque era más fácil de esa manera. Puse el último plato en el armario e hice nuestro anuncio de irnos mientras iba a besar a mi abuela—. Tenemos que irnos, Hope. Gracias por la cena. Fue genial, como siempre.  

—No olvides que tu Lali cocinó una gran parte de ello. 

Mi Lali. 
Hmm, eso me gustó.  

Lali se quitó el delantal y se lo pasó a Rochy antes de que se acercara a darle a mi abuela un abrazo.  

—Gracias por todo lo que me enseñaste. 

—Vengo una vez a la semana para enseñar a Rochy y me encantaría que estuvieras aquí de nuevo. 

—Me gustaría. —Se volvió hacia mí como si fuera a pedir permiso y me encogí de hombros, haciéndole saber que era su decisión y que estaba bien por mí. 

La idea de que Lali pasara tiempo con mi familia me hacía muy feliz, pero nada podría hacerme tan feliz como conseguir estar solo con ella de nuevo y era lo siguiente en mi agenda. 

ESTE PETER ME VUELA LA CABEZA <3 

PD: LAS QUIERO Y COMENTE

miércoles, 24 de febrero de 2016

capitulo 15

Detalles excitantes  






Lali

Guau. 
¿Consideraba eso mi castigo por bromear con él? 

Abrí mis ojos y miré al techo con mi edredón aún empuñado en mi mano. ¿Fue eso lo que pienso que era? Diablos, sí que lo fue y fue magnífico. Sin lugar a dudas fue la sensación más increíble que nunca había experimentado. Demonios, quería que él me hiciera eso de nuevo. 

Se deslizó arriba de mi cuerpo y descansó su peso sobre sus codos que estaban presionados en el colchón a cada lado de mi cabeza. Acarició con sus dedos cada lado de mi rostro mientras observaba mis ojos.  

—Te gustó eso, ¿no es así? 

—Umm, sí… sólo un poco. 

—Me di cuenta… sólo un poco. 

Sonrió porque le complació escucharme admitir que me gustó lo que me hizo. Sentí el calor elevarse por mi rostro cuándo pensé sobre lo que había desvergonzadamente rogado que me hiciera. 

Me advirtió que lo haría, pero no le creí porque no tenía idea que él era capaz de provocar tanto una urgencia incontrolable que me haría arrojar mi sentido común fuera de la ventana. No importó cuánto le rogué y supliqué. 

Mantuvo su palabra cuando me dijo que no tendríamos sexo y me encontré a mí misma arrepentida sobre eso en lugar de aliviada. Jesús. Necesitaba alejarme de él rápido, porque estaba pensando acerca de pedirle que rompa su promesa de no sexo esta noche. 

—Probablemente no debería empujar mi suerte con la tía Gime. No sé cuán genial sería si me presento horas después de decirle que estaría allí. 

—No quiero meterte en problemas porque tengo planes para ti mañana, Cara de Muñeca. —Bajó sus labios a los míos y me dio un suave beso—. ¿A las doce en punto suena bien para ti? 

—Perfecto. —Eso significaba que sólo estaríamos separados por once horas.  

Pasamos la mejor parte de los siguientes treinta minutos besándonos en despedida hasta que finalmente despegamos nuestros labios el tiempo suficiente para que yo fuera a la casa de Gime. 

Cuando entré a su casa, la encontré casualmente descansando en el sofá en la sala de estar observando televisión.  

—Hey, Girly Girl. ¿Tuviste una buena noche? —Caí sobre el sofá y suspiré dramáticamente—. Suena como si alguien tuvo una noche genial. 

—La tuve. Fue una de las noches más maravillosas de mi vida. — Pensé sobre mi increíble experiencia con Peter y supe que no estaba dándole el crédito suficiente después de lo que hizo—. Retiro lo dicho. Definitivamente fue la mejor noche de todas. 

—¿Estabas con un chico lindo? 

Lindo no parecía en encajar con Peter.  

—No tienes ni idea. Es caliente, quiero decir realmente caliente y es considerado. Una de mis cosas favoritas sobre él es que ama mi boca sabelotodo. Ah, y es un besador asombroso. —Pensé que sería bueno dejar fuera la parte sobre él dándome mi primer gran Orgasmo—. Gime, en serio creo que podría enamorarme de este chico. 

Escuché a mi tía reírse de mí.  

—Creo que ya lo estás. Mírate. En realidad estás mareada. Nunca te he visto así por un chico. 

—Lo sé. No creo que sea capaz de dormir esta noche porque estoy tan emocionada sobre estar con él mañana. 

—¿Qué opinan tus padres de él? 

Deseé que no me hubiera preguntado eso, porque ni siquiera había pensado lo que dirían sobre Peter.  

—No lo han conocido, pero ya puedo decir que no lo aprobarán. 

—Oh, cariño, no sabes eso. 

—Lo hago. Es de Collinsville y eso es todo lo que necesitan saber para discriminarlo. No tiene dinero o influencia social por lo que me darán el pulgar abajo antes de que siquiera lo conozcan. Sabes cómo son. 

—Tal vez no lo hagan. No puedes estar segura hasta que lo intentes. 

—Quieren que esté con alguien como Pablo. Sin importar el hecho de que es un imbécil que me dio un ultimátum para dormir con él o marcharme. Madre nunca siquiera me preguntó lo que sucedió. Sólo me culpó porque él terminó conmigo. 

—Oh, lo siento tanto cariño. ¿Quieres que hable con Vivian por ti?

 —Nah. Déjala pensar que soy una decepción total, en lugar de una virgen. Le está bien empleado. 

—¿Este jovencito afortunado tiene un nombre? 

—Como cuestión de hecho, lo tiene. Su nombre es Peter Lanzani. Ah, incluso adoro decir su nombre. ¿Eso es raro? 

Levanté la mirada desde donde yacía en el sofá cuando mi tía no respondió y vi que se había sentado derecha en el borde del sofá. 

 —¿Algo está mal, Gime? 

—No, nada está mal. Por favor, continúa. Quiero saber todo sobre tu Peter. 

Mi teléfono me alertó de un mensaje de texto y supe que era Peter sin mirar. 

¿Llegaste bien a lo de G? 

Sonreí porque estaba comprobándome.  

