sábado, 17 de marzo de 2018

Capitulo 26 y 27


Excusas 



Peter

 ¡No! No hay manera de que esto acabara de suceder. Excepto estas desgarradoras nauseas en la boca de mi estómago, son la única prueba que tengo. Ya es oficial. Mi pasado se enfrentó con mi futuro y ganó. 

Me quedé en mi patio viendo a Lali irse lejos de mi vida a toda velocidad y tomé una decisión. Esto no va a terminar así. Corrí dentro de la casa y agarré las llaves sin decir una sola palabra a mi familia para poder llegar a Lali antes de que se fuera lejos. 

Iba a alta velocidad por la autopista casi por llegar a Franklin cuando me di cuenta que no sabía dónde está. Así que agarré mi teléfono y marqué a su número. ¿Estoy de broma? Ella no va a contestar mis llamadas, así que le dejé un mensaje de voz. 

—Nena, siento mucho todo esto, llámame para que podamos hablar. No quise decir eso de buscar a otra chica. Tú eres la única chica que amo. Tú y ninguna más. 

Me pasé los siguientes minutos pensando a donde iría Lali. 

Definitivamente no a su casa. Euge. Estoy casi seguro que es ahí donde se dirige, eso significa que es ahí donde yo debo ir también. Me detuve en Deveraux y vi el auto de Euge y el camión de Nico, pero no había ningún rastro del carro de Lali. 

Maldita sea ¿Dónde estaba? Incluso si ella no estaba aquí, apuesto a que llamó a Euge, así que fui a la puerta y la golpeé con un poco más de desesperación de la que debía. No dejé que Euge abriera totalmente la puerta cuando empecé a interrogarla. 

 —¿Te ha llamado? ¿Sabes dónde está? 

—Supongo que te refieres a Lali, y no, no he hablado con ella ¿Qué pasó? 

—Tuvimos una pelea y ella se fue. 

Euge lo encontró divertido. 

—Tú sabes que tiene la cabeza caliente, dale un tiempo para que se enfríe y luego pueden hablar de eso. Ella no entendía la gravedad de la situación. 

—Es malo Euge. No sé si ella me va a volver hablar alguna vez. 

—No seas ridículo, ella te quiere, por supuesto que va a hablar contigo de nuevo. Nico vino desde la puerta trasera. 

—Hey, ¿qué está pasando? 

Euge le sonrió. 

—Él y Lali han tenido una pelea. 

Fue más que una pelea. 

—Euge, por favor, llámala por mí. 

—Voy a llamarla para corroborar que está bien, pero no voy a traicionar su confianza pasándote el teléfono a ti. Ella tiene sus razones para no hablarte, lo hará cuando esté lista. 

Euge fue a buscar su teléfono y me dejó con Nico. 

—¿Qué hiciste? 

Pasé mis manos por mi cabello y le di un tirón. 

—He metido la pata a lo grande. 

—¿Qué hay de nuevo? 

—No estoy jugando. Una chica apareció en mi casa esta noche. Me dijo que quedó embarazada y que es mío. 

—Oh, demonios, ¿Lo es? 

—No tengo idea, no me acuerdo de ella en lo absoluto, ni siquiera se me hace familiar. 

—¿Que vas a hacer? 

—Le dije que quiero una prueba de ADN y ella estuvo de acuerdo en hacerla. Va a hacer los arreglos y luego me llama. 

Vi a Euge bajar por las escaleras con el teléfono en la oreja, no se veía muy feliz conmigo. 

 —No le voy a decir eso. 

Me extendió el teléfono. 

—Tiene algo que decirte. 

Tomé el teléfono y lo puse en mi oreja. 

—Por favor, escúchame, nena. Te amo y…

 —No, escúchame tú, mientras estás afuera tratando de encontrar a Samantha o a tu próximo número no identificado esta noche, yo voy a ir a buscar a mi segundo número. Luego, cuando haya terminado con él, nosotros podremos comparar notas de cómo te hizo sentir el saber que alguien más tiene esa parte de mí. 

—Por favor no lo hagas, Cara de Muñeca. No vas a solucionar este problema de esa forma y luego te vas a lamentar. 

—No, estoy bastante segura de que tú lo vas a lamentar más que yo. 

Y entonces me colgó el teléfono. La llamé de nuevo pero no me contesto. Genial. Ahora ella no va a contestar mis llamadas o las de Euge. 

—Ella va a dormir con alguien más para vengarse de mí porque esta tan herida por la posibilidad de que ese bebé sea mío. 

Sentí que las lágrimas picaban en mis ojos. 

—A ella no le importa que esto haya ocurrido un año antes de conocerla. Euge, mándale un mensaje y dile que no lo haga. 

Le pase el teléfono y su pulgar se puso a trabajar. 

—Ya le estoy mandando, pero no lo hago por ti. Lo hago por ella, porque luego se arrepentirá. 

