lunes, 30 de mayo de 2016

capitulo 22

Habitación 329







Peter

No estaba esperando esto para nada. 

Quería dar la vuelta e ir junto a Lali en nuestra habitación de hotel, pero no tenía otra opción. 

Tenía que enfrentarme a mi padre acerca de las cosas que sabía sobre nuestra mamá, pero nos ocultaba. Su auto patrulla estaba estacionado cuando llegué a casa. Era su día libre, pero sabía que no regresaría de su carrera por la mañana por lo menos durante otros 30 minutos. Tal vez más si estaba corriendo larga distancia hoy. Estaba sentado en el sofá cuando entró por la puerta y estaba claramente sorprendido de verme. 

—Creí que te fuiste. 

—Lo hice, pero volví porque tengo que hablar contigo de algo serio. 

Se limpió el sudor de la cara con la toalla alrededor de su cuello. 

—Bueno. Dispara. 

Esa era una de las ventajas de tener a Nico Lanzani como papá. Era un tipo honesto y me enseñó a no irme por las ramas. 

—Estuve en la casa de Gimena Esposito esta mañana. ¿Sabías que nuestra madre vivía en Franklin? 

Él suspiró y se sentó en el sillón frente a mí. 

—Sí. 

—¿Por qué no nos lo dijiste? 

—Ella estaba teniendo una aventura. Él la quería, pero a ustedes no. La hizo elegir entre él o sus hijos y ella lo eligió. ¿Cómo iba a mirarte a la cara y decirte eso? 

—Merecíamos saber. 

—Eran muy jóvenes para entender. 

—Diablos, tengo casi diecinueve años y no puedo entenderlo ahora, pero todavía merecía saberlo. No tienes idea de cómo me sentí cuando me di cuenta de que estaba allí de pie mirando a mi madre. Ella tiene otros niños. Tenemos un hermano y una hermana que ni siquiera sabíamos que existían. 

—Lo hice para protegerte. 

—Y sabías que Lali era el enlace para exponer la verdad. Es por eso que no querías que estuviéramos juntos, pero ahora no es un secreto. No tienes una razón para no querer que estemos juntos a menos que haya algo más que no nos estés diciendo. 

—Nunca he tenido nada personal contra Lali. Es una chica muy bonita, pero sabía que estando con ella averiguarías esto. Tenía miedo por ti. No sabía cómo lo manejarías, ya que siempre fuiste el que se llevó lo más difícil. Te hizo algo, te dañó cuando Mattie se marchó y nunca he sabido cómo arreglarlo. 

—Estoy bien, pero no creo que lo estaría si Lali no estuviese en mi vida. Es extraño cómo su presencia en mi vida trajo todo esto a la superficie y sin embargo es la única que me podría sacarme fuera de este oscuro mundo en el que caí. La amo, papá, y ella es la roca que me ayudará a salir de esto. 

—¿Vas a decirle a Vico y Rochy sobre tu mamá? 

—No lo sé. Al principio, estaba enojado contigo por no decirnos, pero entiendo por qué no lo hiciste. Ningún niño necesita saber que su mamá se fue porque eligió estar con su amante, pero ya no somos niños pequeños. Vico estaría bien, pero Rochy es tan dulce. No sé cómo reaccionaría así que tengo que pensar en ello. Ella tiene el derecho a saber, pero no estoy seguro de que pueda hacerlo.

 —Lo haré yo. No eres el padre aquí y la responsabilidad no debe caer sobre tus hombros. Ya has llevado demasiado en ellos durante muchos años.  

                                  ***

Llamé suavemente a la puerta de la habitación 329 y esperé a que Lali respondiera. 

Abrió la puerta y llevaba una bata de terciopelo tipo peluche con el emblema del hotel bordado en el bolsillo. 

Su pelo estaba un poco húmedo y colgaba en rizos sueltos a los lados cuando se lo apartó de su cara. Inmediatamente reconocí su característico aroma en el aire y supe que se había duchado mientras esperaba por mí. Me quedé en la puerta mirándola, dándome cuenta de que tenía miedo de entrar al interior sin su invitación. Ella dio un paso atrás para dejar espacio para mí en la puerta y lo reconocí por lo que era; su tácita invitación a unirme a ella en nuestra habitación. Mi corazón saltó de emoción ante lo desconocido. 

No estaba seguro qué podría traer estar a solas con ella en esta habitación todo el día y la noche, pero estaba contento con sólo estar con ella, si eso es lo que quería. Entré a la habitación y cerré la puerta detrás de mí. No había tenido tiempo para entrar a la habitación cuando hice la reserva la noche anterior, así que miré alrededor, por primera vez y lo capté todo, incluyendo la cama matrimonial. Ella se acercó por detrás y me abrazó con su cabeza contra mi espalda. Busqué una de sus manos en mi pecho y la agarré así podía llevarla a los labios para besarla. Ella me apretó con fuerza y suspiró como si tenerme en sus brazos fuera un alivio.

 —He estado preocupada por ti. Sé que sólo han sido un par de horas, pero parece como si hubiera estado en esta habitación esperando por ti toda la vida. 

Ella me soltó y me tomó de la mano mientras nos trasladábamos a la cama para sentarnos en el borde. 

—Lo siento. Tuve que esperar a que mi papá llegara a casa de su entrenamiento. 

Se veía tan nerviosa 

—¿Ha ido todo bien? 

Me encogí de hombros. 

—Fue tan bien como se podría considerar del tema. Sabía dónde estaba todos estos años y yo estaba enojado al principio, pero luego me explicó algunas cosas y entiendo por qué no nos dijo cuando éramos pequeños. Sigo pensando que debería haberlo hecho cuando fuésemos mayores, pero veo cómo era más fácil para él dejar las cosas como están 

—Y no puedes olvidar que él también sufría. Era su esposa y lo dejó. 