—Es Peter. Está comprobándome para estar seguro que llegué aquí segura. 

Sí. Contándole a G sobre nuestra noche menos los detalles excitantes. 

Amé los detalles excitantes. 

Yo tb. Eres tan malo. 

Eso es lo que me dicen. 

Emocionada sobre mñn. 

¿Quiere tener más detalles excitantes mñn? 

Definitivamente. 

 ¿Estaba engañándome? Diablos sí, quería tener mucho más detalles estimulantes. 

Ten cuidado. No hago promesas. 

¿Lo prometes?  

Golpeé enviar antes de que tuviera oportunidad de detenerme y preguntarme, ¿qué estaba mal conmigo? Eso era básicamente tan bueno como decirle que quería relaciones sexuales

Prometo no más promesas.  

Oh, mierda. Eso significaba todo era juego limpio. 

Bien. Te veo mñn a las 12. ¿Tu casa? 

Sí. Hasta entonces… pensando sobre detalles excitantes. 

Sí, apuesto que estaba pensando sobre detalles excitantes. ¿A quién estaba engañando? Estaba pensando sobre ellos, también. Y probablemente lo haría el resto de la noche. 

Ídem 

Puse mi teléfono abajo y rápidamente chillé, en voz baja, mientras caía atrás contra el sofá de nuevo y comenzaba a contar todo lo que sabía sobre Peter, incluyendo cuánto estaba enamorándome de él.  

Me sentía increíblemente bien para alguien que se quedó hablándole a Gime sobre Peter hasta que el sol salió. Ella quería saber todo sobre Peter y me di cuenta que aún habían tantas cosas que no sabía sobre él, así que tenía trabajo de investigación por delante hoy. Pero tenía asuntos que atender antes de ir a lo de Peter. Tenía que ver a Euge. 

Estacioné en su casa y luego entré sin golpear como siempre lo hacía. Prácticamente había pasado la mitad de mi infancia en esta casa y golpear se hubiera sentido raro. Era un día de semana así que Nico y los Suarez estaban en el trabajo. 

La casa estaba en silencio así que supe que Euge estaba siendo una completa holgazana y estaba durmiendo hasta tarde, pero eso no duraría porque iba a levantar a ese trasero. Necesitaba consejos femeninos. 

Subí las escaleras y su puerta estaba muy abierta. 

Bien. 

Quería asustarla y probablemente no lo lograría si tuviera que abrir la puerta. 
                                                         
Fui de puntillas en silencio a través del piso hasta que estaba de pie junto a su cama. Le di al cobertor un tirón para despertarle y me di cuenta demasiado tarde que no estaba durmiendo y no estaba en su cama sola. 

Euge alcanzó la sábana y lo empujó arriba hasta su cuello.  

—¿Qué diablos, Lali? 

—Lo siento. Lo siento. Pensé que tenías la frazada sobre tu cabeza para bloquear el sol. No sabía que Nico estaba allí debajo contigo. Pensé que estaba en el trabajo, pero no me dejes interrumpir. Me estoy yendo. 

Esto era uno de esos momentos raros cuando yo estaba avergonzada. 

—Como lo estabas haciendo, Kimosabe.  

Iuuu, eso sonaba raro y me apresuré a salir de allí tan rápido como fuese posible. Ambos eran mis mejores amigos, pero verlos desnudos en la cama juntos era simplemente Demasiada información para mí. 

Llegué a mi auto y comprobé la hora. Once en punto significaba que tenía una hora para gastar y estaba sin ideas así que le envié un mensaje a Peter para ver si podíamos reunirnos más temprano.

 Seguro. ¿Vienes ahora? 

En camino. 

Después de conducir a casa de Peter desde Franklin, estaba a sólo 40 minutos antes que lo que habíamos planeado originalmente.

 Golpeé unas cuantas veces y vino a la puerta vistiendo el mismo atuendo que me había pedido usar excepto que había agregado una gorra de béisbol Vols. 

Alcanzó mi mano, me empujó al interior de su casa y cerró la puerta. Puso sus manos alrededor de mi cintura y me empujó más cerca.  

—Chica, te he extrañado y estoy a punto de hacer un desastre con tu labial. 

Me besó suavemente al principio y se hizo cada vez más hambriento con cada toque de su lengua contra la mía. Comenzó a caminar hacia atrás hacia el sofá, empujándome con él hasta que estábamos en el lugar donde compartimos nuestro primer beso.

Cuando dejó de besarme, corrió sus dedos a lo largo de mi rostro. Noté que hacía eso un montón, como si disfrutara tocando mi rostro. Me sentía de la misma forma que él. Habíamos estado separados por demasiado tiempo, pero no estaba lista para mostrarle mi mano así que puse mi usual cara de póker.  

—Sólo han sido diez horas desde que estuvimos juntos. 
                                                          
Me apretó con fuerza y puso su nariz contra mi cuello e inhaló profundamente.  

—Diez horas, diez días, ¿cuál es la diferencia? 

Besó mi cuello justo debajo de mi oreja.  

—Umm, creo que eso es apenas nueve días y medio. 

Se rió suavemente y luego susurró contra mi oreja.  

—Esa es mi chica. Siempre con una respuesta ingeniosa. ¿Estás lista para ir? 

No. Prefería hacer esto el resto del día.  

—Seguro. ¿Dónde vamos? 

—No te lo diré hasta que lleguemos allí. —Caminamos a la puerta principal y la abrió para mí y luego nos tomamos brevemente de la mano hasta su auto. 

Abrió la puerta del auto para mí y me giré hacia él antes de entrar. 

 —Estás matándome con esta cosa secreta. 

Se inclinó y sonrió mientras me daba un rápido beso.  

—Te daré otra pista. No es una cosa de chicas, pero a las chicas que le gusta, lo aman y es una carrera. 

Eso podía ser casi aterrador. Caminó alrededor del auto y pude ver que aún estaba sonriendo. Se metió junto a mí y lo observé por un minuto.  

—Esa probablemente fue la peor pista de la historia. Así que no más. Averiguaré lo que es cuando lo averigüe, así que cambiando de tema. Estás usando una gorra de Universidad de texas. ¿Eres un fan? 

Arrancó el auto. 

—Sí. ¿No lo es todo el mundo por estos lados? 

—No, no realmente, pero me inscribí allí para este otoño. Historia divertida. Mi mamá ha estado determinada mi vida entera a que iría a su Alma Mater, así que elegí la Universidad Texas para molestarla. Misión cumplida. Está molesta como el infierno y me encanta. 

Sacudió su cabeza, pero no miró en mi dirección.  

—Hombre, ni siquiera ves cuan afortunada eres. Yo conseguí el privilegio de ir a la universidad comunitaria y eso con los préstamos estudiantiles. 

—Hay algunas universidades comunitarias realmente buenas. Además, la academia de policía es donde aprenderás el asunto real, ¿cierto? Quiero decir, ¿la parte sobre ser un policía y permanecer seguro?                                                         

—Sí. Cuando soy disparado, una educación de UT no es lo que va a salvarme. 

Deseé no haber traído la parte sobre su seguridad. No me gustaba la forma en que me hacía sentir el pensamiento sobre él estando en peligro.  

—No deberías decir cosas como esas. 

—¿Por qué no decir cosas como esas? El peligro va a ser parte de mi vida cada vez que estoy en el trabajo. 

Tuve una incontrolable urgencia de tocarlo. Extendí mi mano para alcanzar su mano libre y la apreté con fuerza en la mía antes de traerla a mi boca para besarla. Sostuve su mano cuando la movió a mi pierna y lo observé mientras nos conducía a donde sea que estaríamos pasando nuestra tarde mientras conseguíamos nuestra carrera los dos juntos. 

¿Podía estar con alguien como él? Quiero decir, ¿podía arriesgarme a estar con alguien que disfrutaba de la adrenalina, el peligro y vivir la vida al límite de la forma en que él lo hacía? Había tantas cosas inciertas en mi cabeza, pero estaba segura de una cosa. 

Estaba jugando mi propio juego peligroso con él y el costo de perder era un alto precio a pagar… mi corazón. 

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lunes, 22 de febrero de 2016

capitulo 14

Yo te enseñaré  






Peter

Oh, mierda. 

Acababa de decirle a Lali que estaba enamorado de ella. 
Bueno, no con exactamente con esas palabras, pero se le acercaban lo suficiente para que pudiera sobreentenderlo.  

Sostenía su cara entre mis manos mientras esperaba ansioso a que me dijera como se sentía. La miré a los ojos, pero ella no dijo ni una sola palabra. Fue entonces cuando me di cuenta de la verdad. No decía nada porque no sentía lo mismo y yo había metido la pata a lo grande.  

¿En qué estaba pensando? Mantenía la esperanza de algo que estaba claro que nunca iba a pasar. Una chica como Lali nunca saldría con un tipo como yo. Nico me había advertido que entre ella y yo jamás sucedería nada y debería haberle escuchado, pero yo no consideré esa posibilidad porque estaba demasiado ocupado siendo un idiota estirado que creía imposible que alguna chica le pudiera dar largas.  

Esperé unos dolorosos segundos más pero Lali seguía sin decir nada, así que me resigné ante la verdad.  

Ella no sentía lo mismo por mí y de repente me sentí como un estúpido, porque había ido en contra de mis propias reglas, me había abierto, y tan sólo para salir herido.  

Me tragué el dolor de su rechazo y solté su rostro mientras me alejaba. Estaba desesperado por salir de allí, lejos de ella, pero rápidamente alargó su brazo alrededor de mis hombros y me detuve.  

—Quiero ser la única en la que piensas. —Ella presionó suavemente sus labios contra los míos—. Pero seré clara en una cosa. No voy a ser simplemente otra más.  

Tiré de ella más cerca y presioné mi frente con la suya mientras hacía una promesa.  

—Nunca, Cara de Muñeca. Lo juro. 

Sentía como si sólo hubieran trascurridos unos pocos minutos desde que habíamos entrado en la piscina, pero ya era casi medianoche cuando Lali miró la hora.  

—Oh, mierda. Ya es medianoche y le dije a la tía Gime que me quedaría en su casa esta noche. Tengo que mirar el teléfono, apuesto a que me ha llamado una y mil veces. Vuelvo enseguida.  

Me dio un beso rápido antes de salir de la piscina y no pude evitar mirarla mientras subía las escaleras y tomaba una toalla. Dios, lo que daría por ser esa toalla en este momento.  

Sabía que nuestra noche en la piscina había terminado, por lo tarde que ya era y porque tenía un lugar en el que quedarse. Salí y me sequé mientras ella hablaba por teléfono, estaba acabando cuando ella salió de la casa.  

—Le he dicho a la tía Gime que estaría allí en un rato y le ha parecido bien.  

—¿No se meterá en problemas con tus padres?  

—Nah. Ella es todo lo contrario. Me ha ayudado a salir del paso con ellos en más de una ocasión. Desearía que mi madre se pareciera más a ella. —Echó la cabeza hacia delante y se sacudió el pelo antes de recogerlo con la toalla— ¿Me acompañas mientras preparo una mochila?  

—Por supuesto. —Haría cualquier cosa si eso significaba pasar más tiempo con Lali.  

La seguí por las escaleras hasta su dormitorio y vi al oso que le compré en la feria, sentado en medio de una lujosa cama llena de almohadas. 

Oso con suerte.  

—Tu oso perece estar un poco fuera de lugar sobre esa cama de lujo.  

—Mi cama no es de lujo. Puedes sentarte en ella mientras guardo las cosas.  

Miré el elegante edredón e imaginé la marca que dejaría mi húmedo traje de baño sobre él.  

—Lali, tu cama es de lujo y mi bañador está mojado, así que no voy a sentarme en ella.  

Dejó caer la mochila al suelo, se acercó a mí y me empujó hacia atrás hasta que caí justo en el centro de la cama.  

—Dime que no piensas sentarte y te aseguro que haré que te acuestes en ella.  

Dios, esta chica era imposible.  

Me senté en el borde de la cama mientras observaba como terminaba de hacer la mochila.  

—¿Cuándo regresan tus padres?  

—Pasado mañana.  

—Podrías quedar mañana conmigo si aún no están aquí.  

Ella sonrió mientras me miraba. 

—Quizás.  

—En ese caso necesitarás llevarte algo casual, como una camiseta, pantalones vaqueros y zapatillas de deporte. 