Conduje hasta Franklin y no encontré rastro de Lali o de su auto así que regresé a Collinsville. Tenía que hacerle frente a esto. Ya habían pasado horas desde que hablé con ella, y si decidió seguir adelante con su amenaza de dormir con alguien más ya es demasiado tarde. Ya lo debe de haber hecho. Entré en el aparcamiento de la línea del condado por el pasillo del billar en mi camino de vuelta a Collinsville y decidí tomar una cerveza o dos o doce para poder sacar de mi mente lo que pasó con Lali. Entré y dos de mis amigos estaban pasando el rato en una esquina como era de costumbre. 

 —¡Lanzani! Trae tu culo de vuelta aquí, hijo de puta. 

Caminé hasta donde mi vieja banda estaba sentada y me deslicé en una silla junto a Justin Walls. 

—¿Dónde demonios has estado todo el verano? 

Me encogí de hombros. 

—Ah, alrededor. Luke Mason se echó hacia atrás en su silla. 

—Te diré donde ha estado, ya que Lanzani no lo hará. Ha estado entre las piernas de la pieza más dulce de trasero que nunca he visto. La tengo dura sólo de pensar en esa chica de East Franklin. 

Una advertencia. Eso es todo lo que estoy dispuesto a darle y sólo porque considero a estos chicos amigos. 

—Cállate, no te voy a dejar que hables mal de ella de esa manera. Ella no es como las otras. 

—Mira qué dominado esta. Ella debe ser muy buena. 

Me puse de pie y la silla detrás de mí cayó haciendo un sonido sobre el piso de concreto. 

—Te lo advertí Luke. 

Levantó las manos en señal de bandera blanca. 

—Tranquilo, Lanzani. Estaba bromeando contigo. No tenía ni idea de que fueras tan enserio con esa chica. 

Luke no dijo nada que yo no haya hecho… antes de Lali. 

—Lo siento, amigo. No ha sido una gran noche. 

—Entonces necesitas una cerveza. 

Luke se levantó de la mesa y volvió con una jarra fresca. 

—Toma una cerveza. 

—Gracias. 
Llenó la jarra de cerveza helada en frente de mí, no esperé a que la espuma bajara para tomar un gran trago. 

—¿Qué pasa contigo? ¿Problemas con chicas? 

Problemas con chicas ni siquiera empieza a describir lo que me está sucediendo. 

—Lali y yo estamos teniendo un pequeño problema, pero estará bien, no te preocupes. 

 No son el tipo de personas en las que confío mis más íntimos pensamientos o mis problemas de relación, así que lo dejé por ahí Pasaron dos horas y ocho cervezas y escuché todo el resumen completo de todas las chicas con las que Luke y Justin habían estado durante todo el verano. Di la bienvenida a toda la cerveza que conseguí. Me sirvió para concentrarme en su charla mientras que temporalmente me ayudaba a olvidar la ruptura con Lali… hasta que Samantha Hodges entró por la puerta y me acordé de las palabras de enojo de Lali. 

Ve a buscar a esa puta Samantha, y tal vez puedas joder con ella esta noche. Apuesto a que le encantaría tener tu próximo bebé. Volví mi cabeza con la esperanza de que no se fijara en mí, pero Luke le gritó que se uniera a nosotros en nuestra mesa. 

—Sam, trae tu buen culo aquí. 

Se acercó y miré mi cerveza sin mirar hacia ella, pero podía sentir sus ojos puestos en mí. 

—¿Qué pasa, chicos? 

—Sólo nos estamos poniendo al día con Lanzani, ya que ha estado obsesionado por esa chica de East Franklin. 

—Sí, ¿cómo está funcionando eso para ti? 

Luke se echó a reír y le dijo a Samantha. 

—Él dice que hay problemas en el paraíso, tal vez tú podrías ayudarlo a salir un poco. Sin previo aviso, Samantha se sentó en mi regazo y puso su brazo alrededor de mí. 

—Peter sabe que siempre estoy dispuesta ayudarle. Me esforcé por alejarme de ella. 

—Gracias, pero estoy bien. 

Se deslizó en mi regazo para quedar sentada en mi entre pierna, en lugar de mis piernas. 

—No te ves como si estuvieras bien, te ves borracho y duro, y yo puedo hacer algo al respecto. 

Me empujé contra ella, por lo menos yo sentí que la empuje, pero ella no se movió, sólo se inclinó y me besó con fuerza. Luke y Justin gritaron y abuchearon, pero me las arreglé para empujarla hacia atrás lo suficiente para separar mi boca de la de ella. 

—Tú tienes que bajarte, ahora. 

Giró hacia la entrada de la sala de billar y luego de nuevo a mí. 

—Bésame de nuevo. 

—No quería besarte la primera vez y definitivamente no sucederá de nuevo. Enserio, tienes que levantarte antes de que te tire sobre tu trasero. 

Me agarró por los hombros y puso sus labios sobre los míos de nuevo en un beso desesperado. Agarré su cara y la aparté. 

—¿Qué demonios, Samantha? 

Me enojé y la empujé hacia atrás cerca de la mesa y la agarré por la cintura para obligarla a bajar de mi regazo. 

—Bájate ahora. 