—Tuvo que ser terrible para él, pero no me acuerdo de ningún tipo de reacción de su parte. Estaba allí, pero no lo estaba. Fue casi como perder a los dos. 

—No entiendo cómo hizo eso. Ella siempre ha sido tan amorosa conmigo, más que mi propia madre. A menudo he pensado en ella más como una madre para mí. 

—Irónico, ¿no? Ella no se quedó para ser la madre de sus propios hijos, pero optó por ser tu madre cuando lo necesitabas. —Puse mi brazo alrededor de ella y la acerqué—. Supongo que no puedo odiarla mucho ya que se hizo cargo de mi chica. 

—¿Tu chica? Me gusta eso. 

—Me gusta, también. 

Le besé la parte superior de su cabeza y ella levantó la cara para mirarme. No pude resistirme a poner mis labios contra los suyos, pero nuestra posición no estaba bien. Se sentía torpe e incómoda. Ella debió haber pensado lo mismo porque se deslizó por el borde de la cama y se paró entre mis rodillas. Puso sus manos en mi cara mientras me miraba a los ojos. 

—Quiero quitarte todo el dolor y mostrarte cuán digno eres de ser amado. —Tomó el dobladillo de mi camiseta y la quitó sobre mi cabeza. La tiró por encima del hombro al piso y luego pasó el dedo sobre las palabras tatuadas a través de mi piel—. Esto no tiene que ser verdad. 

Puse mi mano arriba de la suya sobre mi corazón. 

—Esta era la única verdad que había conocido hasta que te conocí. Mi papá me dijo que no sabía el poder que tenías sobre mí, pero estaba equivocado. Sé que tienes el poder de curar esto y recomponerme de nuevo. 

—Quiero empezar ahora mismo. —Desató el nudo de la cinta que sostenía la bata del hotel a su alrededor y dejó que se deslizara por sus brazos a un charco en el suelo. 

Debajo de ella, llevaba un camisón corto de color crema con capas de volantes de encaje negro. Era sexy, pero de alguna manera inocente, y nadie había usado alguna vez nada como esto para mí. Metí mi dedo en una de las correas delgadas y la corrí hasta su hombro y hacia abajo de nuevo. 

—¿Cuándo conseguiste a este pequeño número? 

—Me detuve a conseguirlo cuando venía hacia aquí. ¿Te gusta? 

—¡Diablos, sí! Jodidamente me encanta. 

—Bueno. Tenía la esperanza de que lo hiciera. En cierto modo te tenía en mente cuando lo compré. 

La agarré por la cintura y la atraje más cerca entre mis piernas. 

—Será mejor que sea el único que tuvieras en mente cuando lo compraste. 

—Tú eres el único que siempre está en mi mente. 

—Sí. Tú también. 

Me empujó hacia atrás en la cama y me quitó los calcetines y los zapatos antes de arrastrarse por mi cuerpo y sentarse a horcajadas sobre mí. Puse mis manos en su cintura y la conduje hasta el lugar donde podía sentir la presión de su cuerpo contra mi ingle. Puso las palmas de sus manos sobre mi pecho y lentamente las deslizó hacia arriba hasta llegar a los hombros. En el camino hacia abajo, usó sus uñas perfectamente arregladas para rascarme la piel con la presión suficiente para que gimiera. Cuando terminó de barrer sus uñas por mi pecho, me sorprendió cuando llegó al botón de mis jeans. 

—Alguien está muy juguetona hoy. 

—No tienes ni idea. 

Nunca apartó sus ojos de los míos mientras desabrochaba mis jeans y luego deslizaba la cremallera hacia abajo. Metió los dedos en la cintura y tiró hacia abajo, así que levanté mis caderas y me tuvo fuera de mis pantalones, y me dejó en mis calzoncillos bóxer en blanco y negro. Dejó caer su boca a mi pecho y apretó su cuerpo contra mí mientras se deslizaba hacia abajo para besar mi tatuaje. 

No se quedó allí mucho tiempo antes de que se moviera más abajo hasta justo por encima de mi cintura. Era uno de los juegos que le había hecho y tenerla haciéndomelo a mí era una dulce tortura. Me estaba volviendo loco y no podía soportar las burlas por más tiempo. Si no podía estar dentro de ella, tenía que estar por lo menos sobre ella. 

Agarré su cintura y la coloqué sobre su espalda para que pudiera presionar mi cuerpo contra el de ella con la esperanza de un poco de alivio. Ella dobló las rodillas y las separó para acomodarme amablemente. Me apoyé en los codos y sostuve su rostro en mis manos para poder memorizarlo. Era absurdo pensar que su madre no podría mantenernos separados, así que tuve que ser honesto conmigo mismo acerca de a dónde íbamos y la verdad era que... No tenía ni idea. 

Sus ojos miel miraron los míos de color chocolate y ella vio la incertidumbre en ellos. 

—Va a funcionar. Tiene que hacerlo. 

Cerré los ojos y apreté mi frente contra la suya. 

—No puedo perderte, Cara de Muñeca. —Las cosas de repente se sintieron demasiado serias y necesitaba aligerar el estado de ánimo. Levanté la cabeza de la de ella y tiré de su labio inferior con mi boca—. No podría soportar no sorprenderme por esta delicada boca de nuevo. Vamos, sorpréndeme. Muero de ganas de escuchar algún material nuevo. 

Estiró sus brazos y puso sus manos en mi cara. 

—Te amo. 

De todas las cosas que había imaginado que estaban sucediendo entre nosotros, había subestimado la forma en que me sentiría oírla decirme que me amaba por primera vez. Mi corazón se sentía como que estaba hinchándose y estaba a punto de estallar con el amor que sentía por ella. 

—Yo también te amo, Lali Esposito. —Froté mi pulgar por sus labios—. Creo que lo hice en el momento que abriste esta boca sabelotodo tuya. 

—Cállate y besa esta boca sabelotodo. 

Hice lo que me dijo y luego arrastré mi boca de su garganta a sus pechos. Arrastré mi mano bajo su vestido sexy para ver qué tipo de sorpresa podría encontrar. 

Me puse de rodillas y levanté su vestido para encontrar ropa interior de encaje a juego. Maldita sea, se veían tan caliente en ella. Puse mis dedos a sus costados y tiré un poco, probando para ver si estaba bien para ella que se la quite. 

—Lo de siempre, ¿señorita? ¿Todo con la excepción del final? 

Ella negó con la cabeza. 

—No, no esta vez. Quiero todo, con final incluido. 

—¿Estás segura? No quiero que mires hacia atrás y lo lamentes. 

—Te amo y nunca podría lamentar hacer el amor contigo. Ni en un millón de años. —Levantó las caderas de la cama, mi señal para deslizar sus bragas hacia abajo y esta cosa que había hecho tantas veces de repente se sentía como algo que nunca había hecho antes. 

Las arrojé al suelo, junto a la ropa y ella enganchó sus pulgares en la cinturilla elástica de mis calzoncillos bóxer y empujó hacia abajo. Tomó mi ropa interior con sus dedos de los pies una vez que estuvieron por debajo de mis caderas y la empujó hasta el pie de la cama bajo las sábanas. Me sentí tocar su parte más dulce y supe que estaba en peligro de romperme cuando se colocó con las rodillas a cada lado de mis caderas. 

Maldita sea. 

Los condones estaban en el bolsillo de mis vaqueros. 
Error de novato. 

Me aparté para alcanzar mis pantalones en el suelo, pero ella cerró sus piernas alrededor de mi cintura. 

—Sólo tomaré un condón de mis pantalones. 

—No necesitamos eso. He estado tomando la píldora por un tiempo. 

—No sé si eso es una buena idea. 

Ella podía ver la tormenta dentro de mí. 

—Me dijiste que nunca habías estado con nadie sin protección. 

—Es cierto. 

—Y yo nunca he estado con nadie, así que estamos bien. 

—¿Estás segura? 

Me apretó contra ella usando sus piernas. 

—Quiero sentirte dentro de mí, sin nada entre nosotros. 

No había nada que no hiciera por esta chica y me sentí ceder a lo que quería, lo que no era muy difícil de hacer. Me cerní sobre ella y la besé en la cara mientras le acariciaba la mejilla con los dedos. 

—Te juro que voy a ser amable. 

Tomó mi cara con sus manos. 

—Sé que lo harás. 

—Va a doler un poco al principio hasta que llegue hasta el final, pero entonces mejorará. 

—Estoy lista. 

No creo que fuera posible amar más a esta chica.  

—Te amo, Lali, y necesito que sepas algo. Puede que haya dado mi cuerpo a un montón de chicas, pero ninguna de ellas ha poseído mi corazón. Te pertenece a ti y no a otra. 

Sonrió y derritió el corazón que le pertenecía sólo a ella. 

—Y el mío te pertenece a ti y no a otro. 

Gentilmente me apreté contra ella sin empujar dentro y cerró los ojos con fuerza como si estuviera esperando un ataque doloroso. 

—Mírame. —Abrió los ojos y pude ver el miedo que estaba tan valientemente tratando de esconder de mí—. No dejes de mirarme a los ojos. 

—Está bien. 

Poco a poco me empujé dentro de esta chica que amaba y quedé muy sorprendido por lo maravillosamente diferente que se sentía. 

Había oído que no siempre se podía sentir la barrera que tenía que romper, pero sin duda sentí la de Lali y sabía que estaba a punto de hacerle daño, porque estaba en un lugar donde ningún hombre había estado antes que yo.  

Miré a sus ojos cuando me abrí paso y vi la sorpresa y el dolor el segundo que sucedió así que me detuve para que pudiera recuperarse. Se tensó y cerró los ojos con fuerza. Se mordió el labio inferior y ásperamente clavó sus uñas en mi espalda, lo que me sirvió por lo que le estaba haciendo. 

Después de un minuto, su dolor se calmó y sentí que se relajaba debajo de mí, pero esperé. Quería que ella me pidiera más. Y eso es exactamente lo que hizo.


Pd : las quiero y comenten

domingo, 29 de mayo de 2016

capitulo 21


REFUGIO 




Lali

Mi madre me mando a casa y estaba esperando en la sala de estar cuando entré por la puerta. 

—Tu padre está en la cama así que baja la voz. 

Me senté en el sofá frente a ella y esperé a ver qué enfoque que se necesitaría para alejar esto de ella y no me decepcionó. 

—¿Quién era ese chico que estabas? 

—Su nombre es Peter Lanzani. 

—¿Qué estabas haciendo con él en ese hotel? 

—El padre de Peter fue homenajeado en un banquete y fuimos a verle aceptar su premio. 

Su voz destilaba sarcasmo. 

—¿Y su padre estaba recibiendo su premio en una habitación de hotel en vez de la sala del banquete? 

Si quería sacarme de quicio, yo podría hacer lo mismo. 

—No, mamá, iba a subir a esa habitación con Peter para hacer lo mismo que hacías con David. 

—No tienes idea de lo que estaba haciendo en ese hotel. 

—Independientemente de lo que puedas pensar, no soy estúpida. 

—Esto no es acerca de mí o lo que estaba haciendo porque soy la adulta aquí. Quiero saber todo acerca de ese chico que estaba. —Ahí estaba. Su deflexión. 

—Lo amo y eso es todo lo que necesitas saber. 