Aquello picó su curiosidad.  

—¿Y por qué tendría que ir casual?  

—Porque para lo que tengo planeado, esos tacones altos y faldas cortas que tanto te gusta usar no serían demasiado adecuados.  

—Ooh… cuanto misterio. —Abrió el armario y sacó una camisa junto con un par de pantalones que se llevó al brazo. 

Dobló la camisa y la guardó en la mochila, que estaba seguro de que costaba mucho más que todo mi guardarropa junto—. Me muero por saberlo. ¿Podrías darme una pequeña pista?  

Iba a ser fuerte y no había ninguna posibilidad de que le diera ni el más mínimo detalle. 

—Pues no.  

Ella colocó su mochila sobre el tocador y se acercó hasta detenerse en medio de mis rodillas. Hizo pucheros con el labio inferior y estaba seguro de que esta era la primera vez que utilizaba su cara bonita para conseguir lo que quería.  

—¿Ni siquiera una pequeñita? 

Se sentó en mi regazo, rodeando con su brazo mis hombros y mordisqueándome el lóbulo de la oreja. Aunque me diera cuenta de que tan sólo era un movimiento táctico, ella era irresistible, así que no puede evitar replantearme ceder un poco.  

—Está bien. Una pista y eso es todo lo que vas a conseguir. Te voy a enseñar una de las cosas que más me gusta hacer para divertirme.  
Ella se deslizó hacia más abajo, hasta llegar a mi cuello.  

—Así que voy a echarle un vistazo a la vida de Peter Lanzani. Cuéntame más.  

—No, tendrás que esperar y verlo mañana.  

Me empujó contra la cama otra vez y gateó sobre mí. Levanté la cabeza para darle un beso pero se retiró fuera de mi alcance, burlándose de mí.  

—No quiero tener que esperar hasta mañana para saberlo.  

Intenté besarla de nuevo y volvió a alejarse de mí, así que agarré la parte posterior de su cuello y tiré de ella hacia abajo hasta que quedamos cara a cara.  

—Te dije que te lo contaría mañana. Ahora, déjate de bromas y bésame. 

—Te besaré cuando me digas lo que quiero saber.  

Esa pequeña zorra. Claro que me iba a provocar y utilizar sus besos rehenes a cambio de información. Bueno, tenía noticias para ella; a este juego podían jugar dos.  

Me senté y la agarré por la cintura haciéndola rodar rápidamente sobre su espalda antes de que ella chillara: —¡Peter!  

Me coloqué encima de ella, aún con su bikini puesto mientras mi cuerpo arropaba el suyo.  

—Es demasiado tarde para pedir misericordia ahora.  

Su voz se estremeció.  

—¿Qué vas a hacer conmigo?  

—Terminar lo que empezaste.  

—Por cómo suena la última palabra, espero que no te estés refiriendo a que tengamos relaciones sexuales, porque no las vamos a tener.  

—Oh, por supuesto, Cara de Muñeca. Esta noche no habrá sexo. — Dejé caer mi boca sobre su oído y le susurré—. Ni si quiera cuando me ruegues que esté dentro de ti.  

Escuché su inhalación brusca y sonreí. Había logrado escandalizarla, pero aquello no duró mucho ya que sólo unos segundos más tarde su mano trataba de llegar a mí de nuevo.  

—No creo que vaya a… 

—Shh. No digas nada. —No le di la oportunidad de acabar su frase porque coloqué uno de mis dedos sobre sus labios.  

Abrió la boca y cogió aliento para decir algo más, pero tapé su boca con la mía antes de que las palabras pudieran escapar. Poco a poco fui hipnotizando su boca con besos y entonces aproveché cuando la abrió lo suficiente para permitirle acceso a mi lengua.  

Su corazón descansaba contra mi pecho y mis labios presionaron su cuello cuando comencé mi viaje hacia abajo. Escuché como su respiración se volvía cada vez más pesada y su pecho empezó a subir y bajar con celeridad cuando mi boca se detuvo un poco más arriba de la parte superior de su bikini. Me detuve, dándole el tiempo suficiente para decirme que no quería ir más lejos, pero ella no lo hizo, así que seguí mi camino en la exploración de su hermoso cuerpo.  

De repente recordé que Lali era diferente a las chicas fáciles a las que estaba acostumbrado, así que procedí con más cautela porque no quería asustarla. Extendí mis dedos y coloqué las manos alrededor de su caja torácica a medida que iba bajando por su cuerpo. Dejé que mis dedos acariciaran ligeramente el borde inferior de sus pechos mientras mi lengua saboreaba el espacio entre ellos. Sentí como su corazón latía contra mi boca un millón de veces por minuto mientras ella doblaba las rodillas hacia arriba y mi cuerpo caía en medio de ellas.  

Cuando terminé de darles a sus pechos la atención que merecían, me deslicé más abajo hasta llegar a su estómago e introduje la lengua en su ombligo de forma que pude verla retorcerse. No me defraudó.  

—Oh. Oh. Ooh. —Ese era el sonido de la tranquilidad, lo que significaba que estaba haciendo algo muy bien.  

Ella se movió debajo de mí y arqueó la espalda cuando mi boca se desplazó hacia sus caderas, justo por encima de la cintura. Intenté detenerme en mi camino hacia abajo, pero quería seguirlo cuando la besé en la ingle a través de la húmeda tela blanca.  

—¿Debería parar? —susurré mientras mi boca se deslizaba por la parte superior de su hueso pélvico.  

Me las arreglé para escuchar el sonido de un «no» entre sus pesados jadeos, así que no me detuve. Introduje mis manos a cada lado de la parte inferior del su traje de baño y las deslicé por sus caderas hasta que tomé su trasero desnudo entre ellas.  

—¿Y aquí? ¿Quieres que pare?  

Ella se retorció debajo de mí y su voz se quedó sin aliento cuando me rogó que no parara, pero yo tenía una promesa que cumplir. 

Esta sería una noche sin sexo, sin embargo planeaba darle justo lo que necesitaba al mismo tiempo que seguía siendo fiel a mi palabra.  

Oí como un gemido se le escapó de los labios mientras se tapaba los ojos con la mano y golpeaba el colchón con la otra, entonces supe que le daría una experiencia que no olvidaría nunca. 