Me puse de pie para evitar que se sentara en mi regazo de nuevo cuando vi a Lali en la puerta principal. 

—Maldita sea. 

Corrí hacia la puerta lo más rápido que pude después de ocho cervezas. Vi a Lali caminando hacia su auto y la llamé. 

—Lali, por favor, detente.



El todo 





Lali 

 De repente mi corazón se congeló, comenzando a agrietarse y rompiéndose como lo haría una capa de hielo cuando ya no puede soportar más la presión ejercida sobre ella. No debería haber venido, pero estúpidamente había querido hacerlo para hablar con él. 

—Lali, detente por favor. 

Me detuve, pero no porque fuera a escuchar nada de lo que tuviera que decir. Yo era la única que iba a hablar ahora. Me di la vuelta y comencé a aplaudir. 

—Bravo, Peter. Te mereces un aplauso por la interpretación que has ofrecido durante todo el verano. Me hiciste creer que realmente me querías, así que aquí tienes una reverencia.

 —No es lo que parece —dijo arrastrando las palabras a causa de la embriaguez—. Te quiero con todo mi corazón. 

El capullo estaba tan borracho que ni siquiera podría disfrutar echándole la bronca porque al día siguiente no se acordaría de nada. Intentó alcanzar mi brazo pero rápidamente me lo quité de encima. 

—Hemos roto tan sólo hace cinco horas y ya te lo estás montando con una puta. 

—Eso no es cierto. Ella se sentó en encima de mí y empezó a besarme. Le dije que parara. 

—Así que, una vez más, ¿tú eres la víctima? 

Se pasó las manos por el pelo y se presionó las sienes.

 —No sé qué hacer para que lo entiendas. No quiero a Samantha. Nunca la quise, incluso antes de conocerte. 

—Así que, ¿nunca te has acostado con ella? 

No lo negó y dolió más que nunca. 

—No puedo cambiarte. 

—¿Pero es que no te das cuenta de que ya lo hiciste? He hecho cosas terribles en el pasado, ¿pero cómo puedes culparme por ello cuando todo ocurrió antes de que llegaras a mi vida? Eres mi rayo de luz en este mundo de oscuridad. No esperaba encontrar a alguien como tú, has sido una maravillosa sorpresa. 

Eran palabras bonitas, pero eso es todo lo que eran y se esfumarían al amanecer. 

—No. Lo nuestro está tan acabado que deberían inventar una nueva palabra para rupturas. 

Escucharme decir en voz alta que habíamos terminado rompió la presa de lágrimas que había estado conteniendo. Me giré para marcharme y él se tambaleó hacia adelante agarrándome por la cintura. Atrayéndome hacia él y pudiendo sentir su cálido y ebrio aliento contra mí nunca, enviando una oleada de escalofríos por todo mi cuerpo. No pude evitar apoyarme contra él, incluso en las circunstancias actuales, aún tenía el poder de hacerme sentir que le necesitaba. Me abrazó con fuerza y lo dejé. Necesitaba tenerlo cerca, aunque tan sólo fuera un instante antes de dejarle ir para siempre. Me apartó el pelo del cuello y llevó su boca a mi oído. Incluso aunque estaba de espaldas a mí, el olor a cerveza en su aliento era intenso. 

—¿No ves que haría cualquier cosa por ser tu todo? 

—Mi «todo» no tendrá hijos con otras chicas. —Sentí un sollozo abrirse camino por mi garganta—. Así que si no soy tu todo, ¿cómo voy a significar algo para ti? 

Besó mí nunca y me acarició el estómago con las manos. 

—Tú eres mi todo y no quiero tener hijos con nadie más que contigo. Quiero hacerlos contigo y luego verlos crecer aquí. 

Entrelacé los dedos entre los suyos y saboreé el momento antes de apartar sus manos. 

—Estás borracho. 

Me hizo dar la vuelta para encararlo y mirarle a los ojos vidriosos. 

 —Puede que esté borracho, pero sé perfectamente lo que estoy diciendo. Quiero casarme contigo y tener un montón de bebés… pequeñas cabecitas castañas con ojos de color miel como los de su madre. 

Comenzó a besarme el cuello y sentí fundirme bajo su roce. Me alzó contra el capó del auto y luego presionó su cuerpo contra mis piernas abiertas. 

—Te quiero, Lali, y no quiero vivir sin ti. 

Este era su juego y era muy bueno en él, así que tenía que salir de allí antes de que me diera por vencida y terminara desnuda en el asiento trasero de su auto. Lo empujé y me deslicé fuera del capó. 

—No, no vamos a hacer esto. No vas a besarme y excitarme para hacerme olvidar todo lo que has hecho. Tienes un hijo por ahí con otra chica. Eso es un problema para mí porque quiero ser la primera en darle un hijo a mi marido. Yo, no una zorra cualquiera. 

Abrí la puerta del auto y entré. 

—Debería haber sabido que cuando me levantaste del suelo estaba en la posición perfecta para que volvieras a dejarme caer de culos.

1 comentario: