jueves, 14 de enero de 2016

capitulo 22








Peter

Había estado mirando mi teléfono durante la última hora, esperando que Lali me mandara un mensaje. 

Después de buscar en línea una vez más los listados de trabajo, salí con las manos vacías. Si hubiera tomado el taller de soldadura en la escuela, tendría un trabajo, eso era malditamente seguro. Si no necesitara dinero ahora mismo, iría a la escuela por ese taller. De esa manera, podría trabajar más horas de las que caben en mi horario y hacer dinero más que suficiente para cubrir nuestras necesidades. 

Un golpe en la puerta interrumpió mis pensamientos, dejé mi teléfono y atrapé un par de gotas de sudor desechadas. Las sacudí rápidamente y fui a la puerta. Eran más de las once. ¿Quién diablos iba a venir a verme tan tarde?  

Cuando abrí, Lali entró, empujando y pasándome.  

—Tengo que hacerte una pregunta. Esto va a sonar ridículo, pero necesito que me escuches y luego puedes explicar lo equivocada que está mi madre.  

Su madre. No. Dios, no. 

No podía decir nada. Mi voz me dejó. Esto no podía suceder. Ahora no. No había tenido suficiente tiempo para arreglarlo.  

—Peter, te has puesto pálido. 

No podía mirarla. Ella lo sabía. No creyó, pero lo sabía.  

—Me estás asustando. Peter, mírame.  

Necesitaba que lo diga. 

—¿Qué te dijo tu madre? 

Iba a mentir. Necesitaba una mentira para salir de esto. No podía perderla.  

—Dijo… —Lali dejó escapar un suspiro de frustración—. Ni siquiera puedo creer que vaya a decir esto en voz alta. 
  
No lo cree. Podría convencerla de que no era cierto. Podría decirle algo más. Las mujeres con las que trabajé no querían que saliera la verdad. Nunca sostendrían la historia de su madre. 

—Sólo dime —insistí, finalmente haciendo contacto visual con ella. Se pasó la mano por el cabello y miró al sofá. 

—¿Quieres sentarte? Es un poco increíble y puede tomar un poco de tiempo para explicar. 

Era una buena idea tenerla lo más lejos de la salida por si salía corriendo. 

—Por supuesto.  

La seguí hasta el sofá y me senté en la silla frente a ella. No me sentía seguro de cómo iba a sonar y sentarme demasiado cerca podría ser una mala idea. También quería ver su rostro. 

—Mi mamá se enteró de que tú y yo nos estamos viendo. Al parecer, alguien nos vio hoy en la playa. Se molestó, lo que me esperaba. Pero la razón no era en absoluto lo que esperé. —Hizo girar un mechón de pelo alrededor de su dedo nerviosamente—. Mamá te vio en la casa del alcalde. Subiendo las escaleras… —Su voz se desvaneció. Quería que dijera algo. ¿Qué podía decir? No podía negar que fui allí. Esta era mi oportunidad para mentir. Para cubrir este desastre. Pero mi boca no se abría. No pude decir nada para calmarla. —Dijo que te escondías en el piso de arriba y que Janice se encontraba muy nerviosa. Luego, después de que se fue, te vio por la ventana de la habitación cerrando las cortinas y luego vio la sombra de Janice uniéndose a ti.  

Otra vez, era mi oportunidad para mentirle. Pero no pude. Las mentiras no quisieron venir. 

—Peter, di algo. 

Me di cuenta, sentado allí, mirándola, que la amaba. Tenía razón. Cuando amas a alguien, no puedes mentirles. Duele demasiado. Es un engaño que va demasiado profundo. 

—Recuerdo haberla visto  —contesté por fin. 

Lali arqueó las cejas. 

—¿Y? ¿Fuiste a la habitación de Janice?  

La verdad iba a arrancar mi corazón, pero era lo que se merecía. Lo que siempre había merecido. 

—Sí. 

Lali no dijo nada. Se sentó allí mirándome fijamente en conmoción. Sabía que esperaba alguna razón en cuanto a por qué me encontraba en la habitación de Janice, que no fuera lo que dijo su madre. Deseaba tener una razón diferente a la verdad. 
  
—Mi mamá dijo que Blanche Turner le contó que te paga por acostarte con ella. Que lo hacen muchas mujeres. Dime que no es cierto, Peter. No creo que hicieras algo así.  

Me puse de pie, porque sentarse era imposible. Este era el momento que temí desde que dejé entrar a Lali. 

—Tengo clases, béisbol, y otras tres bocas que alimentar y pagar las cuentas de otra casa. Tres niños no son baratos. Tengo que asegurarme que están alimentados y mantener mi beca, lo que significa no perder el béisbol y no reprobar clases. Es más responsabilidad de la que tienen la mayoría de los adultos, Lali.

 Lali se puso de pie. 

—¿Me dices que esto es verdad? ¿Durante todo este tiempo, me has estado dejando para ir a revolcarte con otras mujeres por dinero?  

—No significan nada para mí. Lo saben. No hay emoción. Sólo sexo. Es más dinero del que podría hacer trabajando en cualquier otra cosa. Sirve para los niños y no tengo que preocuparme por cómo voy a conservar su electricidad o cómo voy a pagar por los frenos o los neumáticos nuevos para mi mamá. 

Lali sacudió la cabeza. Me destrozaba la incredulidad en sus ojos. 

—¿Nunca pensaste en hablarme de esto? ¿Cuánto tiempo has estado haciéndolo?  

—Tres años. 

—¿Tres años? ¿Así que empezaste a salir conmigo y me dejaste prometerte ser exclusivos y que no estaría con nadie más, mientras me dejabas con frecuencia para revolcarte con otras mujeres?  

—¡No! Era sólo sexo. No sentí nada por ellas. Nunca. Eran un trabajo. Eso es todo lo que han sido. 

—Pero no me dijiste...  

—No le dije a nadie, Lali. No es algo de lo que estoy orgulloso. Traté de alejarte. Traté de decirte que no era bueno para ti, pero no te detenías. Seguiste acercándote y yo te quería tanto. 

—Dejaste que me enamorara de ti —dijo Lali mientras se le escapaba un sollozo. 

Y yo me enamoré de ella. No podía decírselo. De esta manera no. Pensaría que lo decía para mantenerla. No quería que lo dudara. Si se lo decía ahora, nunca lo creería. 

—Estoy buscando otro trabajo. Estoy tratando de encontrar algo más que hacer. No quiero seguir con esto. Quiero ser digno de ti. De tu amor. Sólo necesito un poco más de tiempo. 

Lali se tapó la boca mientras se le escapó otro sollozo. Sacudió la cabeza. 

—No. No funciona así. Debiste habérmelo dicho. Me has puesto 
 en ridículo. Pensé que lo que teníamos era especial para ti. Sabía que no me amabas, pero pensé que te preocupabas por mí. Pero todo este tiempo, me dejabas para ir a tener relaciones sexuales con otras mujeres. No me importa que te pagaran. Es lo que hiciste. Que pudieras hacerlo. Nunca hubiera podido dejar que otro chico tocara mi cuerpo. No cuando estaba contigo. No habría sido capaz de soportarlo. —Se limpió las lágrimas que corrían por su rostro. 

—Tenía que tener el dinero... 

—No, Peter. Eso no es una excusa suficiente y buena para mí. Debiste habérmelo dicho al principio. Antes de que me enamorara locamente de ti. Nunca debiste haberme pedido ser exclusiva y dejarme creer que hacías lo mismo. —Se volteó y se dirigió a la puerta. 

Esto era todo. 

¡No! 

Corrí tras ella y desde atrás envolví los brazos a su alrededor. Era el momento de rogar. 

—Te juro que voy a encontrar otra manera de hacer dinero. Nunca me preocupé por ninguna de ellas. Sólo tú, Lali. Siempre has sido tú. No salgas de aquí. No puedo perderte. 

Se hallaba rígida en mis brazos. 

—Cuando escoges acostarte con otras mujeres y mentirme sobre ello, en ese momento decidiste que podrías perderme. Sabías desde el principio que si alguna vez lo averiguaba me iría, pero de todos modos lo hiciste. Déjame ir, Peter. 

Me merecía esto. Cada momento de la agonía y el dolor que siguió, me lo merecía. Dejé caer los brazos, observé con impotencia como Lali abrió la puerta y salió sin mirar atrás. 

No volvería. 
Este era nuestro final. 
Así como me había dado cuenta de que no podía seguir mintiéndole porque la amaba, ella se había dado cuenta de que no puedes amar a una mentira.  
  
  
Lali 

Cuando abrí la puerta de mi casa, mi madre me esperaba. Cualquier ira que había sentido, desapareció. Fue sustituida por un dolor frío y adormecedor. 

—¿Y?  —preguntó. 

—Nunca lo veré de nuevo, si te comprometes a nunca decirle a Gas nada de esto. No quiero que lo sepa. Si le dices a Gas, voy a volver a Peter Lanzani. No serás capaz de detenerme. Pero puedo prometerte que nunca hablaré con él de nuevo si me prometes que nunca le dirás a nadie una palabra de esto. Especialmente a mi hermano. No necesita saberlo. 

Mamá frunció el ceño. 

—¿Sabe lo de Peter y tú?  

—Sí. Lo sabe.  

No le gustó. 

—¿Qué se supone que tengo que decirle si pregunta sobre tu ruptura?  

Me encogí de hombros. 

—Dile que cambié de opinión y me di cuenta que después de todo, Peter no era lo suficientemente bueno para mí. O dile que ahora estoy viendo a Pablo Riera. Pero no le digas la verdad. 

También podría mentir sobre la forma en la que terminó todo. Toda la relación fue una gran mentira. Parecía apropiado. Pasé junto a mi madre y subí las escaleras. 

No conseguiría dormir mucho esta noche, pero quería estar sola. Mi corazón roto necesitaba privacidad para llorar. Los corazones no se dan cuenta de que les han mentido. 

Siguen amando de todos modos. 


se acuerdan de mi video el cap es muy parecido a la parte de q lali le dice a peter q es egoista por que solo penso en el y no en ellos 

PD: LAS QUIERO Y COMENTEN

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