domingo, 17 de enero de 2016

capitulo 27







Peter 

Los Esposito hacían la fiesta de bodas e invitados fuera de la ciudad en un hotel al otro lado de la calle donde se celebraba la boda. Había ido esta mañana para el desayuno, justo a tiempo para ver a Lali entrando por la puerta principal en el brazo de Pablo Riera. 

Su hermano estrella de rock y Eugenia Suarez estaban con ella. Perdí el apetito. No iba a ser capaz de superar el día si no conseguía controlarme. Tenía que controlar mis emociones. Las había estado manteniendo a raya hasta que anoche vi de nuevo a Lali. 

Trató de hablar conmigo y fui grosero. Me protegí a mí mismo. Mucho bien me había hecho. Hablaría con Gas. Me haría sentir mejor. Me dirigía hacia el ascensor cuando se abrió y Gas salió rápidamente. Sus ojos lucían aterrados. 

—¿Has visto a Rochy? —preguntó, mirando más allá de mí, hacia el vestíbulo. 

—No, no lo he hecho. ¿Por qué? 

Gas maldijo y apretó los dientes. 

—Debido a que está perdida. Tuvimos una discusión, pero se terminó. Pensé que estábamos bien. Luego fui a buscarla y no se encontraba en su habitación. Llamé a mamá y no está en la casa de la playa. No la encuentro por ningún lado. Probablemente salió a tomar un respiro. 

—Cálmate, hombre. La chica no va a ningún lado. Está aquí en alguna parte. Sólo tiene que superar los nervios de la boda. 

Gas respiró hondo y asintió. 

—Sí, tienes razón. La encontraré. 

Se fue por la puerta principal. No lo seguí. En cambio, me dirigí de nuevo al ascensor hacia mi habitación. Me detuve frente a la habitación donde anoche vi entrar a Tincho. Podía hablar con Tincho. Necesitaba hablar con alguien. 

Llamé a la puerta. Se abrió y Eva se hallaba allí de pie en bata pareciendo como si recién acabara de salir de la cama. 
  
—Hola, Eva, lo siento si te he despertado —dije y entré en la habitación antes que pudiera alejarse. 

Me quedaba sin amigos con quien hablar. Tincho era el último recurso. 

—¿Peter? —respondió. 

Sonaba más como una pregunta. 

—Ella está aquí. Quiero decir, sabía que lo estaría, pero jódeme si no estaba preparado para verla con él. ¿Qué demonios es lo que ve en él? Es un idiota. —Fui hasta una silla y agarré con fuerza la parte posterior. Quería golpear algo. Cualquier cosa. 

—¿Quién es ella? —preguntó Eva. 

—¿Dónde está Tincho? —pregunté en su lugar. 

No me encontraba aquí para hablar con ella. Necesitaba un chico al que pudiera gritar.

 —No lo sé —dijo con tristeza. 

¿Qué demonios significaba eso? 

—¿Acaba de salir? 

—Se había ido cuando desperté —respondió. 

Rochy se perdió. Tincho faltaba. 

—Mierda. Gas no puede encontrar a Rochy —dije. 

No quería asumir nada, pero esa era la verdad. 

La puerta se abrió y entró Tincho. Sus ojos se abrieron molestos hacia su novia y la ira que los encendió me dijo que tenía una idea equivocada. 

—¿Qué demonios estás haciendo con mi chica en mi habitación de hotel? —preguntó Tincho, con voz fría. 

—He venido a buscarte. Borra la mueca de alfa estúpido de tu cara. No estoy aquí para jugar con Eva —contesté, molesto de que actuara de la misma forma en que yo lo haría. 

Tincho se acercó a Eva, quien se alejó de él. 

—Voy a hablar contigo más tarde. Tienes tus propios problemas — dije y me dirigí a la puerta. 


  Lali               

Desayunar con Euge fue agradable. La echaba de menos. Verla de nuevo habría hecho perfecto este día, si no fuera por el hecho de que mi corazón estaba roto y cada vez que veía el rostro de Peter y él alejaba la mirada se rompía de nuevo. 

Las fotos de la boda empezarían pronto. Tenía que ponerme el vestido de dama de honor y arreglarme el pelo. Empecé a caminar hacia las escaleras, donde sabía que Rochy estaría con las cosas del casamiento, cuando vi el pelo castaño de Peter en la playa. 

Se encontraba solo. Tenía las manos metidas en los bolsillos y miraba las olas romperse contra la orilla. Me quité los tacones y fui hacia él. No podía oírme acercarme gracias al viento y las olas. 

—¿Estás escondido? —pregunté cuando me encontraba lo bastante cerca como para que me oyera. Sus hombros se tensaron. Esa fue la única pista que tenía de que me escuchó. 

—¿Siempre va a ser así entre nosotros? ¿Podemos siquiera volver a ser amigos? 

Los hombros de Peter se levantaron y cayeron mientras suspiraba.

 —Nunca podría ser tu amigo, Lali. 

—¿Por qué? No he hecho nada malo. Tú lo hiciste. Si puedo perdonarte, ¿entonces por qué no puedes tú? ¿Por qué tienes que odiarme tanto que no puedes soportar estar cerca de mí? 

Peter volvió la cabeza para mirarme. 

—¿Odiarte? ¿Crees que te odio? 

Me encogí de hombros. Sí, eso era lo que creía. Se comportaba de esa manera. 

—No te odio, Lali. Nunca podría odiarte. 

—Entonces, ¿por qué me tratas así? ¿Por qué no puedes al menos mirarme? ¿Hablarme? No te pido... 

Peter me agarró y estampó su boca contra la mía con violencia. Su lengua se hundió en mi boca, envolviéndose alrededor de la mía mientras sus manos agarraban mi trasero y me jalaba con fuerza hacia su cuerpo. Apenas había tenido tiempo de responder, cuando se retiró de repente. Abrí los ojos y se hallaba de pie frente a mí respirando con dificultad. 

—Es por eso que actúo de esa manera. Porque cada vez que estás cerca de mí, quiero agarrarte y abrazarte tan malditamente fuerte que no puedas ir a ningún lugar de nuevo. Quiero besarte hasta que te olvides lo hijo de puta e idiota que soy. Pero no puedo. Quieres seguir adelante y trato de dejarte hacerlo. 

No me había superado. Me quería. Pero no me amaba. ¿Podría vivir sin amor? Quería lo que tenían Gas y Rochy. Pero también quería a Peter. ¿Me dejaba llevar por el sueño de un romance de cuentos de hadas para tener mi sueño con Peter? 

—Te presentas aquí con él —gruñó—. ¿Cómo diablos puedo manejar eso? Todo lo que puedo pensar es si te ha tocado. Me está matando. Eso, literalmente, me está comiendo por dentro. Saber que él puede tocarte en lugares que toqué sólo yo. Los lugares que eran míos. ¡Míos! Lo jodí y lo perdí. 

Di dos pasos, cerrando la distancia entre nosotros para que pudiera tocarlo. Había tomado una decisión. Peter no era como mi hermano. No le habían dado amor. ¿Cómo esperaba que me amara si nadie le enseñó cómo hacerlo? Gas podía amar fácilmente. Lo amaron toda su vida. Le mostraría a Peter cómo amar. Tal vez un día también me amaría. Sólo necesitaba que alguien le enseñe cómo funciona el amor. Cómo se siente. Que no se basa en mentiras. Lo amaba más que a la fantasía de lo que pensaba que era el romance. Nunca volvería a ser feliz con nadie más que con él.   

Me acerqué y puse mi mano sobre su corazón. Su músculo saltó debajo de mi mano. 

—No estoy saliendo con Pablo. Somos amigos. Sólo amigos. Ni siquiera le di un beso. Sabe que mi corazón no está disponible. Se lo he explicado y está de acuerdo con eso. No busca nada más conmigo. Este fin de semana él sabía que iba a ser difícil para mí, así que voló para apoyarme. Nada más. 

Peter respiraba con dificultad. 

—¿No te ha tocado en ninguna parte? Porque seguro que te abraza demasiado fuerte. 

Sonreí y sacudí la cabeza. 

—Me ha abrazado dos veces. Eso es todo. 

—Tiene dinero. Tiene fama. Tiene ese maldito avión. ¿Por qué no lo quieres? 

Froté mi pulgar encima de su corazón. 

—Porque te amo. 

La máscara dura en su rostro se desvaneció y sus ojos nadaron con emoción. 

—¿Cómo? ¿Por qué? —preguntó, cubriendo mi mano con la suya—. No lo merezco. 

—No estoy de acuerdo. Eres especial, Peter Lanzani. Creo que he estado enamorada de ti desde mi decimosexto cumpleaños y viniste a mi fiesta en la playa con Gas. Me guiñaste un ojo y me llamaste hermosa. Desde ese momento en que te vi. Me fascinabas. Luego, a medida que fui creciendo, te quería. Una vez que te tuve, me di cuenta que estaba enamorada de ti. 

Peter deslizó la otra mano alrededor de mi cintura y la apoyó contra mi espalda baja. 

—La noche que te alejaste de mí y sabías la verdad, sin mentiras entre nosotros, me di cuenta que esta loca, salvaje e intensa emoción que tenía era amor. Nunca la había tenido. Claro, amaba a mis hermanos, pero nada como esta emoción fuera de control que no podía nombrar. Había tenido miedo de decirte que te amaba, porque no podía creer que lo que sentía era amor si no te decía la verdad acerca de mí. Te mentí porque sabía que me dejarías si lo descubrías. No quería perderte. 

Mi respiración se detuvo. Estaba casi segura que mi corazón también lo hizo. 

—¿Me amas? 

Sonrió y bajó la cabeza hasta que sus labios se cernían sobre los míos. 

—Te amo con un increíble, loco y salvaje amor. Siempre lo haré. Nadie más puede hacerme sentir de esta manera. 

Apreté mis labios contra los suyos y envolví los brazos alrededor de su cuello. Clavó las manos en mi cintura y me levantó. Envolví las piernas a su alrededor mientras lo besaba, vertiendo toda la emoción a través de mí. Sus manos se deslizaron bajo mi vestido y tomó mi trasero para sostenerme. 

—Vamos, muchachos. ¿En serio? Este es el maldito día de mi boda. ¿Pueden guardar esta mierda hasta que se acabe? —gritó la voz de Gas sobre el viento y nos separamos para verlo sonriendo a un par de metros de distancia. 

—Ella es difícil de resistir —gritó Peter. 

—Bueno, inténtalo. Por favor. Todo el mundo se está preparando dentro. Necesitamos al padrino y la dama de honor. Si pudieran tratar de no besuquearse durante las fotos de la boda, se los agradecería. 

Peter se echó a reír y me puso de nuevo en la arena. 

—¿Supongo que no vas a golpear mi cara? 

Gas negó con la cabeza. 

—No, pero si los dos seguían mirándose y enfurruñándose como bebés, iba a golpearte por ser un idiota. 

—Supongo que has encontrado a la novia —dijo Peter. 

¿Qué significaba eso? ¿La había perdido? Gas se encogió de hombros. 

—Sí. Había ido a comer papas fritas. 

—¿Papas fritas? —preguntamos al unísono. 
  
Gas rodó los ojos. 

—Sí, papas fritas. Es una de las cosas de Tincho y Rochy con las que estoy aprendiendo a lidiar. 

Peter apretó mi trasero y luego lo acarició. 

—Sigue adelante con tu hermano. Voy a seguirte. Esta noche no es momento para hacerle frente a la reacción de tu madre. 

Me olvidé de ella. Mierda.   


MAÑANA LA GRAN FINAL!!

pd: las quiero y comenten

6 comentarios: