lunes, 30 de mayo de 2016

capitulo 22

Habitación 329







Peter

No estaba esperando esto para nada. 

Quería dar la vuelta e ir junto a Lali en nuestra habitación de hotel, pero no tenía otra opción. 

Tenía que enfrentarme a mi padre acerca de las cosas que sabía sobre nuestra mamá, pero nos ocultaba. Su auto patrulla estaba estacionado cuando llegué a casa. Era su día libre, pero sabía que no regresaría de su carrera por la mañana por lo menos durante otros 30 minutos. Tal vez más si estaba corriendo larga distancia hoy. Estaba sentado en el sofá cuando entró por la puerta y estaba claramente sorprendido de verme. 

—Creí que te fuiste. 

—Lo hice, pero volví porque tengo que hablar contigo de algo serio. 

Se limpió el sudor de la cara con la toalla alrededor de su cuello. 

—Bueno. Dispara. 

Esa era una de las ventajas de tener a Nico Lanzani como papá. Era un tipo honesto y me enseñó a no irme por las ramas. 

—Estuve en la casa de Gimena Esposito esta mañana. ¿Sabías que nuestra madre vivía en Franklin? 

Él suspiró y se sentó en el sillón frente a mí. 

—Sí. 

—¿Por qué no nos lo dijiste? 

—Ella estaba teniendo una aventura. Él la quería, pero a ustedes no. La hizo elegir entre él o sus hijos y ella lo eligió. ¿Cómo iba a mirarte a la cara y decirte eso? 

—Merecíamos saber. 

—Eran muy jóvenes para entender. 

—Diablos, tengo casi diecinueve años y no puedo entenderlo ahora, pero todavía merecía saberlo. No tienes idea de cómo me sentí cuando me di cuenta de que estaba allí de pie mirando a mi madre. Ella tiene otros niños. Tenemos un hermano y una hermana que ni siquiera sabíamos que existían. 

—Lo hice para protegerte. 

—Y sabías que Lali era el enlace para exponer la verdad. Es por eso que no querías que estuviéramos juntos, pero ahora no es un secreto. No tienes una razón para no querer que estemos juntos a menos que haya algo más que no nos estés diciendo. 

—Nunca he tenido nada personal contra Lali. Es una chica muy bonita, pero sabía que estando con ella averiguarías esto. Tenía miedo por ti. No sabía cómo lo manejarías, ya que siempre fuiste el que se llevó lo más difícil. Te hizo algo, te dañó cuando Mattie se marchó y nunca he sabido cómo arreglarlo. 

—Estoy bien, pero no creo que lo estaría si Lali no estuviese en mi vida. Es extraño cómo su presencia en mi vida trajo todo esto a la superficie y sin embargo es la única que me podría sacarme fuera de este oscuro mundo en el que caí. La amo, papá, y ella es la roca que me ayudará a salir de esto. 

—¿Vas a decirle a Vico y Rochy sobre tu mamá? 

—No lo sé. Al principio, estaba enojado contigo por no decirnos, pero entiendo por qué no lo hiciste. Ningún niño necesita saber que su mamá se fue porque eligió estar con su amante, pero ya no somos niños pequeños. Vico estaría bien, pero Rochy es tan dulce. No sé cómo reaccionaría así que tengo que pensar en ello. Ella tiene el derecho a saber, pero no estoy seguro de que pueda hacerlo.

 —Lo haré yo. No eres el padre aquí y la responsabilidad no debe caer sobre tus hombros. Ya has llevado demasiado en ellos durante muchos años.  

                                  ***

Llamé suavemente a la puerta de la habitación 329 y esperé a que Lali respondiera. 

Abrió la puerta y llevaba una bata de terciopelo tipo peluche con el emblema del hotel bordado en el bolsillo. 

Su pelo estaba un poco húmedo y colgaba en rizos sueltos a los lados cuando se lo apartó de su cara. Inmediatamente reconocí su característico aroma en el aire y supe que se había duchado mientras esperaba por mí. Me quedé en la puerta mirándola, dándome cuenta de que tenía miedo de entrar al interior sin su invitación. Ella dio un paso atrás para dejar espacio para mí en la puerta y lo reconocí por lo que era; su tácita invitación a unirme a ella en nuestra habitación. Mi corazón saltó de emoción ante lo desconocido. 

No estaba seguro qué podría traer estar a solas con ella en esta habitación todo el día y la noche, pero estaba contento con sólo estar con ella, si eso es lo que quería. Entré a la habitación y cerré la puerta detrás de mí. No había tenido tiempo para entrar a la habitación cuando hice la reserva la noche anterior, así que miré alrededor, por primera vez y lo capté todo, incluyendo la cama matrimonial. Ella se acercó por detrás y me abrazó con su cabeza contra mi espalda. Busqué una de sus manos en mi pecho y la agarré así podía llevarla a los labios para besarla. Ella me apretó con fuerza y suspiró como si tenerme en sus brazos fuera un alivio.

 —He estado preocupada por ti. Sé que sólo han sido un par de horas, pero parece como si hubiera estado en esta habitación esperando por ti toda la vida. 

Ella me soltó y me tomó de la mano mientras nos trasladábamos a la cama para sentarnos en el borde. 

—Lo siento. Tuve que esperar a que mi papá llegara a casa de su entrenamiento. 

Se veía tan nerviosa 

—¿Ha ido todo bien? 

Me encogí de hombros. 

—Fue tan bien como se podría considerar del tema. Sabía dónde estaba todos estos años y yo estaba enojado al principio, pero luego me explicó algunas cosas y entiendo por qué no nos dijo cuando éramos pequeños. Sigo pensando que debería haberlo hecho cuando fuésemos mayores, pero veo cómo era más fácil para él dejar las cosas como están 

—Y no puedes olvidar que él también sufría. Era su esposa y lo dejó. 

—Tuvo que ser terrible para él, pero no me acuerdo de ningún tipo de reacción de su parte. Estaba allí, pero no lo estaba. Fue casi como perder a los dos. 

—No entiendo cómo hizo eso. Ella siempre ha sido tan amorosa conmigo, más que mi propia madre. A menudo he pensado en ella más como una madre para mí. 

—Irónico, ¿no? Ella no se quedó para ser la madre de sus propios hijos, pero optó por ser tu madre cuando lo necesitabas. —Puse mi brazo alrededor de ella y la acerqué—. Supongo que no puedo odiarla mucho ya que se hizo cargo de mi chica. 

—¿Tu chica? Me gusta eso. 

—Me gusta, también. 

Le besé la parte superior de su cabeza y ella levantó la cara para mirarme. No pude resistirme a poner mis labios contra los suyos, pero nuestra posición no estaba bien. Se sentía torpe e incómoda. Ella debió haber pensado lo mismo porque se deslizó por el borde de la cama y se paró entre mis rodillas. Puso sus manos en mi cara mientras me miraba a los ojos. 

—Quiero quitarte todo el dolor y mostrarte cuán digno eres de ser amado. —Tomó el dobladillo de mi camiseta y la quitó sobre mi cabeza. La tiró por encima del hombro al piso y luego pasó el dedo sobre las palabras tatuadas a través de mi piel—. Esto no tiene que ser verdad. 

Puse mi mano arriba de la suya sobre mi corazón. 

—Esta era la única verdad que había conocido hasta que te conocí. Mi papá me dijo que no sabía el poder que tenías sobre mí, pero estaba equivocado. Sé que tienes el poder de curar esto y recomponerme de nuevo. 

—Quiero empezar ahora mismo. —Desató el nudo de la cinta que sostenía la bata del hotel a su alrededor y dejó que se deslizara por sus brazos a un charco en el suelo. 

Debajo de ella, llevaba un camisón corto de color crema con capas de volantes de encaje negro. Era sexy, pero de alguna manera inocente, y nadie había usado alguna vez nada como esto para mí. Metí mi dedo en una de las correas delgadas y la corrí hasta su hombro y hacia abajo de nuevo. 

—¿Cuándo conseguiste a este pequeño número? 

—Me detuve a conseguirlo cuando venía hacia aquí. ¿Te gusta? 

—¡Diablos, sí! Jodidamente me encanta. 

—Bueno. Tenía la esperanza de que lo hiciera. En cierto modo te tenía en mente cuando lo compré. 

La agarré por la cintura y la atraje más cerca entre mis piernas. 

—Será mejor que sea el único que tuvieras en mente cuando lo compraste. 

—Tú eres el único que siempre está en mi mente. 

—Sí. Tú también. 

Me empujó hacia atrás en la cama y me quitó los calcetines y los zapatos antes de arrastrarse por mi cuerpo y sentarse a horcajadas sobre mí. Puse mis manos en su cintura y la conduje hasta el lugar donde podía sentir la presión de su cuerpo contra mi ingle. Puso las palmas de sus manos sobre mi pecho y lentamente las deslizó hacia arriba hasta llegar a los hombros. En el camino hacia abajo, usó sus uñas perfectamente arregladas para rascarme la piel con la presión suficiente para que gimiera. Cuando terminó de barrer sus uñas por mi pecho, me sorprendió cuando llegó al botón de mis jeans. 

—Alguien está muy juguetona hoy. 

—No tienes ni idea. 

Nunca apartó sus ojos de los míos mientras desabrochaba mis jeans y luego deslizaba la cremallera hacia abajo. Metió los dedos en la cintura y tiró hacia abajo, así que levanté mis caderas y me tuvo fuera de mis pantalones, y me dejó en mis calzoncillos bóxer en blanco y negro. Dejó caer su boca a mi pecho y apretó su cuerpo contra mí mientras se deslizaba hacia abajo para besar mi tatuaje. 

No se quedó allí mucho tiempo antes de que se moviera más abajo hasta justo por encima de mi cintura. Era uno de los juegos que le había hecho y tenerla haciéndomelo a mí era una dulce tortura. Me estaba volviendo loco y no podía soportar las burlas por más tiempo. Si no podía estar dentro de ella, tenía que estar por lo menos sobre ella. 

Agarré su cintura y la coloqué sobre su espalda para que pudiera presionar mi cuerpo contra el de ella con la esperanza de un poco de alivio. Ella dobló las rodillas y las separó para acomodarme amablemente. Me apoyé en los codos y sostuve su rostro en mis manos para poder memorizarlo. Era absurdo pensar que su madre no podría mantenernos separados, así que tuve que ser honesto conmigo mismo acerca de a dónde íbamos y la verdad era que... No tenía ni idea. 

Sus ojos miel miraron los míos de color chocolate y ella vio la incertidumbre en ellos. 

—Va a funcionar. Tiene que hacerlo. 

Cerré los ojos y apreté mi frente contra la suya. 

—No puedo perderte, Cara de Muñeca. —Las cosas de repente se sintieron demasiado serias y necesitaba aligerar el estado de ánimo. Levanté la cabeza de la de ella y tiré de su labio inferior con mi boca—. No podría soportar no sorprenderme por esta delicada boca de nuevo. Vamos, sorpréndeme. Muero de ganas de escuchar algún material nuevo. 

Estiró sus brazos y puso sus manos en mi cara. 

—Te amo. 

De todas las cosas que había imaginado que estaban sucediendo entre nosotros, había subestimado la forma en que me sentiría oírla decirme que me amaba por primera vez. Mi corazón se sentía como que estaba hinchándose y estaba a punto de estallar con el amor que sentía por ella. 

—Yo también te amo, Lali Esposito. —Froté mi pulgar por sus labios—. Creo que lo hice en el momento que abriste esta boca sabelotodo tuya. 

—Cállate y besa esta boca sabelotodo. 

Hice lo que me dijo y luego arrastré mi boca de su garganta a sus pechos. Arrastré mi mano bajo su vestido sexy para ver qué tipo de sorpresa podría encontrar. 