—¿Por qué no he oído nada de él? 

Era inútil mentir. 

—Porque sabía que nunca lo aprobarías. 

—¿Y por qué es eso? 

—Es de Collinsville. No tiene dinero o influencia. Su padre es policía y su madre abandonó a su familia cuando tenía seis años. 

—Por lo que estás describiendo, lo habría hecho, también. 

—¡Madre! ¿Cómo puedes decir algo tan cruel? 

Ella ignoró mi pregunta. 

—Esta es la forma en que va a ser. Nunca vas a ver a ese chico de nuevo y vas a tener la boca cerrada acerca de mí y David viéndonos en ese hotel. ¿Entendido? 

Mi madre estaba siendo irrazonable tal como predije así que me fui a mi habitación para empacar una bolsa para que pudiera ir a donde Gime. Ella siempre había sido mi refugio de mi madre y esperaba que esta noche no fuera diferente. 

Necesitaba hablar con Peter. Marqué su número y puse el altavoz del teléfono mientras conducía la corta distancia a mi casa de mis tíos. Él contestó al primer timbrazo sin su saludo normal. 

—¿Estás bien? 

No. Definitivamente no estaba bien. 

—No fue bien. Hizo exactamente lo que pensé que lo haría. Le dio la vuelta al asunto y a lo que estaba haciendo en ese hotel contigo. 

—¿Tengo que ir por ti? 

Nada me gustaría más, pero eso no iba a ayudar a la situación. 

—No. Estoy de camino a donde Gime de pasar la noche. 

—¿Qué le dijiste de mí? Le dije la verdad, que yo te amaba. 
—¿Qué podía decirle sino la verdad? 

—¿Y qué te dijo? 

—Ella me dijo que nunca te viera de nuevo. 

Él se quedó en silencio. 

—¿Sigues ahí, Peter? 

—Lali, eso no puede suceder. 

—Lo sé. Casi no puedo soportar un día sin verte. No hay manera de sobrevivir a no verte en absoluto. 

—¿Qué vas a hacer? Podría hacer cosas malas para ti. Eso era un eufemismo. 

—No lo sé. Lo único de lo que estoy segura es que no voy a perderte a causa de ella. Ya se me ocurrirá algo; Siempre lo hace. 

Estaba desesperada por hacer que esto funcionara y me se ocurriría a medidas que normalmente no consideraba. Quizás Gime podría ayudar a resolver este lío. Ella se había ofrecido a hablar con mi madre acerca de Peter. Tal vez podría convencerla de dejar de ser un culo tan duro. 

—Bueno, estoy aquí y quiero hablar con Gime antes de irme a la cama. 

—Quiero que me llames a primera hora de la mañana. 

—Lo haré. 

Y allí estaba. El momento perfecto para decirle que lo amaba estaba colgando en el aire, sin embargo, no podía hacerlo. No quería que mi primera vez en decírselo fuera a través del teléfono. Necesitaba ver su cara cuando le dijera esas tres palabras. 

—Bueno. Te llamare mañana. 

—Está bien. 

—Te quiero, Peter. 

Me senté en mi auto por un minuto sólo pensando en lo que habría pasado si no nos hubiéramos topado con mi madre en el hotel. Creo que me habría entregado a él. Infierno, ¿a quien quería engañar? Sé que lo habría hecho. Tenía la habitación el resto de la noche y estuve tentada de llamarlo y decirle que me encontrara allí, pero eso no iba a arreglar el desastre en el que estábamos y probablemente sólo agravaría el problema. 

Vi a Gime de pie en el porche mirando hacia mi auto, así que salí antes de que viniera a verme. Me encontró en el pasillo y me dio el abrazo que mi madre debería haberme dado cuando le dije que estaba enamorada. 

—Oh, Lali. Lo siento mucho esto te pasara. 

—Sabía que así era cómo iba a reaccionar 

—Pensé que ibas a mantener tu relación con Peter en secreto. 

Esta es la parte donde las cosas se pusieron difíciles. ¿Le digo la verdad acerca de cómo mi madre lo sabía o mentía para proteger su secreto? Ella ciertamente no merecía la cortesía, pero decidí mantener su secreto por ahora para proteger a mi papá. 

—Salimos y ella nos pillo juntos. —No era una mentira, pero no me hizo sentir mejor, porque sabía que le estaba diciendo una verdad a medias. 

—¿Y ella te prohibió ver a Peter? 

—Como me dijiste que haría. No sé lo que voy a hacer, porque no tengo ni idea de lo lejos que está dispuesta a ir a mantenernos separados. Si sigo viéndolo, va a hacer mi vida un infierno viviente. 

—Voy a tener que hablar con ella. Tal vez pueda conseguir que cambie de opinión. 


No mantenía la esperanza y el impacto de los eventos de la noche finalmente me alcanzó mientras las lágrimas caían por mi cara como una presa rompiéndose. Mi mamá estaba engañando a mi papá y estaba a punto de perder al chico del que estaba tan perdidamente enamorada. ¿Las cosas podrían ser peor para mí? 

—Vete a la cama y trata de no preocuparte. Todo será diferente mañana. 

Por suerte, tuve el buen sentido de tirar mis cosas en una bolsa antes de dejar mi casa. Me puse la ropa para dormir que empaqué y colgué mi vestido de cóctel en la puerta del armario. Me metí en la cama y lo miré colgar allí antes de apagar la lámpara. Eso no era donde se suponía que mi vestido estuviera. Se suponía que iba a estar en un montón arrugado en el piso de la habitación del hotel. Tenía la esperanza de que el sueño me reclamara rápidamente para que pudiera parar el dolor de cabeza, pero me quedé despierta llorando casi toda la noche. No me sentía más esperanzada cuando me desperté a la mañana siguiente. En todo caso, estaba menos esperanzada. 

Cogí mi teléfono para llamar a Peter porque prometí que lo haría y porque querría una actualización sobre cómo habían ido las cosas con mi tía. 

—Hola, Bella. 

—Hola. 

—Me alegro de que hayas llamado temprano. No creo que durmiera una hora en toda la noche preocupándome. ¿Cómo fueron las cosas después de que hablamos? 

—Tía Gime va a tratar de hablar con ella, pero desde ya te digo que nunca va a cambiar su mente. Eso significaría admitir que estaba equivocada y ella no hace eso. 

—Tengo que verte. 

—¿Por qué no vienes aquí? Soy la única en casa y me gustaría verte antes de que el resto regrese. 

—Bueno. Dime la dirección e iré. 

No podía esperar a que Peter tocase a la puerta. Necesitaba sentir sus brazos alrededor de mí, así que la abrí mientras subía las escaleras y me encontraba con él a mitad de camino. 

—Se siente tan bien, tan seguro estar en tus brazos. 

Quería fingir todo esto era una pesadilla terrible que no existía una vez que me desperté. Él me apretó con fuerza. 

—Me gustaría poder hacer que todo desapareciera para ti. 

Agarré su rostro y lo besé como si fuera a desaparecer en cualquier momento. Si mi mamá tenía algo que ver con eso, lo haría. Cuando terminé de besarlo, le agarré de la mano y lo conduje hacia la casa. 

—Vamos a hablar antes de que Gime y los niños vuelvan.

 Caminamos dentro de la casa. 

—¿Has desayunado? 

—No. He venido directamente aquí después de que llamaste 

—Todavía queda algo de desayunar. ¿Quieres algo? 

—Por supuesto. 

Lo llevé a la cocina y se sentó en la barra mientras me calentaba las sobras del desayuno que Gime había hecho para los niños. Puse el plato frente a él y me di cuenta que probablemente debería haberle dicho lo que era antes. A todo el mundo podría no gustarle el postre para el desayuno. 

—Salsa de chocolate y galletas. ¿Puedes creer eso? Mi madre moriría antes de que servir esto en nuestra casa. Tendría miedo uno de nosotros pudiera ganar un kilo. 

Su expresión era agridulce. 

—Mi madre solía cocinar eso para nosotros. No lo he comido desde que era un niño pequeño. —Tomó su primer bocado y sacudió la cabeza—. Sabe como lo recuerdo. 

Temía que el recordatorio de la cocina de su madre le pudiera molestar, pero no fue así. Era un recuerdo agradable para él y me encontré con ganas de hacer un nuevo recuerdo para él... una de mí cocinando esta comida para él. 

—Ya que Hope me enseñó a hacer galletas, podría pedir a Gime que me mostrara cómo hacer la salsa de chocolate y podría cocinar esto para ti en cualquier momento. 

Extendió la mano y puso su mano sobre la mía. La apretó suavemente mientras me daba esa hermosa sonrisa que mostraba sus hoyuelos. 

—Me gustaría mucho. 

Evité el tema en cuestión, mientras que acababa su plato. Quería que disfrutar de esto sin sentir la sensación nauseabunda y nervioso que tenía cada vez que pensaba en cómo íbamos a manejar esta situación con mi madre. 

Cuando terminó su plato, se sentó en su silla y me miró con solemnidad mientras suspiraba. 

—Cariño, ¿qué vamos a hacer? 

—No lo sé. Espero que Gime vuelva con una buena noticia, pero no lo aseguro. Es con Vivian Esposito con quien estamos tratando aquí. 

—¿Hay una manera de ganar? ¿Cederás a las demandas de tu madre y nunca me verás de nuevo o iras en contra de ella y sufrirás las consecuencias? ¿Y cuáles serían sus consecuencias? ¿Te daría de lado? 

—No tengo ninguna duda de que lo haría. 

—¿Cómo podría pedirte eso? ¿Cómo no lo harías si me amaras? 

—No lo supe hasta ayer por la noche, pero me gustaría ir en contra del mundo por ti. 

—Esto es una locura. No debes ser forzada a elegir entre tu familia y yo. No es justo. 

—No, no lo es, pero bienvenido al mundo del dinero, privilegios e influencia. Los que no lo tienen creen que es lo que quieren y necesitan, pero el dinero es feo. 

Oí el tono de Euge mientras mi teléfono vibraba en el mostrador de la cocina. 

—Es Euge. Estoy segura de que está llamando para ver cómo ha ido la noche anterior. No sabe nada de lo que pasó con mi mamá. ¿Te importa si me llevo esto? 

—Ve y yo limpiare los platos. 

Mientras explicaba todo lo que sucedió después del banquete, anduve de un lado porque era lo que hacía cuando estaba molesta. Casi había explicado todos los eventos de la noche de cuando levanté la vista y vi a Peter mirando las fotografías en el refrigerador. 

Se volvió para mirarme y mostró una foto que había sacado la puerta del congelador. 

—¿Quién es este? 

Sabía que algo estaba terriblemente mal cuando miré su cara. 

—Euge, tengo que llamarte luego. 

Me acerqué a él y miré la foto. La pasaba cada vez que estaba en la cocina de Gime. Señalé a cada persona en la foto. 

—Esa es mi tía Gime, tío Brigham y sus hijos León y Alelí. Se veía tan pálido. 

—Ella puede ser Gime para ti, pero mi padre siempre la llamaba Malvina 

¿Qué? 

—No entiendo. ¿De qué manera tu papá conoce a Gime? 

—Su nombre es Malvina y ella es mi madre. 

—Eso no puede estar bien. 

—¿Crees que podría confundir a mi propia madre? Podría haber sido joven cuando se fue, pero no podría olvidar su cara. Esta es Malvina Lanzani, o solía serlo. Supongo que es Gimena Esposito ahora. 

Suspiró profundamente. 

—Mierda, tiene sentido ahora por qué mi papá no quería que saliera contigo. Él sabía que iba a averiguarlo. 

¿Nico no quería que Peter salir conmigo? Eso era nuevo para mí. La puerta que conducía al garaje se abrió
y León y Alelí salieron volando por la cocina y corrieron a abrazarme por la cintura. 

—Hey, Lali. ¿Quién es tu amigo? 

—Este es Peter. 

—Hey, Peter. ¿Van a venir a nadar con nosotros hoy? 

Miré a Peter y vi la comprensión en su rostro. Estaba mirando a su hermano y hermana por primera vez. 

—No, no podemos hoy, Dulce Aleli. Tenemos algunas cosas de las que ocuparnos. Tal vez en otro momento. 

—Está bien —No se vieron afectados por nuestra declinación, subieron a sus habitaciones del piso de arriba y me alegré porque no tenía ni idea de lo que estaba a punto de suceder Gime entró por la puerta llevando un par de bolsas de comida y se dirigió directamente al mostrador sin mirar en nuestra dirección. 

Comenzó a sacar los productos refrigerados y luego nos miro y se sobresaltó. Ella me miró y luego a Peter y supe por la mirada en su cara que todo lo que decía era verdad. Era su madre. Se tambaleó hacia atrás un paso o dos, tomada por sorpresa por el hijo que había abandonado hace muchos años. 

—Juan Pedro. 

—Es Peter ahora. 

Ella le tomó la nariz y la boca con ambas manos y no dijo nada. Peter la miró fijamente, tomándola y estudiándola. 

—Todo este tiempo pensé que estabas un millón de kilómetros de distancia y estabas a sólo un municipio de más. Estabas veinte minutos en auto de nosotros y nada. Ni una sola visita. Ni una sola llamada. Nos abandonaste mientras estábamos en la escuela. Nos levantamos por la mañana con una madre y volvimos a casa sin una. 

Se quedó mirando fijamente a Peter. 

—¿Cómo pudiste dejar así y nunca entrar en contacto con nosotros de nuevo? 

Él la miró esperando su respuesta. Pensé en ese niño de seis años que se sentía como que nadie podría amarlo si su propia madre no lo hacía y me enfadé. Mi ira se intensificó rápidamente en furia al pensar en la forma en que sus decisiones habían dañado al hombre que amaba y no reconocí la voz que salió de dentro de mí. 

—¡Contéstale! Una explicación es lo mínimo que le debes. 

—Conocí a Brigham y nos enamoramos, pero me dijo que la única manera en que podíamos estar juntos era si los dejaba a todos ustedes atrás. No quería niños que no fueran suyos. 

Ella se acercó a él y él retrocedió ante su toque. 

—Conseguiste tus felices para siempre. Espero que haya valido la pena. 

Se dio la vuelta para irse y dijo en voz alta después de él. 

—Lo siento mucho, Juan Pedro, pero te juro que no ha habido un día que no me arrepienta de dejarte a ti, Vico y Rocio. 

La falta del nombre de Nico no pasó desapercibida. 

—Me voy de aquí. Ten una buena vida, madre. 

—Espera. Yo voy contigo. —Corrí para agarrar mis cosas y luego corrí hacia la puerta para atraparlo. 

Se detuvo y se volvió para agarrar mis brazos mientras sus dedos me agarraron con fuerza. 

—Lali, no estoy bien en este momento. 

Hice una mueca de dolor y de inmediato aflojo y puso sus brazos alrededor de mí. 

—Lo siento mucho, bebé. ¿Te he hecho daño? 

Lo hizo, pero nunca le diría eso. 

—No, no me duele —Él me llevó a su mundo y me apretó con fuerza. Lo que necesitaba saber que estaba de su lado. 

—No te irás sin mí. 

—Tengo que ir a ver a mi padre. Solo. Tengo que saber si él sabía. 

—Entiendo que necesitas hacer esto sin mí. ¿Cuándo es la hora de salida para la habitación que reservaste anoche? 

—Creo que a mediodía. Nos fuimos con tanta prisa que yo sé que él no chequeó la salida. 

—¿Todavía tienes la tarjeta de acceso a la habitación del hotel? 

Él cogió su cartera y la abrió. Deslizó la tarjeta y me acarició la mano mientras la tomaba. 

—Nos vemos allí después de que termines de hablar con tu padre. Y pasa por la recepción para añadir una noche extra.

Pd: las quiero y comenten 

viernes, 27 de mayo de 2016

capitulo 20


SORPRESA EN ELEVADOR








Peter 

Apestaba que los padres de Lali estuvieran en casa. 
Me dijo que ella tenía que tener cuidado porque ellos estaban preocupados, pero no la había visto desde mi carrera hace tres días y 72 horas, era demasiado tiempo sin ella. 

Necesitaba sentirla en mis brazos, pero esta noche la tendría toda para mí porque tenía planeado algo especial después de la cena. Me paré frente al espejo de mi tocador y enderecé mi corbata por doceava vez mientras pensaba en la pelea que papá y yo tuvimos sobre mí pidiéndole a Lali venir al banquete. Él no era menos prejuicioso que sus padres y no entendía por qué se oponía tanto a que estuviéramos juntos. 

Hubo un suave golpe en la puerta de mi habitación y sabía que era Rochy porque Vico siempre entraba sin anunciarse. 

—Puedes entrar. 

Rochy abrió la puerta y se asomó. 

—¿Necesitas ayuda con tu corbata? 

—Sí. No permanece derecha. Sigue deslizándose o algo. 

Se paró frente a mí y la desató por completo para poder empezar de cero. 

—Te escuché a ti y papá discutiendo sobre Lali. 

—No sé lo que está mal con él. Actúa como si ella fuera el diablo encarnado, pero no lo es. Es increíble. 

Hizo el primer nudo de la corbata. 

—Lo sé. Realmente me agrada y creo que ustedes son geniales el uno para el otro. Ella te motiva. 

Hizo el siguiente nudo y la arregló para hacer el nudo perfecto. 

—La amo, Rochy. Sé que es una locura y es muy pronto, pero lo hago. 

Terminó mi corbata y me dio unas palmaditas en el pecho como si dijera: todo listo. 

—¿Se lo has dicho? 

—No. Le dije que me estaba enamorando de ella, pero no le he dicho «Te amo». Tengo planeado algo especial para nosotros después del banquete y decidí que voy a decírselo esta noche. 

—Ella también te ama. Estoy segura. Incluso Gas dice que nunca la ha visto tan loca por un chico antes, ni siquiera ese tipo Pablo con el que salió por un tiempo. 

Sólo de pensar en decirle esas dos palabras me hacían querer vomitar, pero en el buen sentido. 

—Eso espero, porque no sé lo que haría si me dijera que no me ama. 

—Recuerda lo que Hope dice sobre el amor… sin arrepentimientos.

—Tienes razón. No estoy preocupado por eso. Así que, dime cómo van las cosas entre tú y Gas. 

—Todo está genial. Me gusta mucho y él es bueno para mí. 

Nunca esperé menos de él. Parecía un verdadero tipo sincero. 

—Será mejor que te trate bien si sabe lo que es bueno para él. Tengo una patada en el culo con su nombre si no lo hace. 

Vico apareció en la puerta de mi dormitorio. 

—La Srta. Pantalones de Lujo está en la sala de estar esperándote. 

Muchas gracias, Vico. ¿Podrías decirlo más fuerte? No creo que los vecinos al final de la calle escucharan. 

—No la llames así, en especial lo suficientemente alto como para que te escuche. 

Pensó que estaba siendo gracioso cuando bajó la voz a un susurro femenino. 

—Muy bien, la Srta. Pedazo de Culo Caliente está en la sala de estar esperándote. Marica. 

—Ni siquiera digas una palabra. Tiene todo el derecho a ser así contigo después de la manera en que lo has molestado sobre Cande. 

—Supongo que tienes razón. 

—Buena suerte con lo que has planeado para Lali esta noche. 

—Gracias, hermanita. 

Entré en la sala de estar y Lali estaba parada de espaldas a mí mirando mis fotos escolares en la pared. 

—Un adorable pequeño, ¿no? 

Se giró y su belleza casi me dejó sin aliento. Su cabello estaba peinado con una flor crema y había rizos sueltos colgando alrededor de su cara. Llevaba un vestido de cóctel con encaje, sin tirantes y color crema con un amplio lazo negro alrededor de su cintura. Sus piernas bronceadas estaban desnudas y su longitud acentuada por los tacones más altos que había visto hasta hoy, haciéndola casi tan alta como yo. 

—Sigues sorprendiéndome. No pensé que podrías estar más hermosa, pero luego vas y demuestras que estoy equivocado otra vez. 

—Gracias. Te ves muy apuesto en traje y corbata. 

—Supongo que me aseé bien. —Me acerqué a ella y puse mis manos en su cintura—. No me vas a dejar estropear tu brillo de labios, ¿verdad? 

—Nop. No en este momento, pero estaría terriblemente decepcionada si no lo hicieras esta noche. 

—Oh, tengo planes para un montón de cosas esta noche. Déjame agarrar mis llaves y nos iremos. 

—Podemos ir en mi auto esta noche, si quieres. Sólo si no arruina alguno de esos planes que has hecho. 

—Seguro. —Levantó las llaves de su Lexus y las colgó frente a mí
—. Aquí, estás conduciendo.  


Le pasamos el auto al valet y luego caminamos a través del vestíbulo del hotel a la sala de banquetes donde encontramos una gran habitación llena de mesas cubiertas con manteles negros y grandes centros de mesa de flores frescas. 

Lali envolvió su mano en mi brazo mientras la escoltaba por la habitación hasta la mesa donde vi a mi familia sentada. Mi padre levantó la vista y la vio en mi brazo y no estaba muy contento, pero no me importaba. Él no era al que quería complacer. Le di una mirada que rogaba que no fuera grosero. 

—Papá, ¿recuerdas a Lali? 

—Sí. Me alegro de verte de nuevo, Lali. —Di un suspiro de alivio.


—También es bueno verlo de nuevo, señor Lanzani. Gracias por permitirme ser parte de su gran noche y felicidades por el premio que recibirá esta noche. 

Un locutor interrumpió lo que mi padre estaba a punto de decirle a Lali tocando el micrófono y anunciando que la ceremonia de premiación estaba a punto de comenzar y sería seguido por una comida y música en vivo. 

Los ojos de Lali se iluminaron. 

—Me encantan las bandas en vivo. ¿Bailarás conmigo? 

—Por supuesto. No me perdería un baile contigo ni por el mundo. 

Terminamos la ceremonia de premiación y la cena en una hora y la banda comenzó a tocar inmediatamente. Era una canción lenta y le ofrecí mi mano a Lali. 

—¿Puedo tener este baile? 

—Sí, puedes. 

La banda estaba tocando su versión de «Faithfully» y en realidad era bastante buena. Sólo había unas pocas parejas bailando, pero podríamos haber sido los únicos, y no me habría importado. Tenerla en mis brazos se sentía tan bien, tan correcto. 

—Así que, ¿cuál es esta sorpresa que tienes para mí? ¿Vas a enseñarme a disparar una escopeta? 

—No. El plan de esta noche no incluye armas. 

