lunes, 4 de enero de 2016

capitulo 15





Peter 

Luego de despertarme varias veces durante la noche para encontrar que Lali seguía metida apretadamente contra mi pecho, fue una gran decepción cuando me desperté solo. Me estiré y senté, buscando por las prendas de ropa que habíamos tirado alrededor de la habitación. 

Las de Lali se había ido y las mías se hallaban cuidadosamente dobladas en la silla. ¿Cuándo se fue? Poniéndome de pie, alcancé mis vaqueros y me los puse antes de ir a buscar mi teléfono así podría llamarla y averiguar a dónde demonios fue. Sí pensaba que lo de anoche no cambió las cosas, entonces se equivocaba. Había cambiado todo. Mi vida estaba jodida y no existía nada que pudiera hacer al respecto, pero no dejaría que Lali se fuera. 

Ahora no. 

Susurros y risitas venían de mi habitación. Seguía aquí o Aleli hablaba consigo misma. Abrí la puerta despacio para ver a Lali sentada en la cama con Aleli. Hablaban en voz baja, pero lo que sea que le decía, hizo reír a Aleli. Lali se encontraba vestida con una falda corta, así que casi cada centímetro dorado de sus piernas se encontraba a la vista. Anoche había tenido esas piernas envueltas alrededor de mí. Cerré los ojos y alejé las imágenes. Aleli se encontraba aquí. Tenía que mantener las manos lejos de Lali frente a Aleli. 

Esto iba a ser difícil.

 —¡Peter! —chilló Aleli mientras sus ojos se toparon con los míos, y aplaudía felizmente. Había sido descubierto. 

Las mejillas de Aleli parecían de un rosado saludable y se sentía mucho mejor. La felicidad que irradiaba de su rostro hizo que mi corazón se hinchara. Lali puso esa mirada. 

—Hola, mi Aleli. Se ve que esta mañana te sientes mejor —le dije mientras entraba a la habitación. 

Luché bastante por no mirar a Lali. Todavía no estaba seguro de explicarle como me sentía. No podía decirle como pagué por este departamento y me hacía cargo de la casa de mamá y los niños. La perdería y después de anoche sabía que esa no era una opción. No podía perder a Lali. 

—Me estoy sintiendo mucho medor —respondió—. Y Lali me va a ridar mi cabeso. 

—¿Sí? ¿Vas a tener una cita importante de la que no esté enterado? —me burlé, sentándome a su lado. Soltó una risita y sacudió la cabeza. 

—Sólo me gusta los ridos —respondió. 

Lali empezó a moverse y no pude aguantar más sin mirarla. Volteé la cabeza en su dirección y observé mientras salía de la cama y enderezaba su falda increíblemente corta. Necesitaba un cambio. Era demasiado corta. 

—¿A dónde vas? —le pregunté. 

Se encogió de hombros y retorció un mechón de cabello alrededor de su dedo nerviosamente. 

—Pensé en darles algún tiempo a solas. Tengo clase en treinta minutos. Puedo volver más tarde, si eso está bien. Le dije a Aleli que rizaría su cabello… —se fue apagando y miró hacia el suelo.

 Yo seguía durmiendo cuando despertó, así que no pudimos hablar de nada. No sabía lo que pasaba por su cabeza en este momento. Pero sabía que precisaba aclarar algunas cosas antes de dejarla salir de mi apartamento con esa maldita falda puesta. 

—Aleli , por qué no vas a ver un poco de televisión mientras te preparo algo para desayunar y despido a Lali para que vaya a la escuela. ¿Está bien? —le dije mientras me levantaba. 

Aleli asintió y le tendí el control remoto de la pantalla plana en mi pared que había ganado el mes pasado en un juego de póquer. Miré de regreso a Lali y asentí hacia la puerta. 

Caminó hacia ella y la seguí. Sí, esa falda era demasiado corta en la parte de atrás. Si se agachaba, alguien vería ese dulce traserito. 

Tendría que cambiarla. 
Sin dudas. 

Cerrando la puerta detrás de mí, me moví rápidamente y la tomé de las caderas, luego la volteé para que me enfrentara y la presioné contra el refrigerador. 

—Te fuiste cuando desperté —le susurré antes de besar la esquina de su boca. 

—Me desperté temprano —respondió. 

—Me perdí de verte toda arrugada por el sueño y tocarte mientras esa neblina sexy y somnolienta seguía en tus ojos. —Deslicé la mano por su muslo fácilmente ahuecando su trasero casi desnudo, gracias a las pequeñas bragas que usaba—. Lali. 
  
—Sí —respondió un poco entrecortadamente. 

—Vas a tener que cambiarte. 

Se quedó quieta en mis brazos. 

—No puedo dejar que te vayas así. Me va a volver loco. Esta falda es demasiado corta, cariño. Los chicos van a estar mirando y no quiero que miren. 

Una sonrisa lenta se extendió a través de sus labios rojos. Gracias a Dios. No se iba a enojar por esto, porque no quería forzarla a hacer nada.

 —¿Estás celoso? —preguntó, como si no creyera lo que decía. 

—Diablos sí, estoy celoso —le respondí, pasando la mano sobre la piel suave de su trasero—. No voy a compartir esto. No quiero pensar en que otros chicos miren esto. 

La sonrisa de Lali se volvió más grande y yo estaba bastante cerca de rasgar esas bragas y tomarla contra el refrigerador. El hecho de que mi hermana menor se encontraba en la otra habitación era la única razón de que no estuviera dentro de ella en este preciso minuto. 

—Voy a cambiarme —respondió, tocando mi cara. Me besó en la mejilla y tomó una respiración profunda mientras me sonreía—. Así que, lo de anoche… ¿no era algo de una sola vez? 

Me pregunté cómo podía pensar eso, si era por el hecho de que tuve sexo con ella antes y me alejé. Tenía toda la razón de pesar de que iba a alejarme nuevamente. No se dio cuenta que ahora era incapaz de alejarla. Fuimos demasiado lejos. 

—Anoche cambió todo —le aseguré antes de besar la esquina de su boca—. Nunca voy a ser capaz de sacarte de mi sistema. Y no quiero hacerlo. Te necesito, Lali. —Cubrí su boca con la mía y me deslicé dentro para probarla. 

Esta conexión con ella era lo primero en mi vida que me daba miedo. Nunca tuve temor de nada más, podía manejarlo todo. Mis hermanos sabían que estaría ahí. Podía hacerme cargo de ellos. Podía hacer lo que sea necesario y sabía que me amaban. Pero esto con Lali, si lo perdía, si la perdía, perdería todo. En la jodida vida que me tocó, ella era mi una fuente de consuelo. Con sólo estar a su lado, hacía que todo lo demás parezca bien. Siempre fui honesto con ella acerca de todo… excepto lo único que podía alejarla de mí. Nunca lo entendería. Incluso si lo hacía, nunca lo aceptaría. Si supiera que me acostaba con mujeres ricas por dinero, iba a dejarme. 

Nunca podría saberlo.   
  

  
Lali

 Pablo: ¿Has pensado en esa cena en Nueva York? 

El mensaje de Pablo llegó durante mi clase de literatura. Me quedé mirando mi teléfono e intenté pensar qué iba a decirle. Si la decisión era entre Peter y él, entonces era Peter. 

Me gustaba Pablo y era probable que sea el más seguro cuando se trataba de proteger mi corazón. Pero eso era todo. No me preocupaba que Pablo me lastimara, porque sabía que él no tenía ese poder. Sólo salimos una vez y fue en la fiesta de compromiso de mi hermano. No era como si hubiera seguido adelante con él. Metí mi teléfono en mi mochila y decidí que me ocuparía de él más tarde. Necesitaba pensar en la respuesta correcta. 

El profesor despidió a la clase y me apresuré a mi auto para volver con Peter. Prometí peinar a Aleli y si era completamente honesta conmigo misma, me sentía ansiosa por ver a Peter otra vez. 

Anoche y esta mañana casi parecía como si hubiera entrado en uno de mis sueños. Era increíble que Peter me mirara con esa emoción en sus ojos. Y que me diga que me cambiara puede que haya sido algo bárbaro, pero honestamente, si me lo pedía, me pondría unos pantalones chándal. El hecho de que fuera posesivo conmigo y que no quería que otros chicos me miraran, provocaba que mi tonto corazón se acelerara. Lo malo era, que seguía esperando que mi alarma me despertara. Seguía sin parecer real.

 Mi teléfono empezó a sonar y lo alcancé dentro de mi mochila para sacarlo. El número de Peter iluminó la pantalla. Sonriendo, respondí y puse mi teléfono en la oreja. 

—Hola. 

—Hola. ¿Ya saliste de clase? 

¿Me comprobaba? ¿En serio? 

—Sí, acabo de salir. 

—¿Vas a regresar? 

—Um. Eso planeaba. ¿Prometí peinar a Aleli, recuerdas? Hizo una pausa y suspiró. Oh no. Llegaba a su fin. Tiempo de despertarse. 

—Cierto. Quería asegurarme de que tus planes no habían cambiado. Tengo que correr al gimnasio para encontrarme con el entrenador. No puedo dejar sola a Aleli. 

Oh… no intentaba deshacerse de mí. 

—Odio tener que pedirte que vengas y te quedes con ella mientras estoy fuera. 
  
Sonriendo, abrí la puerta y entré. 

—Estoy feliz de poder cuidarla por ti. Planeaba pasar el resto del día con Aleli, así que no es un problema. Estaré ahí en un par de minutos. 

Otra pausa. ¿Qué le pasaba? 

—Está bien. Gracias, Lali.

 ¿De verdad no estaba acostumbrado a que la gente lo ayudara con los niños? 

—No tienes que agradecer. Te veo en un segundo. —Corté la llamada y viré el auto hacia lo de Peter.

 La puerta del apartamento de Peter se abrió antes de que pudiera tocar. Estiró el brazo, tomó mi mano, y me jaló hacia dentro. Su boca estuvo en la mía inmediatamente. Esta vez era diferente a las otras veces. Algo sobre esto era desesperado. Como si intentara aferrarse a mí. ¿Le preocupaba que cambiara de opinión? ¿Después de la forma en que lo perseguí por meses? Dejé caer mi mochila al suelo y deslicé las manos en su cabello. Él necesitaba algún tipo de consuelo de mi parte. Me sentía segura de eso. Así que se lo di.

 —No quiero dejarte —dijo contra mi boca mientras cerraba la puerta detrás de mí y luego me presionó contra ella. 

—Estaré aquí cuando regreses —le aseguré, luego le di un mordisco a su labio inferior antes de acariciar dentro de su boca con mi lengua. 

—Pero no quiero irme —repitió. Su voz sonaba con un poco de pánico mientras sus manos corrían dentro de mi camiseta y ahuecaba mis pechos—. Te deseo, Lali. Sólo a ti. 

No pude evitar sonreír. Eso sonaba tan bien. 

—Simplemente es un entrenamiento, Peter. Incluso te daré un masaje cuando vuelvas. 

Sus brazos se apretaron a mí alrededor y sentí el teléfono vibrar en su bolsillo. Masculló una maldición y se apartó de mí. Pasó la yema del pulgar por mi labio inferior. 

—Tengo que irme. Ojalá no tuviera que hacerlo. 

Este Peter pegajoso era algo nuevo. Me gustaba, pero entonces, también me molestaba un poco. No quería que se preocupara cada vez que me dejaba como si las cosas pudieran ser diferentes cuando volviera. ¿Era inseguro? Nunca clasifiqué a Peter como inseguro.

 —Entre más rápido te vayas, más rápido regresarás —le dije, mordiendo su dedo pulgar que todavía tocaba mi labio—. Ahora ve. 

Peter asintió y dejo caer la mano de mi boca. Empezó a decir algo más y se detuvo. Me moví de la puerta y observé mientras la abría. Le di una sonrisa tranquilizadora y una sonrisa lenta y sexy tocó sus labios. Me gustaba cuando sonreía. No quería que estuviera preocupado o ansioso. 
  
Cuando cerró la puerta, me di cuenta que no se llevó la bolsa. Eso era extraño. Quizá tenía un cambio de ropa en su casillero en el gimnasio. 




Jodidamente no me odien me tome mis vacaciones , es q dije anais se vienen las fiesta y blabla asi q me las tome , pero desde hoy subire TODOS LOS DIAS , ( no se losfinde ) las extrañe y perdón por desaparecer tanto 

Pd:las quiero y comenten 

8 comentarios:

  1. Que buena está la novela
    Ojalá Peter le cuente a lali.
    Quee bien qe volviste!!!!!

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  2. Hola Anais! Se te extrañaba mucho! Que bueno que volviste

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  3. que bajon para peter que tenga que ir a hacer su trabajo

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  4. Que Bueno que regresaste yupi mas por favor.

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  5. Gracias por subir esta bueno me gustan

    Att. Kimberly

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  6. Al fin volviste! Que bueno que vengas con todo y no suframos mucho con los cap!
    Espero ayad pasado lindas fiestas :)

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