lunes, 18 de mayo de 2015

capitulo 10 y 11













―Qué dem… ―Temblores sacudieron mis piernas hasta mis huesos. ¿Eran esas las vibraciones o yo temblando?

Me moví rápidamente de las mantas, tome mi bate de béisbol de debajo de mi cama y corrí fuera de la habitación. No tenía intención de ir escaleras abajo, incluso aunque ahí es donde estúpidamente deje la pistola. Sólo necesitaba mirar sobre el barandal para ver si en realidad había escuchado a alguien entrar en mi casa.

Mi cuerpo reacciono al instante ante la vista de un Peter sin camisa rodeando la esquina del recibidor y volando escaleras arriba. Él estaba definitivamente enojado y preparado para asesinato con la manera que cargo arriba por las escaleras, tomando dos a la vez. Regrese a mi habitación, dejando salir un pequeño grito al tratar de correr por las puertas francesas y escapar. No tenía idea de cuál era el plan de Peter o si debería de tener miedo, pero lo tenía. Acababa de irrumpir en mi casa y eso me asustó.

―¡Oh no, no lo harás! ―Peter irrumpió a través de la puerta de mi habitación, y la manija golpeo contra la pared, probablemente abollándola.

No había manera de lograr salir por la puerta a tiempo. Me gire para enfrentarlo, levantando el bate. Lo quito de mis manos antes de siquiera prepararme para un batazo.

―¡Sal! ¿Estás loco? ―Comencé a girar bruscamente alrededor de él, tratando de llegar de vuelta a la puerta de mi habitación, pero me corto el camino. Estaba sorprendida que no me estuviera estrangulando.

 Juzgando por la mirada en su cara. Lava estaba a punto de salir de su nariz, estaba segura.

―Cortaste la electricidad de mi casa. ―Sus fosas nasales se dilataron al acercarse a centímetros de mi cara y me miro.

―Pruébalo. ―Un baile de claqué estaba ocurriendo en mi pecho. No, más como Paso Doble.
Inclino su cabeza a un lado, labios curvándose peligrosamente.

―¿Cómo entraste aquí? ¡Llamare a la policía! ―Otra vez, pensé. No que me hiciera ningún bien cuando llame más temprano acerca del ruido. ¿Tal vez aparecerían si fuera asesinada?

―Tengo una llave. ―Cada palabra fue lenta y amenazante.

―¿Cómo tienes una llave de mi casa? ―Si él tenía una llave, no estaba segura si pudiera llamar a la policía.

―Tú y tu papá estuvieron en Europa todo el verano ―dijo con una sonrisa―, ¿quién crees que recibió el correo?
¿Peter recibió nuestro correo? Casi quería reírme. La ironía de él haciendo algo tan mundano disminuyo mi latido un poco.

―Tu papá confía en mí ―continuó―. No debería.

Apreté mi mandíbula. Mi papá y abuela sabían muy poco acerca del estado de mi relación con Peter. Si supieran cuán malo se había vuelto, habrían hablado con su madre. Yo no era una quejica, y no quería ser rescatada. Dolía que fuera agradable con mi papá pero un monstruo conmigo.

―Fuera ―siseé a través de mis dientes.

Él avanzo hacia mí hasta que estaba forzada contra las puertas francesas.

―Eres una perra entrometida, Mariana. Mantén tu maldito trasero en tu propio lado de la cerca.

―Mantener al vecindario despierto vuelve a las personas irritables ―respondí.

Cruce mis brazos sobre mi pecho mientras se apoyó contra la pared con ambas manos posicionadas a cada lado de mi cabeza. No sé si era de la adrenalina o su proximidad, pero mis nervios estaban disparados. Algo tenía que ceder.

Mire a todos lados menos sus ojos. El tatuaje de la linterna ardiendo en su brazo era todo en negro y grises.

 Me pregunte qué quería decir. Sus abdominales estaban apretados con tensión, al menos esperaba que no estuvieran normalmente así de rígidos. El otro tatuaje en el lado de su torso estaba en escritura e imposible de leer en esta luz. Su piel lucía suave y…

El aire dejo mis pulmones al tratar de ignorar la sensación de cosquilleo en mi núcleo.Es mejor si sólo lo miro a los ojos. No habíamos estado así de cerca el uno al otro en un largo tiempo, y habíamos estado nariz a nariz desde mi regreso.

Peter debió haberse cuenta de lo mismo, porque sus ojos se endurecieron sobre mí y su respiración se volvió irregular. Su mirada viajo debajo de mi cuello a mi camisola, y mi piel ardió en todas partes donde miro.

Reenfocándose y enderezando su expresión, inspiro profundamente.

―Nadie más se está quejando. ¿Así que por qué no te callas y lo dejas en paz? ―Empujándose de la pared, comenzó a alejarse.

―Deja la llave ―llamé, acostumbrándome a esta nueva audacia.

―Sabes. ―Él se río por lo bajo y se dio vuelta―. Te subestime. No has llorado aún, ¿cierto?

―¿Por el rumor que comenzaste esta semana? Ni hablar. ―Mi voz era plana, pero una sonrisa presumida amenazaba con salir. Me estaba emocionando con nuestra confrontación, y la comprensión de que las cosas estaba “llegando a un punto crítico” como Cande había dicho. Mírennos. Peter y yo no habíamos estado en mi habitación por tres años. Esto era progreso. Por supuesto, no había sido invitado, pero no iba a encontrarle tres pies al gato.

―Por favor, como si tuviera que recurrir a esparcir rumores. Tus compañeras de campo traviesa hicieron eso. Y las fotos ―agregó―. Todos llegaron a sus propias conclusiones. ―Dejo escapar un suspiro y se acercó a mí otra vez―. Pero estoy aburriéndote supongo. Creo que tengo que mejorar mi juego. ―Sus ojos eran maliciosos, y mi pie se sacudió con la urgencia de patearlo.

¿Por qué seguir con esto?

―¡¿Qué te hice?! ―La pregunta que me maldijo a través de años exploto de mi voz quebrada.

―No sé porque pensaste que hiciste algo una vez. Eras empalagosa, y me canse de aguantar todo esto.

―Eso no es verdad. No era empalagosa. ―Mis defensas estaban desmoronándose. Recordaba, muy bien, la historia entre nosotros, ¡y sus palabras me hicieron querer golpearlo! ¿Cómo podía olvidar? De niños, pasamos cada momento despiertos juntos cuando no estábamos en la escuela. Éramos mejores amigos. Él me sostuvo cuando lloré por mi mamá, y aprendimos a nadar juntos en el lago Ginebra―. Tú estabas en mi casa tanto tiempo como yo en la tuya. Éramos amigos.

―Sí, sigue viviendo ese sueño. ―Él empujó nuestra historia y amistad de vuelta como una cachetada.

―¡Te odio! ―le grité y quise decir cada palabra. Un dolor se asentó en mis entrañas.

―¡Bien! ―gritó él en mi cara, enterrándolo en mí―. Al fin. ¡Porque hace mucho tiempo desde que podía soportar la vista de ti! ―Él golpeó su palma contra la pared cerca de mi cabeza, causando que saltara.

Estremeciéndome, me grite a mí misma. ¿Qué nos pasó? Me asustó, pero me mantuve en mi lugar, diciéndome que no iba a lastimarme, no físicamente. Sabía eso, ¿cierto?

Mi cerebro gritaba para que corriera, alejarme de él. Ningunas lágrimas cayeron, afortunadamente, pero el dolor de sus palabras hizo que mi respiración casi se convirtiera en arcadas.

Había amado a Peter una vez, pero ahora sabía, sin duda alguna que “mi Peter” se había ido.
Mientras tomaba un respiro profundo, encontré su mirada. Él pareció buscar la mía, probablemente por lágrimas. Que se joda.

Por el rabillo de mi ojo, vi luces parpadeantes viniendo desde el exterior y me volví para mirar fuera de la ventana. Una pequeña, insolente sonrisa tiro de las esquinas de mi boca.

―Oh, mira. Es la policía. Me pregunto por qué están aquí. ―Peter no pudo evitar la insinuación de por qué los policías estaban ahí y quién los había llamado. Supongo que finalmente respondieron a mi queja por el ruido. Girando mi cabeza para enfrentarlo, me deleite en su furia. La cara del pobre chico se veía como si alguien acabara de orinar en su auto.

Él levanto su barbilla y relajo sus cejas.

―Prometo que estarás en lágrimas para la próxima semana ―su susurro vengativo llenó la habitación.


―Deja la llave ―llame hacia él mientras se iba.



                                                                      



El domingo en la tarde, estaba bronceándome en el patio trasero cuando Cande llegó y se dejó caer en una silla de la mesa del jardín.


―Vico ha estado engañándome ―lloró. Su cabeza estaba en sus manos mientras sollozaba.
―¿Qué? ―Un chillido salió de mi garganta y levanté mi cabeza. Me levanté de mi estómago y caminé para sentarme en la silla al lado de ella.

―Lo vi ayer por la noche alrededor de otra chica. ¡Al parecer, ha estado jodiendo doble durante un tiempo! ¿Puedes creerlo? ―Se enjuagó las lágrimas, pero cayeron más. Su cabello largo y oscuro parecía como si no lo hubiera peinado hoy. Cande siempre estaba vestida para impresionar y nunca salía de la casa sin el cabello y maquillaje hecho. Manchas rojas le cubrían la cara, así que sabía que había estado llorando por un tiempo. Probablemente toda la noche.

―¿Qué has visto exactamente? ―le pregunté, frotando círculos en su espalda.

―Bueno ―dijo, secándose las lágrimas y tomando un respiro―. Yo estaba en el Loop, y él estaba allí. Peter dijo que corría ayer por la noche, así que me presenté para sorprenderlo…

―Espera, ¿qué? ¿Peter? ―Confundida, la interrumpí―. ¿De qué estás hablando? ¿Has hablado con él?

 ―No había visto a Peter durante dos días. Él y Cande eran cercanos. ¿Qué demonios?

―Sí... no ―respondió vagamente―. Me encontré con él en el trabajo ayer. Yo estaba en el cine, y él vino a ver una película. Mencionó que Vico estaba recibiendo un tiro en carreras de la noche anterior y que él estaría feliz de llevarme a darle una sorpresa.

¡Ugh! ¿En serio era tan estúpida?

―¿Eso no parecía un poco conveniente para ti?

―Lali, ¿qué quieres decir? ―Cande parecía confundida mientras se sonó la nariz con un pañuelo de su bolso. Al instante me sentí culpable por tomar el foco de la conversación de Vico y girarlo hacia Peter. Pero no podía dejarlo ir.

―Peter, que buen tipo es, ofrecerte un viaje para sorprender a tu novio donde convenientemente descubriste que te ha sido infiel. Cande, Peter sabía que Vico estaba haciéndolo. ―Estoy segura de que es algo del código de los chicos no meter en problemas al otro con sus novias. Así que, ¿por qué Peter haría eso?

Mirando desconcertada y nerviosa, Cande lanzó su pañuelo sobre la mesa.

―Está bien, pero eso no cambia el hecho de que Vico estaba siendo infiel. Quiero decir, honestamente, 
Peter parecía tan sorprendido como yo. Él estaba muy bien con todo el asunto.

Por supuesto que lo estaba. Peter rompió con Vico y Cande, que era una buena cosa teniendo en cuenta, pero sus acciones no surgían de la bondad de su corazón. Definitivamente no estaba protegiendo a Cande.

Entonces, ¿cuál era su plan?

―Está bien ―le ofrecí―. Así que, ¿cómo sabe a ciencia cierta que Vico estaba engañándote con regularidad? ¿Has hablado con él?

―Sí ―dijo casi en un susurro―. Yo había salido del auto de Peter. Él me recogió ya que sólo se puede entrar con invitación, y miramos alrededor, en busca de Vico. Lo vi apoyado en su auto con una mujer que realmente era sexy en ropa súper cachonda. Se besaban y él tenía sus manos sobre ella. No había error. ―Su barbilla comenzó a temblar, y sus ojos se llenaron de lágrimas otra vez, así que cavó en su bolso por más pañuelos.

Y continuó:

―Nos metimos, y la chica con que se frotaba dijo que habían estado conectando durante meses. ¡Meses! Quiero vomitar. Le di a ese tipo mi virginidad, y ahora tengo que ir a comprobar si tengo una ETS. ―Siguió llorando, y sostuve su mano mientras ella lo dejaba salir.

Vico siempre me había tratado con respeto, y yo estaba un poco afligida Cande ¡Qué culo! Habíamos estado pasando el rato durante años, y había poca gente en esta ciudad que podías llamar amigo. Ahora no era más que una persona más, en la que no se podía confiar. Estaba cansada cuando llegó la gente, pero Cande no estaba, y odiaba que estuviera herida. Ella estaba completamente ciega.

Dos cosas pueden ser asumidas de forma segura, sin embargo: Peter probablemente sabía que Vico estaba engañando por un tiempo pero no interfirió hasta ahora y el rompimiento de Cande con Vico tenía un propósito tratando de antagonizarme.

―Bueno, no me gusta hacer una pregunta tonta, pero, ¿cómo iba la carrera? ¿Ganó Vico? 

―Probablemente no había corrido. Otra estratagema por parte de Peter para llevarla al Loop.

―Nos quedamos por un tiempo, pero Peter corrió, no Vico.

Exactamente.

―¿Por qué? Podría haber sido genial que vieras su culo hecho polvo. ―Traté de sonar como si estuviera solo aligerando su estado de ánimo, pero realmente quería información.

―Oh, resulta que él no corría anoche. Peter mal entendió. ―Ella hizo un gesto apagado.

Completo. Estructuración.

―Pero Peter dijo que se aseguraría de que Vico estuviera en la lista para la próxima semana, y él lo vencerá por mí. ―Cande soltó una risita, como si eso haría que se sintiera mejor.

―¿Vas a estar bien? ―El fin de una relación de dos años en el momento en que tienes diecisiete años toma tiempo para superarlo.

―Estoy segura… de que con el tiempo. Peter fue muy atento y me trajo a casa temprano. Creo que se sintió mal de que hubiese tenido un momento tan horrible. Realmente, Lali, aunque lo supiera, me hizo un favor. ―Recostada en su silla, sacó otro pañuelo.

Cande se quedó un rato. Nos quedamos bajo el sol, tratando de apoyarnos la una a la otra. Era evidente que necesitaba llegar a un acuerdo con el hecho de que le dio su virginidad y dos años al mujeriego, y yo había tenido al menos una estelar primera semana de clases.

Vico había engañado a Cande. Todavía no podía envolver mi cerebro alrededor. Si alguna vez hubo un caso de romance duradero en la escuela secundaria, Vico y Cande estaban ahí. Así que, ¿por qué estaba preocupado por el papel de Peter en todo esto? Cande claramente creía que estaba en alza y en marcha, pero sabía que tenía un plan. ¿Me escucharía si trataba de mantenerla lejos de él?

Después de que Cande  se fue, regresé al patio para limpiar y regar las plantas. Decorada en mi pequeño bikini rojo que había comprado en Europa, pero sólo fui lo suficientemente valiente para usar en casa, agarré la manguera y di vuelta a los altavoces en mi iPod. Chalk Outline llegó fuerte a través de mis oídos y di vuelta a la niebla a las flores y arbustos.

Mis caderas y hombros se balanceaban, mientras mi cabeza se perdía en la música.
Un par de árboles frutales decoraban nuestra pequeña zona de patio trasero, junto con arbustos y diversas plantas y flores. El pavimento de adoquines y el olor de las rosas hacían de nuestro oasis un gran refugio. Cuando el tiempo era agradable, mi papá y yo comíamos aquí, y yo a menudo leía en la hamaca. La tarea no iba bien, ya que los pájaros, el viento, o los perros ladrando creaban distracción demasiado esporádica.

Hablando de perros...

Un ladrido excitado perforó a través de la música, capturando mi interés. Estaba cerca, al igual que al lado de cerca.

¡Madman!

Peter y yo encontramos a Madman, un Terrier Boston cuando teníamos doce. Mi padre se iba mucho, y mi abuela era alérgica, por lo que Peter lo llevó a su casa. El perro estaba loco, pero era totalmente adorable.

 Nosotros lo llamamos Madman. Juro que deliberadamente esperaba a que los autos se acercaran antes de intentar cruzar una calle. Tener peleas con perros más grandes era un juego de niños, y él saltaba a alturas increíbles cuando estaba emocionado... lo que era mucho.

Apagué el agua y me acerqué a la valla que separaba el patio trasero de Peter a la mía. Escudriñando a través de la franja de espacio que ofrece entre los paneles de madera, me sentí como si estuviera brillando por dentro. Mi corazón se calentó al ver a Madman de nuevo.

Hizo todo el "rebote en la valla” lo que hacen los perros pequeños y alternando entre carreras la longitud del patio trasero para saltar arriba y abajo. A pesar de que técnicamente era el perro de Peter ahora, en mi corazón, el pequeño seguía siendo parte mía.

Me encontré con un pequeño agujero, y miré a través. Peter entró en mi visión, y me estremecí al recordar nuestro último encuentro. Empezó a tirar trozos de carne en miniatura para que Madman atrapara. El perro se los tragó, y movió la cola con ansiedad para otro bocado. El pequeño animal parecía aturdido y bien cuidado.

Peter se arrodilló y ofreció el último trozo de carne de su mano. Madman se acercó y le lamió la palma después de engullir todo. Peter sonrió y cerró los ojos mientras Madman se levantó sobre sus patas traseras para lamer la cara de su amo. Peter sonrió, y me di cuenta de cuánto tiempo había pasado desde que lo había visto realmente feliz. Su sonrisa revolvió mi estómago, pero no podía apartar la mirada.

Como mi corazón tiró de la rara escena de Peter luciendo como un humano, mis ojos de golpe fueron a su espalda desnuda y las cicatrices desvanecidas estropeando su piel.

Divertido.

No lo vi la otra noche cuando estaba sin camisa en mi habitación, pero la luz era tenue, así que supongo que me lo perdí.

Dispersos en ningún patrón particular eran ronchas, unos cinco o menos, cubriendo sus músculos y sus partes suaves de espalda. No lo tenía cuando éramos niños. Traté de recordar si había oído hablar de él sufriendo lesiones. No se me ocurrió nada.

En ese momento, Heavey Metall Cello de Apocalyptica vibraba por los altavoces, y la cabeza de Madman se giró hacia mí. Me quedé inmóvil un momento antes de decidir retroceder. Él comenzó a ladrar de nuevo, y el sonido de garras arañando la valla hizo que mi corazón latiera más rápido. A Madman le encantaba esta canción que había estado escuchando durante años. Desde el aspecto de la misma, recordé.

Agarrando la manguera de la tierra, se me cayó de nuevo cuando escuché los paneles de la cerca temblar. Dándose la vuelta, me reí al ver subir a Madman a través de una de las tablas sueltas y con rapidez me puse un top.

―¡Oye, amigo! ―Me arrodillé y agarré al perrito en brazos mientras se retorcía de emoción. Su respiración jadeante calentaba mi rostro, y la baba era bastante asquerosa. Pero él estaba contento de verme y me sonrió con alivio. No me había olvidado.

Me detuve en seco al oír la voz de Peter.

―Bueno, no es el aguafiestas molestando a todo el vecindario con su ruido.

Mi temperamento estalló. No tenía ningún problema con mi música, solo conmigo.

Miré hacia arriba y me encontré con la mirada sardónica de Peter. Él trató de parecer molesto con su ceja levantada, pero yo sabía que no iba a participar a menos que él viniera. Se colgó en la parte superior de la cerca, su cuerpo se encaramó en algo lo que le dio altura.

Hijo de puta. ¿Por qué siempre me tomaba un par de segundos recordar por qué lo odiaba?

Su cabello castaño brillante era un desastre.

Me encantaba eso.

Sus ojos de chocolate brillaban con confianza y travesuras.

Me encantaba eso.

Sus brazos tonificados y el pecho solo hacían que me preguntara cómo se sentiría su piel.

Me encantaba eso.

Él me hizo olvidar lo horrible que era.

Odiaba eso.

Parpadeé, reorientando mi atención en Madman y acaricié su pelo blanco y negro en movimientos largos y suaves.

―La orden de sonido en Shelburne Fall no entra en efecto hasta las 10 p.m. ―aclaré y miré el reloj invisible―. ¿Ves? Un montón de tiempo.

Madman comenzó a jugar mordiendo mis dedos, y negué, incapaz de creer que podíamos continuar donde lo dejamos después de tanto tiempo. Desde Peter y mis consecuencias, no lo había presionado por ver al perro. El único contacto que Madman tuvo conmigo en los últimos años fueron accidentes como el de hoy. 

Pero no lo había visto nada desde mi regreso, e, incluso después de un año, él me respondió como si hubiésemos estado juntos sólo ayer.

Peter todavía estaba al otro lado de la cerca, mirándonos en silencio. No podía decir lo que estaba pensando, pero una parte de mí se preguntaba por qué no trataba de conseguir el perro de vuelta inmediatamente. Casi parecía amable de su parte que nos dejara juntos.

No pude evitar la enorme sonrisa en mi cara, aunque lo intenté. ¿Qué demonios? El maldito perro parecía tan feliz de verme que mi pecho se estremeció con una risa silenciosa. Nunca he tenido una mascota que no fuera Madman, y después de estar sola en el último par de semanas, supongo que era difícil un poco de amor. Si la atención de un perro puede hacerme esto, no podía imaginar lo feliz que sería ver a mi padre cuando llegara a casa.

―Madman, ven. ―Peter soltó, chocando con mi pequeña utopía―. La visita terminó. ―Silbó y sacó la tabla posterior, por lo que Madman podría deslizarse a través.

―¿Has oído eso? ―Me atraganté, mis labios temblorosos―. Vuelve a tu celda, pequeño. ―Dejé que el perro me lamiera la cara, y luego le di unas palmaditas en el trasero antes de empujarlo suavemente. Peter volvió a silbar, y Madman corrió a través de la valla.

―Peter, ¿estás ahí? ―gritó una mujer. Peter se volvió hacia la voz, pero no asintió ni respondió―.Lali , ¿eres tú, cariño? ―Claudia, la madre de Peter, se subió en lo que él estaba de pie para por encima de la valla.

―Hola, Sra. Lanzani ―saludé con pereza―. Es bueno verla. ―Su madre se veía bien con su cabello castaño largo y elegante blusa. Mucho mejor que la última vez que la había visto. Debe de haberse mantenido sobria en el último año.

Al crecer, a menudo le había visto el cabello en una cola de caballo desordenado demasiado alta para molestarse con una ducha y una piel de apariencia opaca por la falta de alimento saludable.

―Tú también. ―Sus ojos parpadearon con dulzura genuina―. Y es bueno verlos a los dos a hablar de nuevo.

Por supuesto, ella no tenía idea de que estábamos todavía alejados. Parecía que Peter y yo teníamos eso en común. Hemos mantenido a nuestros padres fuera del circuito.

―¿Por qué no vienes por un rato? Me encantaría ponerme al día contigo y ver cómo fue tu año.

―Vamos, no ahora. ―La cara de Peter fue torcida con desagrado, para mi deleite.

―Eso suena muy bien, señora Lanzani. Sólo déjeme ponerme algo de ropa. ―Los ojos de Peter pasaron sobre mí, como si acabara de darse cuenta de que estaba en un bikini. Su mirada se detuvo demasiado tiempo, y sin embargo, no suficiente, por lo que mis dedos se doblaron.


―Está bien ―suspiró Peter y miró hacia otro lado―. Me voy, de todos modos. ―Con eso, saltó en un paso y desapareció dentro de la casa. Antes de haber llegado a mi habitación para cambiarme, oí el estruendo de su motor y los neumáticos.


















3 comentarios:

  1. Pq subes dos? No puedes ser un tercero? Jajajaja AMOOO a Lali! Peter un tonto en estos capítulos! Quiiieeeroo maaas!!

    ResponderEliminar
  2. Como haces k me muerda la lengua ...en una d estas me enveneno.
    No digo nada sobre Cande ,Madman ,ni el loop......jajajajaja

    ResponderEliminar
  3. Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas... =D

    ResponderEliminar