martes, 3 de abril de 2018

Capitulo 1



Peter




- ¿Enserio?-exclame-¿podria moverse mas despacio?-le pregunte a Nico mientras me sentaba en el asiento trasero del G-8 de su novia con las manos cerradas en la parte superior de mi cabeza.

Ella se dio la vuelta desde el asiento del conductor, con los ojos entrecerrados como si quisiera empujar un cuchillo a traves de mi craneo.

-¡Me dirijo a una curva de casi ochenta kilometros por hora en un camino de tierra inestable!-le grito- Esto no es ni siquiera una carrera real. ¡Te. Lo.Dije.Antes!-Todos los musculos de su rostro estaban tan rigidos como el acero mientras me regaño.

Deje caer la cabeza hacia atras y deje escapar un suspiro. Nico se sentaba frente a mi con su codo en la puerta y la cabeza en la mano.

Era sabado por la tarde, una semana antes de la primera carrera real de Euge en nuestra improvisada pista local, "the loop" y habiamos estado en la ruta cinco las ultimas tres horas. Cada mometo que la pequeña imbecil reducia la marcha antes de tiempo o no pisaba el acelerador lo sufiicente rapido, Nico se mantenia callado, pero yo no.

No queria herir los sentimientos de su novia, pero no me importaba ¿Por que anadar de puntillas con ella? No estaba tratando de entrar en sus pantalones.

Ya no, de todos modos.

Euge y Nico habian pasado la mayor parte de la secundaria odiandose mutuamente. Luchando con palabras y payasadas en el juego de mas larga duracion de juegos previos que habia visto alguna vez. Ahora estaban en la mierda uno con el otro como Romeo y Julieta. En version porno.

El volvio la cabeza, pero no lo suficiente para mirarme a los ojos.

-Vete-ordeno.

-¿Que?-solte, mis ojos se abrieron- Pero ...Pero..-tartamudee, al ver la sonrisa triunfal de Euge en el espejo retrovisor.

-Pero nad-ladro Nico- Ve a buscar tu coche. Ella puede hacer una carrera contra ti.

La Chispa de adrenalina calento mis brazos ante la perspectiva de un poco de emocion real. Euge definitivamente podria correr contra una chica que no tendria ni idea de lo que estaba haciendo, pero todavia tenia mucho que aprender y faltaba que le crezcan bolas.

Que entre Peter, damas y caballeros. Queria sonreir,  pero no lo hice.

En su lugar, solo puse los ojos en blanco.

-Bueno, eso sera aburrido.

-Oh eres tan gracioso- se burlo ella, agarrando el volante-Pareces un gran niña de doce años, cuando te quejas.

Abri la puerta de atras.

-Hablando de lloriquear..¿quieres apostar que vas a estar llorando  para el final del dia?

-Tu lo haras- respondio ella

-No

Ella agarro un paquete de pañuelos de viaje y me los tiro.

-Aqui , solo por si acaso.

-Oh, ya veo que mantienes un stock listo.-sonrei- Porque lloras mucho ¿verdad?

Ella se volvio bruscamente.

-¡Tais-tai! je vous detes`...

-¿Que?-le interrumpi-¿Que fue eso? ¿Estoy caliente y me amas? Nico ¿sabias que tenia sentimiento..?

-¿Basta!-grito, callandonos a los dos- Maldita sea ustedes dos.-Y levanto las manos al aire y miro entre nosotros.

Euge y yo estuvimos en silencio por un momento y luego ella solto un bufido y no pude evitar soltar una risa, tambien.

-¿Peter?-Los dientes de Nico estaban pagados juntos. Podia oirlo-Fuera.

Agarre mi celular del asiento e hice lo que me dijo, solo porque sabia que mi amigo habia tenido suficiente.

Habia estado tratando de tentar a Euge todo el dia haciendo bromas apesar de que Nico y yo habiamos estado trabajando con ella, sabiamos que las cosas iban mal en la pista. Todo el tiempo. Pero Euge insistio en que podia manejarlo.

Y lo que Euge quiere , Euge lo consigue, Nico estaba embarrado peor que crema cuando se trataba de esa chica.

Camine de vuelta por el camino de la calzada que llevaba hasta mi GTO color plata estacionado a un lado de la carretera y cave en mis pantalones vaqueros buscando las llaves con una mano mientras corria la palma de mi mano sobre mi frente con la otra.
Era principios de Junio y todo era ya todo tan miserable. El calor no era malo, pero la maldita humedad era peor. Mi madre queria que fuera a Nueva Orleans para visitarla por el verano, y le di un grande y gordo: "infiernos, no"

Si, me encantaria sudar mis bolas mientras que su nuevo marido intenta enseñarme a pescar camarones en el golfo.

Nop.

Amaba a mi madre, pero la idea de tener mi casa para mi durante todo el verano, mientras que mi papa se quedaba en su apartamento en Chicago, sin duda, era una perspectiva mucho mejor.

Mi mano se estremecio con na vibracion y mire mi telefono.

Hablando del diablo.

-Hola, ¿que pasa?-le pregunte a mi padre mientras me acercaba a un lado de mi coche.

-Peter, me alegro que contestes ¿Estas en casa?-Parecia inusualmente preocupado.

-No, sin embargo, estaba apunto de dirigirme alli pronto. ¿Por que?

Mi padre casi nunca estaba alrededor . Mantenia un apartamento en Chicago, ya que sus grandes casos lo mantenian durante largas horas de trabajo. Me gustaba. Sin embargo, no lo amaba.

Mi madrastra habia estado ausente sin permiso durante un año. Viajando, visitando amigos. La odiaba 

Lo unica persona que amaba en casa era Addie, nuestra ama de llaves. Ella se aseguraba de que comiera mis verduras y firmaba mi boletas de permiso para la escuela. Ella era mi familia.

-Addie llamo esta mañana-explico-, Lali aparecio hoy. -Mi aliento se quedo atrapado en mi garganta, y estuve a punto de dejar caer mi telefono.

¿Lali?

Poniendo mi palma hacia abajo sobre el capo de mi coche , puse mi cabeza contra el y trate de aflojar mis dientes.

-¿Y?- deje escapar finalmete-¿Que tiene eso que ver conmigo?

-Addie te preparo una maleta-explico-Hable con la madre de Nico y vas a estar con ellos durante unas semanas hasta que mi horario se libere. Ire a casa entonces, y vere como lo resuelvo.

¿Disculpame? Se sentia como si el telefono se agrietara bajo mis dedos mientras lo apretaba.

-¿Que? ¿Por que?- le grite en el telefono, respirando con dificultad-¿Porque no puedo permanecer en mi propia casa?

¿Desde cuando esa perra tomaba las decisiones? Asi que fue a casa . ¡Gran casa! Mandenla por donde vino entonces. ¿Por que yo tenia que se enviado lejos?

-Sabes por que- respondio mi papa, su profundo tono amenazante- no vaya a casa.

Y colgo.

Me quede plantado donde estaba, estudiando el reflejo de los arboles en el capo de mi coche. Me habian dicho que fuera a la casa de Nico, Donde Addie me llevaria la ropa , y no casa hasta nuevo aviso.

¿Y por que?

Cerre los ojos y sacudi mi cabeza. Sabia por que.

Mi hermanastra estaba en casa, y nuestros padres lo sabian todo. Todo lo que paso hace dos años.

Pero no era su hogar. Nunca lo fue. Ha sido mi hogar durante dieciocho años. Ella vivio alli por un tiempo despues de que nuestros padres se casaran y luego desaparecio hace un par de años.

Me habia despertado una mañana y ella se habia ido. Sin decir adios, sin ninguna nota, y nose habia comunicado desde entonces. Mis padres sabian donde estaba, pero yo no . No se me permitio saber su paradero.

No que malditamente me importara de todos modos.
Pero queria estar en mi propia casa para el verano.

***

Dos horas mas tarde estaba sentado en la sala de Nico y con su medio hermano, Yeyo, esperando hasta que su madre nos dejo de ver como un halcon. Cuanto mas me sentaba mas ansioso me volvia por buscar algunas distracciones. Nico tenia un monton de licor en su habitacion que habia llevado de relevo de mi casa, y ya era hora de empezar mi noche de calentamiento del sabado, Yeyo estaba encorvado en el sofa jugando videojuegos, y Nico se habia dejado tatuar.

-Asi no es como lo manejas, Jason- oi a Katherine Riera susurrar-gritar desde la cocina 

Mis cejas se alzaron ¿Jason? Ese era el nombre de mi padre, Ella cruzo la puerta mientras se paseaba, hablando por telefono.

¿Ella llamaba a mi papa, Jason? No era extraño, supongo. Ese era su nombre. Me parecia raro.

No muchas personas podían llamar a mi padre por su nombre de pila. Por lo general era “Sr. Lanzani” o “señor”.

Levantándome, me acerqué al comedor, que estaba justo al lado de la cocina.
—Este es tu hijo —le oí decir—. Tienes que volver a casa y enfrentar esto. —Metí las manos en mis bolsillos y me recosté contra la pared junto a la puerta que conducía a la cocina.

Ella guardó silencio por un momento a excepción de los sonidos de estrépito de platos. Debía estar descargando el lavavajillas.

—No —respondió ella—. Una semana. Máximo. Me encanta Peter , pero es tu familia, y te necesita. No conseguirás salirte del gancho. Ya tengo dos hijos adolescentes. ¿Sabes lo que hacen cuando intento imponer un toque de queda? Se ríen de mí. —Luché entre sonreír con diversión y apretar los puños con irritación—. Estoy aquí —continuó ella—. Quiero ayudar, pero ¡él te necesita! —Sus susurros eran inútiles. Era imposible tratar de ordenarle a mi padre y estar tranquilo al respecto.


Lanzo una mirada a Yeyo y me doy cuenta de que había dejado su juego de video y que me estaba viendo con una ceja arqueada.

Sacudiendo la cabeza, bromea:
—No he seguido un toque de queda en toda mi vida. Ella es linda al respecto, sin embargo. Quiero a esa mujer.

Yeyo era el medio hermano de Nico. Tenían el mismo padre pero diferentes madres, y Yeyo había pasado la mayor parte de su vida, ya sea con su sádico padre o en hogares de acogida. A finales del pasado otoño, mi padre había ayudado a Alexandra a sacar a Yeyo de cuidados de crianza y a tenerlo en su casa. 

El padre de Nico y Yeyo estaba en la cárcel, y todo el mundo quería a los hermanos juntos.

Especialmente los mismos hermanos.

Y ahora que Nico , que había sido mi mejor amigo durante toda la secundaria, había encontrado a su compañera de alma y al amor de su vida, no estaba cerca tanto como solía estarlo. Así que Yeyo y yo nos habíamos vuelto más cercanos.

—Vamos. —Tiré mi barbilla hacia él—. Agarraré una botella de la habitación de Nico, y entonces saldremos.

—Quiero ver tus bolas más grandes —le ordené con la voz más profunda que pude reunir. Mis ojos se entrecerraron, y tuve que presionar mis dientes para no reír.

La espalda de Euge se enderezó, y poco a poco se dio la vuelta con la barbilla hacia abajo y los ojos hacia arriba. Me recordó cómo me había mirado mi madre cuando me había orinado en la piscina cuando era niño.

—Wow, no había oído eso antes. —Ella abrió mucho los ojos hacia mí—. Bien, señor, tenemos algo bastante pesado, pero todos tienen dos dedos y un pulgar. ¿Eres experto? —Tenía una expresión en su rostro como si estuviéramos hablando de la tarea, pero pude ver la sonrisa jugando en la esquina de su boca.

—Soy así de experto —bromeé, mi lengua de repente era demasiado grande para mi boca—. Estarías celosa de lo que puedo hacer con esa bola.

Ella puso los ojos en blanco y se acercó al mostrador. Euge había estado trabajando en los bolos desde el otoño pasado. Era casi un requisito ordenado por la corte que consiguiera un trabajo. Bueno, no del todo. Probablemente habría recibido la orden de la corte si Nico hubiera presentado cargos. Esta chica de metro sesenta, de sesenta kilos, de la nada había golpeado con una palanca el coche de su novio en uno de sus famosos ataques violentos. Fue bastante desagradable y bastante impresionante.


El video estaba en YouTube y prácticamente había iniciado un movimiento feminista. La gente hacía sus propias interpretaciones del mismo y aún le ponían música. Se titulaba Who‟s the Boss Now? debido a que el coche de Nico era un Mustang Boss 

Todo fue un malentendido, sin embargo, y Euge pagó por los daños y perjuicios. Y maduró. Nico y yo maduramos. Y todos éramos amigos.

Por supuesto, ellos se estaban acostando. Yo no tenía tales gratificaciones.

—Peter, ¿has estado bebiendo? —Euge llevó las palmas de sus manos sobre el mostrador y me miró como una mamá.

—Qué pregunta más estúpida.

Por supuesto que he estado bebiendo. Es como si ni siquiera me conociera.

Sacudiendo su cabeza, miró sobre las líneas detrás de mí, y temí que sus grandes ojos  cayeran de su cabeza.

—¡Tienes a Yeyo borracho, también! —acusó, claramente molesta ahora.

Me di la vuelta para ver lo que estaba mirando, tropezando cuando mi pie se quedó atrapado en las patas del taburete a mi lado. Dejé salir un grito de mi garganta.

—¡Quiéeeeeeen! —grité, levantando la botella de Jack Daniels en el aire cuando vi lo que vio Euge.

Una multitud de personas se había reunido frente a una línea, riendo y mirando a Yeyo correr, patinar y deslizarse por una pista de bolos.

—-¡Diablos, sí!

La botella fue arrancada de mis dedos, y me volví para ver a Euge meter cosas debajo del mostrador, presionando sus enojados labios juntos y con el ceño fruncido.

—-¡¿Por qué el whisky se fue?! —imité al Capitán Jack Sparrow y golpeé mi puño en el mostrador.

Euge pisoteó por el pasillo hacia la puerta que daba a la pista.

—Estás en profunda mierda cuando pase este contador —gritó ella, hacia mí.

—Me quieres. ¡Sabes que lo haces! —Me reí y corrí a través del laberinto de mesas y sillas alrededor de la concesión donde Yeyo jugaba. 

Un par de otros chicos se habían unido y volaban por las pistas, para el deleite de la multitud nocturna del sábado. A esta hora, no había demasiadas familias fuera de casa, y las únicas personas no entretenidas eran los hombres solteros que pasaban sus años mayores lamentando sus barrigas cerveceras y la suerte que tenían de escapar del matrimonio. Solo miraban y negaban.

“Lali está en casa. No vayas allí.”

Me tragué el whisky que mantenía arrastrándose de vuelta y eché mi cabeza hacia atrás.

—¡Wuuhuu! —grité, antes de golpear abajo el piso de madera de color claro, saltando a la pista sobre mi vientre y deslizándome por el carril.

Mi corazón latía con fuerza, y la emoción burbujeaba en mi pecho. ¡Mierda! Estas pistas eran resbaladizamente locas, y solo me reí, sin importarme que Euge estuviera enojada conmigo o que el puño de Nico dejara una marca permanente en mi cara por jugar un poco en el trabajo de su novia.

Todo lo que importaba era lo que me llevaba de un momento a otro.
No puedo ir a casa.

La multitud aplaudió y gritó detrás de mí, algunos de ellos saltaron arriba y abajo. La única manera que podía decirlo era porque sentía las vibraciones debajo de mí. 

Y cuando me di la vuelta para detenerme, mis piernas colgaron en el carril de al lado, y solo me quedé allí, preguntándome. No sobre Lali. Ni incluso sobre si estaba demasiado borracho para conducir a casa en este momento.

Pregunté en alto:
—¿Cómo diablos voy a levantarme?

Esas pistas estaban resbaladizas. Tonto. No podía ponerme de pie, o me resbalaría. Mierda.

—¡Peter! ¡Levántate! —Podía escuchar el ladrido de Euge en algún lugar cerca de mí.

Peter. Levántate. El sol está arriba. Tienes que irte.


—Peter. ¡Levántate! —volvió a gritar Euge.

Yo volteé.

—Está bien —gruñí—. Lo siento, Euge. Sabes que te quiero, ¿verdad? —Me sacudí a una posición sentada con un hipo. 

Luego miré hacia arriba para verla caminar por la canaleta entre los carriles.

Como un jefe.

Ella puso las manos en las caderas, con sus cejas juntas.

—Peter, trabajo aquí.
Hice una mueca, no me gustaba la decepción en su voz. Siempre anhelaba el respeto de Euge.

—Lo siento, nena. —Traté de ponerme de pie, pero solo resbalé de nuevo, un dolor profundo llegó al lado de mi trasero—. Ya dije que lo siento, ¿no?

Ella se agachó y agarró uno de mis brazos, tirando de mí hacia arriba.

—¿Qué sucede contigo? Nunca bebes a menos que estés en una fiesta.

Puse un pie en la canaleta y me tambaleé hasta que Euge me atrajo hacia ella y pude poner el otro pie en el mismo.

—No hay nada mal en mí. —Le di una media sonrisa—. Soy un bromista, Euge. Soy... —Moví la mano en el aire—. Solo una... broma, soy un bromista —me apresuré a añadir.

