―Qué dem… ―Temblores sacudieron mis piernas hasta mis
huesos. ¿Eran esas las vibraciones o yo temblando?
Me moví rápidamente de las mantas, tome mi bate de béisbol
de debajo de mi cama y corrí fuera de la habitación. No tenía intención de ir
escaleras abajo, incluso aunque ahí es donde estúpidamente deje la pistola.
Sólo necesitaba mirar sobre el barandal para ver si en realidad había escuchado
a alguien entrar en mi casa.
Mi cuerpo reacciono al instante ante la vista de un Peter
sin camisa rodeando la esquina del recibidor y volando escaleras arriba. Él
estaba definitivamente enojado y preparado para asesinato con la manera que
cargo arriba por las escaleras, tomando dos a la vez. Regrese a mi habitación,
dejando salir un pequeño grito al tratar de correr por las puertas francesas y
escapar. No tenía idea de cuál era el plan de Peter o si debería de tener
miedo, pero lo tenía. Acababa de irrumpir en mi casa y eso me asustó.
―¡Oh no, no lo harás! ―Peter irrumpió a través de la puerta
de mi habitación, y la manija golpeo contra la pared, probablemente abollándola.
No había manera de lograr salir por la puerta a tiempo. Me
gire para enfrentarlo, levantando el bate. Lo quito de mis manos antes de
siquiera prepararme para un batazo.
―¡Sal! ¿Estás loco? ―Comencé a girar bruscamente alrededor
de él, tratando de llegar de vuelta a la puerta de mi habitación, pero me corto
el camino. Estaba sorprendida que no me estuviera estrangulando.
Juzgando por la mirada en su cara. Lava estaba a punto
de salir de su nariz, estaba segura.
―Cortaste la electricidad de mi casa. ―Sus fosas nasales se
dilataron al acercarse a centímetros de mi cara y me miro.
―Pruébalo. ―Un baile de claqué estaba ocurriendo en mi
pecho. No, más como Paso Doble.
Inclino su cabeza a un lado, labios curvándose
peligrosamente.
―¿Cómo entraste aquí? ¡Llamare a la policía! ―Otra vez,
pensé. No que me hiciera ningún bien cuando llame más temprano acerca del
ruido. ¿Tal vez aparecerían si fuera asesinada?
―Tengo una llave. ―Cada palabra fue lenta y amenazante.
―¿Cómo tienes una llave de mi casa? ―Si él tenía
una llave, no estaba segura si pudiera llamar a la policía.
―Tú y tu papá estuvieron en Europa todo el verano ―dijo con
una sonrisa―, ¿quién crees que recibió el correo?
¿Peter recibió nuestro correo? Casi quería reírme. La ironía
de él haciendo algo tan mundano disminuyo mi latido un poco.
―Tu papá confía en mí ―continuó―. No debería.
Apreté mi mandíbula. Mi papá y abuela sabían muy poco acerca
del estado de mi relación con Peter. Si supieran cuán malo se había vuelto,
habrían hablado con su madre. Yo no era una quejica, y no quería ser rescatada.
Dolía que fuera agradable con mi papá pero un monstruo conmigo.
―Fuera ―siseé a través de mis dientes.
Él avanzo hacia mí hasta que estaba forzada contra las
puertas francesas.
―Eres una perra entrometida, Mariana. Mantén tu maldito
trasero en tu propio lado de la cerca.
―Mantener al vecindario despierto vuelve a las personas
irritables ―respondí.
Cruce mis brazos sobre mi pecho mientras se apoyó contra la
pared con ambas manos posicionadas a cada lado de mi cabeza. No sé si era de la
adrenalina o su proximidad, pero mis nervios estaban disparados. Algo tenía que
ceder.
Mire a todos lados menos sus ojos. El tatuaje de la linterna
ardiendo en su brazo era todo en negro y grises.
Me pregunte qué quería decir. Sus abdominales estaban
apretados con tensión, al menos esperaba que no estuvieran normalmente así de
rígidos. El otro tatuaje en el lado de su torso estaba en escritura e imposible
de leer en esta luz. Su piel lucía suave y…
El aire dejo mis pulmones al tratar de ignorar la sensación
de cosquilleo en mi núcleo.Es mejor si sólo lo miro a los ojos. No
habíamos estado así de cerca el uno al otro en un largo tiempo, y habíamos
estado nariz a nariz desde mi regreso.
Peter debió haberse cuenta de lo mismo, porque sus ojos se
endurecieron sobre mí y su respiración se volvió irregular. Su mirada viajo
debajo de mi cuello a mi camisola, y mi piel ardió en todas partes donde miro.
Reenfocándose y enderezando su expresión, inspiro
profundamente.
―Nadie más se está quejando. ¿Así que por qué no te callas y
lo dejas en paz? ―Empujándose de la pared, comenzó a alejarse.
―Deja la llave ―llamé, acostumbrándome a esta nueva audacia.
―Sabes. ―Él se río por lo bajo y se dio vuelta―. Te
subestime. No has llorado aún, ¿cierto?
―¿Por el rumor que comenzaste esta semana? Ni hablar. ―Mi
voz era plana, pero una sonrisa presumida amenazaba con salir. Me estaba
emocionando con nuestra confrontación, y la comprensión de que las cosas estaba
“llegando a un punto crítico” como Cande había dicho. Mírennos. Peter y yo no
habíamos estado en mi habitación por tres años. Esto era progreso. Por
supuesto, no había sido invitado, pero no iba a encontrarle tres pies al gato.
―Por favor, como si tuviera que recurrir a esparcir rumores.
Tus compañeras de campo traviesa hicieron eso. Y las fotos ―agregó―. Todos
llegaron a sus propias conclusiones. ―Dejo escapar un suspiro y se acercó a mí
otra vez―. Pero estoy aburriéndote supongo. Creo que tengo que mejorar mi
juego. ―Sus ojos eran maliciosos, y mi pie se sacudió con la urgencia de
patearlo.
¿Por qué seguir con esto?
―¡¿Qué te hice?! ―La pregunta que me maldijo a través de
años exploto de mi voz quebrada.
―No sé porque pensaste que hiciste algo una vez. Eras
empalagosa, y me canse de aguantar todo esto.
―Eso no es verdad. No era empalagosa. ―Mis defensas estaban
desmoronándose. Recordaba, muy bien, la historia entre nosotros, ¡y sus
palabras me hicieron querer golpearlo! ¿Cómo podía olvidar? De niños, pasamos
cada momento despiertos juntos cuando no estábamos en la escuela. Éramos
mejores amigos. Él me sostuvo cuando lloré por mi mamá, y aprendimos a nadar
juntos en el lago Ginebra―. Tú estabas en mi casa tanto tiempo como yo en la
tuya. Éramos amigos.
―Sí, sigue viviendo ese sueño. ―Él empujó nuestra historia y
amistad de vuelta como una cachetada.
―¡Te odio! ―le grité y quise decir cada palabra. Un dolor se
asentó en mis entrañas.
―¡Bien! ―gritó él en mi cara, enterrándolo en mí―. Al fin.
¡Porque hace mucho tiempo desde que podía soportar la vista de ti! ―Él golpeó
su palma contra la pared cerca de mi cabeza, causando que saltara.
Estremeciéndome, me grite a mí misma. ¿Qué nos pasó? Me
asustó, pero me mantuve en mi lugar, diciéndome que no iba a lastimarme, no
físicamente. Sabía eso, ¿cierto?
Mi cerebro gritaba para que corriera, alejarme de él.
Ningunas lágrimas cayeron, afortunadamente, pero el dolor de sus palabras hizo
que mi respiración casi se convirtiera en arcadas.
Había amado a Peter una vez, pero ahora sabía, sin duda
alguna que “mi Peter” se había ido.
Mientras tomaba un respiro profundo, encontré su mirada. Él
pareció buscar la mía, probablemente por lágrimas. Que se joda.
Por el rabillo de mi ojo, vi luces parpadeantes viniendo
desde el exterior y me volví para mirar fuera de la ventana. Una pequeña,
insolente sonrisa tiro de las esquinas de mi boca.
―Oh, mira. Es la policía. Me pregunto por qué están aquí.
―Peter no pudo evitar la insinuación de por qué los policías estaban ahí y
quién los había llamado. Supongo que finalmente respondieron a mi queja por el
ruido. Girando mi cabeza para enfrentarlo, me deleite en su furia. La cara del
pobre chico se veía como si alguien acabara de orinar en su auto.
Él levanto su barbilla y relajo sus cejas.
―Prometo que estarás en lágrimas para la próxima semana ―su
susurro vengativo llenó la habitación.
El domingo en la tarde, estaba bronceándome en el patio
trasero cuando Cande llegó y se dejó caer en una silla de la mesa del jardín.
―Vico ha estado engañándome ―lloró. Su cabeza estaba en sus
manos mientras sollozaba.
―¿Qué? ―Un chillido salió de mi garganta y levanté mi
cabeza. Me levanté de mi estómago y caminé para sentarme en la silla al lado de
ella.
―Lo vi ayer por la noche alrededor de otra chica. ¡Al
parecer, ha estado jodiendo doble durante un tiempo! ¿Puedes creerlo? ―Se
enjuagó las lágrimas, pero cayeron más. Su cabello largo y oscuro parecía como
si no lo hubiera peinado hoy. Cande siempre estaba vestida para impresionar y
nunca salía de la casa sin el cabello y maquillaje hecho. Manchas rojas le
cubrían la cara, así que sabía que había estado llorando por un tiempo.
Probablemente toda la noche.
―¿Qué has visto exactamente? ―le pregunté, frotando círculos
en su espalda.
―Bueno ―dijo, secándose las lágrimas y tomando un respiro―.
Yo estaba en el Loop, y él estaba allí. Peter dijo que corría ayer por la
noche, así que me presenté para sorprenderlo…
―Espera, ¿qué? ¿Peter? ―Confundida, la interrumpí―. ¿De qué
estás hablando? ¿Has hablado con él?
―No había visto a Peter durante dos días. Él y Cande
eran cercanos. ¿Qué demonios?
―Sí... no ―respondió vagamente―. Me encontré con él en el
trabajo ayer. Yo estaba en el cine, y él vino a ver una película. Mencionó que
Vico estaba recibiendo un tiro en carreras de la noche anterior y que él
estaría feliz de llevarme a darle una sorpresa.
¡Ugh! ¿En serio era tan estúpida?
―¿Eso no parecía un poco conveniente para ti?
―Lali, ¿qué quieres decir? ―Cande parecía confundida
mientras se sonó la nariz con un pañuelo de su bolso. Al instante me sentí
culpable por tomar el foco de la conversación de Vico y girarlo hacia Peter.
Pero no podía dejarlo ir.
―Peter, que buen tipo es, ofrecerte un viaje para sorprender
a tu novio donde convenientemente descubriste que te ha sido infiel. Cande,
Peter sabía que Vico estaba haciéndolo. ―Estoy segura de que es algo del código
de los chicos no meter en problemas al otro con sus novias. Así que, ¿por qué
Peter haría eso?
Mirando desconcertada y nerviosa, Cande lanzó su pañuelo
sobre la mesa.
―Está bien, pero eso no cambia el hecho de que Vico estaba
siendo infiel. Quiero decir, honestamente,
Peter parecía tan sorprendido como yo. Él estaba muy bien
con todo el asunto.
Por supuesto que lo estaba. Peter rompió con Vico y Cande,
que era una buena cosa teniendo en cuenta, pero sus acciones no surgían de la
bondad de su corazón. Definitivamente no estaba protegiendo a Cande.
Entonces, ¿cuál era su plan?
―Está bien ―le ofrecí―. Así que, ¿cómo sabe a ciencia cierta
que Vico estaba engañándote con regularidad? ¿Has hablado con él?
―Sí ―dijo casi en un susurro―. Yo había salido del auto de
Peter. Él me recogió ya que sólo se puede entrar con invitación, y miramos
alrededor, en busca de Vico. Lo vi apoyado en su auto con una mujer que
realmente era sexy en ropa súper cachonda. Se besaban y él tenía sus manos
sobre ella. No había error. ―Su barbilla comenzó a temblar, y sus ojos se
llenaron de lágrimas otra vez, así que cavó en su bolso por más pañuelos.
Y continuó:
―Nos metimos, y la chica con que se frotaba dijo que habían
estado conectando durante meses. ¡Meses! Quiero vomitar. Le di a ese tipo mi
virginidad, y ahora tengo que ir a comprobar si tengo una ETS. ―Siguió
llorando, y sostuve su mano mientras ella lo dejaba salir.
Vico siempre me había tratado con respeto, y yo estaba un
poco afligida Cande ¡Qué culo! Habíamos estado pasando el rato durante años, y
había poca gente en esta ciudad que podías llamar amigo. Ahora no era más que
una persona más, en la que no se podía confiar. Estaba cansada cuando llegó la
gente, pero Cande no estaba, y odiaba que estuviera herida. Ella estaba
completamente ciega.
Dos cosas pueden ser asumidas de forma segura, sin embargo:
Peter probablemente sabía que Vico estaba engañando por un tiempo pero no
interfirió hasta ahora y el rompimiento de Cande con Vico tenía un propósito
tratando de antagonizarme.
―Bueno, no me gusta hacer una pregunta tonta, pero, ¿cómo
iba la carrera? ¿Ganó Vico?
―Probablemente no había corrido. Otra estratagema por parte
de Peter para llevarla al Loop.
―Nos quedamos por un tiempo, pero Peter corrió, no Vico.
Exactamente.
―¿Por qué? Podría haber sido genial que vieras su culo hecho
polvo. ―Traté de sonar como si estuviera solo aligerando su estado de ánimo,
pero realmente quería información.
―Oh, resulta que él no corría anoche. Peter mal entendió.
―Ella hizo un gesto apagado.
Completo. Estructuración.
―Pero Peter dijo que se aseguraría de que Vico estuviera en
la lista para la próxima semana, y él lo vencerá por mí. ―Cande soltó una
risita, como si eso haría que se sintiera mejor.
―¿Vas a estar bien? ―El fin de una relación de dos años en
el momento en que tienes diecisiete años toma tiempo para superarlo.
―Estoy segura… de que con el tiempo. Peter fue muy atento y
me trajo a casa temprano. Creo que se sintió mal de que hubiese tenido un
momento tan horrible. Realmente, Lali, aunque lo supiera, me hizo un favor.
―Recostada en su silla, sacó otro pañuelo.
Cande se quedó un rato. Nos quedamos bajo el sol, tratando
de apoyarnos la una a la otra. Era evidente que necesitaba llegar a un acuerdo
con el hecho de que le dio su virginidad y dos años al mujeriego, y yo había
tenido al menos una estelar primera semana de clases.
Vico había engañado a Cande. Todavía no podía envolver mi
cerebro alrededor. Si alguna vez hubo un caso de romance duradero en la escuela
secundaria, Vico y Cande estaban ahí. Así que, ¿por qué estaba preocupado por
el papel de Peter en todo esto? Cande claramente creía que estaba en alza y en
marcha, pero sabía que tenía un plan. ¿Me escucharía si trataba de mantenerla
lejos de él?
Después de que Cande se fue, regresé al patio para
limpiar y regar las plantas. Decorada en mi pequeño bikini rojo que había
comprado en Europa, pero sólo fui lo suficientemente valiente para usar en
casa, agarré la manguera y di vuelta a los altavoces en mi iPod. Chalk Outline
llegó fuerte a través de mis oídos y di vuelta a la niebla a las flores y
arbustos.
Mis caderas y hombros se balanceaban, mientras mi cabeza se
perdía en la música.
Un par de árboles frutales decoraban nuestra pequeña zona de
patio trasero, junto con arbustos y diversas plantas y flores. El pavimento de
adoquines y el olor de las rosas hacían de nuestro oasis un gran refugio.
Cuando el tiempo era agradable, mi papá y yo comíamos aquí, y yo a menudo leía
en la hamaca. La tarea no iba bien, ya que los pájaros, el viento, o los perros
ladrando creaban distracción demasiado esporádica.
Hablando de perros...
Un ladrido excitado perforó a través de la música,
capturando mi interés. Estaba cerca, al igual que al lado de cerca.
¡Madman!
Peter y yo encontramos a Madman, un Terrier Boston cuando
teníamos doce. Mi padre se iba mucho, y mi abuela era alérgica, por lo que
Peter lo llevó a su casa. El perro estaba loco, pero era totalmente adorable.
Nosotros lo llamamos Madman. Juro que deliberadamente
esperaba a que los autos se acercaran antes de intentar cruzar una calle. Tener
peleas con perros más grandes era un juego de niños, y él saltaba a alturas
increíbles cuando estaba emocionado... lo que era mucho.
Apagué el agua y me acerqué a la valla que separaba el patio
trasero de Peter a la mía. Escudriñando a través de la franja de espacio que
ofrece entre los paneles de madera, me sentí como si estuviera brillando por dentro.
Mi corazón se calentó al ver a Madman de nuevo.
Hizo todo el "rebote en la valla” lo que hacen los
perros pequeños y alternando entre carreras la longitud del patio trasero para
saltar arriba y abajo. A pesar de que técnicamente era el perro de Peter ahora,
en mi corazón, el pequeño seguía siendo parte mía.
Me encontré con un pequeño agujero, y miré a través. Peter
entró en mi visión, y me estremecí al recordar nuestro último encuentro. Empezó
a tirar trozos de carne en miniatura para que Madman atrapara. El perro se los
tragó, y movió la cola con ansiedad para otro bocado. El pequeño animal parecía
aturdido y bien cuidado.
Peter se arrodilló y ofreció el último trozo de carne de su
mano. Madman se acercó y le lamió la palma después de engullir todo. Peter
sonrió y cerró los ojos mientras Madman se levantó sobre sus patas traseras
para lamer la cara de su amo. Peter sonrió, y me di cuenta de cuánto tiempo
había pasado desde que lo había visto realmente feliz. Su sonrisa revolvió mi
estómago, pero no podía apartar la mirada.
Como mi corazón tiró de la rara escena de Peter luciendo
como un humano, mis ojos de golpe fueron a su espalda desnuda y las cicatrices
desvanecidas estropeando su piel.
Divertido.
No lo vi la otra noche cuando estaba sin camisa en mi
habitación, pero la luz era tenue, así que supongo que me lo perdí.
Dispersos en ningún patrón particular eran ronchas, unos
cinco o menos, cubriendo sus músculos y sus partes suaves de espalda. No lo
tenía cuando éramos niños. Traté de recordar si había oído hablar de él
sufriendo lesiones. No se me ocurrió nada.
En ese momento, Heavey Metall Cello de Apocalyptica vibraba
por los altavoces, y la cabeza de Madman se giró hacia mí. Me quedé inmóvil un
momento antes de decidir retroceder. Él comenzó a ladrar de nuevo, y el sonido
de garras arañando la valla hizo que mi corazón latiera más rápido. A Madman le
encantaba esta canción que había estado escuchando durante años. Desde el
aspecto de la misma, recordé.
Agarrando la manguera de la tierra, se me cayó de nuevo
cuando escuché los paneles de la cerca temblar. Dándose la vuelta, me reí al
ver subir a Madman a través de una de las tablas sueltas y con rapidez me puse
un top.
―¡Oye, amigo! ―Me arrodillé y agarré al perrito en brazos
mientras se retorcía de emoción. Su respiración jadeante calentaba mi rostro, y
la baba era bastante asquerosa. Pero él estaba contento de verme y me sonrió
con alivio. No me había olvidado.
Me detuve en seco al oír la voz de Peter.
―Bueno, no es el aguafiestas molestando a todo el vecindario
con su ruido.
Mi temperamento estalló. No tenía ningún problema con mi
música, solo conmigo.
Miré hacia arriba y me encontré con la mirada sardónica de
Peter. Él trató de parecer molesto con su ceja levantada, pero yo sabía que no
iba a participar a menos que él viniera. Se colgó en la parte superior de la
cerca, su cuerpo se encaramó en algo lo que le dio altura.
Hijo de puta. ¿Por qué siempre me tomaba un par
de segundos recordar por qué lo odiaba?
Su cabello castaño brillante era un desastre.
Me encantaba eso.
Sus ojos de chocolate brillaban con confianza y travesuras.
Me encantaba eso.
Sus brazos tonificados y el pecho solo hacían que me
preguntara cómo se sentiría su piel.
Me encantaba eso.
Él me hizo olvidar lo horrible que era.
Odiaba eso.
Parpadeé, reorientando mi atención en Madman y acaricié su
pelo blanco y negro en movimientos largos y suaves.
―La orden de sonido en Shelburne Fall no entra en efecto
hasta las 10 p.m. ―aclaré y miré el reloj invisible―. ¿Ves? Un montón de tiempo.
Madman comenzó a jugar mordiendo mis dedos, y negué, incapaz
de creer que podíamos continuar donde lo dejamos después de tanto tiempo. Desde
Peter y mis consecuencias, no lo había presionado por ver al perro. El único
contacto que Madman tuvo conmigo en los últimos años fueron accidentes como el
de hoy.
Pero no lo había visto nada desde mi regreso, e, incluso
después de un año, él me respondió como si hubiésemos estado juntos sólo ayer.
Peter todavía estaba al otro lado de la cerca, mirándonos en
silencio. No podía decir lo que estaba pensando, pero una parte de mí se
preguntaba por qué no trataba de conseguir el perro de vuelta inmediatamente.
Casi parecía amable de su parte que nos dejara juntos.
No pude evitar la enorme sonrisa en mi cara, aunque lo intenté.
¿Qué demonios? El maldito perro parecía tan feliz de verme que mi pecho se
estremeció con una risa silenciosa. Nunca he tenido una mascota que no fuera
Madman, y después de estar sola en el último par de semanas, supongo que era
difícil un poco de amor. Si la atención de un perro puede hacerme esto, no
podía imaginar lo feliz que sería ver a mi padre cuando llegara a casa.
―Madman, ven. ―Peter soltó, chocando con mi pequeña utopía―.
La visita terminó. ―Silbó y sacó la tabla posterior, por lo que Madman podría
deslizarse a través.
―¿Has oído eso? ―Me atraganté, mis labios temblorosos―.
Vuelve a tu celda, pequeño. ―Dejé que el perro me lamiera la cara, y luego le
di unas palmaditas en el trasero antes de empujarlo suavemente. Peter volvió a
silbar, y Madman corrió a través de la valla.
―Peter, ¿estás ahí? ―gritó una mujer. Peter se volvió hacia
la voz, pero no asintió ni respondió―.Lali , ¿eres tú, cariño? ―Claudia, la
madre de Peter, se subió en lo que él estaba de pie para por encima de la valla.
―Hola, Sra. Lanzani ―saludé con pereza―. Es bueno verla. ―Su
madre se veía bien con su cabello castaño largo y elegante blusa. Mucho mejor
que la última vez que la había visto. Debe de haberse mantenido sobria en el
último año.
Al crecer, a menudo le había visto el cabello en una cola de
caballo desordenado demasiado alta para molestarse con una ducha y una piel de
apariencia opaca por la falta de alimento saludable.
―Tú también. ―Sus ojos parpadearon con dulzura genuina―. Y
es bueno verlos a los dos a hablar de nuevo.
Por supuesto, ella no tenía idea de que estábamos todavía
alejados. Parecía que Peter y yo teníamos eso en común. Hemos mantenido a
nuestros padres fuera del circuito.
―¿Por qué no vienes por un rato? Me encantaría ponerme al
día contigo y ver cómo fue tu año.
―Vamos, no ahora. ―La cara de Peter fue torcida con
desagrado, para mi deleite.
―Eso suena muy bien, señora Lanzani. Sólo déjeme ponerme
algo de ropa. ―Los ojos de Peter pasaron sobre mí, como si acabara de darse
cuenta de que estaba en un bikini. Su mirada se detuvo demasiado tiempo, y sin
embargo, no suficiente, por lo que mis dedos se doblaron.
―Está bien ―suspiró Peter y miró hacia otro lado―. Me voy,
de todos modos. ―Con eso, saltó en un paso y desapareció dentro de la casa.
Antes de haber llegado a mi habitación para cambiarme, oí el estruendo de su
motor y los neumáticos.
Pq subes dos? No puedes ser un tercero? Jajajaja AMOOO a Lali! Peter un tonto en estos capítulos! Quiiieeeroo maaas!!
ResponderEliminarComo haces k me muerda la lengua ...en una d estas me enveneno.
ResponderEliminarNo digo nada sobre Cande ,Madman ,ni el loop......jajajajaja
Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas... =D
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