capitulo 23

Nosotros sucedimos 

Lali

Mierda, eso dolió. 

Abro mis ojos y miro a Peter sobre mí. Todavía estaba dentro de mí, pero completamente inmóvil y supe que se había detenido porque no quería lastimarme más de lo necesario. 

Me di cuenta de lo tensa que estaba así que tomé una respiración y lentamente la solté mientras forzaba a mi cuerpo a relajarse. Tomé varias respiraciones profundas y luego sentí algo completamente diferente. No era dolor en absoluto. Era un deseo creciente abajo en mi ingle y estaba desesperada por tener la experiencia completa del sexo.  

Se sentía como si alguien más estaba en control de mi cuerpo cuando comencé a levantar mis caderas contra Peter. 

—No te detengas. Continúa. 

Él felizmente cumplió mi orden. 

—Dime qué quieres y te lo daré. 

Extendí mis manos hasta su cabello y agarré dos mechones. 

—Tú. Todo de ti. Ahora mismo. 

Simplemente pensé que había gritado su nombre antes. 

                                               ***


Todavía estaba esperando que mi corazón se calmara y recuperando el aliento cuando Peter rodó de encima mío. Me di vuelta así podía verle de frente y vi una fina capa de sudor en su frente. Era más caliente que el infierno saber que había trabajado ese sudor en mí.

 Me miró, evaluando mis ojos y sin aliento preguntó: —¿Estás bies? ¿No te hice tanto daño? 

—Sólo dolió por un minuto y luego se sintió realmente bien. —No pude contener mi sonrisa—. Quiero hacerlo de nuevo. 

Rodó hacia mí y me besó a través de su sonrisa. 

—Demonios, chica. Te amo. 

—Demonios, chico. Yo también te amo. 

Pasamos todo el día en la cama pero Peter notó cuando mi estómago rugió en protesta por su falta de comida. 

—Necesito alimentarte así puedes estar fuerte para esta noche. 

—¿Más? 

Deslizó su nariz a lo largo de la mía antes de levantarse. 

—Sí, señora. Mucho más. 

Bien. 

Quería quedarme y ordenar el servicio a la habitación, pero Peter insistió en llevarme a algún lugar lindo para cenar. Me arrastré fuera de la cama y me preparé porque quería complacerle. 

Otra vez. 

No quería desaparecer el olor de Peter, pero tuve que tomar otra ducha. Cuando terminé, me puse un vestido de verano de color crema con un par de sandalias marrones. No había traído todos mis suministros para alisarme el cabello así que no me quedó más remedio que dejarlo rizado. 

Tiré de la parte delantera en un giro y lo aseguré a un costado con la parte trasera colgando en rizos sueltos debajo de mis hombros. Peter se acercó detrás de mí en el baño y empujó mi cabello de mi cuelo. Plantó un beso detrás de mi oreja y contempló mi rostro en el espejo. 

—Te dije que íbamos a suceder. 

—Sí y estoy tan contenta de que tuvieras razón, aunque estaba tan segura que estabas equivocado en el momento. No quería que tuvieras razón. 

—Lo sé. —Metió la mano bajo mi vestido y la frotó por mi ropa interior—. Supongo que es una buena cosa que no pudiera resistirme tratar de entrar en ellas. 

Nunca saldríamos de la habitación si él seguía haciendo cosas como esas, así que empujé su mano. 

—Volveremos a esa cama y lo haremos otra vez si no paras de hacer eso. 

A él le encantaba tener esa clase de poder sobre mí, pero trató de hacerme pensar que era yo la que tenía el control. 

—Sí, señora. 

Peter me llevó a un romántico restaurant italiano. No había mucha gente porque era la mitad de la semana y nos sentamos en una cabina en un área oscura y aislada, sólo nosotros. Estábamos en medio de nuestra comida cuando recibí un mensaje de texto de mi tía. 

—Es de Gime. —Alcé la vista para mirar a Nick—. Lo siento. Sé que es Malvina para ti, pero ella ha sido Gime para mí por trece años. 

Él se encogió de hombros como si no le importara. 

—Está bien. 

Sentí un poco de esperanza. 

—No sé qué pensar de esto. 

—¿Qué dice? 

—Sólo voy a leerlo y así me dices qué piensas que significa. —Me aclaré la garganta porque era un mensaje largo. Gime nunca abreviaba—. Por favor, tienes que saber que lamento todo. No puedo cambiar el pasado pero hay una cosa que puedo cambiar y esa es la mente de tu madre. Tú y Peter estarán juntos. Me aseguraré de eso. 

—¿Qué significa eso? 

—Suena como si ella la convenció para aceptar que nosotros estemos juntos, excepto que estoy segura que eso no es posible. Ella no aceptaría voluntariamente que estemos juntos. Algo más está sucediendo aquí. 

—¿Importa eso siempre y cuando estemos juntos? 

—Tienes razón. No importa cuál es la trampa, pero ¿ves que ella no lo hizo sólo por mí? Lo hizo por ti, también. Te ama y quiere que seas feliz. 

Bajó su tenedor en su plato. 

—Necesito que entiendas algo, Lali. No tengo nada para ella, pero estoy decidiendo ser amable en lo que a ella respecta porque tú la amas y no quiero hacerte enojar. Honestamente, ella no podría importarme menos. 

—Lo sé y no te culpo. Lo entiendo y no me tomo tus sentimientos a la ligera. 

—Gracias por entender. 

Después de terminar la cena. Volvimos a la habitación para apretar el botón de pausa. Los dos no habíamos dormido casi nada después de la noche anterior, pero ninguno de nosotros quería dormir porque teníamos miedo de perder un minuto de estar juntos. 

La luz del sol de la mañana estaba amenazando con derramarse a través de las rendijas en las cortinas cuando ambos nos quedamos dormidos de absoluto agotamiento y era casi la hora de ir cuando 
despertamos, dejándonos con poco tiempo para estar juntos antes de que tuviéramos que pagar la factura e irnos. 

Abrí mis ojos y él me estaba observando. 

—Después de conocerte, tú te convertiste en mi razón para despertarme cada mañana, pero hoy eres mi razón para quedarme en la cama. 

—Oh, como me gustaría que pudiéramos. 

Me estiré y un gemido seductivo escapó de mis labios. 

—Uups, eso fue mi sonido de estrella porno interno saliendo accidentalmente. 

—Sí, lo reconozco de ayer por la noche. 

Algunas veces el podía ser tan ingenioso como yo. 

—Bien dicho. 

Perezosamente me senté en la cama y estiré la sábana de la cama conmigo metida bajo mis brazos. Él me imitó, menos la sábana, y se escabulló detrás de mí para masajear mi espalda y hombros. 

—¿Estás adolorida? 

Lo estaba, pero era una buena clase de dolor. 

—Un poco, pero es sobre todo cuando me muevo. 

Puso sus brazos alrededor de mí y acarició mi estómago. 

—Entonces supongo que pensarás en mí cada vez que te muevas hoy. 

—No tengo duda que pensaré en ti ya sea si me muevo o no. 

Él gimió mientras besaba mi hombro. 

—No quiero dejar esta cama, pero supongo que no podemos estar aquí para siempre. 

Miré mi reloj y vi que nuestro robado tiempo de estar juntos había terminado. 

—Tenemos que irnos antes que nos echen. 

—Sólo dame cinco minutos más de esto. —Movió su boca de mi espalda hacia abajo por mi espalda y le di los cinco minutos que pidió más otros diez. 

Después que las manos del tiempo nos obligaron a salir de la cama y apresurarnos hacia la puerta, nos detuvimos por un último beso antes de entrar al pasillo de la vida real. 

—Llámame tan pronto como sepas qué está sucediendo. 

—Tú serás el primero. 

Me atrajo en un último abrazo y con voz ronca me susurró al oído: —Ya he sido el primero.  

Mientras me acercaba a Franklin, sabía que había una parada que tenía que hacer antes de entrar a resolver las cosas con mi mamá otra vez. 

Necesitaba ver a Euge. Pero, no iba a cometer el mismo error dos veces. Toqué el timbre y esperé a que ella viniera a la puerta porque no necesitaba otro espectáculo erótico de ella y Nico en la cama juntos. 

Ella abrió la puerta y me miró como si estuviera loca. 

—¿Desde cuándo tú tocas el timbre? 

—Desde que tuve un vistazo de ti y Kimosabe jugando al doctor bajo las mantas. Muchas gracias, porque ahora estoy marcada de por vida. Nunca más quiero ver a un doctor otra vez. 

—Cállate y entra. Necesito una actualización de ti y el Peter. 

La seguí hasta su sala y me dejé caer sobre el sillón reclinable de su papá.  

—Han sucedido un montón de cosas locas, Euge. Estar con Peter es como montarse a una montaña rusa bipolar. Un minuto todo es asombroso y estoy feliz, y al siguiente la mierda ha golpeado el techo. 

Ella me dio una mirada omnisciente. 

—Umm, dime algo que no sepa. Nico y yo construimos y manejamos la montaña rusa bipolar. 

Ella tenía razón. ¿En qué estaba pensando? Peter y yo no éramos los únicos con problemas. 

—¿Recuerdas que te conté sobre el banquete para honrar al papá de Peter? 

—Sí, ¿cómo fue? 