Me puse de rodillas y levanté su vestido para encontrar ropa interior de encaje a juego. Maldita sea, se veían tan caliente en ella. Puse mis dedos a sus costados y tiré un poco, probando para ver si estaba bien para ella que se la quite. 

—Lo de siempre, ¿señorita? ¿Todo con la excepción del final? 

Ella negó con la cabeza. 

—No, no esta vez. Quiero todo, con final incluido. 

—¿Estás segura? No quiero que mires hacia atrás y lo lamentes. 

—Te amo y nunca podría lamentar hacer el amor contigo. Ni en un millón de años. —Levantó las caderas de la cama, mi señal para deslizar sus bragas hacia abajo y esta cosa que había hecho tantas veces de repente se sentía como algo que nunca había hecho antes. 

Las arrojé al suelo, junto a la ropa y ella enganchó sus pulgares en la cinturilla elástica de mis calzoncillos bóxer y empujó hacia abajo. Tomó mi ropa interior con sus dedos de los pies una vez que estuvieron por debajo de mis caderas y la empujó hasta el pie de la cama bajo las sábanas. Me sentí tocar su parte más dulce y supe que estaba en peligro de romperme cuando se colocó con las rodillas a cada lado de mis caderas. 

Maldita sea. 

Los condones estaban en el bolsillo de mis vaqueros. 
Error de novato. 

Me aparté para alcanzar mis pantalones en el suelo, pero ella cerró sus piernas alrededor de mi cintura. 

—Sólo tomaré un condón de mis pantalones. 

—No necesitamos eso. He estado tomando la píldora por un tiempo. 

—No sé si eso es una buena idea. 

Ella podía ver la tormenta dentro de mí. 

—Me dijiste que nunca habías estado con nadie sin protección. 

—Es cierto. 

—Y yo nunca he estado con nadie, así que estamos bien. 

—¿Estás segura? 

Me apretó contra ella usando sus piernas. 

—Quiero sentirte dentro de mí, sin nada entre nosotros. 

No había nada que no hiciera por esta chica y me sentí ceder a lo que quería, lo que no era muy difícil de hacer. Me cerní sobre ella y la besé en la cara mientras le acariciaba la mejilla con los dedos. 

—Te juro que voy a ser amable. 

Tomó mi cara con sus manos. 

—Sé que lo harás. 

—Va a doler un poco al principio hasta que llegue hasta el final, pero entonces mejorará. 

—Estoy lista. 

No creo que fuera posible amar más a esta chica.  

—Te amo, Lali, y necesito que sepas algo. Puede que haya dado mi cuerpo a un montón de chicas, pero ninguna de ellas ha poseído mi corazón. Te pertenece a ti y no a otra. 

Sonrió y derritió el corazón que le pertenecía sólo a ella. 

—Y el mío te pertenece a ti y no a otro. 

Gentilmente me apreté contra ella sin empujar dentro y cerró los ojos con fuerza como si estuviera esperando un ataque doloroso. 

—Mírame. —Abrió los ojos y pude ver el miedo que estaba tan valientemente tratando de esconder de mí—. No dejes de mirarme a los ojos. 

—Está bien. 

Poco a poco me empujé dentro de esta chica que amaba y quedé muy sorprendido por lo maravillosamente diferente que se sentía. 

Había oído que no siempre se podía sentir la barrera que tenía que romper, pero sin duda sentí la de Lali y sabía que estaba a punto de hacerle daño, porque estaba en un lugar donde ningún hombre había estado antes que yo.  

Miré a sus ojos cuando me abrí paso y vi la sorpresa y el dolor el segundo que sucedió así que me detuve para que pudiera recuperarse. Se tensó y cerró los ojos con fuerza. Se mordió el labio inferior y ásperamente clavó sus uñas en mi espalda, lo que me sirvió por lo que le estaba haciendo. 

Después de un minuto, su dolor se calmó y sentí que se relajaba debajo de mí, pero esperé. Quería que ella me pidiera más. Y eso es exactamente lo que hizo.


Pd : las quiero y comenten

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