viernes, 15 de enero de 2016

capitulo 23











Peter 

Vico se apoyaba contra mi Jeep cuando salí del gimnasio. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho y llevaba gafas de aviador negras. No lo había visto en más de una semana. 

Aparte de ir a clases, al gimnasio y adónde mi mamá para ver a los niños, no había visto a nadie. Y tampoco trabajado y casi no tenía dinero, pero nunca sería capaz de volver a lo que había estado haciendo. 

—¿Me estás siguiendo? —le pregunté, echando la bolsa del gimnasio en la parte trasera del Jeep. 

—Viendo cómo estás de escondido, tenía que venir encontrarte. 

Tiré de la puerta. 

—Bueno, me has encontrado.  

Vico abrió la puerta del lado del pasajero y se sentó. No me dejaría salir de allí. 

¿Qué sabía? 

Estuve esperando toda la semana a que Gas irrumpiera en mi apartamento y me golpeara hasta matarme. Pero todo lo que oí de él fue un mensaje diciendo que mi cita para arreglar el esmoquin era el próximo jueves. 

—Escuché que Lali rompió contigo —me dijo, estudiando para ver mi reacción. 

—Has oído bien. 

—La cosa es, que no me creo la razón. No tiene sentido para mí. Gas lo cree y es probablemente bueno, pero yo no me lo creo. 

No podía estar seguro de cuál era la razón que le dio a Gas. Obviamente, no fue la verdad. 

—No puedo evitar que es lo que crees. 

—Simplemente me parece que el tipo que vi tan ferozmente decidido a tomar una posición en contra de su mejor amigo por una chica, no se quedaría ahí parado tan casualmente mientras lo olvida y va hacia otro tipo. 
  
Agarré el volante con fuerza. Eso no era lo que esperaba. 

¿Lali ya veía a alguien más? 

Eso no parecía ser propio de ella. 

—Esperaría que fueras a cazar a Pablo Riera y golpearle hasta matarlo, como querías hacerlo con Gas. Me resulta muy difícil creer que te parezca bien dejar que la tenga sin una pelea. 

¿Pablo Riera? Mierda. 

—Supongo que ella quería cosas que no podía darle —le corté y arranqué el Jeep. 

No quería escuchar más de esto. 

—O tal vez eso no es lo que está pasando. Tal vez se enteró de tu trabajo y no pudo manejarlo. 

¿Cómo lo sabía? 

—¿Qué quieres decir? 

Vico se encogió de hombros.

 —Ya sabes, el trabajo que te ha permitido cuidar de tus hermanos y también pagar las cuentas. El que mantenías en secreto. Por el que tuve que hacer un serio trabajo de detective para averiguar. 

Me siguió. Bastardo. 

—¿Por qué no le dijiste esto a Gas? 

—Gas no es mi único amigo. No tengo favoritos. 

Dejé caer la cabeza en el respaldo y suspiré. 

—¿Hace cuánto lo sabes? 

—Desde el viernes después de la fiesta de compromiso. Estaba seguro de que traficabas con drogas y te seguí. 

—¿Así que lo sabías antes de que empezara a salir con Lali? 

Vico asintió. 

—Sí. 

—Entonces, ¿por qué demonios me dejaste salirme con la mía? No podía estar lejos de ella. Alguien tenía que detenerme. 

—Porque sabía que te enamoraste de ella. Nunca te había visto enamorado. Y Manda es una chica dulce. Pensé que si alguien podía hacerte volver al camino correcto, sería ella. Pero nunca dejaste de trabajar. No pude entenderlo. 

—Tengo bocas que alimentar. 

—Hay otros trabajos que no requieren actividad ilegal. 

Dejé escapar una risa fuerte. 

—Nada me paga lo suficiente y no estoy cualificado para los que sí. 

—Eso es porque buscas en el lugar equivocado. 

Volví la cabeza para mirarlo. 

—¿Adónde sugieres que vaya? 
  
—Estás mirando hacia el lugar correcto ahora mismo. —Sonrió—. Ve a Pensacola. Conozco a un tipo al que quiero presentarte. 

—¿En Pensacola? 

—Sip. Es dueño de un club. Solía trabajar para él. Les paga muy bien a los gorilas. Horas tardías y buen dinero. 

¿Un gorila? 

—¿Qué tan bueno es el dinero?  

Vico cerró la puerta y se abrochó el cinturón de seguridad. 

— Cuanto mejor es el club, mejor es la paga. El lugar al que te voy a llevar paga más que la mayoría, cincuenta dólares la hora y tendrás seis horas por noche. Tantas noches como puedas manejar. 

Trescientos dólares la noche. 
Podría trabajar de jueves a domingos por la noche y hacer mil doscientos dólares a la semana. 

—¿Crees que puedes conseguirme este trabajo? 

Vico se rió. 

—Ya te lo dieron. Sólo voy a llevarte a conocer a tu nuevo jefe y hacer el papeleo. Comienzas este fin de semana.   
  
Lali 

Después de dos semanas de temerle a cálculo porque tendría que ver a Peter, y luego llegar y que no estuviera allí, llegué a la conclusión de que dejó la clase. 

Esto era bueno. No quería verlo. Todavía no me sentía segura de cómo iba a reaccionar al verle. 

Mi teléfono comenzó a sonar con mi tono y metí la mano en la mochila y lo saqué mientras caminaba por el campus a la cafetería. Necesitaba cafeína si iba a ir a soportar el grupo de estudio hacia el que me encaminaba. 

—Hola. 

—Buenos días —me saludó la voz de Pablo. 

—Buenos días a ti también —le contesté. 

—Pareces mejor esta semana. 

Pablo cometió el error de llamarme el día después de mi ruptura con Peter. Cuando me preguntó cómo me encontraba, comencé a sollozar y hablarle de mi separación. Por supuesto que dejé fuera la verdadera razón por la que terminamos. Peter no merecía mi protección, pero no podía detenerme. Lo amaba. Me rompió el corazón, pero todavía lo amaba. 

—Creo que funciona así. Cada semana es un poco mejor. Tal vez el próximo mes voy bailar en clubes. 

Pablo se rió entre dientes. 

—Sí. Bueno, no nos dejemos llevar. Los clubes no son muy seguros para una chica soltera. Yo, por supuesto, podría acompañarte. 

No había animado a Pablo en absoluto. Fui dolorosamente honesta con él. Todavía seguía enamorada de Peter. Probablemente siempre lo estaría. Pero si Pablo quería ser amigos, entonces me gustaría. En este momento, necesitaba amigos. 

—Tendré en cuenta la oferta. 

—¿Cómo está la planificación de la boda que viene en el hogar Esposito? Sólo dos semanas más. 

La boda se apoderó de nuestras vidas. Encontrabas flores y velas y diferentes patrones de China por todas partes y cubriendo la mesa del comedor. Era una locura. Rochy era la novia más relajada que había conocido. Sólo sonreía y accedía a las cosas. Mi madre, por otro lado, era un maldita noviecilla y sólo era la madre del novio.

 —Creo que puedo pedir prestado tu jet y volar a los Cayos hasta que se acabe. Eso o matar a mi mamá. 
  
Pablo se rió. 

—Voy a dejar que pidas prestado el avión, pero no creo que Nico tenga la suficiente influencia como para quitarte los cargos por asesinato. Huir suena como un plan más seguro. 

—Probablemente tienes razón. Me quedo con el plan A. 

—Todavía estoy pensando en patearte el culo en la pista de Go Kart. Después de la boda, la carrera está en marcha. 

Nos habíamos metido en una conversación acerca de la pista de Go Kart en la ciudad y cómo sabía cuál era el más rápido y que yo no podía ser mejor. No estuve de acuerdo en que no lo podía vencer. Hicimos planes para ir a echar una carrera después de la boda. 

—No lo he olvidado. Me estoy entrenando, Hollywood. Es mucho para ti. 

Mi teléfono sonó y lo alejé para ver el número de León parpadear en la pantalla. ¿Por qué me llamaba el hermano pequeño de Peter?

 —Um, Pablo, tengo que irme. Hay una llamada en la otra línea que tengo que atender. 

—Muy bien, Mar. Hablaré contigo más tarde. 

—Adiós —le contesté antes de colgar. 

—¿Leon? 

—Es Cris. 

—Cris, ¿estás bien? 

—Estoy bien, pero mamá ha estado dormida durante mucho tiempo y no podemos despertarla. Llamé a Peter y no me respondió. Leon todavía no ha vuelto a casa de la escuela y no sé si debo llamar al 911.

 Corrí hacia el aparcamiento, a mi coche. 

—¿Por cuánto tiempo ha dormido? —le pregunté. 

—Desde ayer por la mañana. 

Oh, no.

 —¿No fuiste a la escuela ayer y hoy? ¿Podría haberse levantado mientras te encontrabas en la escuela? 

Tenía que ser eso. 

—No, no se ha movido. En absoluto. 

—Está bien, Cris. Estoy de camino. Quiero que llames al 911 cuando colguemos y les digas lo mismo, ¿de acuerdo? Entonces Aleli y tú siéntense juntos en la sala de estar. Estaré allí en unos cinco minutos. Espérame. 

—Está muerta, ¿verdad? 
  
¿Cómo le digo a este niño que es muy probable que su madre esté muerta? Eso o en coma. 

—No lo sabemos. Puede sólo estar durmiendo mucho tiempo. Llama al 911. Estoy de camino. ¿Está bien Aleli? 

—Sí, está sentada a mi lado. 

—Bueno. Mantenla ahí contigo. Te veo en un minuto. 

—Está bien, adiós. 

Colgué y marqué el número de Peter. 

Sonó tres veces y luego se fue al buzón de voz. 

—Soy Peter. Ya sabes qué hacer. 

—Peter, soy Lali. Cris acaba de llamarme. Tu madre no se ha despertado en dos días. Están preocupados. Hice que llamara al 911 y estoy de camino allí. Llámame en cuanto oigas esto. Terminé la llamada y aceleré.  


CHICASS QUE BUANA ESTA LA NOVE JDHD

PD: LAS QUIERO Y COMENTEN 

8 comentarios:

  1. Anais yo también te quiero... Matar! Como la dejar ahí? No aguanto hasta mañanaaaaa!

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  2. Noo como nos dejas ahii. Haz maratón de fin de semana plis :)

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  3. Nooooo te juro por Dios que te mato!!!!! No puedo esperar hasta mañana.... No de ninguna forma voy a estar soñando con tu novela.... :(

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  4. Nooooo te juro por Dios que te mato!!!!! No puedo esperar hasta mañana.... No de ninguna forma voy a estar soñando con tu novela.... :(

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  5. Nopo podi dejarla ahí sigue mass
    Sí fin de semana maraton

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