domingo, 10 de enero de 2016

capitulo 18






Peter

Esta noche iba a pelear, pero no con algún tipo que se acercara demasiado a Lali. Sería con su hermano. 

Él me había estado observando muy de cerca y le di una muy buena razón para sospechar de algo. Pero tuve que elegir entre dejar que la chica me manoseara por todas partes delante de Lali y ver caer su rostro, o que mi mejor amigo me golpeara, así que elegí la patada en el culo. No podía dejarla irse así. Se enfadó y estuvo a punto de salir corriendo. No iba a dejar que eso sucediera.

 —¿Qué estás haciendo? —preguntó cuándo la atraje a mis brazos una vez que estuvimos entre la multitud en movimiento.

 Con suerte, lo suficientemente lejos para que Gas no pudiera vernos. Aunque había una buena probabilidad de que estuviera justo detrás de nosotros. 

—Bailando contigo —contesté, deslizando las manos sobre la curva de sus caderas. 

Sonrió. 

—Eso no es lo que quise decir y lo sabes. 

Eché un vistazo por encima de mi hombro para ver si Gas venía por nosotros. La costa seguía despejada. Me giré de vuelta a Lali.

 — Estabas a punto de irte —dije. 

Frunció el ceño. 

—Sí, bueno, he visto más de lo que podía soportar. 

La atraje hacia mí y me incliné para susurrarle al oído. 

—Sólo estoy interesado en ti. Si te hubieses ido, habría perseguido tu culo sexy. 

Se rió, deslizó una mano sobre mi pecho y luego la curvó detrás de mi cuello. 

—Habría dejado que me atraparas. No hubieses tenido que tratarlo mucho. 

Estaba listo para sacarla de aquí y tenerla para mí solo. Pero eso no iba a pasar hasta que enfrentara un gran obstáculo. 

—Voy a tener que hablar de esto con Gas. 

Su sonrisa cayó. 

—Lo sé. 
  
Quería besarla y tranquilizarla, pero ya presioné lo suficiente. Había una buena probabilidad de que Gas, yo, o ambos termináramos en la sala de emergencias si me dejaba llevar por ese impulso. 

—Va a estar molesto —dijo ella. 

Me reí. 

—No, nena. Va a estar cabreado. Tan malditamente cabreado que va a ir por mi garganta. 

Sus manos se apretaron en mi cabello. ¿Qué iba a hacer, intentar retenerme aquí? 

—Tal vez no tengamos que decirle. Puedo aprender a lidiar con las chicas. 

No, no podía y estoy seguro de que yo no podría hacer frente a los chicos. No iba a esconderlo. Cuando ese idiota se paró frente a ella, no veía más allá de mi nariz. No me importaba quien me viera o lo que pensaran. Sólo quería que se moviera. Si la hubiese tocado, habría sido mucho peor. 

—Quiero que los chicos sepan que estás conmigo. No me gusta que se acerquen. 

Se rió y se apretó contra mí de nuevo. 

—Bueno, al menos nadie colgaba de mí. Tenías a una chica haciéndoselo a tu espalda. 

Bajé las manos hacia su trasero y lo apreté suavemente, provocando que riera más fuerte. 

—Si él te hubiese tocado, las cosas habrían ido de una manera muy diferente. 

—¿Ah, en serio? ¿Cómo es eso? 

Bromeaba conmigo. Era fácil olvidar que no estábamos solos cuando me miraba de esa manera. 

—Habría. Pateado. Su. Culo. 

Una mano agarró mi hombro. Era demasiado grande para ser de una mujer, eso significaba que Gas finalmente vino por mí. Los ojos de Lali se abrieron de par en par y comenzó a negar con la cabeza hacia él. 

—Yo me encargo. Todo irá bien —le aseguré. Dejó caer las manos de mi cuello y agarró mi brazo con fuerza. 

—Afuera. Ahora —dijo Gas en un gruñido ruidoso y enojado. Ah, sí. Estaba enojado—. Suéltalo, Mariana —le espetó. 

—No le hables así. —Levanté la voz y me paré justo frente a él.

 Entendía que le molestara, pero no iba a dejar que se desquite con ella. 

—Afuera. Ahora —repitió. 
  
Volví a mirar a Lali mientras Gas caminaba hacia la puerta. Se aferraba a mí con tanta fuerza que sus uñas se clavaron en mi brazo. 

— Quédate aquí —le dije y negó con la cabeza. 

—De ninguna manera —gritó por encima de la multitud. 

Empecé a moverme hacia la muchedumbre con ella aferrada a mi brazo. Iba a tener que soltarme. Gas sólo iba ponerse más furioso si seguía agarrándome de esa manera.  

—Ah, joder. ¿Qué demonios has hecho? —dijo Vico mientras daba un paso delante de nosotros, justo antes de llegar a la puerta. 

—Muévete, Vico —dije, empujándome más allá de él. 

—Por favor, Dios, dime que no… —Hizo una pausa y miró a Lali—, hiciste lo que creo —concluyó. 

—Esto no es asunto tuyo. Déjame ir a hablar con Gas —contesté.

 Vico dejó escapar una carcajada. 

—Él no planea hablar contigo. Está planeando patear tu culo y luego encerrar a su hermana en su habitación por el resto de su vida. Espero que no tenga un arma. 

El agarre de Lali se apretó. No estaba seguro de si era porque le preocupaba que Gas me hiciera daño o que nos mantenga separados. Nunca había peleado con Gas, así que no estaba muy seguro de quién iba a salir ganador, pero lo que sí era seguro, es que no le iba a permitir mantenerla lejos de mí. 

—Lali, chica, tienes que quedarte adentro con Cande —dijo Vico, extendiendo la mano para alcanzar el brazo de Lali—. No hay ninguna razón para que salgas ahí. Suelta a Peter antes de que Gas te vea y explote. 

—No. La. Toques —dije calmadamente, tratando con mucho esfuerzo no alejarla de él. 

—Cálmate de una puta vez. Estoy tratando de evitar que los vea pegados a Gas y a ti. No es algo que necesite ver. 

Tomé una respiración profunda y la miré. 

—¿Quieres ir con Cande, Lali? 

 Sacudió la cabeza y me apretó con más fuerza.  

—No voy a hacer que se vaya. Además, ninguno de nosotros va a dejar que salga lastimada. 

Vico sacudió la cabeza y suspiró. 

—¿En qué pensabas? — preguntó—. Es la hermanita de Gas. Podías joder con cualquier otra. ¿Por qué te metiste con su hermana? 

No me importaba que Vico fuera del tamaño de un oso y construido como una pared de ladrillos. No iba a agrupar a Lali con cualquier 
otra chica con la que alguna vez me haya acostado. Me acerqué hasta que estuve frente a su cara. 

—Nunca vuelvas a hablar así de ella. No es alguien con quien esté jodiendo. 

Abrí la puerta y salí a la calle con Lali todavía unida a mí. 

—Tal vez deberías haber sido más amable con Vico y traerlo aquí contigo —dijo, caminando tan cerca de mí como le era posible. 

—No necesito a Vico. Todo va a estar bien. Pero tiene razón. Tienes que soltarme. Esto no va a ayudar al temperamento de Gas.  

Negó con la cabeza y me rendí. Gas se paseaba frente a su camioneta. Cuando nos vio, se detuvo y sus puños se apretaron a los costados. 

—Suéltalo, Mariana —ordenó mientras nos acercábamos. 

—No, Gas. Escúchame. No lo entiendes. Tienes que calmarte y dejarme explicarte. 

—No necesito una explicación. He conocido a Peter desde que éramos niños. He visto todo de él. Lo suficiente como para saber que no es el tipo de chico que necesita que una chica como tú se aferre a él y lo defienda. No lo conoces, Lali. Yo sí. 

—¡Sí, lo conozco! Sé mucho sobre él y no tienes ni idea de lo que está pasando aquí. Yo empecé esto. Huyó de mí por meses. Me alejó y yo seguía volviendo. Y no me está tratando de la forma en que pareces pensar. 

—No me persiguió —dije. 

No podía soportar escucharla decirle que había venido a mí con tanta insistencia y yo sólo cedí. No fue la manera en que pasó esto. 

—No creo que lo haya hecho —respondió Gas con una voz mortalmente tranquila. 

—¡Sí, lo hice! Incluso una noche me aproveché de él cuando estaba borracho —dijo Lali, dando un paso delante de mí. 

—Lali, no… 

—Estaba completamente borracho y lo seguí. Ni siquiera lo recuerda. Trató de mantenerme lejos. Era amable conmigo, pero seguía diciéndome que no. Entonces su hermana se enfermó, corrí tras él a su jeep y lo acompañé. Es tan dulce y pequeña, Gas. La cuidamos juntos y entonces las cosas simplemente pasaron. Por fin atravesé sus paredes. Me dejó entrar. No me arruines esto. Estoy enamorada de él. 

¿Qué? Gas alcanzó a Lali y la alejó de mí. Su puño se plantó firmemente en mi cara antes de que pudiera asimilar el hecho de que ella acababa de decir que me amaba. 
  
—¡Lamentable hijo de puta! —rugió Gas y me agarró del cuello antes de que su puño conectara con mi cara de nuevo. 

Podía oír los gritos de Lali en la distancia. Pero mi vista era borrosa y mi cabeza se sentía confusa. Me sacudí y levanté las manos para bloquear más ataques mientras trataba de evitar que mi mundo girara. 

—¡Gaston, NO! —lloró Lali. 

Mi cabeza se aclaró muy rápido. Esto la hacía llorar. No quería que llorara.  Esta vez, cuando su puño se acercó a mí, lo bloqueé y empujé con fuerza su pecho para conseguir que se apartara de mí. Golpearlo alteraría más a Lali, pero tampoco podía dejar que me noqueara. 

—Confié en ti. Eres mi mejor amigo. ¿Cómo puedes meterte con mi hermanita? Cree que te ama —rugió Gas—. Ni siquiera te conoce. Dile, Preston. Dile la mierda que has hecho. 

—¡Cállate! —grité—. Ya conseguiste golpearme. No voy a devolvértelo y molestarla más. —Levanté el brazo para limpiar la sangre que corría por mi nariz. 

Lali pasó corriendo junto a su hermano y chocó contra mi pecho. 

—¡Maldición! —gruñó Gas. 

—Lo siento, lo siento mucho. —Lali lloró contra mi pecho. 

Verla así me volvía loco. ¿No podía ver lo que le hacía? 

—Dame un minuto —le grité a él—. Primero déjame calmarla. Necesita la tranquilidad de saber que no vamos a matarnos. ¿Es que no te das cuenta? 

Incliné la cabeza y acuné el rostro de Lali para poder mirarla. Mi ojo izquierdo se cerró por la hinchazón, pero todavía podía ver su rostro surcado por las lágrimas. Odiaba verla así. Si no empeorara las cosas, le daría unos buenos puñetazos a su estúpido hermano por hacerla llorar. 

—Estoy bien. No lo dejaré golpearme más. 

Me atrapó con la guardia baja. Me amaba. Sus palabras se reprodujeron de nuevo en mi cabeza. ¿Cómo alguien tan jodidamente dulce como Mariana Esposito podía amarme? 

—Sólo quiero irme. Necesito conseguirte un poco de hielo y estás sangrando. —Hipó. 

—Lo sé. Dejaré que lo hagas, pero antes déjame tratar con él, ¿de acuerdo? 

Envolvió los brazos a mí alrededor y me sostuvo con fuerza. Esta era su manera de protegerme. Nunca nadie me había protegido. 
  
—Bueno, he visto suficiente —dijo la voz de Vico detrás de mí—. Retrocede, Marcus. 

—Es mi hermana con la que está jodiendo, Vico. No me digas que retroceda. 

—Sí, por eso te dejé golpearlo. Pensé lo mismo. —Vico se interpuso entre nosotros. Me miró de nuevo. Su mirada cayó en Lali, luego regresó a mi rostro—. Esto es diferente. 

—Él no lo hace diferente —escupió Gas—. Es mi hermanita. Se supone que la proteja. Siempre la he protegido. No puedo dejarla cerca de él. No es lo suficientemente bueno. 

El dolor por las palabras, que sabía eran ciertas, lanzadas en mi cara por una de las únicas personas que creí que me aceptaba, con defectos y todo, fue duro. Lali giró la cabeza para enfrentar a su hermano. 

—No te atrevas a decir eso. CÁLLATE, Gas. 

Vico hizo un gesto con la mano en nuestra dirección. 

—¿Viste eso? ¿Alguna vez lo has visto aferrarse así a alguien? No te regresó los golpes y no porque no pudiera, porque si fuera una pelea real, mi dinero estaría en Peter. Ha estado peleando toda su vida. No te golpeó porque no le gusta molestar a tu hermana. La protegió. 

Gas tomó respiraciones rápidas y enojadas mientras miraba a Lali junto a mí. Pasó las manos por su cabello. 

—Mierda. Pero ella dijo que lo ama —le dijo a Vico.

 Luego me miró—. Te ama. ¿Por lo menos sabes qué hacer con eso? 

Besé la cima de su cabeza. 

—Cuidarlo como si fuera lo más precioso en la faz de la tierra —le contesté con toda sinceridad. 

—Bueno, demonios. Se volvió todo poético —dijo Vico, sonriendo y sacudiendo la cabeza—. Nunca pensé que vería el día.

 Gas se apoyó en el capó de su camioneta y cruzó los brazos sobre el pecho, luego bajó la cabeza. Habíamos ganado. Iba a consentirlo.

 —Tu ojo se cerrará por completo si no le pones algo de hielo. Sigan adelante. Me encargaré de Gas —dijo Vico, señalando mi jeep para que nos fuéramos. 

Quería prometerle a Gas que nunca le haría daño, o decirle que también la amaba. Pero no podía hacerlo. Si alguna vez se enteraba de lo que hice para cuidar de mi familia, la lastimaría. La quería. La necesitaba. Pero, ¿la amaba? ¿Podía amarla sin ser completamente honesto con ella?   
  
Lali 

Arreglé una bolsa con hielo mientras Peter se daba un baño y limpiaba toda la sangre de su rostro. Me encogí al pensar en su rostro maltratado. Iba a ser difícil perdonar a Gas. Siguió golpeando a Peter, quien ni siquiera se defendía. 

Sabía que Gas estaría molesto, pero no sabía que sería tan violento. Nunca lo había visto pelear con nadie, y casi nunca lo oía maldecir. Hizo ambas cosas esta noche. No entendía por qué no pudo escucharme y dejar que le explicara. Simplemente enloqueció. 

Si no hubiera soltado el brazo de Peter, no lo habría golpeado. Fue mi culpa. Lo único que podría haber hecho para protegerlo era mantenerme en la línea de fuego y me moví creyendo que podía conseguir que Gas hablara de ello. Que me escuchara. 

La puerta del baño se abrió y Peter salió usando nada más que una toalla, de nuevo. Podría acostumbrarme a eso. Sin embargo, los moretones en su cara y su ojo hinchado tenían mi completa atención por el momento. 

—Siéntate. Tenemos que poner hielo en tu ojo —le dije antes de empujarlo hacia el sofá. 

—¿No me vas a dejar vestirme primero? —preguntó en un tono divertido. 

—Nop. Ya hemos esperado demasiado tiempo para poner hielo en tu ojo. Siéntate. 

No discutió. Se ajustó la toalla para evitar que se abriera cuando se sentó y se recostó. Le entregué la bolsa con hielo. 

—Hazlo tú. No quiero lastimarte. 

—Ojalá tuviera un bistec. Funcionaría mejor —dijo, tomando la bolsa, sosteniéndola sobre el ojo y haciendo una mueca de dolor. 

—Lo siento mucho —dije de nuevo. No podía evitarlo. Cada vez que miraba su cara, me sentía culpable.

 —Basta, Lali. —Me alcanzó—. Ven aquí. 

Fui voluntariamente. Necesitaba sentirlo y saber que estaba bien. Además, su pecho estaba desnudo y acurrucarme era algo que tenía muchas ganas de hacer. 

—Esperaba que Gas viniera por mí. Estaba como loco. No lo culpo. 

Pasé los dedos sobre las ondas de su estómago. 

—Fue un idiota. No puedo creer que actuó de esa manera. 
  
Peter se rió entre dientes. 

—Sí, bueno, nena, hay muchas cosas de mí que no sabes. Gas lo sabe casi todo. Sabe lo suficiente como para no querer a su hermanita cerca de mí. 

¿Qué significaba? ¿Ahora él también decía que yo era una idiota?  Empecé a alejarme y los brazos de Peter se apretaron. 

—¿A dónde vas? —preguntó. 

Esta noche le dije a mi hermano que amaba a Peter. Demonios, se lo dije a cualquiera que estuviera cerca para oírme gritarlo. Pero Peter no dijo lo mismo. No había esperado que lo hiciera. Sabía que no me amaba. Pero supongo que esperaba más que una afirmación de su parte. Algo más que sólo aceptar la molestia de Gas como algo justificado. Era como si estuviera de acuerdo en que yo cometía un error. 

—Lali, dime lo que está mal. —Podía escuchar la preocupación en su voz.

 Las lágrimas inundaron mis ojos y parpadeé para eliminarlas. No iba a llorar. Me cansé de llorar por todo. No es extraño que Gas me tratara como un bebé. Actuaba como uno. 

—Simplemente parece que estuvieras de acuerdo con Gas. Como si creyeras que mi deseo de estar contigo es algo malo. 

El cuerpo de Peter se puso rígido y luego la bolsa de hielo cayó a su lado. Puso las manos en mi cintura y me jaló a su regazo.


 —Mírame, Lali —dijo suavemente. 

Hice lo que me pidió y las emociones que podía ver en sus ojos eran suficientes. Podría no amarme, pero sentía algo muy cercano. Podía verlo. 

—Nada acerca de esto que tenemos es malo. No voy a mentir: no te merezco. Estoy muy seguro de que no soy lo suficientemente bueno para ti pero, siempre y cuando me quieras, soy todo tuyo. 

Esa no era una declaración de amor, pero era lo más cercano que conseguiría de Peter. Conocía lo suficiente sobre su pasado como para saber que nunca había sido serio con ninguna chica. 

—¿Esto entre nosotros va a ser exclusivo? O es sólo… —Me detuve, insegura de cómo ponerlo en palabras. 

No quería decir “sólo sexo”, porque no se trataba de sexo. Éramos más que eso, o al menos eso pensaba. 

—Demonios sí, es exclusivo. No puedes salir con nadie más, Lali. No puedo lidiar con eso. Esta noche estaba listo para arrancar los brazos de ese chico por hablar contigo. Esto era en ambos sentidos. 
  
—Um… ¿y tú? ¿Es exclusivo para ti? —pregunté tentativamente.

 Sabía que si no podía decirme que sí, no sería capaz de hacer esto. Era muy profundo emocionalmente. Sonrió. Pasó la mano por mi cabello y acunó la parte posterior de mi cabeza. 

—Cariño, lo único que veo es a ti. Es algo que nunca he experimentado, pero ya no puedo ver a nadie más. Sólo a ti. 

Mi corazón se estrelló en mi pecho. Peter acercó mi cabeza lo suficiente para que sus labios tocaran los míos. Sabía que le dolía la cara, así que le devolví el beso suavemente. No quería lastimarlo.

 —Lali, te deseo —susurró contra mis labios.

 Esas no eran las dos palabras que quería escuchar, pero estaban bastante cerca del segundo lugar. Salí de su regazo y me coloqué delante de él, mientras alcanzaba mi espalda, abría la cremallera de mi vestido y lo dejaba caer. 

—Dulce Jesús —susurró Peter.

 No me había puesto un sujetador y tenía las bragas más reveladoras que poseía. Me hallaba doblada quitándome las botas, cuando Peter se inclinó y agarró mi brazo. 

—Déjatelas puestas. 

—¿Cómo voy a sacarme las bragas? 

Me lanzó una sonrisa maliciosa, luego agarró mis piernas y me metió entre las suyas. Acariciándome con las manos, las deslizó bajo las finas cuerdas que sostenían mis bragas y me las sacó con un fuerte tirón.

 —Ni siquiera quiero saber cómo aprendiste a hacer eso. 

—Las reemplazaré. Te compraré un montón igual a esas —prometió, llevándome a su regazo mientras se quitaba la toalla.   



Maratón!! 

CHICAS NO SUBI POR PROBLEMAS FAMILIARES PERO LES TRAIGO MARATÓN DE 3 CAPS

pd: LAS QUIERO Y COMENTEN

6 comentarios:

  1. Que Bueno ya lo estoy Eperondo con ansias

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  2. Aw se va a sufrir tod cuando se enteré de la verdad

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  3. Ohhh le pide exclusividad pero el no cumplirá :|
    No quiero sufrir cuando llegue el momento que lo sepa todo :(
    Esperó tus problemas puedan solucionarse :) esperó la maraton

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  4. Cuanto antes sepa lalali la.verdad sobre peter mjeor siguee

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  5. Gas fue un estúpido Pero Peter me enamoró <3

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