Recordé cómo las cosas sucedieron y quería volver en el tiempo y borrar la imagen de mi mamá y David juntos. 

—Las cosas comenzaron bien. Después de la ceremonia de premiación, estábamos bailando y Peter me sorprendió con una llave a una habitación en el hotel donde era el banquete. 

Ella agarró una almohada del sofá y me la tiró. 

—Ya estoy celosa y aún no me has contado ningún detalle. 

—Bueno, no te preocupes. No estarás muy celosa cuando te cuente el resto. Peter y yo nos encontramos con mi mamá y David. Estaban juntos en el hotel. 

—¿Te refieres al socio de tu papá? ¿Ese David? 

Todavía quería encogerme recordando las miradas de culpabilidad en sus rostros. 

—Sí, ¿puedes creerlo? Mi mamá está teniendo una aventura con él. Bueno, no hay necesidad de decir que nos puso el freno a mí y a Peter usando la habitación del hotel para lo que sea que íbamos a hacer. 

—Doble mierda. ¿Qué pasó cuando llegaste a casa? 

¿Realmente tenía que preguntar? Sabía lo psicópata que mi mamá podía ser. 

—Vivian se volvió loca conmigo. Ella hizo girar todo entorno a por qué estaba en un hotel con un chico. Me dijo que ya no podía ver a Peter. Así que fui a lo de Gime y allí fue cuando las cosas se volvieron aún más locas. Todavía no puedo creerlo, pero Gime es la mamá de Peter. 

Cuando terminé de explicar toda la situación del drama materno, Euge estaba asombrada. 

—¿Esto va a causar problemas entre tú y Peter? Digo, su mamá que le dejó ha sido más una madre para ti que para sus propios hijos. Eso no puede caerle tan bien. 

Nop. Ningún aparente problema en ese departamento. 

—No creo que vaya a causar mucho problema para él, ya que pasamos juntos las últimas 24 horas en una habitación de hotel. 

Ella dejó escapar un gran chillido. 

—¡Cállate! ¿Practicaste hacer bebés con él? 

—Más de un par de veces. 

Ella encontró otra almohada en el sofá y me la tiró. 

—Estoy tan celosa. 

—Tienes razón para estarlo. Te estoy diciendo, Euge… tienes que hacer lo que sea para convencer a Kimosabe. Sedúcelo si tienes que hacerlo. 

Ella gruñó. 

—Me atrapaste intentando. Gracias, por cierto. Casi lo había convencido cuando llegaste. Ahora, él no volverá a mi cama porque dice que es demasiado tentador. Me preocuparía si no fuera así. 

—Lo siento. Realmente no tenía idea. 

—Está bien. No puedo culparte porque él es demasiado honorable para su propio bien, pero sí tenemos un pequeño secreto. ¿Quieres verlo? 

Fuera lo que fuese la tenía sonriendo. 

—Sí, claro. 

Euge tiró su pantalón corto hacia abajo hasta su cadera y vi un tatuaje negro nuevo. Era una cerradura sin llave adornada y antigua con forma de corazón situado justo dentro del hueso de su cadera, todavía rojo e inflamado. Estaba más acostumbrada a estos tatuajes ahora y pude ver el nombre de Nico entrelazado dentro de ella. 

—Nico tiene la llave en su cadera. 

Hubo un tiempo cuando le hubiera preguntado si había perdido la cabeza, pero no desde que conocí a Peter, porque entendía. 

—Me encanta, Euge. 

—Estaba nerviosa por mostrártelo. No sabía que dirías sobre él porque sé que no te gustan los tatuajes. 

Esa era una época diferente en mi vida. 

—Solían no gustarme, pero eso fue antes que tuviera un novio con uno más grande que mi cabeza. 

—Tú podrías ser la siguiente. 

Que me gusten y hacerme uno eran dos cosas completamente diferentes. 

—Lo dudo. No soy masoquista. 

—No fue tan malo. Nico se sentó junto a mí todo el tiempo y sostuvo mi mano, o tal vez fui yo quien sostuvo la suya. No estaba emocionado con mis pantalones bajados hasta allí en frente de otro tipo. 

—¿Crees que te harás otro? 

—No lo sé. Nico no quiere. Dice que no puede aguantar verlo otra vez, pero algo me dice que tiene menos que ver con el proceso del tatuaje y más con ver a un tipo tocándome tan cerca de lo que él considera suyo.  

—Necesitas decirle que él tiene que reclamarlo primero antes de considerarlo suyo. 

—Lo sé, ¿verdad? ¿Quién hubiera pensado que la chica mala escondiéndose debajo de la personalidad perfecta de Euge se quedaría con un chico malo que resultó siendo tan bueno? 

PD: las quiero y comenten