—Sabes, enseñarme a disparar una pistola podría no haber sido la decisión más inteligente de tu parte. Si alguna vez te atrapo engañándome, saldrías con mejores oportunidades de sobrevivir si no supiera cómo. 

—Nena, no estoy preocupado. Soy justo como dice esta canción. Por siempre tuyo. Fielmente. 

Parecía divertida. 

—Puedes ser asquerosamente dulce a veces, ¿lo sabías? 

—Lo intento. 

—Sabes que me cambiaste el tema. 

—¿Lo hice? 

—Sí, lo hiciste. ¿Vas a decirme cuál es la sorpresa? 

Estaba nervioso, pero tenía que decírselo en algún momento por lo que ahora era tan bueno como cualquier otro momento. 

—Prométeme que no enloquecerás, porque esto no quiere decir que estoy pidiendo o esperando más. Esto es sólo acerca de nosotros teniendo un tiempo a solas. 

—No tengo idea de lo que estás hablando, pero te prometo que no voy a enloquecer. 

Saqué la tarjeta de acceso para una habitación de hotel de mi bolsillo y la sostuve en alto para que la viera. 

—Creo que nos dieron una habitación en este hotel. Si necesitas pensarlo o si no quieres subir conmigo, lo entiendo completamente. 

—Peter, no tengo que pensar en ello en absoluto. Quiero hacerlo.

 Paramos de bailar y ella acarició mis labios con sus dedos. 

—Justo ahora. 

—Vamos a decirle a todos que nos vamos y luego subiremos. 

Después de que le dijimos buenas noches a todos, nos encontrábamos solos en el elevador mientras subíamos a nuestro piso. Estando tan cerca de Lali, no pude resistir la tentación de tocarla, así que acaricié su brazo desnudo con mis dedos y miré la piel de gallina. 

—Oh, Peter. Olvidé mi bolso en la mesa. Lo siento. 

—No es gran cosa. No va a tomar más de un minuto volver a buscarlo. 

Estiré la mano y apreté el botón de la planta baja e hicimos una parada en el tercer piso en el camino por lo que Lali y yo nos movimos a un lado para permitir pasar a la pareja al elevador. La pequeña mujer rubia y el hombre alto de cabello oscuro se reían cuando las puertas se abrieron e inmediatamente se pusieron solemnes cuando vieron a Lali. El silencio era espeso mientras se miraban el uno al otro y luego las puertas se cerraron sin que subieran o dijeran una palabra. 

—¿Qué fue todo eso? 

Lali estaba pálida. 

—Ese fue mi madre, pero ese no era mi padre. Era su socio de negocios. 

Oh, mierda. No es bueno. No es bueno en absoluto. 

—No sé qué decir. ¿Estás bien? 

—No lo sé. No creo que mi cerebro haya tenido tiempo para procesar lo que acabo de ver. 

Traté de pensar en algo para mejorar la situación. 

—Tal vez no deberías saltar a conclusiones. 

—¿A qué otra conclusión podría saltar? Se supone que debe estar en una de sus reuniones auxiliares de mujeres y estoy bastante segura de que no tienen una de esas en habitaciones de hotel con hombres. 

La mamá de Lali definitivamente lo hacía con el socio de su padre. 

—¿Necesitas ir a casa? 

—Creo que tengo que hacerlo. Lo siento si arruiné nuestra noche. 

Puse mi brazo a su alrededor y la acerqué. 

—Nena, está bien. No estás arruinando nada, pero no creo que estés en condiciones de conducir. Te llevaré a casa y conseguiré que Vico y Cande nos sigan y me recojan en tu casa. 

Esperó junto a la entrada mientras que yo iba por su bolso y hacía arreglos con Vico. Cuando empezamos a conducir hacia su casa, no tenía idea de si quería hablar o no, así que dejé la pelota en su cancha. Si quería hablar, lo haríamos. Si no, estaba bien, también. Estábamos casi en su casa cuando finalmente decidió que quería hablar de lo ocurrido. 

—Ella va a tratar de girar esto hacía mí. 

—¿Qué quieres decir? Su romance con el socio de tu padre no tiene nada que ver contigo. 

—Tú no la conoces. Va a tratar de desviar lo que ella hacía sobre mí estando en un hotel contigo. 

Estacioné en el camino de entrada y Vico estacionó en la calle esperándome. 

—¿Quieres que entre contigo? 

—No. Eso sólo empeoraría las cosas, pero realmente lo aprecio. Esto es algo que tengo que manejar por mi cuenta. 

Se inclinó y me dio un ligero beso. 

—Te llamaré mañana y te dejaré saber cómo fueron las cosas. 

—No, no puedo esperar hasta mañana. Prométeme que llamarás esta noche o estaré muy preocupado. 

—Está bien. Te llamaré tan pronto como pueda. 

Me dio otro beso y luego dudó como si quisiera decir algo. Quería aprovechar la oportunidad para decirle que la amaba, pero era el momento equivocado. Tendría que esperar hasta otro momento. 





CHICAS LAS EXTRAÑE DEMASIADO ESTOY QUE LLORO DE EMOCIÓN AL ESTAR DE VUELTA MI COMPU HABÍA SUFRIDO UN PEQUEÑO GRAN ACCIDENTE Y NO PUEDE SUBIR PERO ESTOY AQUÍ UNA VEZ MAS POR QUE NO LAS PIENSO DEJAR VENGO CON MUCHAS NUEVAS HISTORIAS Y COMENZARE A SUBIR MUY SEGUIDO QUIZÁ NO TODOS LOS DÍAS PERO SI HABRÁ MAS DE UN CAPITULO POR SEMANA 

Y SUBIRÉ MAÑANA 

PD : LAS QUIERO Y COMENTEN