Ella continuó sosteniéndome, pero podía sentir sus dedos debajo del dobladillo de la manga corta de mi camiseta.

—Peter, no eres una broma. —Sus ojos eran serios de nuevo, pero esta vez más suaves.

No sabes lo que soy.

Sostuve sus ojos, deseando contarle todo. Deseando que mi amiga, alguien, viera al verdadero yo. Nico y Yeyo eran buenos amigos, pero los chicos no querían oír esa mierda, y no éramos muy atentos. 

Euge sabía que algo andaba mal, y no sabía cómo contárselo. Solo quería que supiera que debajo de todo, no era un buen tipo.

—Hago cosas estúpidas, Euge. Eso es lo que hago. Soy bueno en eso. —Estiré la mano lentamente y escondí los pocos cabellos de su cola de caballo detrás de su oreja, bajando la voz a cerca de un susurro—. Mi padre lo sabe. Ella lo sabe. —Dejé caer mis ojos y luego miré hacia arriba—. Tú lo sabes, también, ¿no?

Ella no respondió. Solo me estudió, las ruedas en su cabeza estudiándome.

Mi mano cayó a su mejilla, y me acordé de todas las veces que me había recordado a Lali. Acaricié la mejilla de Euge con mi pulgar, deseando que me gritara. Deseando que no se preocupara por mí. Cuánto más fácil sería saber que no tenía nada real en mi vida.

Sostuve su dulce rostro, sin saberlo y me incliné más cerca, oliendo su escaso perfume mientras llevaba mis labios más cerca.

—¿Pter? —preguntó ella, su voz confundida mientras me miraba.
Inclinando su cabeza hacia abajo, planté un beso en su frente y luego me recosté lentamente.

Sus cejas estaban apretadas juntas con preocupación mientras me miraba.

—¿Estás bien?

No.
Bueno, a veces.
Bueno, sí. La mayoría de las veces, supongo.
Pero no por la noche.

—Wow. —Tomé una respiración profunda y sonreí—. Espero que sepas que eso no significó nada —bromeé—. Quiero decir, te quiero. Simplemente no así. Más como a una hermana. —Me eché a reír y me encorvé, apenas terminando la frase cuando cerré los ojos y me agarré el estómago.

—No entiendo la broma —me regañó Euge
.
Un silbido agudo atravesó el aire, y Euge y yo nos miramos.

—¿Qué diablos está pasando? —La voz de papá grande y enojada de Nico destrozó el boliche, haciendo que me dolieran los oídos.

Pero a medida que me daba la vuelta para mirarlo de frente, accidentalmente di un paso atrás en la resbaladiza pista.

—¡Oh, mierda! —Se me cortó la respiración mientras me deslizaba, y estúpidamente mantenía mi peso sobre Euge, que fue demasiado para ella. Caí hacia atrás y ella en mi regazo mientras tropezaba. Golpeamos el piso, cayendo duro en la madera. 

Probablemente me lastimé en cada maldito centímetro de mi trasero, pero Euge estaba bien. Ella aterrizó sobre mí. Eso fue genial para mí, también.

Pero cuando miré a mi mejor amigo de pie al comienzo de la pista, mirándonos con el asesinato en sus ojos, empujé a Euge de encima con disgusto.

—Amigo, ella me deslizó el whisky y ¡trató de violarme! —Le señalé a Euge—. Ella lo mantiene bajo el mostrador. ¡Mira!

Euge gruñó y se arrastró de vuelta a la canaleta, con su cola de caballo desordenada pendiendo como una oración.

—¡Yeyo! —gritó Nico desde el carril a mi derecha, donde Yeyo se arrastraba de vuelta por la pista—. Y tú. —Nico me disparó balas con sus ojos—. Métete en mi coche ahora.

—Uuuh, creo que quiere darte una paliza —suspiré hacia Euge mientras ella pisoteaba por la canaleta hacia su novio.


—Cállate, despistado —escupió ella de vuelta




chicas si esta se le hace algo parecido con mi primer libro (Eres el dueño de mi vida) es por que la tiene por eso es que aparecen tanto nico y euge por ahora ya que eran los anteriores protagonistas pero ya no es mas que en estos caps  por que lali y peter van a pasar a mas que centrales en la historia ... el punto es que tienen relación pero son historias completamente diferentes. 

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