PD: LAS QUIERO Y COMENTEN 

capitulo 13

Adicto a la adrenalina   





Lali

¿Acababa de poner mis labios sobre el cuello de Peter Lanzani como si fuera una aspiradora Dyson? 

Por qué, si lo hice al parecer había hecho un buen trabajo por la sonrisa que tenía en el rostro.  

Él se apoyó sonriente contra el respaldo del sofá mientras esperábamos a que Nico y Euge nos encontraran y descubrieran que ya no estábamos en la piscina. Le miré y no pude contener una sonrisa por el pequeño secreto que intentaba ocultar debajo del cojín que le lancé. Debería haberme sentido mal por ello, pero no pude porque disfrutaba cada minuto que pasaba con él.  

Después de que Nico y Euge nos encontraran, Nico se dejó caer entre nosotros y miró el cojín casualmente colocado en el regazo de Peter. Sí, tenía sospechas de la razón de aquella estratégica colocación. 

—¿Qué pasa, Lanzani? 

Peter dejó caer el brazo sobre el cojín como si tuviera miedo de que Nico pudiera quitárselo en cualquier momento. 

—Nada interesante. Nos cansamos de la piscina y se nos ocurrió venir a ver un poco la televisión mientras cogíamos unos bocadillos.  

Respuesta equivocada. 
Vamos, Peter. No se podía ver un televisor que no estaba encendido.  

Nico alzó la vista hacia el televisor empotrado contra la esquina de la casa. —¿Estás viendo una pantalla en negro?  

Peter se pasó una mano por el pelo y se rió.  

—Error mío. Me refería a escuchar umm… Civil Twilight.  

Nico miró hacia la piscina.  

—¿A dónde se han ido Gas y Rochy? 

Peter y yo nos volvimos esperando encontramos con la pareja en la piscina, pero no había ni rastro de ellos y esta vez me adelanté a contestar ya que Peter había fallado la pregunta número uno.  

—No lo sé. Supongo que estarán tomándose un descanso de tanta natación.  

—¿Cómo no les han visto salir de piscina si todo lo que han estado haciendo era estar aquí sentados escuchando música mientras comíais un bocadillo?  

Se acercó y agarró la rodilla de Peter dándole un fuerte apretón.  

—A mí me parece que estás mintiendo.  

Peter dio una sacudida y agarró a Nico por la muñeca para hacerle parar mientras se quejaba.  

—Maldita sea, amigo. Déjalo.  

Euge puso los ojos en blanco cuando me miró y se levantó para ir a coger una bebida en la casa de la piscina.  

—Déjalo en paz, Nico. Ellos pueden hacer lo que quieran.  

Nico obedeció de mala gana a Euge y soltó la rodilla de Peter.  

—No podía evitarlo, Princesa. Me lo ha puesto demasiado fácil. En serio, amigo… pareces «un niño de dos años pillado con las manos en el tarro de las galletas». —Nico le dio un codazo en las costillas a Peter y luego me miró—. No puedo creer que vaya a decir esto, pero te estás pillando, amigo.  

Era imposible no darse cuenta de la forma en que Peter negó la afirmación de Nico. Me percaté de que me gustaba la idea que él se estuviera enamorando de mí. Quería pasar más tiempo con él para poder descubrir lo que hay entre nosotros. 

Mi mente rápidamente comenzó a devanar en todas las maneras con las que podría lograr eso, pero tuve que dejar esos pensamientos a un lado porque Gas y Rochy cruzaron la puerta. Euge salió de la casa de la piscina a buscar su bebida y vio a Gas y Rochy acercarse por el patio trasero.  

—Bueno, pero mira quienes han aparecido como por arte de magia. 

 Gas arqueó una ceja hacia Euge.  

—Creo que eso mismo podría decir yo de ti y Nico desde que desaparecieron como por, ¿cuánto? ¿Dos horas?  

Euge miró a Nico y ambos sonrieron.  

—No fueron más de 30 minutos.  

—Sí, claro. Si tú lo dices.  

Gas le ofreció caballerosamente la única silla libre que quedaba a Rochy y luego se sentó a su lado en la hamaca

—¿Qué ocurre aquí? ¿Una reunión de grandes mentes?  

—Sí, y por esa razón no estabais invitados. ¿Dónde has estado? 

Él alzó su teléfono para enseñármelo.  

—Lo dejé en el auto, estaba esperando una llamada de Agus. Tengo planes para esta noche.  

—¿Por qué no pasamos la noche aquí? Mis padres no están — sugerí—. Podríamos preparar algo de comer.  

Euge sabía que yo no tenía ni idea de cocinar, así que no me sorprendió que objetara mi sugerencia.  

—¿Desde cuándo cocinas?  

—No he dicho que cocinaría. Dije que «nosotros» lo haríamos. 

La chica no era un titulo académico por casualidad. Sabía sumar uno más uno.  

—Lo que significa que quieres que cocine yo.  

Me encogí de hombros y me hice la inocente sólo por fastidiarla. 

—Bueno, si te estás ofreciendo voluntaria, entonces «sí». Eso es exactamente lo que significa. 

—Lo siento, pero no puede ser. Tenemos planes para cenar con mis padres. ¿Recuerdas? Invitaron al tío Bill a la cena para que pudiera hablar con Nico sobre la facultad de derecho y no podemos cancelarlo.  

Rochy le dedicó una mirada de disculpa a Peter.  

—Y yo tengo que regresar. He quedado con Melody y Tefy.  

Vaya mierda. Las cosas no estaban saliendo como yo quería.  

—Yo podría llevar a Rochy a casa si Peter quiere quedarse. —Se ofreció Gas y eso confirmó mis sospechas de que podría querer conocer mejor a la hermana de Peter. 

Peter ni siquiera se lo pensó.  

—¿Te importaría, Rochy?                                                         

—No, para nada. —Rochy le lanzó una mirada a Gas y esbozó una sonrisa dulce—. Me encantaría.  

                           *** 

Estábamos solos en mi casa y de repente me entró el pánico. 

¿En qué estaba pensando? 

Esto era una mala idea. Era una locura estar a solas con Peter después de la forma en la que antes me había dejado llevar. Si había ido tan lejos habiendo gente aquí, ¿qué haría ahora que no estaban?  

Y ese no era mi único problema. Había invitado a Peter a cenar y ni quiera en mis mejores días sabía hervir agua.  

—Lali no estaba bromeando cuando dijo que no sabía cocinar.  

—No hay problema. Nadie hace mejor carne a la parrilla que yo, así que si sabes envolver papas con papel de aluminio, estaremos bien.  

Me relajé un poco porque parecía que en su cabeza había carne, no sexo. Eso era bueno porque la carne no me metería en problemas. 

 —¿Quieres que vayamos ahora al supermercado para que podamos cenar temprano?  

—Claro. Es buena idea, porque me estoy muriendo de hambre.  

—Muy bien. Sólo dame un minuto para cambiarme.  

Subí las escaleras y rápidamente cambié mi bañador por un vestido de verano casual y sandalias. Me rocié el pelo con un poco de espuma, dejando que se ondulara de forma natural en vez de plancharlo, como solía hacer. Me apliqué mi loción de melocotón y flor de cerezo favorita por el cuerpo, luego le di una nueva capa de brillo a mis labios y ya estaba lista para salir.  

Vi la cara que compuso Peter cuando bajaba las escaleras y pude comprobar que estaba sorprendido por mi cambio de look.  

—Tu pelo… es rizado. Otra sorpresa más.  

Su sonrisa se ensanchó y extendió la mano para apartar alguno de los mechones por encima de mi hombro. 

 —Te queda muy bien. 

—Gracias.  

Fuimos a coger mi bolso y las llaves mientras me preguntaba qué auto llevaríamos.  

—¿Llevamos mi auto o el tuyo?  

—Vamos en el mío.  

Me gustaba cuando él conducía, así que por mí estaba bien. Avancé y puse la alarma de seguridad en cuenta atrás.  

—Listo.  

Como había hecho Peter otra veces, me abrió la puerta del auto pero esta vez estaba prevenida con la caída en el asiento del pasajero.  

—Creo que lo hice con un poco más de gracia en esta ocasión. 

—Nada de lo que haces es sin gracia —dijo con voz ronca antes de cerrar la puerta.   

Peter utilizó el viaje al supermercado para interrogarme sobre Gas, porque creía que Rochy estaba interesada en él. Quería saber con cuantas chicas había estado y si había engañado a alguna de ellas. Encajaba perfectamente en el perfil de hermano mayor protector y eso me hizo ver un lado de él que me gustó aún más.  

Entramos en el supermercado y el coger un carrito de compras con Peter parecía una actividad muy extraña y… doméstica.  

Entrar en una tienda de comestibles era algo que nunca antes había hecho en una cita. Espera. ¿Esto era una cita? Si no era una cita, ¿entonces que era? 

Peter insistió en comprar carne fresca, así que estábamos esperando a que el carnicero terminara de cortar nuestra carne cuando decidí sorprender a Peter con un postre.  

—Vuelvo enseguida.  

Miré aún lado y a otro de los pasillos, pero me quedé en blanco. Yo sólo entraba en la cocina para comer no para cocinar, así que le envié un mensaje a Euge en busca de ayuda.  

Siendo la perfecta Hogareña que era, inmediatamente me contestó el mensaje. 

Fresas, bizcocho y crema batida. No requiere cocción.  

La amaba. Tenía las respuestas para todo. Después de coger el bizcocho y la crema batida, me acerqué a la frutería a por las fresas y me di cuenta de que una chica muy guapa estaba mirando a Peter en la carnicería. 

Cuando sacó de su bolso un lápiz labial y se lo aplicó, sabía que estaba a punto de acercársele y mi lado posesivo salió a la superficie.  

Me acerqué a ella.  

—Está bueno, ¿no?  

Se volvió bruscamente hacia mí y su expresión me dijo que no creía haberme visto nunca antes.  

Eché un vistazo a mí alrededor como si tuviera miedo de poder ser escuchada y me incliné para susurrarle.  

—Es una verdadera lástima que tenga ladillas.  

—¿Qué? —chilló.  

Me incliné un poco más cerca.  

—Es cierto. Él le trasmitió las ladillas a una amiga mía y tardó semanas en conseguir deshacerse de ellas. Ella no sabía lo que eran y alguien le dijo que la única manera de acabar con ellas era echándoles alcohol. Digamos que todo el mundo en un radio de cinco millas tuvo que taparse los oídos. No me importa lo bueno que esté, ningún hombre vale tanto la pena como para padecer ladillas.  

Rápidamente cerró la polvera y la guardó en el bolso.  

—Vaya, gracias por el aviso.  

Alcé la palma de la mano  

—El gusto es mío. Las chicas antes que las pollas, ¿verdad?  

Ella extendió la mano y su palma encontró la mía en una audible palmada. 

—Por supuesto.  

Siguió su camino y me reí mientras buscaba entre las fresas las que mejor apariencia tuvieran. Aquello había estado mal de mi parte pero sirvió para evitar que esa chiquilla hiciera lo que pensaba hacer con mi Peter.  

¿Mi Peter? 
¿De dónde había salido eso?  

Mi estómago dio un vuelco al pensar en cómo este tipo de cosas probablemente le ocurrían constantemente, chicas lanzándose sobre él. No era de extrañar que tuviera un número de conquistas desconocido.  

—¿Lista? —le escuché preguntar cuando se acercaba por detrás de mí.  

—Creo que sí.  

Miró los ingredientes que descansaban en mis brazos.  

—¿Tarta de fresa?  

—Sí. No requiriere de cocción. ¿Está bien?  

—Batir crema siempre ha sido lo mío.  

Mis ojos se agrandaron y lo mismo hizo su sonrisa.  

Batir crema siempre ha sido lo mío. ¿Estaba hablando de comida o de algo completamente diferente?  

Mi mente emprendió su propio viaje durante el camino de regreso a casa, sin poder dejar de pensar en la suave y dulce crema, y en todas las formas en que se le podía dar uso. Me obligué a redirigir la dirección de mis pensamientos.  

—¿Por qué participas en las carreras? ¿Es por el dinero?  

—Me gusta el dinero, pero tengo un pequeño hábito del que no me puedo deshacer.  

Oh, no. 

¿Estaba metido en algo? 
¿Marihuana? ¿Heroína? ¿Metanfetaminas? 

 Él se echó a reír al ver la expresión de mi cara.  

—No te asustes.  

Para mí, las drogas eran un factor desvivo. 

—Dime de qué estás hablando y luego decidiré si debería estar asustada o no.  

—Soy adicto a la adrenalina. Me encantan las endorfinas. Y no son ilegales. Descubrí la sensación cuando era un niño. Comencé con los trucos en patineta. Me gustaba la sensación que dejaba los giros sobre las rampas. Con el tiempo las rampas fueron haciéndose cada vez más y más grandes hasta que trasladé las acrobacias a la BMX y el Motocross. Necesitaba algo más para conseguir alcanzar grandes velocidades, por lo que he escalado a las carreras callejeras.  

—¿Qué es lo que sigue ahora? ¿Acrobacias con aviones?  

—Quizás algún día.  

Hablaba en serio.  

—¿Esa es la verdadera razón por la que quieres ser oficial de policía? ¿Necesitas persecuciones a grandes velocidades?  

—Es posible.  

Se estaba poniendo muy críptico.  

—¿No podrías simplemente ir a hacer puenting o algo así?  

Se apresuró a responder.  

—Ya lo he hecho. 

Sí, debería haberlo adivinado.  

—Eres raro. 

 —No digas que algo no te gusta hasta que lo hayas probado. 

 Quizás tuviera razón.  

—Tú auto tiene mucha potencia.  

Sonrió ante el hecho de que me diera cuenta de eso. 

—No es que sea del todo legal. Tiene un montón de timbres y silbatos que he ido añadiendo.  

Recordé la forma en que su auto me hizo sentir aquella noche que tuve que llevarlo a casa.  

—Cuando conducía tu auto, me encantó la sensación que producía estar en el haciendo del conductor.  

—¿Ves? Podrías ser una adicta a la adrenalina en potencia. Miré alrededor de la carretera en la que estábamos y no vi ningún otro auto. 

—Enséñamelo. 

Desvió la mira hacia mí y de nuevo a la calzada.  

—¿Enseñarte qué?  

No entendía de qué estaba hablando.  

—La velocidad que sueles alcanzar cuando corres. —Volvió a mirarme para ver si estaba hablando en serio y yo le guiñé un ojo—. Dame una descarga de adrenalina.  

Estaba sonriendo, con hoyuelos y todo. Se sentía orgulloso de lo que podía hacer y quería hacerlo conmigo en el auto.  

—¿Estás segura?  

—Sí. Enséñame lo que este pequeño puede hacer.  

—Está bien.  

Agarré el borde de mi asiento y sentía como todo mi cuerpo se tensaba mientras aceleraba cada vez más rápido por la autopista. Daba la sensación de que podríamos despegar del suelo en cualquier momento.  

—¡Mierda! ¿A qué velocidad vamos?  

—El velocímetro sólo marca hasta 120. Supongo que alrededor de unos 140 kilómetros por hora. Pero esto es lo más rápido que pienso ir contigo aquí. 

Él comenzó a desacelerar, pero yo aún no había terminado, así que bajé la ventanilla.  

—¿Qué estás haciendo?  

—Quiero más.  

Me desabroché el cinturón y me puse de rodillas para sacar la cabeza por la ventana. Él tenía razón. Me gustaba está sensación. Me quité los zapatos y me deslicé hasta estar sentada en la cornisa de la puerta. Levanté los brazos y dejé que el viento se hiciera cargo de mí por completo. Era tan emocionante que no puede evitar soltar un grito.  

—Yuhuuu. 

Sentí como el auto reducía más la velocidad.  

—Joder, chica. Estás loca. Mueve tu culo de nuevo al interior del auto antes de que te tragues algún insecto. 

Me deslicé de vuelta al asiento y bajé la visera para intentar domar, frente al espejo, mi pelo salvaje. 

—Eso fue increíble.  


Estaba mucho más calmada para cuando llegamos a casa. Fuimos a la cocina tan pronto como estuvimos de vuelta y comenzamos a preparar la cena. Lavé las papas y las envolví en papel de aluminio, a continuación limpié y corté las fresas mientras Peter preparaba la carne. Sinceramente, no podía hacer eso mal y recé en silencio para que no fuera así; no quería que él pensara que era una completa inútil.  

—Estos no estarán tan buenos como lo estarían si los hubieran marineado más tiempo.  

—Estoy segura de que te quedarán estupendos.  

—Vas a tener que dejarme usar la parrilla, no tenemos toda la noche para que la carne se marinee.  

Eso significaba que tendríamos tiempo para nosotros de nuevo.  

—Sin problema.   

Salió a encender la parrilla cuando yo terminaba de cortar las fresas y mientras lo observaba por la ventana me coloqué justo frente al fregadero. Recordé lo que me había dicho Euge sobre la forma en la que lo miraba cuando creía que él no se daba cuenta de que lo observaba y me atrevería a decir que probablemente, ahora mismo, tenía esa misma expresión. 


Una hora después cenamos y Peter fue fiel a su palabra.  

—No estabas bromeando. Eres un experto en carne a la parilla. Me lo comí todo.  

—Aprendí de mi padre.  

—Me cae bien tu padre. Fue muy amable conmigo la noche que me llevó a casa.  

Él sonrió a medias y luego cambió rápidamente de tema. 

—¿Qué hay de postre? Quiero que me muestres tus habilidades culinarias.  

Hubo poca habilidad implicada en lo que había hecho.  

—Querrás decir la falta de ellas.  

—Estoy seguro de que eso no es cierto.  

Estaba poniendo demasiada confianza en mis habilidades porque nunca antes me había visto en acción en la cocina.  

—Por desgracia, es cierto, pero no creo que corras peligro con un pastel de fresas. Corté dos rebanadas de pastel y luego los cubrí con la crema batida y las fresas antes de servírsela.  

—Bon appétit.  

—Tiene buena pinta.  

Traté de que quedara bonito y creo que no hice un mal trabajo, pero desde luego no se parecía en nada al de los que se podían encontrar en un restaurante.  

Con un poco de suerte, podría competir con el departamento de degustación.  

Esperé a que él probara el primer bocado ya que yo estaba demasiado nerviosa.  

—Está muy bueno.  

Sentí alivio correr por mi cuerpo.  

—¿En serio? No lo estarás diciendo para evitar herir mis sentimientos, ¿verdad?  

—De verdad que está muy bueno. Te lo prometo. Toma. Prueba un bocado.  

Alargó el brazo y se ofreció a darme un trozo del suyo aunque yo tuviera el mío justo enfrente de mí. Madre mía, que sexy era. La sola idea de poner mi boca dónde él la había puesto provocó que me hormiguera el estómago.  

Mis ojos no se apartaron de los suyos mientras me acercaba y aceptaba el bocado que me ofrecía. Él observaba mi boca mientras me lamía los labios y esperé a que me ofreciera otro pedazo por lo condenadamente sexy que se veía. 

—Tienes un poco… —dijo mientras se señalaba la comisura de sus labios.  

Me llevé un dedo hasta allí y lo deslicé hacia abajo.  

—Permíteme —dijo con voz ronca mientras se inclinaba y me besaba en la boca—. Sabe aún más dulce así —susurró mientras sonreía contra mi boca y eso fue todo; estaba perdida, yo era su títere y él el titiritero; que podía hacer conmigo lo que quisiera.  

La boca de Peter seguía contra la mía y pude sentir el torrente cálido de su aliento sobre mis labios, entonces descubrí que quería un postre que no incluía pastel de fresas.  

—¿Te apetecería nadar un poco esta noche?  

Él sonrió contra mis labios de nuevo.  

—Creo que sí me apetece.  

Mordisqueé mi labio inferior por un segundo mientras consideraba la idea de retractarme.  

—Déjame un minuto para que me cambie.  

Subí por las escaleras mientras escuchaba el grifo de la cocina correr y el tintineo de los platos repiquetear entre sí, así que supuse que Peter estaría limpiando la mesa y lavando la vajilla. Era irresistiblemente atractivo y además considerado. ¿Se podía pedir más?  

Miré hacia mi todavía mojado bikini blanco y me pregunté si valía la pena ponérmelo aunque estuviera empapado o si debía usar uno seco. A Peter le gustaba vérmelo puesto, así que decidí que sin duda valdría la pena pasar un poco de frío cuando me lo vistiera. Además, no sería más que un momento.  

Me miré en el espejo y mis ojos inmediatamente fueron atraídos por mis notablemente pezones erectos. No había planeado ponerme de nuevo un forro, pero supuse que tendría que hacerlo hasta que esas dos cosas decidieran calmarse.  

Entré en la cocina y Peter ya había limpiado nuestros platos en el lavavajillas.  

—Gracias, pero eres mi invitado y no tenías por que hacer eso. Lo habría limpiado yo todo más tarde.  

—No fue nada. Estoy acostumbrado a hacerlo, en mi casa somos yo, mi padre, Vico y Rochy.  

Su madre. Él no hablaba de ella y me pregunté por qué. Tal vez falleció y le resultaba demasiado doloroso tocar el tema. Le preguntaría sobre esto más adelante, pero no por ahora. No quería pasar el tiempo que teníamos a solas hablando de sus padres.  

Salimos y encendí la luz de la piscina. Entrar en ella esta vez fue diferente; no fue tan divertido como antes mientras bajábamos las escaleras hacia la parte menos profunda. Me dejé caer hasta que el agua cubría mis hombros y luego hundí la cabeza hacia atrás. Me reincorporé y me sequé el agua del rostro.  

—Me encanta nadar por la noche.  

No perdió tiempo en llegar hasta mi mientas nadaba sobre la superficie.  

—Nunca había nadado de noche, pero creo que me va a gusta bastante.  

—¿Y qué te hace pensar eso?  

—Esto. —Extendió la mano y me agarró por la cintura, tirando de mí hacia él, y no puede resistirme a poner los brazos alrededor de sus hombros a la vez que permanecíamos de rodillas en la zona menos profunda.  

Fue un beso dulce, muy parecido a los anteriores que habíamos compartido. Sus labios se movían lentamente mientras su lengua entraba deliberadamente en mi boca y yo se lo permitía. Sus labios abandonaron los míos para deslizarse por mi barbilla, alcanzando el cuello, en la zona justo debajo de mi oreja, y finalmente incliné la cabeza hacia un lado animándole con el gesto a que continuara su camino.  

En alguna parte del recorrido, la línea inconfundible que definía a Peter había cambiado. No podía precisar el momento exacto en el que había pasado de ser nada de lo que quería para mí a todo lo que necesitaba, no quería vivir sin él y tan sólo la idea de penarlo me asustaba terriblemente. Tenía miedo de su pasado y de ser utilizada como lo había hecho con otras muchas antes.  

—Siento que me has acorralado en una esquina —susurró contra la piel de mi cuello.  

—Umm, creo que soy yo la que tiene la espalda contra la esquina de la piscina.  

Dejó de besarme y colocó sus manos alrededor de mi rostro. Sus ojos buscaban en los míos una respuesta a una pregunta que no escuché ser formulada.  

—Me refería a la forma en la que me haces sentir. —Acarició con sus pulgares mis pómulos—. Entre nosotros hay una conexión especial y nunca antes había sentido esto por alguien.  

Mi cadena de celos se rompió. Ambos podíamos sentir una corriente eléctrica, pero esa era una sensación que no había experimentado con nadie más. 

—Lo dudo mucho. Creo que has estado conectado con un número incontable de chicas tal y como me confesaste.  

—Maldita sea, Lali, esto no se trata de cómo yo te digo tonterías para que así consiga acostarme contigo. Se trata de que quiero decirte lo que siento por ti y tú no me lo pones muy fácil cuando dices cosas como esas.  

Oh, mierda. Él no estaba de broma. 

—Lo siento. No me di cuenta de que hablabas en serio.  

—Cuando no estamos juntos, deseo estarlo. Cuando no estamos tocándonos, tengo la esperanza de conseguir aunque sólo sea el más mínimo, y accidental roce. Tú eres todo en lo que pienso y es por eso que todo mi mundo se está cayendo ante tus pies. Con fuerza.  

JURO QUE YO A ESTE CHICO LE DOY!! 

PD: LAS QUIERO Y COMENTEN